Capítulo 2: Hablando con el enemigo
Camino a paso firme por las inmediaciones del instituto sin pararme a hablar con nadie. Ni siquiera para corroborar que el buen gusto por la moda permanece inexistente también en vacaciones. Hoy empiezan los cursos de verano, pero ahora mismo tengo otras prioridades más importantes.
Subo las escaleras en dirección al aula de segundo de bachillerato, donde dentro de media hora comenzará el curso de Economía práctica. No me he apuntado ni tengo interés en hacerlo. La puerta se encuentra abierta y desde fuera puedo escuchar alguna que otra voz procedente de su interior. No entiendo cómo la gente tiene tantas ganas de hablar a las nueve y media de la mañana en plenas vacaciones. Aunque claro, seguramente nadie les habrá interrumpido en mitad de la noche.
Me dirijo a paso decidido hacia mi objetivo sin quitarme las gafas de sol. Tampoco tengo intenciones de hacerlo. No me paro con nadie pero si saludo con la mano y pongo la mejor de mis sonrisas de forma automática, sin importarme con quienes me cruce. Una vez estoy frente a frente carraspeo disimuladamente para hacer notar mi presencia.
―¿Dónde está vuestra amiga? ―es lo primero que pregunto cuando se percatan de que estoy aquí.
Rodri se ha quitado los cascos y me mira a través de sus gafas de pasta. Por su parte, Estefanía ha alejado su mirada concentrada de su teléfono. No puede ser, ¡aún sigue con el mismo móvil que la última vez que la vi! ¡Está pasadísimo de moda!
―¿Cómo? ―pregunta él, frunciendo el ceño.
Lo escruto con la mirada y le echo un rápido vistazo a la vestimenta que lleva: unos vaqueros desgastados y una camiseta granate con el nombre de la marca de esta. Mi mirada se mueve en dirección a la chica. Falda negra con tachuelas, top de tirantes negro, sandalias negras y el pelo teñido de negro. ¡Ah, por supuesto! Las uñas negras también. Hago una mueca poco disimulada. No lo puedo evitar. Espero que se le pase pronto esta etapa de gótica. Aunque al menos viste mejor que el tiempo aquel que le dio por ir de bohemia. Aquello sí que era un crimen contra la moda.
―Vuestra mejor amiga. Sí, esa de la que no os separáis nunca y que va salvando al mundo día sí y día también.
―Estará en su casa ―dice Estefanía encogiéndose de hombros―. Ella no ha escogido este curso.
―No está allí.
―¿Y? ―ahora es Rodrigo el que habla para decir básicamente nada.
―Quiero que me digáis dónde está. Tenéis que saberlo ―insisto intentando no perder la calma.
―No es asunto tuyo donde está o deja de estar ―me responde ella retándome con la mirada.
―Claro que es mi asunto después de lo que me ha pasado.
―¿Se te ha acabado la máscara de pestañas y por eso llevas las gafas de sol?
―Tan insolente como siempre, ¿Y tú? ¿Has probado a regarte para ser más alto? Dicen que funciona.
Meterme con su físico nunca falla. Sonrío con satisfacción por conservar mi ingenio matutino.
―¿Sabes? Te iba a preguntar que si la buscabas por algo que te hubiera pasado y necesitases su ayuda, pero con lo que me acabas de decir, solo te diré que la busques tú.
Resoplo sin miramientos aunque espero que nadie más me haya escuchado porque ha sonado bastante grotesco para alguien como yo.
―Está claro que no sabéis donde está vuestra amiga o no queréis decirlo. De ser lo segundo sois unos ultra irresponsables.
―No lo sabemos pero de saberlo, no eres nuestra amiga así que como comprenderás no te lo diríamos.
―Estefi, es mejor que no pierdas el tiempo hablando con ella ―le habla el chico.
―¡Oye, que sigo aquí! ¡Un poquito de respeto! ―intento imponerme.
Tendré que ir al grano porque visto lo visto o no saben nada o no quieren decir dónde se ha escondido.
―Esta madrugada he tenido una visita inesperada. ¡Ni siquiera he podido dormir bien!
Me bajo rápidamente las gafas y señalo mis ojeras bien maquilladas y disimuladas a las que he decidido ocultar para resguardarlas lo mejor posible. Parece que lo que me he echado ha hecho su efecto porque no entienden a qué me refiero. Las coloco de nuevo sobre mi mirada y alzo la cabeza.
―Si te han atacado no se nota nada ―concluye Estefanía.
―¿Atacarme a mí? ¡Qué insolencia! Las criaturas de la noche tienen buen gusto.
―Podría hacer una gran lista de las veces que te han atacado las... como les hayas llamado.
Espero que este chico no se atreva a ponerse ahora a enumerar ningún ataque.
―Nadie me ha atacado. La visita que recibí, a altas horas de la madrugada, fue la voz de Oríkimus.
De pronto siento sus miradas clavadas en mi preciado rostro. Tienen todos sus sentidos puestos sobre mí. Cualquier otra persona en mi lugar se sentiría cohibida. En otro momento me sentiría alagada por la atención prestada, pero no hay momento para eso.
―¿Cómo...? ¿A ti? ¿Por qué...? ―Rodrigo intenta preguntar mientras asimila mis palabras.
―Sí. Y de madrugada, como ya he dicho. Un poquito impresentable, porque podía haber esperado a una hora prudente.
―¿Pero por qué a ti? ―quiere saber mi antigua compañera de clase.
―Apareció para avisarme de que vuestra amiga ha desaparecido.
Se miran aterrados antes de enfocarse en mí de nuevo.
―¿Por qué no nos ha avisado? ¡Somos su equipo! ¿Quiénes se la han llevado? ¿Dónde? ¿Te dijo Oríkimus qué tenemos que hacer?
―Para un momento, Estefanía. Aún no he terminado de hablar. Nadie la ha secuestrado. Tu amiguita ha huido.
―Ah, ¡era eso! Entonces volverá pronto. En el primer capítulo de la siguiente temporada seguro que regresa ―dice el chico tranquilizándose.
―No me estáis entendiendo, ¿verdad? Normal, yo tampoco lo entendí al principio pero creía que vosotros de esto entendíais más. Vuestra amiga no va a volver. No ha huido como otras veces. Ha huido de verdad. No hay forma de localizarla por eso mismo.
―¡Eso es imposible! ¡Nos hubiera avisado! ―me recrimina la morena teñida.
―No lo ha hecho. Supongo que porque si lo hacía no la dejaríais irse.
―Pero aun así...
El chico se interrumpe y baja un poco sus gafas mientras con el pulgar y el dedo índice se toca el puente de la nariz. Suspira y las vuelve a colocar en su sitio.
―Esto no tiene sentido ―concluye.
―¿Y te ha pedido a ti que la busques? Porque no entiendo cómo ha llegado a pensar que te lo diría a ti. Bianca, ¿nos estás ocultando algo? Porque algo aquí no me encaja.
―Pues ya somos dos, Estefanía, ya somos dos ―respondo―. A mí tampoco me encajan muchas cosas de todo esto. ¿Por qué otra razón me presentaría aquí tan temprano? Mi curso de maquillaje no empieza hasta las diez y media. Y sí, también es muy temprano pero algo menos.
―Te estás desviando ―me advierte el chico.
―Sí, tienes razón. No te acostumbres a que te la de, ¿eh?
―¿Qué me des el qué?
―Pues la razón.
Él se lleva una mano a la frente y resopla. Luego mira a su amiga y ella niega con la cabeza.
―La profesora va a llegar en unos minutos y tiene fama de ser extremadamente puntual así que dinos de una vez lo que te estás callando.
―Oríkimus no apareció para informarme o que ayudase a encontrar a vuestra amiga. Parece ser que ya dan por imposible que aparezca para la nueva temporada. Así que como el mundo se ha quedado sin quien lo salve...
No he terminado de hablar aún pero está claro que este par intuyen lo que voy a decir a continuación, ya que están demasiado tensos. Si me quitara las gafas de sol ahora mismo notaría cómo sus rostros han palidecido. Estoy convencida de que lo han hecho. ¡Imposible no hacerlo!
―No puede ser... ―logra articular la gótica de temporada.
―Pero lo es ―afirmo con desgana―. Ahora soy yo quien tiene que salvar a la gente...
―Es el fin del mundo ―balbucea Rodrigo y yo asiento.
―Lo sé... Tenemos que hacer algo para evitar que sea yo. Estáis de acuerdo, ¿verdad?
Asienten enérgicamente.
―¿Habrás rechazado la propuesta, verdad? ―Pregunta Estefanía.
Niego con la cabeza.
―No me ha dejado. Necesito vuestra ayuda. Tenemos cuatro meses para encontrar a alguien.
―¿Cuatro meses? ―pregunta él algo confuso.
―Sí. Tengo entendido que dentro de cuatro meses empieza la nueva temporada. Y no podemos permitir que los actores aparezcan y se encuentren con que el personaje de la protagonista no está. ¡Hay que hacer algo!
―No podemos dejar que pase tanto tiempo, Bianca.
―Tampoco te agobies tanto, chica. Al fin y al cabo las criaturas de la noche no atacan fuera de la serie, ¿no?
Se miran brevemente y vuelven a enfocarse en mí pero no dicen nada.
―¿No?
Mi voz acaba de sonar asustada.
―¿Verdad que no?
Tienen que decirme que no.
―Lo que tú denominas como criaturas de la noche, no entienden de temporadas. O más bien, les da igual. El mal no descansa.
Siento que las palabras de Rodrigo se me van a repetir en la mente durante toda la eternidad. Aunque conmigo de protagonista esta será sumamente breve. Hay que hacer algo, yo no puedo salvar al mundo. Tengo que encontrar a otra persona que protagonice la serie.
___________________________________________________________________
¡Hola, hola! ¡Ya estoy aquí con un nuevo capítulo!
Bianca se ha presentado en las clases de verano ante los amigos de la protagonista para preguntar por ella, aunque no sabían nada de su desaparición, ¿dirán la verdad?
¿Les dará tiempo a encontrar en menos de cuatro meses a alguien que sustituya a la protagonista?
¡Nos leemos en el próximo capítulo!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro