ELIAN

Maldita sea, no me podía creer que mi propio primo, el cual nos hemos criado como hermanos me hiciera una cosa así. Pero esto no se va quedar así. Tras marcharse todos los invitados lo agarro de su brazo manando dentro de mí una furia que me cuesta controlar.
Apreté mi mandíbula mientras apretaba el brazo de Marcos. Era tanto el odio que sentía en ese momento que me daba todo igual.

--Pasemos dentro a la biblioteca.

--¿Qué quieres Elian?

Sin pensármelo le atizé un puñetazo. Mi respiración comenzó agitarse, me sentía frustado y sobre todo traicionado por mi primo y Samia.

--¿Se puede saber que te pasa Elian? ¿A qué viene este golpe? ¿eh?

--Dime que no te acostaste con Samia, dime que no la tocaste porque no soporto la idea de que tú hayas tenido algo que ver con ella.

--Sí Elian. Hice el amor con Samia porque la amo. Tú te casaste con Ciara, si tanto la querías haberte esperado.

--Maldito desgraciado. Pero como has podido hacerme una cosa así. Necesitaba recuperar a mi hija, ella se negó a casarse conmigo. Que querías que hiciera, que me sentara a esperarla mientras protección del menor se hacia el cargo de mi hija.

--Como si no hubieras tenido tiempo en recuperarla. Venga ya Elian. Siempre vas por el camino fácil, siempre has conseguido lo que has querido, y como Samia te rechazó no pudiste esperar, era mejor casarte con su mejor amiga.

--¡¡Cállate!! Confíe en ti, en mi primo, en la única persona que me he apoyado a la cual siempre he estado dispuesto ayudarte, de que me ha servido. Para que acabes quitándome a la única mujer que he amado en mi vida. Pero no Marcos, esto no se va quedar así. Desde hoy sabrás quien es Elian Zisis y tu querida Samia sufrirá las consecuencias.

--Ni te se pase por la cabeza hacerle algo a Samia o tú y yo vamos a tener más que palabras.

--¡¡Basta ya los dos!! No os da vergüenza pelearos así. Mi dos nietos discutiendo por una mujer, donde tenéis la cabeza. Ella era la que tenía que haberse peleado con su amiga por el amor de Elian, pero le fue más fácil buscar a Marcos. Tú Marcos despierta, y no te dejes envolver por una mujer vulgar como ella. Una mujer que no está a nuestra altura.

--Pero si quieres que se case con Elian, ¿no abuela?

--Elian necesita una mujer como Samia que lo ponga en su sitio.

--Te piensas abuela que puedes manejar a las personas a tu antojo. ¿Verdad? Pues te equivocas. Yo quiero a Samia y lucharé por ella te guste o no.

--No cometas esa estúpidez Marcos o te arrepentirás.

--Lo que tú digas abuela.

Vi como nos echemos una mirada asesina y mi primo se marchó, dejándome con mi abuela a solas.

Como siempre, mi abuela me miró de arriba abajo haciendo una mueca de asco, tomando asiento en uno de los sofás.

--Te avisé de lo que podía ocurrir. Soy vieja pero no estúpida. Desde la boda vi el interés que mostraba Marcos hacia ella.

--Ahora me echas las culpa, como siempre ¿no?

--Samia estaba enamorada de ti, lo pude ver en sus ojos cuando me tropecé con ella en el ascensor y después que le hicieras el amor. Por ser un tonto la has lanzado derecha a los brazos de Marcos. Si de verdad la amas, búscala y hazla sentir como ella desea antes que sea demasiado tarde o acabarás perdiéndola para siempre.

Me giré muy despacio atónito ante las palabras de mi abuela. ¿Porqué me hablaba así? ¿Y porqué tanto empeño que vaya a buscar a Samia?

SAMIA

Nada más llegar a casa, pasé la primera dentro, tirando las llaves y el bolso enfadada. Mi madre me seguía por detrás sin hablar.
Pero yo estaba demasiado furiosa como para callarme.

--¿Se puede saber que mosca te ha picado para que seas tan antipática con Marcos?

--Pero como puedes ser estúpida Samia. Es que no te das cuenta de que se burlan de ti.

¿Cómo? Arrea, eso no me lo esperaba de mi madre que me hablase así. Ella que siempre ha sido tan comprensiva y cariñosa conmigo. Ahora se ha vuelto como un calcetín.

--Mamá porque me hablas así, es por mi aspecto, porque una chica robusta como yo no tiene derecho a enamorarse de un hombre como Marcos. Él me ha defendido, pero para ti veo que no es suficiente.

--No digas tonterías Samia. Tú eres guapa como eres. Te quiero abrir los ojos. Él tiene dinero, nosotros no. Él tiene buen apellido, viene de buena familia, mientras nosotras no tenemos donde caernos muertas y encima...

--Encima qué mamá.

--Samia ese hombre no te conviene. Quítate esas absurdas ideas de que él se interese por ti. Tú para el serás un pasatiempo.

Me quedé atónita ante las duras palabras de mi madre. Jamás hubiera pensado que me hablase de esa manera tan dura y llena de rencor respecto a Marcos. Noté como mi organismo se fue llenando de odio y terminé discutiendo con mi madre echándole por cara su relación con Miguel. Seguidamente salí de mi casa furiosa, empecé a caminar sin rumbo. Para mi mala suerte me dejé las llaves del furgón dentro de casa, comenzando a llover.

Empecé a caminar sin rumbo con mis manos metidas en los bolsillos de mi sudadera, mi mente empezó a recordar las palabras de advertencia de mi madre, lo ocurrido estos días con el desgraciado de Jesús Alberto. Seguía sin entender nada, podría tener un presentimiento de que algo no encajaba en mi vida, pero cual era el problema, pero...¿qué era lo que todos me querían decir y al mismo tiempo se callaban?

Cuando me quise dar cuenta había llegado a la casa de Marcos. Toqué la puerta, con la esperanza que estuviera, necesitaba tanto que alguien me abrazase y me dijera que todo está bien. Pasaron unos minutos y me marché. Al girarme escuché la puerta abrirse y nada más voltearme mis ojos fueron a parar a su torso desnudo subiendo a esa boca tan deliciosa y esos ojos esmeraldas con un toque de brillo que me tienen hipnotizada.

--Samia--Escuchar mi nombre en sus labios, fue empezar a caldearme. De por si que es guapo y pa' postre me reciba así, bufff que caloré me está entrando.

--Yo-o...Marc siento venir a estas horas. Pero...

--Tranquila tú a mí no me molestas, todo lo contrario me alegra mucho verte. Ven pasa estás empapada.

Sonreí tímidamente y pasé a su casa. Dentro a solas con él rodeándome con sus fuertes brazos consolándome era como si todos mis problemas desaparecieran de golpe centrándome en su contacto olvidándome de todo.
Sus ojos esmeralda se clavaron en los míos a la vez que me acariciaba con sus pulgares mi rostro. Seguimos mirándonos en silencio un rato más, hasta que ya no pude más y me acerqué a su boca. Necesitaba su elixir como sus manos deslizándose por mi cuerpo desnudo.
Enterré mis dedos en su cabello para atraerlo más hacia mí. Mi piel quemaba al roce de la suya, mis espasmos aparecieron avivándome para recibir gustosa a este maravilloso hombre que me hace sentir diferente, querida y protegida cuando estoy con él.

Después de hacer el amor con Marc, nos quedemos mirándonos en silencio, yo le acariciaba su rostro golpeado maldiciendo al desgraciado de Jesús Alberto.

--Te duele el golpe Marc.

--No es nada, hay otros golpes que duelen más sin embargo no se ven.

--Marc, siento mucho todo esto. Yo...

--Shuss. Samia tranquila todo está bien y ese desgraciado pasará una larga temporada en la cárcel. Quien me preocupa eres tú.

--Marc yo estoy bien y feliz a tu lado. Eres tan bueno, tan gentil que no me creo que estemos juntos.

--Samia de eso quiero hablarte.--Marcos se incorporó en el cabecero de la cama mirando hacia el frente con gesto serio y de preocupación.
--Samia, quiero que sepas que te amo con todo mi corazón y prométeme que serás fuerte.

--No entiendo, que quieres decir.

--Elian y mi abuela están dispuestos a separarnos, mi abuela no quiere que estemos juntos tú y yo. Si no que estés con Elian. Conozco a mi abuela y puedo asegurarte que algo va hacer, no sé exacto qué. Pero Samia te amo y estoy dispuesto a luchar por ti pase lo que pase.

--Oh Marc, es lo más bonito que me han dicho en mi vida. Yo también te amo y te prometo que seré fuerte. --Los ojos de él brillaron con más intensidad que nunca, sus besos eran tan dulces que no pude resistirme y volví a caer bajo el abismo de nuestro amor para tocar juntos las estrellas.

Los días iban transcurriendo normales, de madrugada me despedía de mi maravilloso hombre para irme a trabajar a mi negocio. Las cosas con mi madre estaban un poco tirantes. Nos hablamos, pero lo justo. La situación con mi madre me dolía. Nunca nos habíamos distanciado así, por lo tanto me tocó a mi hablar la primera y disculparme.

--Mamá, te veo cansada vete a casa.

--Estoy bien Samia, no te preocupes.

--Mamá lo siento. Siento mucho lo que te dije, pero me dolió mucho tus palabras y que no aceptes a Marcos. Mamá soy feliz a su lado, me cuida, se preocupa por mi y sobre todo me ama. ¿Qué más quieres que te demuestre para que veas que sus intenciones hacia mi son buenas?

--Hija--Me dijo mi madre poniendo su mano en mi mejilla.--Yo solo quiero tu felicidad, a mi el muchacho no me cae mal y me doy cuenta lo que hace por ti. Sin embargo tú ahora estás en la cima del amor, y cuando caigas el golpe va ser muy duro y fuerte. Solo te estoy avisando. Una madre quiere lo mejor para sus hijos, y yo no deseo que nada malo te suceda.

De la mitad de la conversación no me enteré muy bien. Aun así abracé a mi madre tan fuerte como si mi vida dependiera de ello. Mi madre es única, llora conmigo, reímos juntas y lo mejor es que somos inseparables.

--Buenas tardes Celia y Samia.--Pronunció Eugenio el inspector de policía y primo de mi padre.

--Hola Eugenio como está.--Respondió mi madre limpiándose las lágrimas.

--Celia vengo para avisaros que debéis cerrar el negocio, nos han dado el aviso de que una inspección puede caer y si lo ve abierto podéis acabar en la cárcel.

--¿En la cárcel? Pero que hemos nosotras de malo Eugenio--Interrumpí a Eugenio empezando ha alterarme.
Agarré a mi madre de la mano fuerte, atónita sin saber como tomar la noticia que nos estaba dando Eugenio.
Supuestamente el local no es nuestro, no pagamos renta, lo que llega que el dueño del local nos pueda denunciar por apropiación indebida del inmueble.

Me madre cayó de golpe sentada en una silla nada más llegar a casa. Aquella noticia nos había dejado fuera de combate, yo intentaba hablar con ella convenciéndola que hablaré con Elian para solucionar el problema.

Entre sollozos mi madre se levantó hacia un mueble haciéndome entrega de un folio. Comencé a leerlo, era un papel redactado por el banco y el dueño del local. Al llegar al nombre del propietario mi organismo se tensó paralizándose por segundos mi corazón. No me podía creer lo que estaba leyendo. Miré a mi madre con mis ojos cargados de agua, volví a leer otra vez el documento donde ponía claramente que el señor Zisis Marcos era el dueño de mi local.
Mis manos empezaron a temblar, mis lágrimas a caer mojando ese maldito papel mientras yo me quedé sentada mirando al vacio intentando luchar entre mis sentimientos y el odio que se estaba formando dentro de mí por Marcos.
Arrugué el papel deslizándose por mi rostro lágrimas de frustración por haber sido tan estúpida de haberme enamorado de un hombre que se estaba burlando de mi todo el tiempo.
Sin dudarlo, me levanté y salí de mi casa haciendo oídos sordos a lo que me decía mi madre. Estaba demasiado furiosa y solo quería una cosa. Enfrentarme a Marcos.