Narradora.

   Moebius, un reino conocido como "La Tierra de los Bandalos". Tenía bien merecido ese apodo, pues la mayoría de su población eran criminales, gente que estaba en las malas vidas y muchas cosas turbias. Una de las bandas más influyentes en ese hámbito eran, sin duda alguna, Thunder Serpents. Su líder, Scourge The Hedgehog, hacía lo que cualquier adolescente de 15 años haría en ese tipo de ambiente: quilombo, obviamente. Con sus amigos irrumpieron en un museo, uno de esos históricos, y lo bandalizaron a más no poder, incluso destruyeron la mayoría de cosas que había en ese lugar.

   La ley no haría nada al respecto, en ese reino abundaban los políticos corruptos, al igual que la justicia. El ser el hijo de la reina Sapphire y el rey Jeunesse tenía muchos beneficios para Scourge, ya que si de por sí la justicia no servía, ¡mucho menos si se trataba de la familia real! Aunque sea la más disfuncional del reino en sí.

   Moebius también era conocida como "Octava Maravilla" debido a los innumerables sitios turísticos e increíbles que se hallaban en sus cuevas y sus inmensos territorios. Como era de esperarse, tras uno de los escapes nocturnos de Scourge y retornar a su habitación, su padre ingresó en ella, provocando el sobresalto del verde jade, lo que hizo que fingiera estar dormido casi al instante en el que la puerta se abrió.

   ~ ¿Hijo...? ¿Estás acá? ~

   Se oyó un susurro. Scourge no tardó en reconocer la voz de su padre, por lo que dejó de fingir y se sentó en su cama.

   ~ Sí estoy, ¿qué querés, viejo? ~

   Preguntó en un tono cortante. Agarró su teléfono y se dispuso a escribir algo, como si no le importara que Jeunesse estuviera ahí parado.

   ~ Dejá el celu un rato y escúchame, traje algo que puede que te guste ~

   Esas palabras bastaron para que el verde jade dejara el teléfono en la mesita de noche y le prestara atención a su progenitor, el cual se sentó frente a él sosteniendo algo en sus manos, cosa que despertó la curiosidad en el de ojos azules.

   ~ Creo que si prendés la luz vas a poder ver lo que traje, bola ~

   Scourge se dio cuenta que su padre tenía razón, por lo que se levantó y prendió la luz, y ahí pudo ver que las manos de Jeunesse había una tela negra que estaba envolviendo otra cosa en las manos del mayor, algo a lo que el verde jade no le emcontró forma por cómo estaba posicionada la tela.

   ~ ¿Qué es? ¿Qué trajiste? ~

   Interrogaba tratando de ocultar su curiosidad, no le salió muy bien como él quería, puesto que Jeunesse se dio cuenta. Sonrió y miró los intentos fallidos de su hijo por ocultar la evidente intriga que sentía.

   ~ Chan, chan, chan... ~

   Jeunesse puso suspenso, y tras unos minutos de sufrimiento (para Scourge) retiró la tela negra. Allí abajo tenía una cámara de video, podía parecer simple, pero al de ojos azules le fascinaba. Con su padre tenían una relación un poco extraña, a veces era buena y a veces mala, ¿y qué mejor terapia que pasar tiempo de calidad juntos? Ahora, ambos sabían para qué querían esa cámara, pero tenían que confirmar que pensaban lo mismo.

   ~ ¿Estás pensando lo mismo que yo, viejo? ~

   ~ Si no soy un gorreado sí ~

   Ambos se quedaron en silencio, hasta que el de ojos azules comenzó a contar hasta tres, y que así los dos dijeran lo que estaban pensando. Y al fin, llegó a 3.

   ~ ¡Exploraciones urbanas! ~

   Dijeron al unísono, con una sonrisa competitiva, chocaron sus puños cuando notaron que sí pensaron lo mismo. Se crearon un canal de YouTube, y ese sólo sería el principio de unas grandes aventuras.