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VIII: "No hagan enojar a mamá"

Louis sentía que iba a matar a cualquiera de sus hijos en breve. Los mellizos aún dormían y Atenea no había sido lo suficiente valiente como para bajar a hablar con ellos sola y eso solo hacía que su estrés aumentara. 

—Amor, le puede hacer daño al bebé —reprendió Harry al sentir el aroma amargo. 

—Lo sé pero es que estoy tan enojado... intento mantenerme tranquilo pero tus hijos no colaboran para nada.  

El alfa lo sentó en su regazo mientras lo abrazaba con fuerza y rozaba sus dientes en la marca de unión. Los jadeos no se hicieron esperar y más pronto que tarde Louis dejaba salir ronroneos y el aroma pasó a esas notas dulzonas que tanto hipnotizaban al alfa. 

Tiempo después, sus cachorros ingresaron a la cocina con las cabezas gachas y un atisbo de nervios filtrándose en sus aromas. Louis lo miró fijamente, sintiéndolos tensarse en el proceso y ni siquiera tuvo que hablar para que los tres se sentaran frente a él y recitaran perdones a montones. 

—Confié en ustedes, ambos lo hicimos, y no les interesó el defraudar esa confianza. Si en sí no deberían consumir alcohol siendo menores de edad, le faltaron el respeto a la casa de los padres de su amigo y pusieron en peligro su integridad tanto física como mental.

Louis realmente estaba decepcionado, podría atribuirlo a los cambios que su cuerpo estaba sufriendo pero siente que de cualquier forma hubiera reaccionado igual. Lo que él siempre querría por sobre cualquier cosa sería que sus hijos contaran con él ante cualquier duda y el saber que le ocultaron esto le dolía en el fondo del alma.

—Lo siento mamá, iba a tomar solo un par de cervezas pero cuando me dí cuenta estaba bailando sobre la mesa con muchos vasos encima —sollozó Apolo con los ojos cristalizados. 

Louis suspiró sonoramente. Él también había sido adolescente y había cometido errores de ese estilo. Era demasiado complicado ser madre y ver como las fallas que en algún momento vivió, ahora sus hijos las estaban atravesando pero no podía hacer mucho, debía dejarlos experimentar. 

—Está bien, cachorro, pero que no se vuelva a repetir. Si algo les pasa yo... no podría. —Apolo y Ares lo envolvieron en sus brazos, buscando el aroma de su madre. 

—Estamos bien mamá, prometo que cuide de él en todo momento, no deje que nadie se acercara —murmuró su hijo alfa. 

Atenea simplemente jugaba con su dedos sobre su propio regazo a la espera de que su regaño correspondiente llegara. Nunca pensó que por ayudar a sus hermanos su madre lloraría y ella probablemente estuviera en problemas. 

—Igual están castigados, un mes sin salidas. Y tú —dijo Louis señalando a su hija mayor— aprecio que cuides y ayudes a tus hermanos pero no puedes actuar a nuestras espaldas. Te quedas un mes sin el auto, solo para ocasiones sumamente necesarias.

—Pero mamá...

La joven enmudeció frente al entrecejo arrugado del omega y solo asintió antes de unirse al abrazo. 

—Ahora vayan a prepararse, los tíos Niall, Zayn y Steven vendrán a cenar.

A veces era tan complicado ser madre, porque Louis tenía presente que era demasiado fácil ser bueno pero no lo era tanto el ser justo. Debía guiar a sus cachorros por el buen camino, al fin y al cabo de eso se trataba el trabajo de ser madre, pero a veces todo el proceso lo sobrepasaba. 

—Prométeme que cuando tú seas adolescente no me darás estos dolores de cabeza —Louis se refirió a su vientre— o simplemente te llevaré con tus hermanos y dejaré que ellos hagan el trabajo pesado. 

Harry se desplazaba alegremente por la cocina, adoraba preparar diferentes platillos, incluso el aprender nuevas recetas le fascinaba, y si a esto le sumamos que lo hacía para sus seres queridos era todo un combo.

Los cachorros preparaban la mesa mientras Louis robaba los ingredientes que el alfa utilizaría para la pasta.

—Omega, deja de robarme el queso, comerás todo por separado antes de que llegue a unirlos— regañó con dulzura.

—Lo siente amor, pero bebé tiene mucha hambre.

Los labios del omega fueron besados con cariño mientras ambos continuaban entre charlas amenas. 

Harry realmente estaba tan enamorado de su omega, es decir, eran almas gemelas, destinados. El embarazo le sentaba de maravilla, si fuera por él lo tendría lleno de cachorros todos los malditos días pero como el no sufría los síntomas del embarazo no hablaba.

—Amor, en un par de minutos llegarán Zayn y Steven, Niall un rato después cuando acabe un caso que tiene. ¿Cuánto falta para que la cena esté lista? —le preguntó el omega.

—Calculo que de unos 15 a 20 minutos, no demasiado. 

—Perfecto —besó sus labios. Harry llevó ambas manos al pequeño vientre y gruñó en posesión.

—No puedo esperar para verte con tu vientre hinchado... —murmuró olfateando el aroma dulzón.

—¡Abran paso al tío favorito! —gritó el que parecía ser Niall desde el salón.

—¿No dijiste que llegaría en un rato? —bufó Harry.

Para nadie era un secreto que Harry y Niall no habían congeniado del todo bien.  

Más de una vez Louis tuvo que intervenir para que Harry no terminara golpeando a su amigo, nunca sabría con exactitud el porque de su desagrado pero lo atribuía a que el beta era demasiado relajado y juguetón al lado del siempre serio y calculador alfa.

 —Buenas noches a mí dúo favorito —Niall estaba besando las mejillas de Apolo y Ares quienes se dejaban hacer gustosos— ¡y ahí está mi omega embarazado favorito!

—Soy el único omega embarazado que conoces por el momento... —rodó los ojos divertido, Louis.

—Horan —casi gruñó Harry. 

—Oh, el alfa a la cabeza de la tribu, ¿cómo has estado? —Niall besó su mejilla juguetonamente y esta vez si recibió un gruñido certero— No gruñas tanto lobito, te dolerá la garganta...

Ares reía frente a su padre y un puchero se clavó entre sus labios cuando este le dio un zape.

—¡Tío Ni! —chilló Atenea. Antes de que se dieran cuenta la chica colgaba de entre los brazos del beta ronroneando en el proceso. 

—Cachorra, estoy muy feliz de verte pero ya no pesas lo mismo que cuando eras una bebé, es más, estoy seguro de que tienes una propia alfa a la que cargar. 

La alfa se sonrojó visiblemente, asintiendo. 

Steven y Zayn llegaron un tiempo después. Todos cenaron entre charlas amenas con anécdotas divertidas sobre la pareja en su nueva ciudad y sorprendentemente los cachorros guardaron muy bien la nueva noticia.

Mientras Harry y Steven lavaban los platos los omegas, cachorros y Niall esperaban el salón principal. Los adultos con una copa de vino y los mellizos junto con Louis con cajitas de jugo.

—Mamá, creo que ya podemos beber una copa de vino con ustedes —intentó Ares. Apolo, por otro lado, bebía de su jugo gustoso. 

—Opino lo mismo, Lou, nosotros a su edad... —silbó Niall. 

—Está bien, pero solo una y porque es una ocasión especial —sentenció el omega mayor con los ojos entrecerrados antes de servirles una. 

Harry, una vez finalizado su trabajo, se sentó al lado su omega y llevó una de sus manos al vientre. Zayn los observaba con ojos analíticos, intentando descifrar que escondían. 

—Tenemos algo que decirles —Louis se tensó levemente, preocupando a sus amigos. 

Niall sonreía en todo momento, consciente de lo que era ocultado. 

—Estamos embarazados, tendremos otro cachorro —soltó Louis sin anestesia. 

Un chillido de emoción se escuchó por parte de Zayn y una risa por Steven. Ambos se acercaron a la pareja y los abrazos con fuerza, palmeando sus espaldas en el proceso. 

—¡Eso es genial, Lou! —lo abrazó el omega mientras llevaba sus ojitos brillosos al vientre de su amigo— ¿puedo? —se refirió a ambos padres. 

Era sabido que si alguien quería tocar el vientre de un omega embarazado debía pedir permiso a ambos. 

—Adelante —aceptó gustoso Louis y Harry le ayudó con la camisa.

Zayn pasó la punta de sus dedos por el apenas curvado sector antes de girarse con suma ilusión a su alfa. 

—¿De cuanto están?

—Casi nueve semanas. 

La emoción en la habitación penetraba los sentidos de todos, con los aromas extasiados entremezclándose. Definitivamente así se sentía el ser amado por su familia. 

—La próxima semana tenemos la primera ecografía, estamos tan emocionados —los ojos Harry brillaban al ver a Louis ten entusiasmado.

—Quiero que se llame Niall junior —saltó Niall de repente.

—No le pondré así a mi hijo —Louis solo rodó los ojos pero mantuvo la sonrisa.

—Tenía que intentarlo, no funcionó con los otros tres...

Apolo hizo una mueca ante la posibilidad de haberse llamado Niall junior y volvió a servirse otra copa de vino, o tal vez era la tercera...

—¡Apolo Styles Tomlinson! ¿qué te dije? —la voz de su madre hizo que parara de repente. Sus ojos se cerraron con fuerza mientras se giraba lentamente con una sonrisa angelical. 

—No estaba haciendo nada...

—Ibas por más vino. Ya no hay más permisos para ti, cachorro. 

El aroma a lavanda empezó a agriarse producto del enojo y Harry se vio obligado a liberar algo de feromonas para que se tranquilizara. Una mueca se instaló en el rostro de Zayn y Steven tuvo que contener un gruñido, consciente de que ese proceso era sumamente necesario frente a un omega embarazado. 

—Niños, ¿qué dijimos sobre hacer enojar a mamá? —murmuró Harry en su dirección. 

Atenea reía al filo de su copa, ya que ella si tenía permitido beber todas las que quisiera, junto con Niall quien a su vez ya se había pasado de un par de copas. 

—Bien... creo que llevaremos a Niall a casa y luego iremos al hotel —se puso de pie Zayn tronando su espalda. 

Los tres besaron la mejilla de Louis, recordandole lo radiante que le sentaba el embarazo, y abrazaron a Harry. Apolo se había quedado dormido en los brazos de Ares y Atenea reía ajena a la situación. 

—Espero tu llamada un día antes de que el bebé nazca, no me perdonaría el no estar aquí —susurró Zayn en su oído.

Louis solo asintió al borde de las lágrimas. No quería que se vayan. Harry acarició su vientre por detrás con la barbilla apoyada sobre su hombro, intentando apaciguar un poco todas las emociones que su omega le trasmitía a través del lazo. 

Cuando sus amigos se fueron y los cachorros estaban en sus habitaciones durmiendo, Louis y Harry terminaron de limpiar la cocina. Louis se abrazó al torso de su alfa mientras inhalaba con fuerza el potente aroma de la tierra húmeda. 

—Estoy enojado y ni siquiera se porque —dijo Louis de la nada. 

—Son las hormonas, amor, ya pasará... Vamos a dormir —besó su frente y lo cargó al estilo nupcial. Las risitas del amor de su vida siendo como música para sus frenético y enamorado corazón. 

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capítulo correspondiente a la semana pesada!! perdón por no haber actualizado ayer, me dolía demasiado la panza :(  pero lo importante es que pude corregirlo y acá está.

que tengan una linda semana <3 





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