Capítulo 3- ¿Quién eres en realidad?
Capítulo 3
¿Quién eres en realidad?
"En todo encuentro erótico hay un personaje invisible y siempre activo: la imaginación"
Octavio Paz
KLAUS, SU HERMANA KASSANDRA Y SU HIJA PAULINA AL FINAL
Akin Akinozu, Hande Erçel, y Maya Basol
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Ubicación desconocida
Una de las fortalezas de la Hermandad de la Flor de Lis, sangrienta mafia europea, se alza indestructible en medio de una isla casi extraviada del mundo, dónde está su construcción imponente, rodeada de jungla, pero en el otro extremo de la isla, habitantes que protegen a los miembros de La Hermandad por su generosidad con los nativos en todos los ámbitos, desde la realización de casas hasta pavimentar caminos, enseñarle el español, traer la escolaridad y diversas facilidades dadas solo por estar del lado de la Hermandad.
Los Sokolov no sólo usaban la fuerza como arma, sino como forma de atraer aliado quienes necesitaren algo que ellos podrían darle.
Adquirió su nombre del pasado, de la construcción de añejos significados especiales, dentro de los ancestros que usaron ese símbolo como su marca, pero lejos de ser gracia y divinidad, como traduce la flor, son una de las mafias más mortíferas de toda Europa, solo comparado con la Bratva y La Triada a manos de su aliado Kaan Karaman (1)*. Trafica con todo, desde drogas hasta personas, pero con una particularidad especial: el poder lo llevan las mujeres, tienen un Boss femenino de nombre Aleksandra Sokolov, una mujer en sus treintas, la única de una estirpe de hombres quienes no pudieron tomar el lugar del poder total, solo temporalmente hasta que ella estuvo preparada, proceso dilatado donde la hicieron letal, no solo la mandataria, sino el arma, la punta de la lanza, entrenada para matar o morir. No obstante, los hombres también son líderes, pero no absolutos como ella.
En los últimos años, las bajas de trabajadores han ido en aumento, por ello se han visto obligados a conseguir nuevas personas. Es así como bajo el hachazo de sol del medio día, un nativo se apresura hacia los caminos entrecruzados de la jungla, esta rodea la construcción ostentosa, haciéndose una con el ambiente y se mimetiza a la perfección.
El joven atraviesa raudo la maleza con un machete tan afilado como sus propias ambiciones, mientras rompe las ramas en su camino, parece urgido, pero en realidad hace una prueba para el filtro de la Hermandad, quiere entrar en los negocios, ve el lujo y las comodidades queriéndolas para él, así como su familia. Décadas atrás, los nativos no sabían mucho hasta la llegada de los Sokolov, quienes impulsaron todo para tener todo lo hoy obtenido a través de ellos, pues la población no juzga sus actividades, a excepción de algunos contados, pero no se atreven a delatarlos por miedo a las retaliaciones. El joven alcanza su marca, el borde de la casona construida con esmero, sobre todo en estilo castillo, pero solo hasta la altura de los árboles, por ello ocupa parte de la selva significativa, pues no solo es una casa, sino un complejo completo.
Debe girar y volver a hacer el camino para cumplir el tiempo récord, a sus diecisiete años es diestro en el oficio de deslizarse entre la vegetación selvática, ha crecido allí, como muchos otros conoce el área como el reflejo en el espejo todos los días; en consecuencia, pasa la prueba de rapidez y agilidad, pero aún queda la de resistencia, así como el combate cuerpo a cuerpo.
—¡Perfecto, vuelve a la formación! —espeta un hombre fornido con un tatuaje distintivo en forma de cruz con grandes alas de plata, le dicen el tiburón por cómo depreda a sus víctimas, quien esté en su mira, estará muerto—. Eres el mejor, la jefa estará complacida.
El grupo alcanza veinte personas entre hombres y mujeres.
Aquello emociona al joven, tiene un flechazo con Aleksandra quien poco después aparece, lleva un camuflado militar completo, pues no teme ensuciarse las manos por sus propios intereses, lleva su cabello con una goma pues lo tiene a la altura de la barbilla en corte asimétrico, totalmente rubio casi platinado, con un poco de rapado a un lado, no más de tres dedos al lado izquierdo. Un tatuaje se asoma por su brazo, una marca bien elaborada que la denomina como el cargo más alto, pues ha sido marcada como todos los Sokolov, una daga con una serpiente rodeándola.
—¡¿Están preparados para ser parte de la Hermandad de la Flor de Lis?! —espeta ella con una firmeza intimidante—. ¡Piso a tierra ahora! —grita como en una milicia—. Cincuenta lagartijas contándolas en voz alta y seguirán con la prueba física con tiburón.
Las voces suenan al unísono, mientras cumplen lo propuesto, pero Aleksandra solo puede pensar en una sola figura: su sobrina Kattleya, quien será la próxima dirigente, pues dentro de la primera línea sanguínea del poder en esta mafia, nadie más tuvo mujeres, solo su hermano, Aleixandre, de hecho tuvo dos, Kattleya y Kamelia, pues su madre es una mexicana y para hacer un juego de palabras cambiaron la C por la K de Sokolov, influenciado porque a la madre de Aleksandra, Aleixandre y Alexei era aficionada a las flores de todo tipo, sobre todo las cattleyas. Pronto le entra una llamada de este último quien fue descubierto por culpa de los Praetor «Maldita espina en mi costado» ahora debe hacer tratos con mexicanos como Portillo en Sinaloa, aunque esta es una unión prolífera para parte y parte. Alexei le indaga sin tonos medios por su sobrina mayor, pero a la Boss le enoja hablar de ella por su claro desinterés hacia el imperio erguido por sus ancestros.
Sin embargo, no importa cuánto se resista la joven, ella la hará un soldado fiel.
Aleksandra Sokolov no es el tipo de mujer a quien puedes llevarle la contraria, es fuerte, aguerrida y no se deja pisotear de nadie, pero sobre todo su poderío se extiende cada día más, si ha esperado tanto para ir por la rata traicionera que se hace llamar familia, es porque necesitaba mucho más respeto, no solo por ser la Boss de la Hermandad, sino por una fama de cometer actos brutales, quien todos temieran para evitar puntos en contra, pero pronto iría tras de ella, todo el peso de la mafia caerá sobre sobre su espalda por ser la Judas, dejándola vulnerable y allí le suplicará a su tía por piedad.
Solo desea torturarla, pues matar a un miembro Sokolov está prohibido, sobre todo ella, primera heredera de la línea sanguínea una vez Aleksandra deje el puesto, pero el reglamento no dice nada de hacerla sufrir hasta desear la muerte como opción para escapar del dolor.
—Boss —murmura alias "el tiburón", su más fiel aliado, quien ha estado para ella contra viento y marea—, los chicos están preparados para la fase dos de las pruebas.
—Perfecto, llévenlos al subsuelo del complejo, iré enseguida.
Ser parte de la Hermandad es tarea difícil, no cualquiera pasa la formación ardua ni las pruebas rígidas, pero ¿la recompensa? Protección, respaldo y cuantiosas sumas de dinero.
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Navacerrada, España
Base de la UTCCO
Klaus Roux Demirel
La sala se queda en un mutismo inquebrantable, al parecer todos han notado la extrañeza en sus gestos.
—¿Se conocen? —pregunta una Teniente curiosa, quitándole la palabra a otros seguramente.
—No —mi respuesta es cortante, más al ver la seriedad de la señorita no te importa, con una ceja arqueada desafiante—. ¿Quién es ella?
—Siga por favor, Capitana Sánchez, un poco tarde ¿no? —dice Maddox desconcertándome totalmente, es cuando reparo en que lleva el uniforme ETAN, pero sin el chaquetón, solo la camisa manga larga negra «A ella ni le dice nada por la hora ¿tiene corona o qué?»
—Lo siento, General, debí salir de la base, usted disculpe.
«¿De la base a dónde si es nieve por los cuatro costados?»
— Les presento, para quienes no la conocen, ella es Krystel Sánchez, Capitana de la Brigada más letal de toda la UTCCO en México, la India-Fox —murmura Maddox.
«Sánchez, Sánchez, Sánchez, ¿De dónde la conozco desde antes?» me pregunto, mientras la veo saludar a los demás Generales hasta tener un pensamiento cayendo de la nada... la condenada es la Capitana del operativo Portillo hace una semana, quien me salvó el jodido culo y la misma clasificada en mi mente como más peligrosa que café endulzado con neurotoxinas. No sé si ella me reconoce de esa noche, pero me ignora como nadie al sentarse a la derecha de Maddox.
—Ella será la segunda al mando de cuerpo élite, este como ya sabemos, estará dirigido por el Comandante en jefe Klaus Roux.
—-¿Está decidido? ¿no puedo escoger yo mismo a mi segundo al mando? —espeto sin poder retenerme, la tensión sexual anoche fue algo demoledor, ahora deberé verla todos los días y peor aún, pegada a mí como bomba lapa.
—Roux, usted podrá ser muy mandamás en esta base, pero en el cuerpo élite mando yo y la he designado; por ende, cállese y a la siguiente insurrección lo saco del puesto en la unidad —me grita Maddox, aprieto los puños por debajo de la mesa con un ligero temblor de ira, un día de estos voy a terminar matándolo, no por nada me dicen "Leviatán"
Ella se sonríe complacida por la humillación, pero empieza con su hipocresía.
—A sus órdenes, Comandante Roux —dice aunque siento la ironía, sobre todo por su mirada de superioridad extendida como inocente.
La reunión continua, terminan de hacer las postulaciones para los soldados del cuerpo, pues después vendrán evaluaciones físicas, así como psicológicas y todos en la sala salen poco a poco, la primera es ella, sale disparada con su maldita sonrisita sarcástica, no sé porqué, pero tengo el presentimiento de que todo se irá a tomar por culo, joder. Salgo en busca de mi oficina donde tengo ropa de gimnasio para dirigirme a la sala de entrenamiento, aun cuando debo atravesar el aire gélido dejado tras la nevada en la madrugada y una vez allí comienzo un entrenamiento arduo con pesas de todo tipo, peso muerto, máquina y cualquier cosa que ayude a despejar mi mente; no puedo dejar de pensar en lo sucedido anoche, la fogosidad de esa mujer, su boca, su seguridad, todo.
La música truena en mis oídos por los audífonos inalámbricos con una canción que me energiza; sin embargo, lo hace más el recuerdo de ella, pero me obligo a sacarla de mis pensamientos como si la cortase con una cuchilla de guillotina, aun así, aflora en mi mente una y otra vez como disco rayado, una ruleta rusa con todas las balas cargadas. Un calambre en mi brazo con tatuajes me hace llevar la mano allí, la herida de bala aún no ha terminado de sanar, no debería estar esforzándome así, pero solo el ejercicio logra despejar mi mente ansiosa.
Solo tengo un brazo tatuado tipo manga, no hay un solo espacio sin tinta, pues en la UTCCO se permiten siempre y cuando en ocasiones de gala no se vean demasiado, esa es la ventaja de ser una milicia distinta a las demás, así como el Consorcio Praetor. Todos y cada uno de estos tiene un significado, por ejemplo, un atrapasueños muy definido en el ante brazo y arriba la cara de un tigre no tan grande y algunas rosas, aunque todo en color negro, también los espacios están llenos de figuras, entre más rosas, y un símbolo de mi hija, la llevo hasta en la piel, "Paulina" dice en una sección con letra cursiva preciosa escogida por ella misma. De igual manera tengo pequeños símbolos como el "Ojo de horus"(2)* para terminar en donde hay una serpiente envuelva alrededor del brazo también para cubrir piel, pero tengo un uróboros (3)* en la parte baja de la nuca, en fin, una combinación de simbología.
El entrenamiento se extiende por dos horas completas en donde me exigí de más, por ello quedo exhausto, así que busco mi habitación en la base, en el último piso del edificio residencial, en esencia un apartaestudio, con dos habitaciones cerradas, tiene un gran baño, en mi habitación, igualmente cocina separada de la estancia por un mesón en mármol, pero no puedo tardar, tan solo tomo una ducha refrescante, para vestirme de vuelta con el uniforme, el pantalón camuflado verde y la camisa manga larga usada solo en invierno para mantener el calor, así como el chaquetón con el apellido tejido.
Al regresar, Kassandra me espera sentada en mi silla gerencial como acostumbra cuando no me encuentra, pregunta cómo me fue mientras seco las gotas provenientes de mi pelo, la oficina es un rectángulo con una de las cuatro paredes, la más larga de puro cristal reforzado de piso a techo con ventanas para dejar correr el aire dentro, a la izquierda mi escritorio de cristal grueso traslúcido en las patas y oscurecido en la mesa donde reposa una Mac fijo y tras este una pared llena de libros, si bien no tengo tiempo para leer a gusto, sí encuentro uno que otro momento para hacerlo. Hay de todo, desde literatura clásica hasta de psicología.
Camino hacia la derecha donde hay dos sillones de cuatro plazas cada uno, forma una L pues una está contra la pared de cristal, incluso hay una mesilla de centro con rosas rojas como la sangre en la mitad dentro de un florero moldeado. Llego hasta el baño en el extremo de la pared para entrar y refrescar mi cara con agua fría de la llave, me miro al espejo con detenimiento donde puedo notar el cansancio de mis ojos oscuros. Por mi reflejo, Kai se atraviesa en mi mente rápidamente.
Kassandra parlotea fuera, pero solo puedo pensar en cómo Kai se parece a mí, heredamos las facciones turcas de mamá, quien emigró a Francia desde Turquía muy joven, donde entró a la milicia y conoció a mi padre, ambos Generales de cuatro soles ya, aunque mamá se ha retirado. Con esto llamamos la atención por nuestras facciones claras extranjeras, nací en Francia, pero nuestros padres fueron trasladados a España a mis cinco años, donde años después nació mi hermano como una sorpresa.
—Piensas en Kai, ¿No? —pregunta mi hermana, mientras me observa desde la puerta, apenas la noté apoyada en el marco.
—Cómo todos los días, me pregunto si está vivo, y si lo está ¿Come bien? ¿tiene techo? ¿tendrá con qué cubrirse del frío? —arrojo agua en mi rostro—, ¿Cómo se perdió sin dejar nada en su camino?
—Lo encontraremos, así sea lo último que hagamos en esta vida —me asegura con un apretón en mis hombros.
En ese momento tocan a la puerta, es Tomás, mi mejor amigo y padrino de mi hija, viene con papelería para firmar, me los envía Maddox dada la necesidad de todos los trámites administrativos.
—¿Por qué están cariacontecidos? —pregunta al notar nuestras expresiones—. Mejor no respondan, ya lo sé... Kai.
Kass y yo asentimos y ella se marcha pues debe tener muchos trámites listos para la misión, ella va como parte del departamento de inteligencia, pues es la Teniente más brillante de toda esa área. Es importante movilizar soldados de varias áreas porque los objetivos no son fáciles de cazar, uno logró engañar a todo un país y el otro lleva años evadiendo a las autoridades, ni un solo operativo ha tenido éxito, CIA, FBI, INTERPOL, todos han fallado estrepitosamente, por ello nos han pasado el caso a la UTCCO, específicamente a la ETAN.
—¿Qué traes ahí? —le pregunto para evitar sus preguntas de mi hermano, ya suficiente tengo con el recuerdo clavado en mi mente y corazón como una lanza atravesada.
—Autorizaciones de los miembros del Cuerpo Élite, necesitan tu firma.
—¿No basta la de Maddox? ¿o solo quiere sobarme los cojones? Porque querrá que se las lleve de vuelta ¿No? —espeto al poner las hojas sobre la mesa de centro y empezar a firmar.
—Así es, debes hacerlo tú en persona —admite con una risita irritante—, eso dijo él al menos.
—Gilipollas —expreso hacia Maddox aunque esté dos pisos más arriba—, ¿Y tú de qué jodida cosa te ríes?
—Del humor que te pone el General, pareces tener una uniceja de tanto fruncir el ceño —se burla cuando se sienta en uno de los sillones en esa zona de la oficina, viste el mismo uniforme de la ETAN con sus insignias de Comandante en jefe en el chaquetón, su cabello negro está hacia atrás con una que otra ondulación, pero corto por las exigencias de la milicia, tiene los ojos celestes más puros que haya visto como su misma alma, Tomás es un pan de Dios, aunque su apariencia ruda diga lo contrario, además su mandíbula marcada le dio un plus con las mujeres en la escuela.
—Es un hijoputa de la peor calaña —termino de firmar, pero me siento, lo haré esperar un tiempo antes de llevarle su encargo—, ¿Has visto todas sus investigaciones abiertas? No lo suspenden por haber manipulado el sistema... Katerina —grito en busca de mi soldado asistente, su pequeño escritorio está justo fuera de mi oficina y por eso escucha cuando la llamo.
—Dígame señor —dice al entrar con la cabeza clavada como avestruz, no sé de dónde cojones ha sacado que no puede alzar la mirada, pero de mí no fue. Es de cuerpo grueso, lejos de ser delgada se ve bien, aunque según ella misma dice, está inconforme con su propio peso, me lo ha contado en confidencia una vez, la encontré llorando en su escritorio cuando pensó que todos nos habíamos ido, por ello se sorprendió al verme y estaba avergonzada, fue allí donde explotó para desahogarse, hasta la abracé aun cuando no lo hago con nadie a excepción de mi hija.
Me lo contó todo, las burlas de otras mujeres en el trabajo, las inseguridades, su madre presionándola para hacerse una liposucción, en fin, todo, aunque luego se disculpó por "Hacerme perder el tiempo" en sus propias palabras, pero la tranquilicé, no lo consideré así. La animé, levanté su barbilla y le aconsejé dejar de escuchar tanta barrabasada, porque es hermosa así. Me agradeció ya más tranquila y debí irme pues Pau me esperaba.
—En primera, levante la cabeza, no es una puñetera gallina que come del piso y yo no soy el rey de España, en segunda, pida dos cafés a cafetería —le pido con calma, a veces se me sale el mal genio, otras estoy calmado no tiene un jefe estable.
—Sí, señor, enseguida —se retira con la cabeza un poco más alta, pero igual de tímida.
—¿Por qué te habla con la cabeza gacha? —pregunta Tomás, mientras ve por dónde se fue con extrañeza.
—Vete tú a saber, un día ha comenzado con la tontería de bajar la cabeza, no sé porqué. No le he dicho nada ni ordenado semejante absurdo —le respondo con tranquilidad—, pero alguien debió hacerlo, ha sido repentino.
—Como sea, también quería hablarte del armamento —corta el tema—, un cargamento debe llegar hoy a Sinaloa, allí aguardará hasta nuestra llegada pues es exclusiva para nosotros.
—Perfecto, está al pendiente de ello, debemos estar completamente preparados, esos tres no se pueden escapar —respondo refiriéndome a Sokolov, Petrova y Portillo.
Hablamos un poco de ello, pero llegamos al tema de su esposa, Ana María, ella quiere quedar en cinta, pero con esta misión, a donde ambos van, no podrán hasta terminar y pedir un tiempo. Ella es la madrina de Paulina también, por ello la aprecio muchísimo, me cuenta de su deseo de ser madre, aunque el no poder les haya causado problemas; no obstante, lo aconsejo, debe tenerle paciencia, no debe ser fácil además está el problema de su hermano Gilberto, una pena lo que ha pasado con él siempre tan alegre.
Gustavo lo llama para solucionar un problema con la armería, Tomás junto a Teresa mi prima son los expertos en armas junto una chica llamada Teodora, todos van a México con nosotros. Entonces me siento en el ordenador y el resto de la tarde me inmerso en la revisión de los expedientes de todos los agentes escogidos en el Cuerpo Élite, debo familiarizarme dado mi desconocimiento de la mayoría, de ese modo evalúo sus capacidades condensadas en una gráfica junto a su foto y misiones completadas, tanto las exitosas como las fracasadas.
Llego de pronto al expediente de Krystel sin buscarlo, en el cual me centro mucho más.
KRYSTEL SÁNCHEZ SIERRA
Alias: La rosa letal
27 años, 10 meses.
Rango Militar: Capitana de Brigada (India-Fox)
Especialidades: Combate cuerpo a cuerpo. Armas largas tipo francotirador. Armas cortas. Balística forense. Investigación judicial & criminalística. Antiexplosivos & contraterrorismo. Búsqueda, negociación y rescate de rehenes (260). Desarticulación de puntos de expendio de narcóticos (56). Búsqueda y captura de organizaciones de narcotráfico (130). Búsqueda y captura de organizaciones de crimen organizado (110)
Muertos registrados en operativos: 320 aprox. Incidencia en puntería: 8/10 (investigación en proceso, número de radicado 101215)
«Puta madre, ya entiendo porque le dice rosa letal»
Tiempo como soldado activo de las fuerzas: 12 años (ver anotaciones abajo)
A los 14 años se registró en la academia juvenil pre-militar bajo autorización de la madre. A los 15 inició como cadete.
Antecedentes.
NO REGISTRA
«¿Cómo que no registra?»
Oficial de enlace: Ricardo Pontevedra Gómez.
El último mencionado es un General quien ocupa un cargo de Regente, su función militar va por encima de otros como Maddox, a órdenes del presidente de la UTCCO. Supongo que le han permitido no dejar sus antecedentes por influencia de Pontevedra, pero se forma en mi cabeza la idea de descubrirlo a como dé lugar. Continúo leyendo sin acabar el expediente, sumergiéndome en papeles impresos por algunas horas donde trazo varios sub grupos y divisiones para trabajar, una vez lleguemos a México, los junto por habilidades, historial y especialidades, así como designo un sub capitán de la célula conformada.
Han pasado dos horas al darme cuenta, las manecillas rozan las trece en punto, es hora de buscar algo de comer, por ello atravieso la base casi desierta tanto por el frío como por ser la hora de la comida, hay restos de nieve por la tormenta de anoche, por ello el paisaje es blanquecino, mientras el ambiente hela la sangre sin tonos medios, pero me encuentro con una escena que me invita a espiar como un verdadero cotilla ansioso de saber el chisme ajeno.
—Krys, hablemos, quedemos luego del trabajo... —dice Ángel Montemayor, mi rival, enemigo, némesis, la persona con quien más me he dado a puño limpio toda la vida, toma la mano de la Capitana, pero esta le rechaza con ira. Él es Comandante en Jefe de su propia división recién trasladado a Colombia.
—¿Me vas a dejar plantada otra vez? No mames, Ángel, incluso para reconciliarnos te las das de muy interesante hasta dejarme como una pinche ridícula esperándote, pero ya no más —espeta con firmeza empujándolo con el hombro al pasar por su lado. Me causa tanta risa su actitud y su léxico que él se da cuenta del testigo y me enfrenta con fastidio.
—¿Y tú qué cojones miras, Roux? ¿se te perdió algo?
—Nada en especial, solo me deleito al ver tu cara de gilipollas... —me descojono de la risa ganándome un empujón violento cuando ha alcanzado mi posición, se lo devuelvo dándole inicio a un intercambio de dimes y diretes en medio del manto blanco. Ella, aunque estaba ya lejos, se regresa a detener la pelea, con extrañeza en sus ojos, tal vez su novio muñeco ken nunca le ha contado sobre su enemistad conmigo.
—¿Qué pasa aquí? —increpa interponiéndose entre ambos.
—Vete, Krystel, no quiero que resultes herida. A este le dicen el Leviatán porque no mide su violencia en nada —dice Montemayor, mientras toma delicadamente la cintura de ella apartándola con sutileza. Mi sonrisa no desaparece, más por recordar a su mujer conmigo.
Sí, soy un jodido cabrón hijo de puta.
—¿Por qué? ¿qué te dijo? —pregunta nerviosa.
—¿Qué debe decirme él?
—Nada —interfiero—. Dejen sus jodidas peleas de pareja fue de mi base... y, por cierto, ¿qué carajos haces en mi base, Ángel?
Dice acompañar a "Su mujer" por haber mucho buitre suelto, en una clara indirecta hacia mí. Ya le quité una novia hace años y me divertí como un niño en dulcería, nadie lo mandó a romperle el corazón a mi hermana ¿O sí? Me regodeo aún más en la idea de la Capitana siéndole infiel, aunque según entendí, habían terminado y anoche arreglarían las cosas... las arregló, sí, conmigo. No fue nada extraño, una noche de copas y de sexo casual, pero ahora se ha convertido en un embrollo sin pies ni cabeza.
—Como sea, no me interesa una mierda. Mantengan sus gilipolleces fuera del área de trabajo, ahora con permiso, yo sí tengo mejores cosas para hacer —digo para emprender la marcha de vuelta hacia mi oficina, aunque consumido por la necesidad de saber en qué terminará la discusión, ¿volverán? ¿ella le dirá que se acostó conmigo? Lo dudo mucho, se convirtió en un manojo de nervios al pensar ser descubierta, a pesar de haber estado muy segura anoche.
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Una hora después mi tiempo de comida ha terminado, por ello me dirijo hacia mi oficina de vuelta, estoy en el edificio administrativo, bastante amplio hacia los lados, ello permite tener grandes espacios y pasillos iluminados con luces led frías, estoy a pocos metros de llegar cuando paso por la zona donde se guardan ciertas cosas para la limpieza, entonces veo a la señorita no te importa, camina por el mismo camino extenso, pero viene en dirección contraria, mientras lee un libro, me meto entonces en el armario a mi derecha lleno de escobas, traperos, desinfectantes y diferentes productos.
Espero allí hasta ver su sombra proyectada por las luces del pasillo pasar por debajo de la puerta, la abro y halo de su brazo una vez he confirmado que sí atrapé a la correcta. Se revuelve como un tornado incontrolable, pero logro sujetarla, aunque apenas entremos en el pequeño armario, no está hecho para dos personas, ni siquiera para entrar por completo, solo organizar. Muerde mi mano justo al encender la bombilla de cadenilla con la otra mano. Al inicio me mira perpleja, pero pronto cae en la situación.
—¡Dios! Lo siento, mi Comandante, pero no son modos de tratarme —espeta, claramente se muerde la lengua por el respeto debido por la cadena de mando.
—Aquí no somos Comandante y Capitana, somos Klaus y Krystel y me vas a explicar en este momento porqué mierda apareciste como por arte de magia.
—Bueno, en ese caso... ¡Maldito imbécil! ¿por quién me tomas? No soy una muñeca —espeta con ira—. ¿Y qué quieres decir, mierda? ¿qué te caí a propósito? No me jodas, cabrón, más bien tú, seguro te excitó la idea de cogerte a la empleada.
—¡Yo no necesito artimañas! Si ambos caímos es porque teníamos química sexual, pero en el trabajo no soy el bartender amigable, señorita no te importa, aquí soy el Leviatán y no tengo piedad.
—Pues yo soy la rosa letal y mis espinas son venenosas —replica cuando saca a flote la mujer despampanante de la noche anterior—. Lastimosamente ahí fuera debo rendirte cuentas, pero fuera de eso, controlarme será difícil. Ahora le pido permiso, mi Comandante, debo ir con el General.
—¿Por qué cuando dices "mi Comandante" suena como vete al diablo?
—Porque sabes escuchar entre líneas —se separa para abrir la puerta del pequeño armario y sacar la cabeza primero para salir apenas puede, al no haber quien le vea.
Solo es el inicio de los problemas venideros en el horizonte.
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(1)* La Triada, mafia de mi otra historia (no la china), manejada por Kaan Karaman el villano de Donde hubo fuego, novela terminada.
(2)* El ojo de Horus es un símbolo egipcio que representa salud, fuerza, prosperidad, sabiduría y la capacidad de renacer espiritual y emocionalmente.
(3)* Uróboros, la serpiente que muerde su propia cola, tiene diverso significados, pero casi todos coinciden es que es el símbolo del ciclo sin fin.
KLAUS
Akin Akinozu
PAULINA ROUX DEMIREL
Maya Basol
KASSANDRA ROUX DEMIREL
Hande Erçel
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