Capítulo dos.
Ryujin se cansó de la posición, pero no lo dice en voz alta, ni siquiera su semblante lo transmite.
Se lo guarda para ella.
No es que estar acostada y tener los brazos extendidos fuera de lo más agotador, sin embargo, mantener sus muñecas sujetadas con una cuerda, tener los ojos vendados y estar amordazada no era lo más relajante tampoco.
Pero Beomgyu no se ha quejado, así que eso debe satisfacerlo.
Mírame.
Ryujin puede acoplarse a todo lo que le diga que haga, por más denigrante que sea o en desacuerdo que esté.
Será lo que sea que Beomgyu dibuje.
—Shhh, quédate quieta.
La menor emite una especie de gemido apenas audible cuando siente la fría mano de su pareja posándose en su pecho, delineando con su dedo índice un camino desde esa zona hasta su entrepierna.
Tiene el reflejo de querer morder su labio inferior, no lo logra por la mordaza.
Quiero ser amada como loca.
Vuelve a emitir sonido cuando son esta vez los labios del mayor los que la tocan, besando, chupando y jalando la piel de su cuello.
Incluso si me convierto en tu escultura.
Un grito no termina de escapar de su garganta al sentir una cortada en su abdomen, no sabe qué tan profunda es ni por cuánto tiempo dejará una marca, solo lo ignora, incluso si la sensación provoca que lágrimas empapen la venda que cubre sus ojos, mientras Beomgyu ríe al ver la sangre escurrir y mancharla, ella deberá permitirle seguir haciéndolo.
Puedo soportar el dolor de ser cortada y tallada.
En algún punto no soporta el dolor y se duerme, o desmaya, no capta el paso del tiempo.
Solo despierta, de repente, en su habitación, como si aquella tortura hubiera sido una pesadilla.
Sin embargo, no lo es, porque al levantar la camisa que, seguramente, Beomgyu le puso, puede ver las nuevas marcas en su torso.
Sonríe, mientras vuelve a llorar.
Ni siquiera el aroma que desprende la ropa que le prestó su novio logra calmarla.
Pero está bien, así es como se desahoga.
Llorando cuando Beomgyu la deja sola.
Está bien, soy tu escultura.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro