Capítulo 26- La nueva víctima
Capítulo 26
La nueva víctima
"El asesinato no se trata de lujuria y
no se trata de violencia. Se trata de posesión"
Ted Bundy
PERDÓN POR NO ACTUALIZAR, ESTUVE CASI DOS SEMANAS EN EL HOPSITAL Y NO TENÍA ÁNIMO PARA EDITAR, PERO YA VOLVÍ
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DESCONOCIDO
La sangre corre por las baldosas del lugar donde ha matado a su víctima, ya ha perdido la cuenta del número exacto, porque se sumerge tanto en el placer de hacerlo, que olvida el contar cuántos han sido sus asesinatos. Está sumergido en una sensación de victoria, un plan trazado con frialdad le ha dado la ventaja sobre su enemigo, esa es más valiosa que mil lingotes de oro porque no solo conserva su vida, sino que arrebata las de ellos con la facilidad de un simple plumazo porque le nace de las venas, matar es su dios, se arrodilla ante él todos los días dándole gusto a esa parte perversa de sí mismo. Su vida no había exactamente dificil antes, tenía todo lo deseado y un día algo cambió, un detonador hizo una gran aparición y le hizo explotar un deseo sangriento de ver a otros morir.
La agonía era para él la sinfonía del placer en todas sus formas, había sido programado para ello, ser una máquina de mata inhumana capaz de todo por alcanzar su meta, una meta macabra en todo sentido. Sus manos manchadas de carmesí impregnan cada centímetro de sus palmas y dedos porque ha escrito mensajes en el lugar de la masacre solo para sacar una foto pues los cuerpos no serán encontrados allí mismo, lo ha calculado todo desde el primer muerto hasta estos, nadie militar se le ha atraviesa y queda vivo para contarlo. Es el apocalipsis, como reza el atizador caliente con el que marca a sus víctimas para no dejarles olvidar a los demás su existencia y el peligro de esta. Supone un riesgo para aquel que lleve una marca negra antes sus ojos.
Un hambre voraz, una sed insaciable.
Camina por el espacio, mientras silba una tonada, la recuerda de la infancia, aunque ya sea un recuerdo lejano cada vez más borroso, alguien la silbaba, lo sabe; no obstante, no recuerda quien o un tiempo exacto, pero la memoria no se olvida, le acosa pues quiere eliminar toda su vida pasada porque es un obstáculo en su camino; las emociones son un cáncer que hace metástasis si les dejamos entrar al interior de nosotros mismos, pero él sería el primero en deshacerse de todos por completo, solo necesita tiempo para que se complete el ciclo.... El primero de ellos para darle culto a sus dioses.
Los lazos con su humanidad han sido rotos sin remedio, es una máquina de matar inhumana e irrefrenable como le fue instruido por años. Su siguiente víctima, Krystel Sánchez para darle una lección al Regente de la UTCCO, les demostrará que nadie está fuera de su malevolencia, porque ningún poder es exento de caer, hasta el imperio romano lo hizo ¿cómo no lo haría un simple militar? Pisa la sangre en el piso, mientras con la punta de sus dedos recoge algo de la sustancia viscosa para pintar en la pared un símbolo, lo sabe de memoria, le estudió y tiene como fin darle pistas a los militares solo porque quiere jugar con sus mentes. Al final de la agonía de una víctima más, lo marca en el interior del antebrazo con la cita bíblica, eso lo hace sonreír porque les da señales mixtas ¿un asesino con conocimiento de la biblia y de símbolos opuestos de dioses paganos?
Moriría por ver sus caras de idiotas, pero su objetivo, una mujer castaña de ojos de miel, será la próxima...
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Mazatlán, Sinaloa
Departamento de infiltración
KLAUS
Me pierdo en el recuerdo, mientras le cuento la historia de Siria.
—Explosivos —gritó el comandante de la misión, apenas era un teniente cuando fui asignado a Pakistán, Afganistán y Siria e iba con Ángel Montemayor. Corrimos por los recovecos entre los edificios, los rebeldes de Al Qaeda no superaban en número pues habían dado de baja a más de treinta de los nuestros con explosivos, por ello la retirada era la única salida. La arena estaba por todas partes y el calor me hacía sudar más de la cuenta, el hachazo del sol me dejaba con molestia en los ojos, pero aun así debía seguir defendiéndome si quería volver con mi hija, tenía apenas dos años cuando pasó.
Debíamos llegar a la base del Ejército Sirio pues era la más cercana a nuestra posición, por ello nos deslizábamos por entre los edificios sobre la arena, mientras estábamos en guardia, a veces arrojándoles granadas para retrasarlos, pero no servían de mucho. Los trasportes habían sido dinamitados con soldados dentro incluso, tres humvees reducidas a una llamarada brillante, para dejar pocas posibilidades de poder sobrevivir, todo con lanzacohetes a poca distancia pues aparecieron de repente en un parpadeo habían disparado. Tratamos de detener la avanzada, pero ellos habían puesto minas antipersona por toda el área circundante, planearon todo, incluso previeron la ruta por donde escaparíamos, por ello la mayoría cayó en las minas volando en pedazos, algunos quedan vivos, los vi desde mi posición, pero mutilados por la explosión.
Quise regresarme, pero el comandante me detuvo susurrándome palabras que jamás olvidaré "Debes dejarlos atrás, no puedes hacer nada por ellos" hasta el sol de hoy aun duele haberlos dejado atrás para sobrevivir en un acto egoísta, aunque ellos hubieran hecho lo mismo. Corríamos para salvaguardar nuestras propias vidas. De pronto, un helicóptero el Ejército Sirio apareció dándoles una ráfaga de balas para mantenerlos lejos de nosotros, mientras ganábamos tiempo, faltaba poco en realidad; no obstante, al saber por dónde huiríamos, apareció una camioneta de platón con más de ellos protegidos con trapos y turbantes en la cabeza solo con los ojos fuera, pero me escondí tras uno de los edificios y desde allí los veía a todos, debí usar toda mi puntería para deshacerme de ellos pues habían baleado al Comandante apenas llegaron.
En compañía de Ángel, con un par de soldados más, era lo que quedó del equipo de treinta, estábamos indefensos, las municiones se acababan rápida, a mí solo me quedaba un cartucho, pero en un punto se detuvieron, o se desplegaron o el helicóptero hizo algo. En cualquier caso, llegamos a una intersección donde frenamos en seco pues tenían a veinticinco de ellos arrodillados.
—Malditos insurgentes —gritó Ángel con la ira burbujeante, me sentía igual estábamos bajo mucha presión—, ¿saben lo que han hecho? Los mataré a todos.
Cumplió su palabra, mató a cada uno de ellos con disparos desde la cabeza hasta el abdomen, la sangre me salpicó y aunque no fui quien apretó el gatillo, lo dejé hacerlo, no lo detuve porque también estaba irascible, quería cobrar venganza, los cuerpos cayeron, había manchas rojizas por todas partes y veinticinco cadáveres desangrándose aun cuando debimos seguir hasta llegar a un sitio seguro, pero no tardaron en llegar más; sin embargo, cuando nos topamos con más de improvisto los volvimos a poner de rodillas y esa vez tampoco les impedía apretar el gatillo, acabamos con más de ellos de un plumazo, estaba lleno de adrenalina y deseos de venganza, no lo hice, pero tengo las manos llenas de sangre.
—Eso es, en resumen —comento, pero se ha quedado anonadada—. Por eso preferíamos no contarlo, aparte de los presentes solo algunos superiores lo supieron, el resto solo regó chismes.
—Qué fuerte ¿cómo no los destituyeron?
—Odio admitirlo y siempre lo haré, pero fue la influencia de mi padre, es uno de los grandes de la UTCCO y aún no se ha retirado —comento cuando pongo en el fuego el tomate y la cebolla que chispean, eso cubre el silencio absoluto de Krystel, me preocupa un poco, pero ella lo quería, preguntó algo del pasado y allí debía quedarse, pero revolvió las aguas.
—No los culpo —comenta luego de un rato—. Si alguien le hiciera eso a mi Brigada enloquecería, tal vez peor, así que no sientas vergüenza, al menos no conmigo porque si soy la rosa letal es por algo, no dejo vivo a ninguno —me acerco a ella para apoyar mis palmas a cada costado de su cuerpo sobre la encimera.
—¿Es raro que eso me guste más, Capitana? —coqueteo con ella acercando mi boca a la suya
—Totalmente, pero el mundo de lo raro es más interesante que el normal. No hay duda de eso.
Le doy un beso pequeño, porque no quiero quemar la comida, pero lo dicho sobre la rosa letal me ha excitado. Somos un par de locos sin duda. Pronto está todo y nos sentamos a comer en medio de frases coquetas y miraditas sin disimulo, como aún es temprano voy de vuelta a la habitación al acabar para recostarme y hablar con Paulina por el iPad, está en actividades extracurriculares, Krystel habla con alguien, aunque no le escucho bien, pues parece susurrar. Mi hija me cuenta sobre Ivanna, parece querer mandar en casa como si fuera la dueña aprovechándose de mi ausencia, la regaña fuerte cuando no hace su voluntad, hasta despidió a Catalina, por fortuna, ella no se dejó y dijo que hasta mi regreso ella no se iba.
Ivanna explotó e hizo un berrinche apoteósico hasta mi personal de seguridad debió intervenir porque los gritos alertaron a los vecinos quienes amenazaron con llamar a la guardia civil.
También me cuenta del premio que recibió por tocar el piano en una competencia infantil de esto, la idea era acompañarla, pero mi asignación lo jodió todo, aunque no me la he pasado tan mal como pensaba a decir verdad y todo por una mujer a quien escucho venir una vez he acabado la videollamada.
—¡Comandante! —exclama con emoción saltando a la cama como una niña para dejarse caer sobre mí a horcajadas—, han puesto fecha para el homenaje de mis soldados.
—¿Ah sí?
—Sí, al parecer alguien con mucha influencia logró conseguir los cuerpos para poder velarlos y hacer el homenaje en la UTCCO, además el hijo de la chingada del General Rosales fue destituido —me sonrío porque extrañamente me llena verla tan feliz, es una sensación extraña, Ivanna no me causa esto, solo pudo hacerlo María, mi ex novia fallecida, ahora con Sánchez me aterra sentirme tan expuesto, pero no me puedo negar a lo bien que se siente verla con esa sonrisa causante de todos mi jodidos problemas desde verla por primera vez en Madrid.
Es una luz, pero no como un faro, sino como un diamante bajo el rayo del sol.
—Bueno, me alegra, sé cuánto deseabas poder despedirte adecuadamente —me da un beso emocionada, entonces paso mi mano por su cabello, mientras nuestras bocas ansiosas luchan por ver quien lleva el control del beso, llevo una de mis manos a sus glúteos cuando se mueve contra mi cuerpo, la sujeto de la nuca dejando ir su cabello, deslizo mi otra mano por debajo de la camiseta de mi pijama, pero nos detiene escuchar alguien abrir la puerta. Entonces nos ponemos de pie rápidamente, pero notamos que yo estoy en pantalones sin camisa porque ella la lleva. Corre entonces al baño para esperar a distraer a quien llegó y así pueda ir a su habitación, o al menos la supuesta, pues nadie sabe que compartimos la principal, pero al salir no me espero encontrarme con quien ha llegado.
Antoine Roux Dubois está con tres de sus escoltas, mi padre está frente a mí luego de casi un año de no verlo.
—Klaus ¿qué son esas fachas a esta hora del día? —pregunta al referirse a mi vestimenta.
—¿Qué haces aquí? ¿por qué entras como Pedro por su casa? —bramo con indignación.
—¿Esa es la forma de saludar a tu padre? —replica, aunque sé que no le importa, solo lo hace por orgullo, jamás le ha interesado mi afecto luego del incidente de Kai, aunque antes era casi igual—, ¿Ocultas algo?
—No, siéntate —le señalo la estancia para sacarlo del área del pasillo para dejarla pasar al otro lado—, Me cambiaré, ahora regreso.
—Es lo mejor, que fachas más indecentes —regreso a la habitación donde ella está agazapada al lado de la puerta, le doy luz verde para correr a la otra habitación casi junto, esta cuenta con baño privado también, de esa manera podrá arreglarse en soledad, yo me doy una ducha rápida para salir en pocos minutos, ponerme el uniforme camuflado verde con la camiseta negra manga corta sobre el lado izquierdo el logo del águila de la UTCCO. Tan pronto como entré, salgo ya con gel en el cabello y colonia.
—Vaya, creí que habías huido de mí —se burla Antoine, está sentado con gracia en el sillón con sus guardaespaldas a la espera.
—¿Por qué huiría de ti? No me das miedo, jamás lo has hecho —escupo entre dientes—. ¿Qué haces aquí? Esa entrada tuya sin tocar ¿a qué se debe?
—Porque quise, así de simple, quería verte sin previo aviso a ver si esto era un desastre.
—Sabes cómo soy, el desorden es mi peor enemigo, no fue por eso, ¿qué coño te traes entre manos?
—Buen día, mi Comandante —saluda Krystel antes de obtener una respuesta, como si no me hubiera visto desde anoche, Antoine la ve sorprendido, no sé si por ella o por su rostro y cuerpo tentador.
—Vaya, vaya, ¿quién es la señorita? —saluda Antoine tomándole de la mano y besando su dorso, eso detona un corrientazo de celos, sí, en este punto sé qué me llena cuando otro se le acerca y me gustaría advertirle que no la toque, pero uno, quedaría al descubierto mezclando trabajo con placer y segundo, ella quiere mantenerlo en secreto—, Mucho gusto, Antoine Roux.
—Igualmente, soy Krystel Sánchez.
—Me suena, ¿acaso eres la ahijada del Regente? —indaga Antoine, mientras la mira por todos los despertándome más celos.
—Sí, señor, el General Pontevedra es como un padre.
—Ya decía yo que en algún lado te había visto —sonríe él—, una cara tan bonita no se olvida con facilidad ¿y qué haces encerrada en este piso con mi hijo malgeniado? —eso le saca una risa a ella como si le diera la razón.
—Estamos en una misión de infiltración, señor, él Comandante es mi apoyo táctico —Antoine se ríe, pero al ver la cara seria de ambos.
—¿Y qué cojones haces tú aquí si eres el Comandante en Jefe de la misión? —pregunta con un tono autoritario—, pudiste enviar a cualquiera.
—Eso mismo le dije, pero no me ha escuchado —replica Krystel, cuando no me dijo ni mierda, solo quiere hacerme quedar como un trapo sucio—, yo venía con otro soldado, un Teniente para ser más exacto.
—Los demás no tienen una experiencia tan basta como la mía —me escudo en mi palabrería, aunque la verdad es simple: no la quería en convivencia con otro. Me peleo conmigo mismo para tratar de justificarlo con algo de trabajo, pero no es así, fueron celos puros.
—Claro, ya te creí —murmura mi padre en respuesta con sarcasmo en complicidad con Sánchez, quienes seguro sospechan la verdad, no hubiera movido mi culo de la sala de control en la base por otra mujer.
—Permiso, les dejo solos —comenta Krystel—, Bajaré con la Comandante Cruz, ¿estaría bien, señor?
—Adelante y planeé la infiltración de hoy, no olvide las notas —respondo cortante, así debe ser para no levantar sospechas—. ¿Qué espera para irse? ¿una invitación?
—No, mi Comandante, ya me iba —dice con una pequeña mirada coqueta, al menos ha entendido la razón por la cual debo comportarme así frente a los demás, encima sabe cómo me excita escuchar mi rango en sus labios—. Permiso, General Roux.
Antoine asiente con la cabeza y ella se marcha. Entonces le ofrezco café ya hecho en la jarra, por eso vuelvo rápido con dos tazas
—¿Qué te trae por aquí, Antoine? —pregunto al beber del café, estoy sentado en el sillón color crema al otro lado de él, nos separa la mesa de centro—, tanto para entrar sin tocar.
—Estabas con ella, eso ocultabas, de seguro la sacaste cuando salí del pasillo
—¿Y eso a ti qué te importa? —espeto con molestia—. Si tengo o no algo con Sánchez no es de tu incumbencia.
—Esa mujer es peligrosamente bella, si crees poder dejarla en una casilla de relación casual, pues de una vez te advierto que no lo lograrás, ese tipo de mujer no se trata de relación casual ¿has visto su expediente ¿has visto su coeficiente intelectual? Le dobla los números a esa rubia tuya, esas cosas no te dejarán verla como solo eso.
—Yo no he dicho que tenga algo con Sánchez.
—Claro que sí, al decirme "No es de tu incumbencia" en lugar de negarlo, lo dijiste todo, además de cómo te brillaron los ojos cuando apareció. Te tiene de rodillas y ¿sabes qué? Es la primera mujer a quien apruebo, ninguna de las anteriores servía para algo.
—Cuidado con como hablas de María.
—No hablo de María, sino de ese pitufo caprichoso de Ivanna Duarte —comenta con firmeza dándome alivio—. Esa mujer te traerá problemas y no sé si tu conveniencia por Kai valdrá la pena.
—Todo vale la pena para encontrar al niño —espeto en un intento de calmarme, resulta que él fue quien me culpó, pero hoy en día, quien ha perdido la esperanza de encontrar a su hijo menor—. Hasta casarme con ella.
—Allá tú, pero si me preguntas, Krystel Sánchez es mejor partido, su conexión con el Regente le abre puertas a muchas entidades de gobierno internacionales, más poderoso que yo mismo... como sea, Miguel Ángel Duarte me ha contado sobre el hombre de la pista que quiere hablar según él, a eso vine, a ponerte alerta.
—¿Sobre qué?
—Compré por unos miles de euros a la mejor amiga de Ivanna, le dijo "Nuestro plan sigue adelante, luego te contaré" —comenta y de inmediato saca un móvil para poner la grabación completa donde sigue "El turco cae porque cae, y me desharé de la mocosa"
Eso es como activar un interruptor de ira pura «¿Deshacerse de mi hija? ¡vete mucho a la mierda!» me pongo en pie y le doy golpes a la pared para drenar el sentimiento negativo y allí las palabras de Krystel vienen a mi mente, ella me lo advirtió, dijo que de seguro Ivanna le hizo algo y ahora no me extrañaría.
—Digo, no apoyé el embarazo en su tiempo, pero adoro a Paulina, lo sabes —continúa con seriedad—. Siempre he sido lejano, es mi modo de ser, aunque ella siempre vendrá primero, si esa mujer no lo entiende, tendrá que irse.
—Ya mismo —exclamo furibundo—. Si se cree más importante, ha tocado pared.
Tomo mi móvil y hago la llamada, cuando ella contesta con un "Mi amor" la mando a tomar por culo sin miramientos.
—¿Qué sucede contigo, Klaus? —chilla con la voz quebrada en un llanto de cocodrilo típico cuando quiere manipularme, se lo aguanté hasta cierto punto, pero ya no más, la jodida se ha metido con los santos de la iglesia.
—Que me tienes hasta los cojones, te aguanté porque debía, pero has resbalado si quieres ponerte sobre mi hija ¿entiendes? Esto se acabó, Ivanna, hasta nunca.
—No me puedes hacer esto, nos vamos a casar...
Suelto una carcajada burlona.
—Por favor comparte de lo que te metes ¿Quién cojones te dijo eso? Hasta donde recuerdo, jamás te pedí matrimonio, loca desquiciada, nunca lo pensé en realidad —espeto con tono cortante—. Así que adiós, por fin, Ivanna Duarte.
—¿Hay otra? ¿eso es?
«¿La hay? ¿es Krystel una de las razones?»
—No, se trata de ti y de querer "deshacerte" de mi hija, claro, por eso insistías tanto en los internados —replico al dejar salir todo lo reprimido por dos años—. Pero hasta aquí llegaste porque por encima de mi hija nadie, ¿te queda claro?
—Sí, mi amor, no insistiré más, pero...
—Nada, saca tus cosas de mi casa, te escoltará uno de mi guardia para asegurarse de que no te lleves nada más —cuelgo la llamada sintiéndome liberado de un peso muerto—. Joder, lo hice, por fin, no deberé aguantar sus berrinches más.
—Bueno, hasta yo estoy aliviado.
—Pero no has venido hasta aquí a algo irrelevante ¿qué sucede?
—Es sobre Kai... Miguel Ángel Duarte sin querer me dio pistas, pasó por Ucrania en el avión por donde salió, además el nombre del sobreviviente de la pista, he hablado con él, me dio el plan de vuelo dejado, atravesaron Alemania, Polonia y por alguna razón se detuvieron en Ucrania para luego ir a Bielorrusia y terminar en el norte de Moscú, al menos eso pudo rescatar de los datos; sin embargo, no está dispuesto a seguir dándonos información, legalmente fue declarado muerto para su protección, si continúa haciéndolo ellos podrían darse cuenta y rematarlo.
—Bueno, al menos dijo algo, más lugares donde buscar, aunque las bitácoras de hace diez años no deben existir ya —admito porque los diez años no han pasado en vano, «los hilos de donde tirar deben estar cortados de seguro» pienso sin decir nada, una esperanza ha resurgido en los ojos de Antoine y no seré yo quien la rompa—. Si eso es todo, es mejor que te marches, ya hemos iniciado y una guardia de un General llama la atención.
—Lo sé, quería verte y decirlo en persona, los móviles no son seguros... adiós hijo —se despide de forma extraña, jamás me llama así, por ello pregunto qué pasa, pero no me dice nada concreto antes de escabullirse por la puerta seguido de su jefe de seguridad, no sin antes insistir en poner a Sánchez en más que solo sexo.
Al estar solo preparo más café y enciendo un cigarrillo para empezar a pensar en todo, el día empezó cargadito sin duda, sobre todo por mi ruptura con quien no quería enserio, ahora soy libre aunque no he dejado de sentirme así desde María, pero me pregunto muy enserio si Krystel Sánchez influyó en mi decisión final con Ivanna, mi problema es que si lo hizo, estoy en un problema jodido por los cuatro costados porque implica algo más allá de lo físico. Consumo el cigarro con la mirada perdida cuando suena mi móvil en alguna parte de la casa, y buscándole me topo con el bolsito misterioso de Sánchez, por ello para matar la curiosidad lo reviso, es de cuero cuadrado donde esconde un móvil viejo no smartphone sino los anteriores, solo teclado de números con letras, además hay fotos de Kattleya con su capucha roja, eso me parece en extremo raro «¿Por qué tiene fotos de esa mujer en su bolso secreto? ¿la estará cazando?»
Krystel en cacería de mi otra obsesión me suena a algo raro; sin embargo, no puedo seguir en la búsqueda, la oigo entrar con la llave y en una carrera me voy a la habitación para fingir estar tranquilo, hasta entra una videollamada de Paulina, por ello parece más normal aún. Cuando descuelgo la llamada la veo sumergida en llanto, por supuesto le pregunto qué sucede y su respuesta me enfurece: Ivanna fue a recoger sus cosas y le jaló la oreja echándole la culpa de la ruptura, la hizo sentir un estorbo pues lo dijo de forma literal. Trato de tranquilizarla, pero me cuesta hacerlo, hasta la llegada de Krystel quien, con una magia increíble, logra detener el llanto como si tuviera una conexión de madre e hija, por eso Pau le dice "Mami Kristy"
Aquello es otro problema, mi hija se ha involucrado de más casi sin darnos cuenta, si esto se acaba de forma brutal o cortante, ella sufrirá, pero hemos llegado a un punto de no retorno. En quince minutos de conversación para alentarla y quitarle la sensación de culpabilidad, podemos colgar pues debemos ir a trabajar ya mismo, pronto nos hemos puesto en pie, ella va a la cocina a preparar algo rápido para salir con al menos algún poco de comida en el estómago, yo termino de vestirme y al verla concentrada en su labor, la abrazo por detrás para besar su cuello, ella se arquea un poco poniendo su trasero contra mi pelvis, mientras mis manos recorren sus costados.
—Inoportuno tu padre —comenta con una sonrisita.
—Como siempre —susurro acariciándole la piel con mi boca, desprende un aroma a coco adictivo para mí—. Es el rey de la imprudencia.
—Ya no tenemos tiempo, Comandante, tal vez luego —continúa con la zanahoria quitándole la cáscara.
—Me lo debe, Capitana Sánchez —murmuro al darle la vuelta y rozar su boca con a mía, está dispuesta a besarme; sin embargo, si lo hacemos no podremos parar, ya nos conocemos bien.
—No me gustan las deudas, Comandante Roux.
La travesura en su mirada promete y mucho...
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Unas dos horas después estamos en la base en reunión con Maddox, Zapata y un General Praetor Volkov, jefe inmediato de Isabella Fox e Isaac Falcon, fuimos convocados de urgencia en la sala debido al hallazgo de otro cuerpo con la misma marca de atizador de Apocalipsis 20:10, esta vez han sido decapitados con la sonrisa del payaso, un corte por los bordes de la boca estirado de oreja a oreja como el guasón, como lo hace la mafia. Este hijoputa no tiene un patrón como tal, pero es claro su desequilibrio, así como su aversión por nosotros. Zapata muestra las fotos cuando llegan Fox y Falcon al mismo tiempo como si hubieran estado juntos, aunque con la misma expresión facial de preocupación porque no solo los soldados de la UTCCO están en riesgo, los agentes Praetor, los soldados de Ejército Nacional Mexicano, los Navy Seals, incluso agentes de la CIA y el FBI, todos tenemos una posible cruz en la frente.
Sánchez está en la punta de la mesa concentrada en la información y yo concentrado en ella, mientras me pregunto si la idea en mi cabeza tiene sentido, aunque no es el momento para pensar en ello. Al abrir más fotos me llega un mensaje, el personaje a quien mandé a traer ha llegado al país al DF y mañana llegará a Sinaloa para cumplir con su cometido. Pronto la reunión está a punto de terminar cuando llega el aviso de una nueva carta del asesino.
Un soldado entra con un grito y un papel con lo que parecen ser gotas de sangre para leer en voz alta:
"Una vez más ladrándole al árbol equivocado y eso me causa gran lástima de ustedes, porque tienen múltiples departamentos de inteligencia, pero ninguno ha sido capaz de descifrarme ni un poco porque soy un dios en el cielo que hace estragos en la tierra donde hubo antes poblaciones especiales. Tengo un nudo de aguja como protección celestial de mi sangre pura... por ello es mi sangriento placer anunciarles como el gran dragón será arrojado al fuego" att: Jack
«A este sujeto le patina el coco muy cabrón» pienso con sarcasmo, allí termina la reunión ahora sí y mandan a llamar a Álvaro Salvador (1)*, el Navy Seal psiquiatra forense retirado, trabaja en este caso con los Praetor, ahora con nosotros, era llamado Samael por su labor de atacar como diablo a sus enemigos y proteger como ángel a los más vulnerables en zonas de conflicto, a él le darán la carta para trabajar con inteligencia, por mi parte aprovecharé que Krystel no tiene turno en LADIVCOM para hacer algo que no se esperará. Salgo de la sala solo para hacer muchas llamadas, una vez todo hecho me encuentro con Tomás quien viene de muy buen humor junto a Gustavo.
—¿Y a ustedes qué les pasa? —pregunto extrañado, aunque solo quiero llegar a mi oficina y llamar a Sánchez.
—Gustavo tuvo un momento especial con Samara Cruz y yo me enteré del embarazo de Ana María, tendremos nuestro primer hijo —sonríe con alegría y puedo entender el sentimiento, cuando Lía me dijo que esperaba a Pau, me llené de alegría a pesar de su renuencia—. Además, mi hermano está cada vez más cerca con la terapia física para someterse a la cirugía, ¿puede estar algo mal?
—¿Un encuentro con Cruz, Gustavo? —le pregunto con malicia, atraviesa por un divorcio complicado, pero si alguien le ha llamado la atención puede hacerlo menos duro—. No te culpo, es guapa con cojones.
En eso pasa ella y a Gus se le ilumina la mirada así como a ella, quien saluda aun en tránsito con un gesto amigable.
—Hoy estaré ocupado, pero mañana les invito una cerveza, me van a contar todo —afirmo sin preguntarles, ellos solo asienten y me dejan llegar a mi oficina en donde una vez acomodado sobre el escritorio, llamo a Krystel quien entra en poco, parece haber querido venir por voluntad propia voluntad antes de llamarla.
—Dígame, Comandante —anuncia antes de cerrar la puerta por si alguien escucha, no podemos hacernos evidentes frente a otros—. ¿Algo en especial, Klaus? —susurra cuando la atraigo por la cintura hacia mi cuerpo hasta terminar con mi boca en la curvatura de su cuello.
—Espero no tengas planes para hoy —le digo ante su expresión extrañada—. Te llevaré a un lugar, prepárate.
—¿A dónde? ¿Debo vestirme elegante?
—Bañador está bien con shorts o falda.
—¿Adónde vamos? Con tu alcurnia esperaría un restaurante con estrellas Michelin —replica con diversión.
—A veces me las doy de sencillo... venga ya, cámbiate y nos vemos en el hangar de los helicópteros, me robaré uno.
Su risa me llena de algo extraño, pero me hace feliz.
«Ya no es tierra a la vista sino problemas a la vista»
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