-¡Fue tan vergonzoso! -exclamó Liam-. ¡Deseé que me tragara la tierra! 

Yo sólo sonrío, algo divertida. Me está contando sobre la cita que tuvo ayer con su novia, Zoey. Sí, lo lograron. Se hicieron pareja.

Y aunque me duele mucho, al mismo tiempo me alegro por él. 

Ahora me está llevando a casa en su coche. Lo ha estado haciendo desde que empecé la colleague. 

-Oye, Liam... -me pongo a juguetear con un mechón de mi cabello. 

-¿Qué pasa? 

-Verás... Esto... -mierda, ¿por qué enrojezco?-. Quería saber... ¿te gustaría ir a Poppy's Coffe esta tarde?

-Oh... -oh no-. Verás... Es que... he quedado con Zoey hoy también.

Aprieto mis labios y fuerzo una sonrisa.

-¡Oh, vale! No pasa nada.

-A la próxima, sí? 

Siento una calidez recorrer mi pecho cuando me dice eso, y más con esa sonrisa suya tan característica.

-¡Sí, a la próxima! 

No importa que llevemos una semana sin quedar a solas los dos. Tener una pareja hace las cosas más complicadas, o eso supongo yo, ya que nunca he tenido pareja. Tengo que tener fe, tendremos nuestro momento.

-Gracias por traerme -le digo cuando se detiene enfrente de mi casa. Él hace un gesto de la mano restándole importancia.

-Ya te he dicho que no me lo tienes que agradecer.

Yo me limito a sonreír mientras me encojo de hombros.

-Nos vemos, ¿sí? -me despido, con un ligero tono de desesperación. Él asiente con la cabeza mientras me sonríe.

-Nos vemos.

Cierro la puerta del coche, y él se aleja. Cuando al fin estoy sola, lanzo un suspiro y me froto los ojos. No, no voy a llorar, no hay motivo para ello.

Luego me quito el gorro de lana. No sé ni para qué lo uso, si ya no hace tanto frío... Estamos en febrero.