17.
Hoseok se terminó de vestir y salió rumbo al colegio. Tenía un día agitado por delante. Dio dos clases y al final del día tuvo que revisar los trabajos de los chicos que habían ido a detención.
Chang se dedicaba a escribir en silencio y a entregar los trabajos. No le dedicaba ni una mirada de cortesía. Hoseok se exasperaba con la actitud del muchacho. Le dolía ver una relación, que en un inicio había sido prometedora, ahora no eran más que encuentros entre desconocidos. Ver a Chang era un recordatorio permanente de lo que había perdido por idiota. Por momentos, estaba tentado a suplicarle que lo escuchara, que lo tratara como cuando estaba con HyungWon, pero sabía que ya no había chance de recomponer la relación con su alumno. No tenía excusa para hablarle ni de saber de su hermano.
Lo miró por encima del libro que fingía leer. Chang escribía sin pausa, con el cabello oscuro cayéndole por la cara. En cierta manera se parecía a HyungWon. Ambos habían heredado el perfil altivo y aristocrático de la madre. Ambos eran de extremidades largas y delicadas. Todos sus movimientos eran elegantes y precisos y de golpe se encontró pensando en HyungWon. En lo bien que se sentía estar en sus brazos, en lo natural que se sentía despertar a su lado, con los brazos largos enredados en su cintura, en la calidez de su cuerpo. Se removió incómodo. El calor parecía haberlo asaltado de golpe. Sacudió la cabeza, no debía permitirse pensar en cosas así en el colegio. Ya tendría tiempo más tarde.
Carraspeó cuando vio que Chang se levantaba y se dirigía hacia él.
Sin decir una palabra le apoyó la hoja en el escritorio y se giró para volver a su asiento.
—Chang...
El el chico se giró y levantó una ceja.
—¿Profesor?
—Necesito hablar contigo.
—¿Hay algún problema con mis trabajos?
—No, no... Es... La otra vez dijiste algo en lo que me quedé pensando. ¿Podrías darme unos minutos cuando la clase termine?
Chang se pasó una mano por el cabello y de nuevo Hoseok no pudo evitar notar la semejanza con su hermano mayor.
—Profesor, no entiendo a qué quiere llegar con todo este 'acoso', pero le sugiero que no insista. Me hace sentir incómodo y no creo que al director le agrade escuchar que uno de sus profesores hostiga a un alumno.
—Chang no exageres. Estás siendo muy inmaduro.
—¿Yo? Disculpe, pero usted es que sigue insistiéndole a un chico de dieciséis años que hable con usted. ¿Está usted seguro de que el inmaduro soy yo? Mire, le pido por última vez que no insista más. Usted ya dejó clara su postura con respecto a su pareja, no entiendo qué quiere sacar con todo esto. No es tan difícil de entender, profesor. Usted tiene pareja, usted decidió cambiar a mi hermano por ese sujeto, ¿entonces qué más quiere? Deje en paz a HyungWon, deje de escarbar en las heridas. Mi hermano necesita rodearse de personas que le hagan bien y está claro que usted solo lo hizo sufrir. Y si tantas dudas tiene, pregúntele a su novio, aunque dudo de que él le diga algo. Y si no, siempre existe Internet. Ahora si me disculpa, tengo una clase a la que no puedo faltar. Que tenga un buen día, profesor.
Hoseok maldijo en silencio y apuró al resto de la clase para que entregaran los trabajos. Quería salir de ese lugar.
—¿Ella aceptó? —le preguntó HyungWon acodándose en la mesa.
—Sí. No sé dónde puedo llevarla en una cita. Quiero que sea especial, ella me gusta mucho —Kiki sonrió y las mejillas se le pusieron del color de su pelo.
—Hay un restaurant muy lindo, no recuerdo el nombre. Tiene una galería cubierta de flores y de noche se ilumina todo. Averiguo todo y te aviso. Su Hyun se merece lo mejor de lo mejor.
—¿Crees que será demasiado si le hago un regalo? —Kiki dudó por un segundo y luego se dirigió al depósito del taller. Volvió con una caja larga y plana. La puso sobre la mesa y le hizo una seña a su amigo para que la abriera. HyungWon sacó la tapa y con cuidado corrió el papel de seda que servía como envoltorio. Adentro había un hermoso vestido color borgoña, finamente cosido y con pequeños detalles de encaje. HyungWon lo sacó y ahogó una exclamación.
—Kiki... ¡Es hermoso!
—Lo cosí a mano, ¿crees que le gustará?
—Le encantará, sabes que ella es super coqueta y ese color, con lo pálida que es, le sentará de maravilla. ¿Piensas mandárselo?
—Sí. Creo que será lo mejor, se lo enviaré esta tarde.
—Mírate todo enamorado. Me encanta. Ella es una mujer excepcional y tú, bueno, no creo que haya nadie mejor que tú para ella.
Kiki sonrió y volvió a guardar el vestido en la caja. Luego hizo un gran moño con tela de organza y lo guardó en una gran bolsa negra. HyungWon lo ayudó a guardar la caja y luego salió de la boutique para ir a la editorial.
Cuando entró en el gran edificio donde funcionaba una de las editoriales de su madre, fue recibido por una muchacha.
—La señorita Lee le dejó una nota —dijo la chica y le entregó un papelito con una dirección. La reunión con el editor en jefe de Hormone iba a hacerse en uno de los estudios del centro, así que le agradeció a la muchacha y se metió en su auto de nuevo.
Cuando llegó al estudio aún no había llegado nadie, así que se dedicó a hacer unas llamadas y se sentó en uno de los camerinos. Cerró los ojos y se recostó a esperar.
Hoseok llegó al estudio para una sesión de fotos para la revista y había llegado un poco temprano. Era la primera vez que estaba en ese estudio desde que la revista había cambiado de editorial así que no estaba muy familiarizado con el lugar. Empezó a caminar y a abrir puertas, hasta que entró a una y se quedó de piedra al ver a HyungWon recostado en una de las sillas.
Parecía dormitar. Tenía los brazos apoyados en su regazo, el cabello largo peinado hacia atrás y sus largas piernas estiradas. Vestía una camisa color humo y unos pantalones negros sencillos, pero él los lucía con clase y elegancia. Se quedó mirándolo un rato, no podía desperdiciar una oportunidad como esa. Se acercó despacio, no queriendo despertarlo. Sus ojos se detuvieron en su cara perfecta. Los labios rosados y sugerentes. Y entonces lo hizo. Se inclinó y rozó los labios de HyungWon con los suyos. No sabía por qué estaba haciéndolo, pero su corazón golpeaba furiosamente contra su pecho. Sintió la respiración del alto en su piel y se estremeció. Y volvió a repetir la acción solo que esta vez HyungWon abrió los ojos.
—¿Qué crees que estás haciendo? —preguntó sin moverse, los ojos café fijos en los suyos.
—Yo... —Hoseok se echó para atrás lentamente, intentando formar alguna excusa válida en su cabeza, pero no salió nada de sus labios.
HyungWon suspiró y se incorporó en el asiento. Mirando a Hoseok que estaba avergonzado y se puso de pie. Se acercó a él.
—Hoseok, mírame —dijo en un susurro.
Hoseok dudó, pero al final lo miró.
—¿Qué haces aquí?
—Yo tengo una sesión de fotos...
—¿Por qué me besaste?
—Lo siento. Yo... No lo sé... Necesitaba hacerlo... Lo siento.
—¿Por qué sigues jodiendo con mi cabeza, Hoseok? —se llevó una mano al cabello y lo peinó hacia atrás. Hoseok no pudo quitarle los ojos de encima. Seguía pensando que HyungWon era el hombre más hermoso que había visto en su vida.
—No... Lo siento, Wonnie...
HyungWon dio un paso adelante y apoyó su frente en la de Hoseok.
—Sal de mi vida, por favor, no me lo hagas más difícil... —su voz se hacía más grave mientras bajaba el tono, Hoseok llevó una mano tímida hacia la mejilla del alto y la acarició con el pulgar. Entonces HyunWon cerró los ojos y se apoyó más en el tacto cálido. Hoseok se inclinó un poco hacia él y atrapó los labios de su ex entre los suyos. HyungWon dejó escapar un gemido que murió en la boca del mayor. Sus bocas se buscaban con desesperación. Hasta que el alto rompió el beso.
—No. No puedo hacer esto. No está bien. Todo esto es está jodidamente mal, Hoseok. Tú estás con él. Lo siento. Yo no puedo... No puedo permitir que sigan jugando conmigo.
Hoseok quiso replicar, pero HyungWon abandonó el estudio rápidamente. Lo había echado todo a perder. De nuevo.
HyungWon salió del edificio y se sentó en su auto. Apoyó la cabeza en el volante y lloró.
Estaba haciendo todo mal. ¿Por qué seguía dejando que Hoseok se metiera en su vida? Hoseok estaba con Daniel. Hoseok lo había cambiado por ese estafador. Él, Hoseok, su Hoseok, se había metido con la persona que una vez logró arruinarle la vida. ¿Y él qué hacía? Lo besaba. Odiaba ese comportamiento tan desprovisto de amor propio. Era increíble cómo dos palabras dulces hacían que dudara de todo la fortaleza que creía sentir por momentos.
¡HyungWon! Despierta, Hoseok te usó. Tú sabías que estaba con Daniel, lo viste esa noche besándolo a la salida del restaurante y sin embargo decidiste hacer la vista gorda, no tienes derecho a quejarte. Tú elegiste no ver lo que estaba pasando.
¿Por qué tenía que haberse enamorado de Hoseok? ¿Qué había hecho mal? Solo se permitió sentir de nuevo y había fallado estrepitosamente. No podía dejar de repetir la noche del cumpleaños de Hoseok y las imágenes de Daniel desvistiéndose mientras Hoseok le decía que lo esperara en la habitación se reproducían en cámara lenta en su cabeza. Dolía. Mucho. Dolía el tener que reconocer que se habían burlado de él en su cara. Que Hoseok nunca lo quiso. Que Hoseok estaba con Daniel mientras jugaba al noviecito con él. ¿Desde cuándo había empezado a ser tan patético? Y sin embargo ese beso se había sentido tan real para él. Se limpió las lágrimas y llamó a Su Hyun para decirle que lo suplantara en la reunión porque no se sentía bien y manejó hasta su casa. Cuando llegó tenía una nota de Chang diciendo que se quedaría a cenar en lo de Nunu. Se echó en la cama y se encogió como un bebé a llorar. Estaba harto de ser tan débil y crédulo.
Era hora de tomar las riendas de su vida. Una nueva vida sin Daniel y sin Hoseok.
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