Capítulo 15
Muy despacio giré el pomo de la puerta. Abrí poniendo un pie en la habitación que estaba con muy poca luminosidad. Pasé dentro temblando y curiosa hasta que una vocecilla me interrumpió. Me giré y...
¡¡Aaa,joder mi madre, que susto!! Si acabo de ver a Miércoles la hija de los Adams en persona.
--Pero chica, ¿de dónde has salido tú?
--Esta es mi habitación, lloro porque mi mamá está en el cielo.
--Oh, lo siento mucho. Sé como estás. Mi papá también está en el cielo. --Que conversación estoy tramando yo con una niña.
Con sus ojitos grises me miraba con ternura como si quisiera decirme algo.
--Hola soy Samia--Dije mientras me arrodillaba para ponerme a su altura.
--Yo Victoria.
--Precioso nombre, te puedo llamar Viky. Parece que te pega más. Eres tan preciosa. 《Si te quitaras esas trenzas y la ropa de color gris y blanco que llevas hermosa》
--Sip. Mi mamá me llamaba así. La quiero mucho y ya no está, me ha dejado sola con mi papá y Ciara no quiere ser mi amiga.
Un nudo se formó en milésimas de segundos en mi garganta. Aquella niña era la hija del mismísimo capullo de Elian. Y la insoportable de Ciara que tiene una piedra en el puesto de un corazón, para ignorar de a la niña de esta manera.
--Mira Viky, yo seré tú amiga. De echo tengo una pastelería y si lo deseas te invito a que vayas a merendar conmigo. Verás que bien lo vamos a pasar. --Viky me sonrío con sus ojos brillantes.
--Sip. Iré a tú pastelería a merendar. Samia.--Y sentí como la pequeña se abalanzaba a mí dándonos un gran abrazo.
Continúe un rato más jugando con Viky, hasta que anocheció y llegó Alena para darle de cenar. Ambas nos miremos con desagrado. Me despedí de Victoria y me marché sin dirigirle la palabra a doña perfecta remingada. Bruja.
Nada más montarme en mí furgón comencé a manejar pensando en lo ocurrido hoy. Por un lado está Ciara, la que consideraba mi amiga, sin embargo la avaricia la ha cegado, no le deseo nada malo, tan solo deseo que no se arrepienta del error que ha cometido. Después Elian otro tal que baila. Muy bonitas palabras pero hechos ninguno. Perfecto, y yo sigo sintiendo algo hacia él. Pero si una cosa tengo clara, es que si de verdad siente algo hacia mí, si de verdad le intereso como dice, que sea él quien me busque, yo no voy a mover un dedo, aun que me muera de deseo no voy hacer nada. Sé que debo seguir con mi vida, dejar a un lado lo que pasó entre Elian y yo. Pensándolo bien, el muy capullo me hizo sentir tan bien, tan deseada y querida. Rozo mis labios saboreando aun el sabor de sus besos, acaricio mis brazos cerrando mis ojos sintiendo como mi piel de me eriza. Cuando los abro, miro para todos los rincones de mi casa vacía. Me encuentro más sola que la una, como amiga me acompaña la soledad, que deprimente es todo. Lentamente pienso en mi familia, en mi adolescencia en cuando conocí a Jesús Alberto y como me sentí a su lado los cuatro primeros días. Después de golpearme y salir de ese infierno en cual me tenía sometida.
Y ahora después de dos años, ¿qué ha cambiado en mi vida? Poco casi nada. Sigo estando como el muñeco michelín y mas sola que la una. Suspiro para desviar mis lamentosos pensamientos y centrarme en dormir otra cosa mejor no puedo hacer.
De madrugada, me levanto para comenzar otro día más en mi negocio, agradezco que todo me vaya bien y así tener algún motivo por el cual no pensar en las cosas malas.
Mientras esperamos que la masa del pan repose, Dani me comenta que llamaron el otro día desde la academia Akade para mandar a un estudiante de repostería para dar las prácticas. Eché mano a mi cabeza, se me había olvidado por completo.
Al rato llegó Sole y Diana mis ayudantes resposteras para comenzar con los encargos que teníamos para hoy.
A primera hora me llamaron de la academia diciéndome que Joel Gómez iría hacer las prácticas a mi pastelería si estaba de acuerdo. Afirmé que si y en una hora un muchacho algo mayor que yo, alto castaño con ojos grandes avellana y un cuerpo que te quita el hipo se presentó como mi nuevo ayudante.
--Hola soy Joel Gómez me mandan de la academia para poder hacer las prácticas aquí.--Se presentaba con una sonrisa tan cautivadora. Yo intenté aparentar naturalidad cuando por dentro sentía un vaivén de nervios. Desde luego el destino se ha propuesto que me de un paro cardíaco, conociendo a hombres sexys, pero me debo conformar con mirarlos y ser yo misma.
Tras las presentaciones e intentando sujetarme la baba, es que ojo como estaba el niño de hermosote.
Tuve que contarle un chiste malo de estos de Jaimito para que se riera, y vaya si lo hizo. Le enseñé las máquinas explicándole a su vez como funcionaban, los hornos...
Joel me escuchaba con atención, cuando se daba la vuelta yo aprovechaba para mirarle el culillo, no se si es un vicio o manía de mirarle el culo a los tios.
Seguidamente continúe explicándole la elaboración de los dulces. Decidido se arremangó mostrándome sus antebrazos fuertes y dispuesto a empezar con las clases.
El día se me pasó volando, con Joel y Dani que no paraban de hablar de fútbol me vino bien para dejar aparcados mis pensamientos y no atormentarme con mis fantasías sobre Elian que jamás se van a cumplir.
Por la tarde tuve la visita de Viky. Gracias a Dios que se había quitado ese horrible vestido. Lo primero que hice fue abrazarla y comermela a besos. Después le enseñé las vitrinas donde teníamos los dulces. Viky escogió tarta de tiramisú y yo una napolitana de crema. Empecemos a merendar y contra más hablaba con la pequeña más ternura sentía por ella. Me dolía mucho que me dijese que Elian no le presta atención, Ciara menos. La única su abuela que se desvive por ella.
Como soy así de sensible la estrecho contra mi pecho besándole su cabecita, intentando calmarla un poco. Para sus ocho años, ojo lo que está sufriendo la pobrecica mía.
Me despedí de ella prometiéndole en pasar más tardes como esta. Tampoco era ninguna molestia, y Viky se veía feliz. Que hay más bonito que escuchar y ver a un niño feliz.
Cerrando la puerta del negocio, escuché unos pasos detrás mío. Voltee un poco mi cabeza para ver quien era. No había nadie. Me encogí de hombros y me fui a buscar mi auto. De pronto una voz familiar que pensaba que nunca más volvería a escucharla hizo que me parase en seco sintiendo mi cuerpo como un bloque de hielo. Apreté mis puños furiosa, ni me iba a molestar en mirarlo a la cara. Caminé como si conmigo no fuese la cosa. La ignorancia tuvo que quemarlo para agarrarme mi muñeca y tirar de mi con brusquedad.
Ahí estaba, tan cabrón como siempre.
--Qué pasa gordita ya no te acuerdas de mí. Porque yo si me acuerdo de ti.
--Qué quieres Jesús Alberto. --Dije tajantemente sin perder la calma. Cuando por dentro ardía de miedo.
--Vengo a recuperar lo que es mío.--Su voz y su sonrisita seguían siendo tan cínicas y desagradables como siempre.
--Ten cojones y habla de frente. Yo no tengo nada tuyo. Nada. ¿Te enteras gilipollas?
--Shuuu. Tranquílizate ballena, la grasa te oprime los sesos y no sabes ni hablar. Vengo a por el dinero que le presté a tu padre.
--¿¿Dinero?? Mi padre jamás te hubiera pedido dinero, precisamente a ti que no tienes donde caerte muerto.
--Qué te calles gorda asquerosa. Tú padre me pidió dinero porque lo necesitaba para sus vicios. Póker y máquinas tragaperras. Y creo que se también se iba se putas no sé. Quiero mi dinero. Mí dinero, si no tú pagarás las consecuencias. Te veré mañana gordita.
Entre las sombras se marchó riéndose a carcajadas el hombre que me torturó y lastimó hace dos años y ahora me estaba reclamando dinero. Oh no, esto no se va quedar así.
Saqué el auto de la cochera y conducí como una loca hacia el cortijo de mi tía donde estaba mi madre. Tan solo mi madre me podía explicar que estaba sucediendo.
Al llegar al cortijo, llamé y nadie me abrió. Me supuse que como eran las fiestas del pueblo estaría allí.
Me fui para el pueblo para buscar a mi madre y no la vi. Me choque con conocidos, y con vecinas chismosas que me dieron una noticia que no me agradó sobre mi madre.
Aquello empezaba a ponerse feo, el cielo estaba despejado pero en mi cabeza había una nube negra cayendo rayos. Volví al cortijo para hallar alguna explicación de todo este rompecabezas y pensar que esas viejas que no tienen nada mejor que hacer que meterse en la vida de las personas fuese una invención suya.
Al parecer los chismes en ocasiones hay que creerlos. Sacudí mi cabeza en forma de negación sin poderme creer lo que estaba viendo. Mi madre besándose con un hombre, pero lo peor fue cuando pude mirarle el rostro. En ese momento mil emociones se revolvían en mi estómago. Pasé de estar enfadada a decepcionada.
Entrecerré mis ojos llenos odio e intentando sujetar mi dolor viendo la cara de mi madre todo nerviosa intentándome dar una explicación.
Aquello me parecía tan ridículo como ilógico. Mi ex novio pidiéndome dinero, y mi madre besándose con Miguel, mi único y mejor amigo que tenido en la infancia ha pesar de que nos llevamos unos cuantos años de más.
--Samia hija escúchame.--Pronunciaba mi madre nerviosa.
--Qué te escuche. Pero qué clase de madre te crees que eres. Morreándote con Miguel, joder que hace dos días que enterramos a padre. No ta da vergüenza.--Grité para liberar de alguna forma mi frustración.
--Samia la culpa es mía no de tú madre.
--Sabéis lo que os digo, que os vayáis los dos a la mierda y seáis muuuyyy felices. Por qué tú madre ya no tienes hija.--Mi boca habló más deprisa de lo normal. Ya me había desfogado pero el dolor se hacía más grande en mitad de mi pecho. En ese momento todo me daba vueltas, mis piernas eran muy frágiles y mi fuerza me abandonó para cerrar los ojos y desplomarme.
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