Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 41- Un encuentro desagradable 🔞🔥


Capítulo 41

Un encuentro desagradable

──── •◦ ◦• ────

KRYSTEL

—¡Klaus!¡¿qué demonios haces?! —grita Gustavo, se ha regresado Dios sabrá porqué y nos ha pillado con las manos en la masa, de forma literal.

—¡¿Qué parece?! —replica Klaus, aunque el alarido pareció hacerle daño en el pecho, porque hace una mueca de dolor—. Beso a mi mujer.

—¡¿Tu mujer?! ¡¿te has vuelto loco?! —replica él con histeria—. ¡Es la novia de Ángel!

—Ex novia, habíamos terminado —explico porque no quiero quedar como la infiel—. Teníamos casi dos meses de haber terminado cuando conocí a Klaus, y antes de que diga algo más, ninguno sabía quién era el otro, fue un encuentro fortuito, hasta el día siguiente supimos quiénes éramos.

—¿Por qué Ángel le llama su novia, eh? —replica Gustavo como si no me creyera del todo, se le nota en la mirada.

—Porque es un puto enfermo obsesionado con ella —espeta Klaus cuando se sujeta el costado—. Y no quiere aceptar que Krystel ya no lo ama.

—¡Le dijiste que no le ibas a quitar otra mujer! Metiste incluso a María, gilipollas, ¡Estás loco! —argumenta Gustavo de vuelta—. Se supone que era sangrada para ti

—No te metas en esto y cuidado con abrir la boca —gruñe Klaus a modo de respuesta—. Lárgate de aquí.

—Eres un maldito traidor.

—¡¿Traidor?! ¡¿desde cuando le debo lealtad a ese gaznápiro infeliz?! —brama con más fuerza hasta incorporarse a medias, pero se queja de dolor de nuevo, hace mucho esfuerzo y si sigue así puede desmayarse otra vez.

—¡Él te donó sangre convencido de que no te habías metido con ella!

—¡Si es por sangre que venga y me la saque! —grita Klaus harto de todo—. ¡Vete mucho a la mierda, Gustavo!

—¡Si es por sangre que venga y me la saque! —grita Klaus harto de todo—. ¡Vete mucho a la mierda, Gustavo!

—Cálmate, Klaus, no es bueno para ti —inquiero al tocar su brazo con tatuajes, necesita calmarse o el esfuerzo le abrirá los puntos de nuevo—. No digas cosas de las que te puedes arrepentir.

—Eres un desgraciado, ya sé porqué te dicen Leviatán —masculla Gustavo entre dientes—. Me has decepcionado.

—¡¿Y a ti quién coño te dijo que yo busco complacerte?!

—¡Cabrón desquiciado! Y tú Krystel...

—¡Mucho cuidado con lo que dirás de ella, Gustavo! porque cuando me recuperé te romperé la espalda —replica Klaus otra vez—. Es mi novia y la vas a respetar.

—¿Qué pasa aquí? —pregunta Tomás al entrar, al parecer se han regresado todos, maldita sea—. ¿Y este alboroto? Klaus está convaleciente, Gustavo, ¿qué te pasa?

—¡Se metió con la Capitana Sánchez! —se queja él, aunque pronto, por la expresión de Tomás para nada sorprendida, lo entiende—. ¡¿Tú lo sabías?!... ¡Claro! ¡el chupetón del otro día te lo hizo ella!

—Sí, ¡¿y qué?! ¡mejor lárgate, no quiero verte! —increpa Klaus—. Y no quiero volver a hacerlo hasta que te des cuenta de qué parte está tu lealtad.

Gustavo refunfuña, pero no dice nada.

—¡Esto es una putada y no te acolitaré!

—¡Cuidado con abrir la boca! Sabes de mis alcances, no me jodas —Gustavo se intimida por las palabras de Klaus, por eso grita una última vez, para irse—. Maldita sea, ¿para qué se regresó?

—Tranquilízate, no vale la pena —acota Tomás—. Ya entenderá.

—Pues lo espero, así como su silencio, puede jodernos muy fácil —regresa Klaus al volver a recostarse, la espalda de la cama está inclinada hacia adelante, pero él en medio de su ira, se inclinó aún más—. ¿Y tú? ¿qué pasa? Ya te habías ido.

—Sí, pero llamó Maddox, hay noticias del asesino... le dije que estabas incapacitado, pero ya lo conoces, es un jodido incordio —murmura Tomás a caminar más cerca de la cama.

—Está bien, mientras pueda trabajar lo haré, no sirvo para quedarme sin hacer nada —comenta Klaus al sujetarse el costado herido—. ¿Qué pasó?

—Las pericias indican que los lugares donde deja los cuerpos describe una letras "S" —dice y me impresiona, aunque trato de no dejarme en evidencia—. Y han marcado un nuevo perfilamiento, ahora parece ser menor de treinta años, con un pasado traumático, tal vez de violación por parte de una figura de autoridad militar.

—¿Y las frases? ¿las han descifrado?

—No, aún están en inteligencia Praetor, aunque hay del ETAN también.

—¿Algo de los autos?

—Sí, estaban repletos de droga, etiquetados para ir a Brasil, aunque parecen ser faroles, deben haber algo más, eran demasiado evidentes, ni Portillo ni la Hermandad sería tan poco sutil; en pocas palabras, no son tan idiotas para nuestro pesar.

—¿Entonces? ¿una distracción?

—Sí, es lo más seguro —en ese momento le suena el teléfono y él lo toma—. Hola, mi amor... sí, mantente lista, Klaus lo tiene todo resuelto.

—Le conseguí permiso para traer a su esposa —susurra Klaus ante mi cara—. Sufre de ansiedad y sus síntomas empeoran cuando se separa de Tomás, luego te cuento porqué.

—Bueno, debo irme, mañana te traeré los informes, hoy no puedo volver —se despide él—. Y cálmate, entre más tranquilo estés, más rápido te pondrás bueno para seguir dándonos lata. Adiós Krys, cuida del gruñón.

Eso me saca una sonrisa y a Klaus un bufido. De ahora en adelante, será mi paciente.

──── •◦ ◦• ────

México

Carreteras Culiacán, Sinaloa

Base Praetor

Una semana después

Han pasado cuatro días desde que le dieron salida a Klaus del hospital, está mucho mejor del dolor, pero no es prudente que camine, por eso tiene una enfermera, aunque no me guste mucho porque debe ayudarlo a todo y le hace ojitos a cada rato, pero él la ignora tal cual lo hizo con Valeria el día de confinamiento; sin embargo, eso sólo me hace darme cuenta de lo tóxica que me pongo con él, por eso rato de reprimirme, pero no es fácil.

La muchacha se llama Karina y tiene veinte años, no estamos tan distanciadas, pero mi hombre ni la determina.

Le han dado dos meses de incapacidad por sus fracturas y la operación, pero puede recuperarse antes si hace las cosas bien, no como un animal por ahí y yo me aseguraré de eso. Ahora mismo estoy con Klaus en su apartamento, es hora de almuerzo y he aprovechado el tiempo para venir a visitarlo, ha estado estable, poco a poco se ha recuperado, pero aún le falta camino.

Veíamos un documental de Nat Geo, pero empezamos a besarnos y a toquetearnos, hasta que mete la mano por mi pantalón y me acaricia en medio de las piernas.

—Klaus, no te emociones... —me muerdo el labio inferior—. No podemos hacer nada ahora mismo.

—Tengo jodidas las costillas, no la polla —me provoca al acariciar mis pechos y me besa—. Vamos, quiero verte montándome, te prometo quedarme quieto... desnúdate, venga, tenemos mucho de no hacerlo.

—Paulina puede llegar, Klaus, debe estar por volver —me muerdo los labios cuando mueve más sus dedos, sacándome gemidos bajos.

—Ponle pestillo a la puerta y estaré atento a los ruidos... vamos, hazlo por mí —susurra cuando saca sus dedos y así hago lo que me dice, voy a la puerta y pongo seguro, entonces me empiezo a desnudar con un bailecito que sólo aumenta la erección entre sus piernas. Cuando quedo sin una sola prenda en el cuerpo, gateo hacia él para bajarle la pijama y con eso libero lo que ocultaba bajo su bóxer.

Acaricio su falo de arriba abajo con mi mano, antes de metérmela en la boca, para hacerle sexo oral por primera vez en nuestra relación. Hago cuanto puedo, con firmeza y queriendo sentir su orgasmo.

—Joder, sí, tienes la mejor boca del puto mundo —su voz rasposa sólo me excita en mayor medida—. No más, no me quiero correr en tu boca... móntame ahora —ordena y subo mis besos por su cuerpo hasta llegar a su pecho, allí tengo cuidado en el lado derecho y el me sujeta por el cabello para halarme a sus labios.

Cuando nos separamos alzo las caderas para queda a la altura de su punta humectada, entonces por fin me deslizo con mucha facilidad, estoy realmente excitada.

—Joder, estás muy húmeda, pequeña, eres una delicia.

Le beso el cuello convertida en un aluvión de deseo y pasión, lista para explotar en libido, en todo el desenfreno propio de nosotros, porque ambos somos lujuria pura. Me susurra cosas sucias en el oído que sólo me descontrolan, para seguir con saltos sobre su dureza.

Me estrello contra sus caderas con fuerza, su toque lujurioso me enciende más y más a cada segundo que pasa, sentir sus manos en mi cadera guiándome es excitante porque incluso incapacitado es dominante. Lo beso presa de su seducción y su imponencia, es un corrientazo de pies a cabeza, un tornado de sensaciones que siempre me aborda cuando estamos follando, es un éxtasis desde el minuto uno en que se desliza dentro de mí como jamás había sentido.

Quiero más, pero puedo lastimarlo, así que me controlo un poco, ya después me desquitaré. Le acaricio el pecho tallado con sus músculos tentadores, porque está muy definido, sus rutinas en la sala de entrenamiento se le notan por encima y su brazo tatuado sólo me hace querer más, porque se le ven perfectos, cada curvatura, cada línea de tinta, Dios, estoy a punto de tocar el cielo.

Toma mis pechos entre sus manos y pasa los dedos pulgares por mi pezón, poniéndolo más duro aún. De pronto, siento ruidos fuera y detengo mi frenesí.

—¿Papá? —dice Pau al tocar—. ¿Estás bien? ¿por qué está cerrado?

—Hago algo importante... Catalina —grita para ser escuchado—. Lleva a Paulina a comer helado...

—Sí, señor, vamos, linda, tu padre está ocupado —alcanzamos a escuchar y pronto la puerta se cierra.

—Te dije que nos pillaría —continuo mi tarea de inmediato.

—Para eso se hicieron los seguros en las puertas, para que los padres follen y los niños no lo vean —gruñe al meterse mi pezón derecho a la boca. No tardo demasiado en sentir el orgasmo construyéndose, y pronto explota dentro de mí, pero él aún no llega, por eso me sigo moviendo incluso más fuerte, hasta sentir su orgasmo cálido en mi interior.

—Esto fue grandioso... —susurra al besarme la frente, porque he caído en su pecho exhausta, pero no tardo en separarme, debemos vestirnos, Paulina debe estar por volver, seguro no se ha tragado el cuento, esa niña no se pierde de ninguna—. ¿Vas a dormir conmigo? —me pregunta cuando me pongo la ropa y él arregla su pantalón por fin.

—Sabes que no, nadie puede verme salir de aquí en la mañana, además Paulina lo sabría y...

—¿Y qué? ¿pasa algo con mi hija? —replica entre dientes.

—Nada, Klaus, pero no quisiera ilusionarla con esto ¿qué tal que no funcione? No sólo nos haremos daño uno al otro, sino a ella.

—¿Y cuando quieres decirle?

—Cuando seamos más estables, cuando...

—Krystel, esto es absurdo, ¿crees que ella no lo sabe ya? Ayer estuvo con indirectas, sólo está a la espera de confirmarlo —espeta cuando se pone la camiseta, entonces me siento al borde de la cama y le tomo la mano—. No me parece justo, ella te adora, lo sabes, quiere que tomes el lugar de Ivanna en todo.

—¿Y si se le sale con alguien de la base? —argumento para darle mis razones—. Nos joderán a ambos por esa maldita regla, debemos tener cuidado.

—A ella no se le sale nunca nada, al menos no sin quererlo.

—Dame unos días, ¿sí? debo resolver la situación con Ángel —pido al acercarme más, pero bufa al desviar la mirada—. No me agrada eso de que me llame su mujer todavía, quedo como la cabrona, la victimaría.

—Preferiría que no te acercaras a él —gruñe con fastidio—. Hazlo por teléfono.

—No es algo que se pueda hacer por teléfono... tranquilo, celoso, no volveré con él —bromeo para ponerle un beso corto.

—¿Yo? No he dicho nada —se excusa con dignidad, aunque me saca una risita—. Venga, abre la puerta, o de verdad lo haremos de nuevo—. Tienes una semana para hablar con ese animal, a partir de ahí no respondo.

—Está bien, pero cálmate, no debes alterarte —acepto al abrir la puerta, justo cuando la puerta principal se abre y veo a Paulina entrar presurosa.

—¡Krystel! —exclama con alegría y viene a abrazarme, aunque con el helado a medio comer en la mano—. ¿Cuándo llegaste? ¿cómo entraste? ¡Papá te pusiste de pie!

—No... pedí una copia de las llaves para... para estar al pendiente de tu padre, es mi jefe, después de todo —trato de enredarla, pero a juzgar por cómo me mira, no me cree nada—. Pero debo irme ya, tengo trabajo.

—¿Ya? ¿por qué ya? —se queja a niña—. Casi no te veo y te vas a ir.

—Te prometo venir en la noche ¿sí? y me contarás qué has estado haciendo desde que llegaste

—Es una promesa, por el dedito —comenta y eso me enternece—. ¿Cómo estás, papá?

—Bien, me traía una razón del médico, ¿cierto, Capitana? —asiento con la cabeza—. Ven, terminemos de ver la peli de ayer.

Le acaricio la cabeza a Pau y le guiño un ojo a Klaus, cuando la niña se acurruca a su lado, de pronto, me encuentro en el deseo de ser su madre biológica, pero si lo nuestro funciona, lo seré a partir de ahora. Me despido de Catalina y salgo para ir al comedor, aún tengo tiempo de almorzar, entonces en el camino me encuentro con Sam, quien viene alterada, me cuenta que ha discutido con su madre porque le ha vuelto a exigir dinero a su abuela.

Eso provocó otro ataque y ahora la tienen en un hospital de Mazatlán, ella quiere ir, pero no tiene autorización para faltar, por eso le ha encargado a dos amigos cercanos, porque con su esposo no se cuenta. Vamos ambas a comer, cuando nos encontramos con Isaac e Isabella, quienes vienen de la mano.

Nos cuentan que hay operativo más tarde porque han localizado un punto de expendio de los dioses del olimpo por fin, ya ha comenzado la comercialización de esta y por eso debemos atacar antes de que sea tarde. Caminamos los cuatro hasta alcanzar el comedor, en esta base Praetor, el lugar tiene cinco paredes como pentágono, pero van intercaladas, una de pared de concreto, otra de cristal blindado.

Pronto estamos en la fila, y el ambiente es como en nuestra base, murmullos entremezclados hasta hacer un ruido familiar. No tardamos mucho en recibir los alimentos, para ir a parte de una mesa desocupada, pues son largas de metal reluciente, una vez allí hablamos sobre la ubicación de toda la operación de La Hermandad, están cerca a la costa, porque quieren mover por el mar la mayor cantidad de droga posible, a otras costas de México y ¿quién sabe? Hasta Estados Unidos.

La maldita Aleksandra Sokolov es cada día más poderosa, mueve, hace, mata y desaparece a voluntad a quien se le enfrente, y yo no seré la excepción si no tengo cuidado, puedo tener a mi ejército de Hassassin, pero no podría irme de frente contra sus legionarius, porque parecen granos de arroz los malditos, son demasiados y por esa fuerza, La Hermandad tiene ese poder, ellos son como peones masivos, al cuidado de la reina.

Pronto ha llegado la hora de irnos, todos debemos ir, yo iré como la voz cantante del Cuerpo Élite porque quedé a cargo, Klaus lo decidió así, aunque haya Comandantes listos para tomar el lugar, pero él ha creído en mí, no lo decepcionaré, menos ahora que sé que quisiera venir, pero no puede hacerlo. Estamos a mitad del almuerzo cuando las noticias salen y me tienen en primera plana, por ello trago en seco, tratando de no ser evidente y no sé porqué estoy tan nerviosa, supongo que ahora tengo más que perder de saberse mi identidad real, de pronto saltan a un corresponsal en el vertedero en donde mande a tirar el cuerpo de Alyx.

—Nuevas investigaciones señalan que Kattleya Sokolov, sería la autora intelectual y material de los asesinatos de los miembros de La Hermandad, contrario a lo que se sabía de ella, no hay huellas en sí mismas, pero un informante anónimo ha declarado que su guerra sangrienta contra su propia familia, no ha hecho más que comenzar —dice el hombre, a su espalda se ven los forenses con sus cámaras y trajes enterizos para no contaminar la escena—. Recordemos que la mencionada era considerada la heredera del puesto de Boss en la conocida mafia rusa; sin embargo, sólo se puede afirmar que tiene cabello oscuro, pues no hay descripción física.

—Esa mujer es la maldad hecha persona —espeta Samara con un tono de voz furioso, pa noticia sigue, pero ya no escucho sino mis propios pensamientos—. Ella y toda su familia deben morirse en el Cocito (1)* de esta base —murmura refiriéndose a la prisión subterránea de los Praetor, a dos mil metros bajo tierra, basada, como todo, en la Divina Comedia de Dante Alighieri, el fin de los nueve círculos del infierno.

Trago de nuevo en seco sin ser capaz de seguir más la noticia, pero Isabella me mira con extrañeza, como si pudiera leer mis pensamientos, pero por fortuna, no dice nada, sólo sigue comiendo, aunque ya me deja con la duda de si se ha dado cuenta de algo, he sido muy evidente y delante de alguien que lee gestos y expresiones, Isabella Fox se da cuenta de todo.

Bajo la mirada concentrada en mi comida para acabar con rapidez y ponerme de pie.

—Permiso, debo hacer unas llamadas, nos vemos en armería —comento y todos me miran sorprendidos.

—¿Estás bien, Krys? Te has puesto pálida como una pinche vela, pareces muerto viviente en laboratorio de Umbrella —exclama Samara con su usual falta de sutileza y me hace sonreír por su referencia a las películas de Resident Evil que nos gustan.

—Sabes cómo odio todo lo que tiene que ver con mafia... perdónenme, debo irme —murmuro al darles la espalda e ir a paso apresurado, para sacar mi teléfono y así hacer mis llamadas, primero a Damien, porque es el más vulnerable, pero no me contesta, lleva días así y me extraña, siempre lo hace o me devuelve la llamada cuando está seguro, pero ni uno ni lo otro.

Me desespero, si Aleksandra lo descubrió debe estar muerto y eso me llena los ojos de lágrimas, la única persona en esa Hermandad que me mostró piedad, puede estar muerta por ayudarme y temo de eso, mucho, aunque mantengo la esperanza, hasta no saber con exactitud. Pronto

No sé cómo se ha filtrado la información, pero no tiene buena pinta.

Avanzo como un tren bala hacia la oficina que me dieron aquí, mientras trato de comunicarme con Malek esta vez, pero tampoco responde y eso es aún más extraño, él siempre está cuando llamo, entonces empiezo a imaginar los peores escenarios, sin ellos dos mi cometido será más difícil, porque son mi apoyo vital en todo esto.

Casi llego cuando por estar pegada al teléfono, me tropiezo con Nicolás, quien me mira extrañado, porque al suelo me fui.

—¿Qué pasa? —exclama al estirarme la mano y ayudarme a incorporarme—. Pareces alma que lleva el diablo, un poco más pálida y quedas trasparente.

«¿Qué digo, maldita sea?»

—Estoy preocupada por el operativo, eso es todo.

—¿Ah sí? —replica incrédulo—. Nunca te has puesto así por un operativo, ¿qué pasa, Krystel? Aquí estoy para ti.

Lo decido entonces, necesito hablar con él, aunque me arriesgue.

—Necesitamos hablar —cabeceo para ir al medio de una parte donde no hay edificios, ni nadie más—. Es algo muy serio, pero te necesito.

—Está bien, ¿qué pasa?

—Necesito que me prometas que no me traicionarás por lo menos...

—Ya me preocupas, ¿qué pasa? —replica con la mirada entrecerrada—. Habla ya.

—No te alteres, por favor, nadie más puede saberlo —pido al tomar sus manos y eso lo hace fruncir el ceño—. Pero no puedo estar un segundo más así... No lo elegí, soy tan víctima como los demás y decidí hacer justicia por mano propia, porque yo soy...

—Eres Kattleya Sokolov —termina con naturalidad, mientras mira a todos lados, hasta se sonríe y me tranquiliza—. Ya lo sé, ¿era eso?

—¡¿Cómo lo sabes?! ¡¿hace cuánto?! —me altero muchísimo, si él lo sabe, otros pueden y esos no me salvarían el culo, el corazón me late a mil por hora y el desespero se apodra de mí, porque él antes de responder, se asegura de nuevo de no tener espías—. ¡Habla, Nick! ¿cómo supiste eso? ¿quién más lo sabe? ¿se lo dijiste a alguien?

—A ver, por partes, como dijo Jack el Destripador... la pregunta me ofende, ¿crees que sería capaz de traicionarte? ¿acaso no te he dejado clara mi lealtad?

—Cuando un engaño se descubre duele, y en medio de la sensación dolorosa, puedes tomar venganza.

—Sí, pero yo no, lo sé hace año y medio —explica y eso me hace un vacío en el estómago—. Hablaste dormida, ¿recuerdas la asignación a Irak? ¿Que nos quedamos con los Marines?

—Claro, casi nos matan, nunca vi la muerte tan cerca.

—Bueno, en la litera donde dormimos hablaste dormida, primero te agitaste, movías la cabeza como si tuvieras una pesadilla y luego soltaste la lengua —me dice y recuerdo que él estaba arriba y yo abajo en las camas—. Nadie más lo notó porque el único con insomnio era yo, dijiste "No soy Kattleya Sokolov" o algo así, la verdad sólo entendí el nombre, entonces un día, luego de quedarme con una duda... no me quieras matar, pero chucé su teléfono, un día se te fue la lengua, mientras hablabas con un tal Malek, que según entendí, es tu segundo al mando... no te mentiré, Krys, me enojé mucho contigo, me parecía algo hipócrita que te alteraras tanto por la mafia cuando es tu propia familia, pero pronto me di cuenta que odias esa parte de ti y eres mi mejor amiga, no esa figura heredera de la mafia.

Sus palabras me hacen llorar y él me abraza fuerte, aunque me preocupa con quien más he hablado dormida y si lo hice, nadie dijo nada ni me puso atención, lo más probable es que lo hayan encajado con mis ganas como Capitana de acabar la mafia.

—Te amo tanto, Nick, eres el hermano que nunca tuve —sollozo en sus brazos—. Mejor dicho, sí los tengo, pero es como si no existieran.

—Quiero que me lo cuentes todo, tengo el espíritu vivo del chisme desde que lo supe —me hace reír alto cuando dice eso y me limpia las lágrimas—. Vamos, debemos ir al operativo...

En ese momento nos llega un mensaje emergente en los teléfonos donde informan que posponen la misión para mañana, porque hay inconvenientes, aunque no dice qué pasa con exactitud.

—Bueno, quedamos libres, vamos a Culiacán y te invito algo —comenta cuando se cuelga de mi brazo para caminar hacia la zona residencial—. Necesito saberlo todo.

—Tengo hasta las seis, ¿vale? Le he prometido a Pau que la vería al salir del trabajo.

—Uy, ya andamos de uña y mugre con la hijastra —bromea con una sonrisa —. Eso me gusta.

—Eso de hijastra suena mal... no sé.

—¿Entonces la llamas hija? ¿no es prematuro?

—No sé, Nick, sólo no me gusta como suena, yo a esa niña la adoro desde el minuto uno, cuando la vi en España y me preguntó si era la novia "dos" de papá —recuerdo con una sonrisita—. La hubieras visto, era como una copia de la cara de suspicacia de su padre.

—Jamás te vi con un hombre con hijos, siempre dijiste que no querías —llegamos a un punto en donde se toman trasportes internos, con destino a puerta de salida. No tenemos auto, por ello debemos tomar uno que nos lleve a la ciudad por cuenta de a base.

—No es por no gustarme los niños, los adoro, pero no puedo jugar a la ruleta rusa, Nick, hay un 50% de probabilidades de que sea una niña y si la Boss se entera de ella, correrá mucho peligro.

—¿Y si es niño? No entiendo —replica y recuerdo lo poco que se sabe del funcionamiento interno de la hermandad.

—Para los Sokolov, las mujeres son reinas, sólo nosotras podemos llegar al rango de Boss, si tengo una hija, ella debería tomar mi lugar, porque soy la primogénita, debería suceder a Aleksandra Sokolov en unos años, pero no lo quiero hacer, quitarme a mi hija para vengarse de mí y entrenarla en la mafia, es su jugada maestra.

—¿Qué te hizo darle la espalda a tu familia?

—Ellos no son mi familia, Nick, jamás lo han sido, sólo mamá, Caro y Richi, el resto sólo son seres con quien comparto sangre. Nada más... y lo que sucedió fue que mamá nos tomó a mi y a mis hermanos cuando se enteró de la verdad, es decir, que Aleixandre mi padre era parte de la mafia, nos metió a Caro y a mí en una camioneta y cuando iba a hacerlo con Anthony y Antuan la guardia la pilló.

» »Debió salir en chinga, por eso no pudo tomar a los niños, eso la martiriza desde ese día, llora todavía por haberlos dejado, pero ellos no corrían peligro, en cambio Caro o yo podríamos ser la sucesora de la Boss y eso era un destino peor. Pasaron catorce años con mamá evadiéndolos constantemente con ayuda de Richi, pero en una ocasión estábamos de viaje, pero el avión tuvo fallas técnicas, debimos hacer escala en España y yo no sé si es que nos seguían ya o algún soplón la delató, pero en menos de nada, hombres armados aparecieron.

» »Nos arrastraron a la fuerza y nos llevaron, yo había entrado a la academia militar juvenil ya y por eso me torturaron, me llamaron traidora... me hicieron de todo, mordidas de serpientes, latigazos, quemaduras, hasta me marcaron como una maldita vaca.

—¿Te... te violaron, Krys? —pregunta inseguro.

—Sí...Un primo, Oleg Sokolov, hizo mi instancia más insoportable aún... me violó una y otra vez, pero lo mataré pronto, eso es seguro.

—Es peligroso, Krystel, además las autoridades te siguen la pista, están a punto de descubrirte y te encarcelarán por asesinato, narcotráfico y Dios sabe qué más.

—No pasará nada, te lo aseguro, seré más cuidadosa, estate tranquilo —trato de calmarlo porque sí se ve muy preocupado—. Voy a matar hasta el último de la estirpe Sokolov a excepción de mis hermanos, y a quien más disfrutaré ver muerta es a la Boss.

—Cuando me necesites estaré ahí.

—Gracias, pero no quiero a nadie más involucrado, es por tu bien, si me hundo lo haré sola.

—Pero no...

—No rechistes, te agradezco todo, pero no puedes poner en juego tu vida por mí —lo abrazo de nuevo muy fuerte, entonces seguimos.

Platicamos mientras caminamos y apenas me puedo creer esta tranquilidad, otro en su lugar me hubiera echado al agua y estaría presa hace tiempo, pero no Nick, él sí es un amigo de verdad, con esto queda doblemente demostrado. Todo ha pasado muy rápido, pero algo tengo seguro: él no me abandonará.

Es mi hermano, aunque no llevemos la misma sangre.

Pronto estamos en un vehículo tipo Van donde nos vamos a la ciudad. No estamos tan lejos, así que no tardamos tanto en llegar al centro comercial, entonces podemos entrar y está algo vacío, es lunes por la tarde después de todo.

—Espera, debo ir al baño, no tardo, espérame aquí —anuncia Nick y camina rápido, entonces me giro a ver la vitrina de una tienda, hay un vestido negro con escote de corazón y estoy tan concentrada que no me doy cuenta de la compañía.

—¿Son ideas mías o se caen los ángeles? —pregunta uno a mi espalda y su voz me suena familiar, pero su piropo repetido me da fastidio, entonces me doy la vuelta espantándome al ver de quién se trata, el maldito Portillo está frente a mí, con dos de sus escoltas vestidos de negro a su espalda—. Juraría que tus ojos eran color café cuando te vi en LADIVCOM, pero no, son más bonitos.

—No sé de qué habla, señor, con permiso, llevo prisa —trato de irme, pero manda la mano a sujetarme por el antebrazo al intentar irme—. Suélteme.

—No he terminado de hablar —se sonríe con suficiencia, aunque no me hace daño, todo hay que decirlo—. Eres muy bonita para ser tan grosera, Krystel.

«Mierda y mil veces mierda»

—No me llamo Krystel.

—¿Ah no? ¿te llamo por tu otro nombre? —se burla cuando me zafo con fuerza, ya de nada sirve hacerme la inocente, sabe quién soy.

—¿Cuál otro nombre, desgraciado maldito? —replico al mirar a ambos lados.

—Tal vez Kattleya Sokolov, se me ocurre —sus palabras me hacen tragar en seco—. Sí, sé que eres la sobrina traidora de la Boss de La Hermandad.

«Ahora sí, estoy bien pinche jodida»

──── •◦ ◦• ────

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro