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08.

Chang corrió a abrazar a su hermano y HyungWon lo levantó en vilo, girando con el chico colgando de su cuerpo.

—¡Hyung, te extrañé un montón! —exclamó Chang, sonriendo de oreja a oreja.

—Te traje muchos regalos —le dijo HyungWon mientras subían al auto.

Charlaron animadamente y se pusieron al día con las noticias. Ya se acercaban las vacaciones y tendrían tiempo para estar juntos. Una vez que llegaron a su casa,  y sin ánimos de empacar, HyungWon se tiró en la cama y se durmió apenas tocó su cabeza tocó la almohada.

Al día siguiente se puso a desarmar las maletas. Y entonces vio el dichoso calendario. Pasó las hojas mirando detenidamente las fotos. Hoseok se veía muy bien con uniforme... Pero desnudo se veía mucho mejor, pensó HyungWon sintiendo una punzada de deseo. Decidió llamarlo y salir a algún lado. Ese día no tenía mucho qué hacer y Chang estaba en el parque con Nunu. Marcó el número de Hoseok.

—Hey... soy yo... —dijo ansioso.

—¿Wonnie? ¿Cuándo regresaron?

—Llegué ayer por la tarde —dijo sentándose en la cama—, pero llegué y me quedé dormido. Me desperté hace unos veinte minutos.

—Podrías haberme avisado para así iba a recibirte.

—No te preocupes, ya estoy aquí. ¿Quieres que cenemos?

—Debo terminar una planillas de calificaciones para el colegio, pero puedo pasar por ti después de las siete.

—Perfecto. ¿Quieres que pase a buscarte por tu casa? Podríamos quedarnos en tu apartamento y ver películas... —dijo con coquetería.

—¡No! —respondió Hoseok casi gritando. HyungWon se incorporó en la cama—, mejor no. No limpié y mi casa está hecha un desastre.

—Oh, a mí no me molesta, pero está bien. Te veo en la puerta del Lotte Hotel entonces.

—¿Hotel? —preguntó Hoseok confundido.

—¡El hotel tiene un restaurant, Hoseok! Te va a encantar la cena. Te veo ahí a las ocho.



Hoseok colgó y se puso la chaqueta. Debía verse con Daniel. Cuando llegó a la dirección que este le había dado, el muchacho ya estaba esperándolo.

Se saludaron efusivamente y entraron. Daniel le hablaba sobre las marcas para las que había trabajado y Hoseok prestaba toda la atención. Si iba a aceptar hacer algunas sesiones de fotos, quería asegurarse de saber lo básico sobre el rubro. Se encontraron con los editores que le propusieron a Hoseok trabajar en una serie de catálogos de fitness. Según ellos, Hoseok daba con el perfil. Y cuando Hoseok vio lo que iban a pagarle, no se lo pensó dos veces. Estaba contento. Daniel sonrió al verlo tan entusiasmado.

—¿Estás conforme con la reunión? —le preguntó.

—Mucho. Gracias por presentármelos, Daniel. Me estás ayudando mucho.

El fotógrafo le pasó un brazo por los hombros.

—No me agradezcas, te lo ganaste, costó convencerte pero pudiste hacerlo y mírate ahora, firmando contratos.

Hoseok rio y lo invitó un café.

—¿Quieres que veamos el partido hoy?
—propuso Daniel despreocupadamente.

—Lo siento. Hoy tengo planes.

Daniel sonrió con picardía.

—Oh. Planes. ¿Tu chico bonito volvió?

Hoseok asintió sonriendo.

—Me alegro por ti... —dijo, pero aunque Daniel sonrría, Hoseok notó el tono triste en su voz.

—Podemos cenar mañana si quieres.

—No tienes que hacer eso, Hoseok. Es solo que a veces recuerdo que estoy solo.

—Escucha, tienes que intentar olvidar a tu ex. No era bueno para ti, Daniel.

—Tienes razón. Pero aún duele...

Hoseok sintió rabia contra el ex de su amigo. Se notaba que Daniel no lo había superado y se preguntaba quién era el tipo despreciable que lo había lastimado tanto.

—¿Tú volviste a verlo de nuevo?

Daniel negó con la cabeza.

—No. Después de que terminamos, me fui. A otro país, no quería que me encontrara. Él tiene mucho dinero y tú sabes como son los ricos, simplemente se salen con la suya. Me acosaba por todos lados y yo no podía seguir así.

—Podrías haberle puesto una orden de alejamiento... —Hoseok estaba realmente preocupado.

—Ya te dije, se hubiera salido con la suya. ¿A quién piensas que le creería la policía? ¿Al hijo de una familia millonaria o a mí, un pobre diablo? No tenía sentido. Ellos siempre ganan.

Hoseok se terminó de vestir y tomó un taxi hasta el hotel. Cuando se apeó del auto, vio HyungWon en la puerta del hotel, hablando por teléfono. Y casi se va de espaldas al ver la cabellera rosa. Vestía una camisa color negra y un pantalón color humo. Llevaba el cabello suelto y reía echando la cabeza hacia atrás. Varias cabezas se giraron a mirarlo. HyungWon era más alto que el promedio así que llamaba la atención y sumado a que era precioso, era difícil escapar a su encanto. HyungWon se giró y entonces lo vio. Y le guiñó un ojo. Hoseok sintió que se le aflojaban las piernas.

Se adelantó y HyungWon cortó la llamada y abrió los brazos hacia él. Hoseok no lo dudó y se fundió en el abrazo de ese hombre perfecto.

—Hola... —dijo Hoseok contra su cuello, aspirando su perfume hasta casi perder el sentido.

—Hola, bonito. —Se separó un momento para inclinar la cabeza y tomarle la cara entre las manos para terminar dándole un beso que lo hizo olvidarse de todo.

—Tu pelo... —dijo Hoseok tocándole el cabello— ¡Wow, me encanta!

HyungWon sonrió y sacudió la cabeza.

—Si te contara cómo pasó esto. Vamos, entremos.

Un maitre se acercó a ellos y los condujo a una mesa. Una camarera se acercó y les dejó un menú impreso en letras doradas.

—Te recomiendo el cordero marinado, es exquisito —dijo HyungWon señalándole algo en el menú—. ¿Qué vino te gusta?

—Elige tú, no soy muy conocedor de vinos.

La chica de acercó a la mesa nuevamente cuando HyungWon la llamó.

—Vamos a pedir el cordero marinado en pasta de soja y el kimchi blanco en foie gras. Y para beber un Chinon de Loira.

Hoseok seguía maravillándose ante detalles que para él eran excesivos. Pero de nuevo, apartó esos prejuicios de su cabeza y se concentró en su cita. Sonrió tontamente mientras HyungWon se despachaba en una cantaleta incontenible de anécdotas sobre los desfiles y la ropa.

—Así que ahora también eres modelo —dijo Hoseok riendo.

—Digamos que soy como el modelo de respaldo
—HyungWon reía y gesticulaba con las manos, tendrías que haberme visto, parecía un robot. Quería morir.

La cena, como predijo HyungWon, estuvo deliciosa. Al momento de pagar simplemente HyungWon estiró su tarjeta a la moza y siguió hablando como si nada.

—¿Por qué no dividimos la cuenta? —preguntó Hoseok interrumpiéndolo.

—Nada de eso, yo te invité. —Respondió el otro encogiéndose de hombros—. Oye... —HyungWon se inclinó hacia adelante—, ¿quieres repetir lo de esa noche?

Hoseok se aclaró la garganta. Por supuesto que quería. En realidad no lo quería, lo necesitaba. Asintió apresuradamente y HyungWon le sonrió de costado.

—Vamos a tu casa... —Hoseok se empezó a levantar.

—Tengo una mejor idea —Hyungwon se acercó y le atrapó la boca en un beso profundo—. Tú sígueme...

Salieron al lobby y HyungWon reservó una suite. Ya en el ascensor empezaron a besarse. HyungWon tenía las manos de Hoseok en su trasero y este las de el alto en su cuello. Bajaron casi corriendo y cuando entraron Hoseok ya estaba sin camisa. HyungWon casi se la había arrancado.

—Oh, Dios —siseó el alto cuando los labios de Hoseok aterrizaron en su pecho y comenzaron a recorrer su piel— no sabes lo que anhelé esto...

Hoseok se trepó sobre el cuerpo delgado y volvió a besarlo con desesperación. No queriendo ni respirar para morirse encima suyo, dentro suyo.

HyungWon jadeaba contra las sábanas frías, las manos grandes contrarias reptando por sus muslos. Hoseok se dio cuenta que no tenía lubricante así que llevó dos dedos a la boca de HyungWon y este chupó con avidez. A veces había que improvisar.

HyungWon se estremeció cuando sintió los dedos en su entrada, abriéndose paso suavemente, preparándolo para el placer. Cuando sintió que estaba listo, Hoseok se alineó y con una mano levantó una de las piernas de su compañero para tener un acceso más pleno y cómodo y, entonces lo penetró. HyungWon gimió ruidosamente ante la intrusión. Hoseok era enorme, apero sabía como darle placer. Unos segundos después y cuando y habiéndose acostumbrado al tamaño, HyungWon le dijo que ya podía moverse. Entonces Hoseok empujó. A partir de ahí todo fue un remolino de sensaciones. Hoseok estaba fuera de sí. HyungWon se sentía tan bien en su cuerpo...

—¿Estás saliendo con Hoseok? —Kihyun se sacó los lentes y se cruzó de brazos.

—No sé. Tenemos sexo. Salimos a cenar...

—Bueno, eso no significa nada, pero me alegro por ti. Desde que terminaste con el idiota de Kang no has salido con nadie.

—Lo sé, pero tampoco pienso precipitarme, quiero ir lento. No quiero llevarme ninguna sorpresa.

—¿Le preguntaste sobre el calendario?

—No. No me pareció correcto. Si no me lo contó es porque no está listo para decírmelo.

—¡Qué considerado! —se burló su amigo. Le hizo un gesto para que se pusiera de pie. HyungWon se paró a su lado y estiró los brazos para que Kihyun pudiera tomar algunas medidas.

—Ya te dije, Hoseok es algo reservado. Además nos conocemos hace poco, no quiero que piense que lo estoy juzgando.

—Sí, quizás tengas razón. Gírate... ¿Le dirás a Chang?

—Todavía no. Dejaré que las cosas sucedan solas, pero me gusta. Me gusta mucho.

Las semanas que siguieron, Hoseok y HyungWon se la pasaron uno encima del otro. Cena, sexo, café, películas, más sexo, más cenas y más café. Hoseok estaba contento, incluso hasta tenía ganas de ir a dar clases. Estaba más relajado con el alquiler, ya que los calendarios le habían dejado una buena cantidad de dinero y sumado al sueldo del colegio, había podido pagar algunas deudas. Se encontraba todo el tiempo pensando en su hombre de cabello rosa y labios de fuego. Quería verlo a todas horas, besarlo, tocarlo. A veces no aguantaba y lo iba a buscar a su estudio y termonaban haciendo el amor en el baño, sobre el piso, contra el escritorio. Era una locura.

Hoseok estaba enamorado.

Esa tarde había ido con Daniel a una agencia porque tenían que recoger unas muestras. Le hicieron a Hoseok unas pruebas de maquillaje y vestuario. Hoseok se miraba en el espejo y se desconoció maquillado de esa manera. Daniel aprovechó para sacarle algunas fotos.

—Me gusta este maquillaje más que el anterior —observó el fotógrafo haciéndole girar la cara con un dedo bajo su barbilla—. ¿Sabes que la edición del calendario fue la más vendida el mes pasado?

Hoseok abrió los ojos sorprendido.

—Bromeas.

—Y aún hay más. Quieren ofrecerte una campaña.

Daniel sonrió y se cruzó de brazos mirando la expresión de sorpresa en la cara de Hoseok

—Daniel, eso es... Es increíble, pero yo tengo otro trabajo.

—Lo sé, lo sé. No te preocupes, yo me aseguraré de que puedan acomodar los horarios, es una gran oportunidad, Hoseok.

Hoseok asintió lentamente. ¿Debía aceptar las oportunidades que se le estaban presentando?

Sonrió y se recostó sobre la silla. Al fin todo marchaba bien en su vida.

—Te invito a cenar —dijo levantándose y tirando de Daniel hacia la puerta—, nada de esto estaría pasando de no ser por ti. Eres un buen amigo, Daniel.

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