XIX: "Hormonas"
Todos habían creído que la etapa de las hormonas alborotadas por el embarazo había acabado varios meses atrás pero cuando esa mañana Louis se había levantado con el ceño fruncido pero al mismo tiempo con los ojos llenos de lágrimas cayeron en cuenta de que se habían equivocado.
El pequeño omega se la pasó recostado en el nido porque su vientre de 7 meses y medio no hacía más que estorbarle, y no se confundan, amaba con todas sus fuerzas estar embarazado pero ya no soportaba los benditos síntomas. La quería fuera.
La habitación estaba cargada de fuertes feromonas, todas ellas entrelazadas. Louis solo sollozaba de vez en cuando hundiendo su nariz entre las prendas de ropa aromatizadas o lanzaba las almohadas del nido contra la pared al no encontrar una posición cómoda.
—¡Alfa! —chilló con fuerza, sus manitos rodeando la protuberancia.
—Aquí estoy, pequeño. ¿Qué sucede? —Harry puso la mejor de sus sonrisas y liberó un poco de su aroma intentando tranquilizar el ambiente.
—Quédate conmigo, ¿Sí?
De un segundo a otro, todo se cargó de tristeza y desolación lo que hizo que el alfa en el interior de Harry gruñera en disgusto y el humano por fuera se sintiera levemente mareado.
—Claro que sí, amor.
—No me dejes... —volvió a quejarse.
—Nunca. Ahora, ¿me dejas entrar en tu nido?
Louis asintió con un prominente puchero y ambas manos empuñadas sobre su propia camisa, que en realidad le pertenecía al alfa. Harry se apresuró a ingresar para luego posicionarse detrás del omega haciendo que apoyara la espalda contra su pecho para así poder rodear el vientre con ambas manos.
—Ya, mi omega, no llores...
—Es que... ¡No puedo detenerme! —Louis lloró con más fuerza logrando que un escalofrío recorriera la espina dorsal del alfa— es la bebé...
—Solo es tu cuerpo que continua adaptándose a ella y al parto que se acerca, no la culpes.
—¡Ya debería estar adaptado, tengo 7 malditos meses y medio!
—Bien, Lou, es hora de calmarse —Harry enronqueció su timbre sin llegar a utilizar su voz alfa. Nunca le haría algo así a su familia— debes relajarte o le hará daño a la bebé y a ti mismo.
Louis asintió sumisamente con la cabeza levemente agachada mientras intentaba quitar las lágrimas de sus mejillas, tarea que le fue difícil ya que eran demasiadas.
—Lo siento, yo... —intentó Louis entre hipidos.
—Nada de eso, está todo bien —el alfa lo envolvió mejor a la vez que raspaba sus dientes en la marca de unión— te voy a hacer sentir mejor, omega.
Estaban solos, completamente solos. Ares y Apolo habían ido a pasar un rato al parque y Atenea debía tener una seria charla con Rose. Por lo que Harry lo tumbó en el nido de costado, colocó una almohada entre sus piernas y debajo de su vientre, y comenzó a dejar reiteradas caricias y besos en todo el cuerpo.
⚠
Louis solo podía jadear, gemir y retorcerse. De un momento a otro su mente había quedado en blanco. El dolor, la tristeza y enojo desaparecieron para dar lugar a nada más que el placer que los dedos y la boca de su alfa le generaban.
Harry pudo sentir lo excitado que su omega estaba por medio del lazo pero tampoco podían tener de esos encuentros que a ambos les encantaban. Sabía con exactitud por todos sus años estudiando medicina y ejerciendo que no le pasaría nada al bebé pero tampoco era recomendable nada fuerte con la fecha del parto tan cercana, por lo que opto por algo que solo relajara a Louis.
Se hincó sobre el suelo y justo detrás del pomposo trasero que tanto amaba. Deslizó ambas manos desde la nuca hasta las mejillas, las separó y se hundió en el paraíso. El lubricante se impregnó en sus papilas gustativas haciéndolo gemir y lamer con mayor ímpetu.
—¡Alfa! —gimió Louis con fuerza— ¡Ahí!
Harry se dedicó a su tarea por largos minutos. Chupaba, mordía y succionaba. Podía sentir a Louis temblar bajo su tacto, deshacerse como la mantequilla recién fundida. Tenía un solo objetivo e iba a cumplirlo.
Una de sus manos fue a parar a los pechos de Louis logrando que su nivel de placer incrementará varios niveles más y con la otra bombeó un par de veces sobre el miembro del omega.
—¡No aguanto, Harry! —fue la única advertencia que llegó a darle antes de correrse sobre la mano del alfa.
Harry chupó un poco más y cuando sintió que todo estaba listo, salió. Llevó la mano manchada con la esencia de Louis a sus labios y bebió de los fluidos, deleitándose con el dulce néctar.
Louis era un lío de cabellos enmarañados, saliva y un poco de leche que se había filtrado de sus pezones. Era una obra digna de admirar.
—Eso estuvo bueno... —murmuró Louis pero enseguida frunció el ceño cuando notó como el miembro de su alfa se mantenía erguido dentro de sus pantalones— déjame ayudarte...
—Nada de eso —Harry tomó su mano con suavidad y besó uno a uno los deditos— esto se trata de ti y no hay nada que un baño con agua fría no pueda solucionar.
Louis rio levemente completamente enamorado del tonto alfa parado frente a él. Negó con la cabeza varias veces y estiró sus manitos.
—¿Qué tal si te acompaño en esa ducha? —sugirió.
Y si Harry se corrió bajo el vapor del agua con nada más que el puño de su omega como si fueran un par de adolescentes hormonales, nadie debía saberlo.
⚠
Luego del intenso encuentro que tuvieron las energías de Louis se habían drenado por completo por lo que se mantuvieron acurrucados en el nido el resto de la tarde. Sus hijos aún no volvían y eso ya empezaba a preocupar al instinto materno del omega.
—¿Y si les pasó algo? —Louis le preguntó a su alfa como por décima vez.
—Tranquilo, omega. Estoy seguro de que nada malo ocurrió.
—Si fuera así ya hubiesen respondido sus teléfonos o algo...
Harry rodeó su vientre y besó sus labios para distraerlo pero nada parecía funcionar. De repente, y para tranquilidad del alfa que ya empezaba a impacientarse, la puerta de entrada se escuchó y posteriores pasos en el pasillo.
—¿Mami? ¿papá? —su hija mayor llamó desde fuera.
—¡Cachorrita! ¡Ven! —Louis quiso levantarse del nido pero su vientre se lo impidió.
Atenea ingresó rápidamente pero antes de siquiera intentar poner un pie sobre el nido, Harry le gruñó. La alfa le devolvió el gruñido por impulso pero cuando se dio cuenta tapó ambas manos con su boca y abrió los ojos desmesuradamente.
—Lo siento... ¿mamá puedo entrar a tu nido? —murmuró la rizada algo apenada.
—Claro que sí, mi vida. Alfa muévete un poco.
Harry rodó los ojos pero pronto acató la orden y se desplazó a una de las esquinas para que su hija mayor se acomodara.
La alfa se veía bastante mal, sus ojitos estaban rojos y la punta de su nariz también, traía su cabello en un moño desordenado y su aroma destilaba tristeza pura, casi desolación.
—¿Qué sucedió? —Louis la arrulló contra su pecho.
—Definitivamente terminé mi relación con Rose —murmuró la chica mientras pasaba la punta de su dedo sobre el ombligo de su madre, rio ante lo tierno que se veía para afuera producto del embarazo, como si fuera una pequeña pasa de uva.
Louis conectó su mirada con la de Harry, ambos con la misma expresión de confusión. Sabían que últimamente las cosas entre su hija y su novia no estaban del todo bien, porque ella les tenía la confianza suficiente como para contarles a detalle e incluso pedirles consejos, pero nunca creyeron que las cosas no fueran a solucionarse. Si bien es cierto que todas las parejas atraviesan crisis y disconformidades, incluso ellos llegaron a un intento de separación años atrás pero sus lobos al ser destinados no se lo permitieron, nunca esperaron tan fatídico final.
—Oh, cachorrita... ¿quieres contarnos lo que sucedió? —Harry acarició sus rizos.
—Al parecer no era lo suficiente persona para ella... me engañó en una fiesta de su universidad.
Louis jadeó ante eso, incluso llegó a presionar con más fuerza los hombros de Atenea. ¿Qué era lo que acababa de escuchar?
—¿Cómo dices? —el espeso aroma a enojo de Harry empezaba a llenar la habitación.
—Sí... ella me invitó a esa fiesta pero no quise ir porque tenía un examen importante al otro día. Luego me llegaron unas fotos, de ella con un omega que conocíamos, fui a la fiesta, la enfrenté pero estaba muy borracha como para siquiera mantenerse de pie —Atenea seguía jugueteando con lo que estuviera a su alcance— no podía dejarla ahí en ese estado... la llevé a su casa. Hoy intenté hablar con ella de nuevo, quiso negar todo... ni siquiera recordaba lo que había hecho.
Atenea sollozó de un momento a otro y Louis juraría que iba a entrar en pánico en cualquier momento. Ver a su hija en ese estado, tan destrozada y dudando de todo sobre si misma le hacía tanto daño que el aire en la habitación comenzó a escasear.
—Terminé la relación. Tal vez yo fui el problema, si no estuviera tan metida en la universidad y hubiese sido más popular tal vez ella no...
Harry besó su frente sintiéndola llorar sobre el pecho de Louis.
—Cachorra, nadie que te haga sentir menos merece tu atención. Eres la mejor persona que alguien pudiera pedir y si no supo valorarlo entonces ella es la que está mal. Estoy seguro de que alguien ahí fuera esta esperando por conocerte, no te desanimes... —Harry la consoló lo más suave que sus instintos se lo permitían.
—Ya no sé si quiero volver a tener una pareja.
Harry levantó la cara de su hija desde la barbilla para que fijara sus ojos en él y Louis.
—Nunca dejes de creer en el amor, ¿Acaso nosotros te dimos esa impresión? —la alfa negó con una sonrisa de lado y ojos llorosos— entonces confía en mi, cachorra. Alguien ahí fuera espera por ti, no te desesperes pero tampoco te fuerces a nada. Valorate, ten siempre presente que tienes personas a tu alrededor que te aman y nunca permitas que te den menos de lo que nosotros te dimos. Todos aceptamos el amor que creemos merecer así que no aceptes menos porque tú te mereces el universo.
Atenea asintió entre lágrimas, abrazó a ambos y luego se fue. Necesitaba hacer el duelo sola, por más que su mente ya había iniciado el proceso días atrás.
—Lo que dijiste fue tan hermoso... —Louis se subió al regazó de Harry con su vientre enorme entre ambos y llorando igual que su hija— estoy cansado de ver a mis bebés sufrir.
—Es parte del proceso de la vida, amor —Harry juntó sus frentes— deben crecen, cometer errores y aprender de ellos. No podemos privarlos de ese tipo de cosas.
Louis asintió pero el puchero se mantenía entre sus labios. Harry lo besó con tranquilidad, sus labios danzando al compás de suaves melodías que solo se reproducían en sus corazones. No cabía duda de que ese era su omega y de que el destino, como hizo con ellos, le permitiría a sus hijos poder disfrutar de cada cosa que tenía preparada.
—No te preocupes, nos tiene a nosotros —Harry le dijo como último consuelo.
Tiempo después la familia estaba reunida por completo en la sala de estar. Ares y Apolo sentados en el suelo cerca de las piernas de su hermana, ya enterados de lo acontecido, y Harry junto a Louis rodeando el cuerpo de la chica. Todos disfrutando de una película que el omega había escogido y aseguraba que sería la favorita de la futura bebé porque le había "pedido" varias veces verla.
Por momentos como ese era que Atenea estaba segura de que todo estaría bien siempre y cuando su familia se mantuviera unida. No podía pelear contra las olas de la vida, solo unirse a ellas, con la certeza de que en algún momento lograría surfearlas.
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perdón por el sufrimiento que seguro se generó por la separación de Atenea y Rose pero quería dejar plasmado que a veces no todo funciona como nos gustaría y que las cosas suelen tomar otro rumbo muchas veces no planeado. Espero que los que se encuentren atravesando por algo parecido puedan sentirse un poquito acompañadxs y apoyadxs por las dulces palabras de Harry <3
son importantes y valiosxs, no dejen que nadie les haga creer lo contrario!!
a lo largo del día se subirán los capítulos restantes de la maratón, muchas gracias por todo el apoyo!! lxs tqm 💖
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