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III: "Día complicado"

Un portazo resonó en la casa que a Louis, a pesar de encontrarse en la cocina preparando el almuerzo, le sobresaltó.

Frunció el ceño cuando el espeso aroma a enojo de uno de sus hijos llegó a sus fosas nasales.

Luego de percatarse de que la pasta que estaba haciendo no fuera a pasarse, se encaminó a paso rápido hasta el salón, dónde los insistentes gritos de sus hijos se mantenían.

—¿Qué está pasando aquí? —Louis se posicionó en medio de ambos en un vil intento de separarlos.

—El estúpido de Ares golpeó a uno de mis amigos —chilló Apolo intentando llegar a su hermano.

—Ese imbécil se estaba sobrepasando contigo —refutó Ares.

—Eso no es cierto, te estoy diciendo que solo es mi amigo.

—¡Suficiente! —bramó Louis haciendo que ambos mellizos se callaran de repente.

Apolo se cruzó de brazos mientras desviaba su mirada y Ares, pese a que su alfa le rogaba para que lo consuele, se sentó en el sofá dándole la espalda.

—Ares, no puedes ir por la vida golpeando gente y menos si el motivo es porque se acercan a tu hermano, y Apolo, tu hermano solo quiere protegerte...

—¡Eso no significa que puede espantar a mis amigos!

—Concuerdo, pero a veces sus instintos pueden con él.

Apolo se retiró una lágrima traicionera con fuerza y a grandes pisadas se dirigió a su habitación. Otro portazo se escuchó a los segundos.

—Yo no quería mamá, pero te juro que algo dentro mío me dijo que ese alfa era peligroso. No suelo meterme en las amistades de Apolo, pero no pude controlarlo —Ares murmuró con pena.

Louis se sentó a su lado y pasó su mano de arriba a bajo por su espalda en un intento de tranquilizarlo.

—Lo sé amor, pero debes dejar que Apolo cometa sus propios errores, obviamente no vas a permitir que lo dañen, pero si solo son sospechas tienes que dejar que él decida.

—Lo sé... de acuerdo —Ares suspiró y guío sus ojitos a la escalera.

—¿Por qué no vas a verlo mientras yo termino el almuerzo y esperamos a tu padre y hermana?

—Está bien —se puso de pie— deséame suerte... ya sabes como es Apolo.

Louis solo rio mientras lo marcaba con su aroma, y luego regresó a la cocina. 

Ares subió a paso lento tomando grandes bocanadas de aire. No solía ser una persona que recurriera a la violencia como primera opción, mayormente era un alfa pacífico, pero en esta ocasión algo se removió dentro de él.

Se paró frente a la puerta de su hermano y golpeó suavemente dos veces.

—Apolo... hablemos.

—No quiero hablar contigo —escuchó como el omega sorbía su nariz y su corazón se oprimió levemente.

—Vamos, arreglemos las cosas.

—Ya te dije que no.

—¿Y si te doy muchos mimitos? —sintió un par de cosas removerse dentro de la habitación pero la puerta no se abrió— ¿y si te prestó mi ropa por una semana?

—Eso ya lo haces...

Ares rio suave al percatarse de que sí, Apolo usaba su ropa pero mayormente se la robaba.

—Entonces... ¿chocolate y películas? —Ares intentó como último recurso.

Espero unos segundos con los ojos apretados, rogando por una respuesta positiva, y poco después la puerta se abrió lentamente revelando al pequeño omega envuelto en una gran manta y su nariz completamente roja.

Apolo se tiró a sus brazos y restregó su frente en el la unión entre el cuello y hombro de su hermano.

Ares los dirigió dentro de la habitación hasta que ambos estuvieron sentados sobre la cama.

—Lo siento tanto. Perdóname —Ares susurró mientras lo envolvía en su aroma.

—Perdóname tú a mí, solo querías protegerme...

—Pero no fue la forma, no debí ir y golpearlo automáticamente.

—Todavía sigo enojado —aclaró Apolo con un adorable puchero.

—Con toda la razón.

Ares acomodó su cabello y lo enrollo mejor con la manta.

—Y todavía quiero chocolate y películas —aclaró por si quedaba alguna duda.

—Esta noche cuando vuelva de las clases de pintura podremos ver todas las películas que quieras.

Apolo ronroneó feliz por ser consentido. A los pocos segundos se puso de pie.

—Ahora tengo hambre, bajemos a almorzar.

Ambos bajaron de la mano y tomaron sus respectivos lugares en la mesa. Louis salió de la cocina y sonrió en su dirección cuando los encontró juntos.

—¿Todo arreglado? —les preguntó mientras dejaba una ensalada en la mesa.

—Casi por completo —le respondió Ares con una media sonrisa.

—Me debe noche de chocolate y películas.

—Lo intuía.

Louis rio ante las ocurrencias de su hijo omega y revolvió ambos cabellos.

En ese momento, la puerta de la entrada se abrió y por ella ingresó su alfa.

Harry era un reconocido médico endocrinólogo que además de su trabajo en el hospital central de la ciudad, alguno días daba clases en la universidad de medicina a la que asistía su hija.

Louis podía regocijarse de orgullo cuando hablar de su familia se trataba.

—Hola, alfa —Louis se acercó hasta a él y tirando de su bata plantó sus labios sobre los contrarios.

Harry suspiró gustoso y se dejó hacer entre los brazos de su pequeño omega.

—¿Y Atenea? —preguntó Louis al no ver a su hija.

—Saldrá más tarde hoy, uno de sus profesores me dijo que tenían examen sorpresa.

Louis hizo una mueca ante eso, sabía lo nerviosa que su hija se ponía frente a ese tipo de situaciones.

—Lávate las manos, el almuerzo está listo.

Louis sirvió la pasta en cada uno de los platos y tomó su lugar al lado de su esposo.

—¿Cómo estuvieron sus días? —inquirió el castaño.

—No muy bueno —respondió Harry en medio de un suspiro luego de beber un sorbo de agua.

—¿Qué sucedió? —Louis frunció el entrecejo a la vez que enrollaba su pasta.

—Primero me cancelaron una cita, después quedé atrapado en el tráfico por lo llegué tarde a la universidad, olvidé que tenía una junta de profesores y ningún alumno hizo su tarea.

—Pobrecito de mi alfita —Louis pasó las manos por el cabello de su esposo jurando obtener un ronroneo a cambio.

—Esta bien, tengo la tarde libre —susurró mientras le guiñaba un ojo.

—Asco, papá —Ares hizo una mueca.

—Además tenemos casa sola...

—¡Basta! —Ares fingió arcadas y sus padres se carcajearon.

El almuerzo continuó entre charlas amenas, intercambiando lo sucedido en el día. Louis evitó comentarle a su alfa lo ocurrido entre sus hijos, dejaría que lo arreglaran entre ambos y si así lo sienten que alguno se acercara y le dijera por el mismo.

Ares y Apolo corrieron escaleras arriba para prepararse para las actividades que tenían en la tarde, el alfa clases de pintura y el omega de piano. A la vez, Louis y Harry se encargaron de levantar la mesa y dejar un plato en el microondas para su hija mayor.

Se encaminaron escaleras arriba y luego de quitarse sus respectivas ropas de trabajo, se dejaron caer en la cama. Louis trepó rápidamente al regazo de su esposo apoyando su cabeza en el pecho contrario. Sintió que pequeñas caricias eran dejadas entre sus cabellos y ronroneó con gusto.

Las caricias fueron deteniéndose poco a poco y al levantar su mirada, notó como el alfa había caído en un profundo sueño. 

Repartió besitos en sus pómulos, mandíbula y frente, sintiendo el agarre en su cintura intensificándose y los casi imperceptibles gruñidos nacer en el pecho de su esposo. Uno de sus pasatiempos favoritos era observar a su alfa dormir, se veía siempre tan pacífico que le generaba paz interior haciendo a su omega regocijarse.

La puerta de su habitación lo hizo girarse al momento, sin embargo, el alfa casi no lo notó.

—Mamá...

Atenea asomaba su cabeza de rizos desordenados en la pequeña abertura de la puerta. Sus ojitos estaban completamente rojos y parecía sumamente atormentada.

—Oh mi vida, ven aquí —concedió Louis mientras estiraba una de sus manos en su dirección.

La joven corrió rápidamente hasta ellos y de un salto cayó en los brazos de su madre, aplastando en el proceso a su padre. Harry gruño levemente pero al sentir el aroma de su cachorra se tranquilizó.

Louis la arrulló en su pecho a la vez que picaba el brazo de su marido intentando que despertara.

—Cariño, ¿qué sucedió? —inquirió el omega.

—Mmm, omega... —Harry balbuceó entre sueños.

—Ahora no alfa, estoy consolando a nuestra pequeña.

Esa frase combinada con el aroma de tristeza de Atenea y el instinto maternal de Louis latente en su lazo logró hacer que el alfa despertara. Abrazó a Louis por la espalda, dejando a su hija en el pecho de su madre, y los cubrió a ambos con su aroma. 

—Ahora sí, cariño. ¿Quieres contarme? 

Atenea se hundió incluso más en el pecho del omega, llevando sus piernas a su propio pecho intentando reducir el gran tamaño con el que contaba. 

—Yo... en la universidad... —decía en medio de sollozos. Lucía a punto de hiperventilar.

—No entiendo, cachorra, debes tranquilizarte para que podamos ayudarte —Louis pasó la punta de su nariz por la mejilla de su hija lentamente intentando trasmitirle de esa forma un poco de claridad.

—Estábamos terminando el examen, yo sabía todo... —empezó a explicar la chica mientras hundía su nariz en la fuente de aroma de su madre— pero no sé que pasó, el profesor se paró delante de mi pupitre y me retiró la hoja. Dijo que estaba copiando. 

La espalda de Louis vibró producto de un potente gruñido que Harry había dejado escapar. Ellos estaban seguros de que Atenea sería incapaz de copiarse, desde que era apenas una niña su sueño era ser médica como su papá. 

La jóven tembló un poco y Louis fulminó con la mirada a su alfa. No era momento de ponerla incluso más nerviosa.

—Yo les juro que no me estaba copiando... seguramente fue culpa de Jackson, un estúpido alfa que siempre se sintió superior. 

—Amor, sabemos que no serías capaz —Louis le susurró con una sonrisa.

—Primero voy a ir a hablar con tu profesor para dejar las cosas claras, y después voy a ir por ese intento de alfa... —Harry murmuraba entre dientes ajeno a lo que estaba causando dentro de su hija.

—No papá, tengo que enfrentarlos yo —Atenea sonaba muy convencida al alternar su mirada entre ambos.

Pero para Harry ella sería siempre su cachorrita, a la que debía proteger y defender, más aún si lo miraba con esos grandes ojos totalmente cristalizados. 

—Está bien, papá no intervendrá en esto por el momento pero si vemos que sigues sufriendo o te pones en peligro, ambos haremos algo —aclaró Louis mientras seguía dejando caricias. 

Harry refunfuñó más no dijo nada, solo se encargó de lamer las lágrimas de su hija y liberar más de su aroma. Atenea cayó dormida entre ellos. Louis suspiró y miró con sus ojitos tristes en dirección al alfa. 

—Dámela, la voy a llevar a su cuarto —dijo Harry y se puso de pie. 

—Ya no es una niña, alfa, y tu no eres un jovencito. Tu espalda va a doler —el omega rio levemente. 

—Siempre seré un jovencito —gruñó juguetón.

Harry tomó entre sus brazos a la alfa, quejándose un poco en el medio, y tambaleante la llevó hasta su habitación.

Louis se acostó boca arriba en su cama, pensando en todo lo que había sucedido a lo largo del día. Parecía que todos en la casa habían corrido con la misma mala suerte. 

El colchón a su lado se hundió, Harry abrazó su cintura y recargó su cabeza en su pecho como anteriormente había hecho su cachorra. 

—A veces me duele que ellos ya no me necesiten —susurró el alfa en medio de todo el silencio. 

—Ellos siempre te necesitarán, alfa.

Louis llevó sus deditos al cabello, trenzandolo en el proceso. Harry suspiró al tacto y se frotó.

—Son dos alfa y un omega sumamente fuertes, ya tiene a quien cuidar y quien los cuide.

El omega sintió una pequeña gotita en su pecho y supo al instante de que se trataba. Liberó sus feromonas para apaciguarle y lo abrazó mejor contra él.

—Yo siempre voy a necesitar que me cuides. 

—¿Y si tenemos otro cachorro? —Harry levantó su cabeza y lo miró con grandes ojos brillantes.

—¿Qué dices, alfa? —rio nerviosamente. 

—Me oíste... otro cachorro al que cuidar, proteger y enseñarle del mundo. 

—No lo sé, amor... ¿cómo crees que se lo tomen los niños? pensarán que los queremos reemplazar. 

—No creo eso. Creo que estarían encantados. 

Louis mordió su labio, algo en su pecho se removió con fuerza. 

—No lo sé... ya lo veremos. 

Harry pareció complacido con la respuesta, ya que se volvió a recostar sobre su omega y lo cubrió completamente con su cuerpo mientras lo marcaba con su olor. 

Louis no durmió esa noche, sus pensamientos no le dieron tregua. Las palabras de su alfa se calaron profundo dentro de su ser. ¿Y si tenían otro cachorro?

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Nuevo capítulo!!!

Gracias por todo el apoyo <3 espero que estén bien y disfruten de leer lo que ronda por la cabeza de esta pobre escritora amateur.

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