07.
—¿Acaso perdiste la cabeza? —HyungWon miró a Kihyun y sacudió la mano en señal de disgusto.
—Vamos, sabes que si no fuera algo de vida o muerte, no te lo pediría. Es solo para el desfile. Nos falta un modelo y alguien propuso que lo hicieras tú... No te estoy pidiendo enviar un cohete al espacio, Wonnie. Sabes que esto tiene que salir bien, nos conviene a todos.
—Ki, primero no soy modelo y segundo, jamás me he tocado el cabello y ahora quieres que lo tiña de rosa.
—Es un color, nada más. Por si no te has dado cuenta, este color —Kihyun se agarró un mechón de cabello rojo cereza— no es mi color natural... —Kihyun revoleó los ojos ante la inmadurez de su amigo.
—¿Qué es lo que tanto discuten? —preguntó Rowoon entrando al taller.
—Acá, tu jefecito no quiere ayudarnos.
—Ah, sí, escuché a Min decir que te habían propuesto desfilar. No es tan grave, Wonnie. Tienes las proporciones, el rostro... solo pon un pie delante de otro y camina.
—Sí, claro. Así de fácil. Bien, supongamos que acepte, ¿es necesario el cabello rosa?
—Absolutamente. Es el concepto de la colección, tonto. Deja de hacer un mar de una gota de agua...
Cuatro horas después HyungWon se miraba al espejo entre maravillado y espantado. Se tocaba la cabeza una y otra vez.
—Parezco la princesa chicle —dijo intentando acostumbrarse al color vibrante de su cabellera.
—Te queda espectacular —dijo Min que ahora tenía el pelo lila cobrizo—, creo que deberías adoptarlo de manera permanente.
HyungWon lo miró y chasqueó la lengua. Aunque ya no había nada que hacer, el daño ya estaba hecho.
—Oye, frutillita —le gritó Kihyun haciéndole señas—. ¡A maquillaje, ahora!
HyungWon se giró hacia Minhyuk y Rowoon a los que estaban terminando de maquillar.
—¿Siempre tiene ese humor? —preguntó señalando con la cabeza al pequeño diseñador que refunfuñaba por lo bajo.
—Ah, bienvenido al mundo de los modelos. Siento informarte que acá ya no eres el jefe, eres un muñeco más, querido —dijo Minhyuk echándose a reír con Rowoon.
Hoseok salió del vestidor algo incómodo con la ropa ajustada. Daniel sonrió y le indicó donde debía pararse y cómo posar. Primero le tomó algunas fotos de rostro, para probar el perfil, luego de cuerpo entero.
—Perfecto —dijo mirando las fotos en su cámara—. De veras no sé por qué no intentaste modelar antes, eres muy fotogénico. ¿Te molestaría quedarte solo en pantalones?
Hoseok asintió y se quitó la playera. Daniel sonrió satisfecho. Era justo lo que había pensado, JeongHan era realmente muy atractivo. Se felicitó internamente el haber llamado ese día al servicio de acompañantes.
—Estuviste genial —dijo Daniel mientras desarmaba el equipo de fotografía un rato después—, voy a mandar estas fotos ya mismo al editor. —¿Te gustaría ir a cenar? Conozco un lugar aquí cerca.
Hoseok aceptó y ambos se dirigieron a un restaurant cerca de donde se encontraban.
—Así que dime JeongHan, ¿de qué trabajas además de ser acompañante?
—Soy profesor —respondió Hoseok encogiéndose de hombros.
—Me gusta este lugar —dijo mirando alrededor— no se parece en nada al restaurant al que fuimos la vez que nos conocimos.
—¿Te cuento un secreto? —preguntó Daniel sonriendo e inclinándose un poco hacia adelante— los lugares de lujo no son precisamente mi estilo, solo quise darte una buena impresión.
Hoseok parpadeó con sorpresa. Así que había querido impresionarlo.
—¿Una buena impresión? —preguntó.
—Sí, ya sabes, los lujos impresionan.
—No a mí —dijo Hoseok—. Si te soy sincero, me agradas más ahora que cuando te conocí
Ambos rieron.
—No soy rico —dijo Daniel jugando con un cubierto entre sus dedos—, tuve algunas malas experiencias con ese tipo de gente, pero cuando aceptaste salir conmigo esa noche quise impresionarte.
Hoseok se sintió culpable por haberle estado mintiendo acerca de su identidad.
—¿Puedo decirte un secreto yo también? Quizás te enojes, pero mi nombre no es JeongHan. Es Hoseok —dijo esperando que Daniel no se deceocionara de él. Sin embargo, el hombre se echó a reír.
—Ah, Hoseok. Me gusta tu nombre. Y no te preocupes, entiendo que hayas querido proteger tu identidad, después de todo no me conocías. Así que dime, Hoseok, ¿tienes novio?
—Bueno... yo no lo llamaría novio exactamente. ¿Y tú?
Daniel sacudió la cabeza.
—Estuve en una relación larga, pero me hizo mucho daño y no pude volver a formar una pareja.
—Oh, lo siento mucho.
—Ya está, es cosa del pasado, pero cuando entregas tu corazón a alguien y lo pisotean... Es difícil volver a confiar.
—¿Es esa persona rica de la que hablabas? —preguntó apenado. Daniel lucía afligido.
—Sí, así es... Él era hermoso, supongo que todavía lo es, y yo aún era más bien inexperto. Él me enseñó todo, fue mi primer amor. Pero solo estuvo jugando conmigo, no estaba a su nivel y no perdía oportunidad de recordármelo... fue...
Hoseok sintió una ola de simpatía hacia su nuevo amigo. Apoyó una mano en la suya y lo palmeó, intentando reconfortarlo de alguna manera.
—Lo siento, se ve que lo amabas.
Daniel suspiró y se acodó en la mesa.
—Bueno, no puedo seguir recordando el pasado. Después de todo algo bueno salió de todo eso, ¿sabes? La tarde que te contacté, fue la primera vez que salí con alguien luego de... bueno, de él... Creí que al salir con alguien que estaba acostumbrado a salir en citas iba a ser más fácil, aceptar la idea de que mi dolor no iba a durar para siempre.
—Te entiendo. No es fácil luego de una ruptura. Yo también estuve mucho tiempo en pareja.
—Pero ahora estás conociendo a alguien, ¿no? —preguntó terminando de comer.
—Bueno, no lo sé realmente. Me gusta, mucho. Él es muy hermoso.
—Ah, los hermosos son un dolor de cabeza —sentenció Daniel riendo con simpatía. Hoseok se contagió de su risa.
—Esperemos que no lo sea. Ahora está de viaje y a decir verdad ya quiero verlo.
—¿Estará fuera por mucho tiempo?
—Un mes. Pero bueno, es por trabajo.
—De algo hay que vivir, ¿no? Escucha, ¿qué dices sobre la edición de calendario? Serán algunas fotos con algunos uniformes, ya sabes, bombero, policía, médico...
Hoseok se ruborizó por completo.
—Es un buen dinero y tampoco es que estarás desnudo. ¿Qué dices?
Tienes que pagar el alquiler, Hoseok.
—De acuerdo, confío en ti. Si tu dices que es una buena oportunidad, entonces lo haré.
Daniel sonrió con toda la cara y Hoseok se sintió bien por primera vez en mucho tiempo.
HyungWon apretó los puños intentando alejar los nervios. No entendía como Minhyuk, Rowoon y Mingyu hacían eso todo el tiempo.
—Tranquilo — le dijo Kihyun ajustándole las mangas de la chaqueta—. Tú respira, mira hacia un punto fijo y camina.
HyungWon asintió y se preparó.
—Vamos, es tu turno —lee susurró su amigo y le dio un pequeño chirlo en una nalga.
HyungWon caminó hacia adelante, sin pensar en los flashes ni en los rostros de la gente. Sabía que estaba siendo observado por todos en el lugar y tuvo una pequeña sensación de vértigo. Pero intentó enfocar su mente en cosas más agradables. En Hoseok por ejemplo. No, mejor pensaba en otra cosa no quería estar caminando en la pasarela con una carpa entre sus pantalones.
—¡Bravo! —aplaudió Minhyuk corriendo a abrazarlo una vez que entro tras bastidores—. ¡Eres oficialmente un modelo! Todos comentaban lo impresionante que te veías. Deberías dejar la publicidad y dedicarte a esto.
HyungWon rio y se quitó la chaqueta. Una estilista comenzó a desabrocharle los pantalones y él se sobresaltó. Minhyuk se rio.
—Acostúmbrate, cielo —dijo mientras otra mujer lo desvestía también—, no hay tiempo que perder, tenemos que volver a salir para la vuelta final.
HyungWon dejó que lo desvistieran y volvieran a vestir. La ronda final era salir con todos los modelos y el diseñador de la colección.
Kihyun se paró para salir y agarró a sus cuatro amigos, dos de cada lado, todos tomados de la mano.
—¡Lo hicimos bien! —dijo sonriéndoles antes de salir—. ¡Ahora, mis amores, vamos!
La sala se deshizo en aplausos y Kihyun brillaba más que el sol parado entre sus modelos que lo aplaudían con entusiasmo. Todo había sido un éxito.
Luego de cenar con sus amigos y el resto del equipo, HyungWon se dio un largo baño y se recostó a dormir. Entonces su teléfono sonó. Número desconocido.
—¿Hola? —dijo un poco somñoliento por el baño.
—¿Hyungwon? Soy Hoseok.
HyungWon se sorprendió. Faltaba poco menos de una semana para volver a Seúl y Hoseok no lo había llamado ni una vez. Y francamente ya estaba empezando a hartarse de su actitud.
—Hoseok... Hola... ¿Cómo estás?
—¿Te desperté? No sabía en qué horario podía llamarte.
—No te preocupes. Aún no me iba a dormir. ¿Cómo estás?
—Bien, ¿y tú?
—Cansado. Todo esto de la colección es estresante, así que todos estamos un poco estresados. Cuéntame tú, ¿cómo está todo por allá?
—Como siempre. La gente normal no tiene una vida agitada y fabulosa como la tuya.
HyungWon frunció el ceño ante el comentario, pero decidió dejarlo pasar; aún no conocía bien a Hoseok así que no sabía si estaba bromeando.
—Supongo... —dijo intentando sonar amable—. Oye, en una semana estaré por allá de nuevo, ¿dónde quieres que salgamos? ¿Quieres ir a cenar?
—Seguro. Me encantaría.
Hablaron unos minutos más y luego se despidieron. Había algo en el tono de Hoseok que definitivamente le había molestado, pero no entendía por qué le moslestaba. Decidió no darle muchas vueltas al asunto. Recién estaban conociéndose. Que hubieran tenido sexo una vez no significaba que ya se conocieran.
MinHyuk bostezó y cerró los ojos mientras la estilista trabajaba en su cabello. Un grito los hizo volver a todos a la realidad. Mingyu entró haciendo gestos casi inhunanos.
—¡Dios santo, Mingyu! ¿Por qué diablos eres tan escandoloso? —lo reprendió Kihyun.
—Miren esto... —lanzó sobre la mesa de maquillaje un calendario. MinHyuk se inclinó y abrió los ojos como platos.
—¿Acaso es...? —dijo tapándose la boca con ambas manos.
—¿Hoseok? —Kihyun se apresuró a quitarle el calendario de las manos. Todos se levantaron y lo rodearon mientras su amigo pasaba las páginas. Nadie decía nada. HyungWon entró secándose el cabello y vio un rejunte de cabezas.
—¿Qué sucede ahí?
Rowoon le hizo un gesto para que se acercara. Los ojos de HyungWon casi se salen de sus órbitas. Hoseok vestido de bombero. Tragó con fuerza. Hoseok vestido de soldado. De repente la habitación se sentía muy caliente. Hoseok vestido de policia. MinHyuk codeó a Mingyu y ambos sonrieron.
—Wonnie, ¿tú sabías que el profe tenía una doble vida? — le preguntó Kihyun.
HyungWon negó repetidas veces. Aún estaba más que sorprendido. Hoseok jamás le había mencionado que fuera modelo... Ese tipo de modelo. No lo juzgaba, después de todo él trabajaba en la industria del entretenimiento también, pero le extrañó que no le hubiera mencionado nada. Quizás le daba vergüenza, al ser profesor y su hermano estudiaba en la misma escuela donde él daba clases.
—¡Ahhh, pido el mes de Septiembre! —gritó MinHyuk riendo.
—Sí, toma, pégalo en la cabecera de tu cama, a Joo le encantará saber que le dedicas varias manualidades a su mejor amigo —se burló Kihyun devolviéndole el calendario a Mingyu.
MinHyuk resopló molesto.
—Esto de tener pareja no es nada divertido... —dijo volviéndose a sentar. La estilista se echó a reír.
—Mingyu, ¿de dónde sacaste eso? —le preguntó HyungWon con interés.
—Me lo mandó un amigo.
HyungEon sonrió. Después de un rato agarró el calendario y se lo guardó en el bolso.
A Hoseok casi se le cae la cara de vergüenza cuando se vio en el calendario. Daniel se echó a reír cuando vio que su modelo se tapaba el rostro colorado.
—¡No tienes por qué sentirte avergonzado, Hoseok! Saliste muy bien. Ya tienes el dinero depositado.
Hoseok suspiró y se pasó la mano por el cabello.
—Solo espero que esto no lo vea alguno de mis alumnos... ¡Qué vergüenza!
—Escucha, a los editores les encantaste. Creo que es hora de reconsiderar eso del modelaje.
—Oh, no... No sé, Daniel. Aún no me recupero de esto —dijo señalando el calendario.
—Te propongo una cosa. En una semana tengo que ir al set de una producción para una revista nueva. Podrías acompañarme y ver como trabajan. Luego podrás decidir.
Esa tarde Hoseok saldó su deuda con el casero y pudo pagar un mes por adelantado también. Le habían pagado muy bien y pudo respirar un poco más aliviado.
—Hey, Hoseok, ¿quieres venir a casa? Me gustaría mostrarte algo en lo que estoy trabajando. Podríamos tomar unas cervezas y pedir pizza... —le propuso Daniel a la noche.
—Eh...
—Vamos, no tengo muchos amigos y aparte, en serio, me gustaría mostrarte algo en lo que estoy trabajando.
Al final Hoseok aceptó y una hora después estaba tocando timbre en el departamento de Daniel.
—Me alegro que hayas aceptado venir —Daniel lucía contento y Hoseok le sonrió.
El apartamento de Daniel era bastante más espacioso que el suyo. Apenas amueblado. Como si se hubiera mudado recientemente.
—Lindo a partamento —observó Hoseok mientras Daniel buscaba las cervezas.
—Fue lo que pude pagar, los alquileres aquí en Seúl están por las nubes —dijo dejándose caer en el sofá.
—Ni que lo digas, gracias al dinero del calendario pude adelantar algunos meses, pero aún así siguen siendo casi imposibles de pagar.
Daniel suspiró asintiendo.
—Te dije que pagaban bien por estos trabajos, por eso creo que deberías pensar bien lo que te estoy proponiendo. Podrías dejar eso de los acompañantes.
Hoseok se mordió la lengua para evitar decirle toda la verdad a Daniel.
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