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¿Quién se cree? parte 2.

¿Quién se cree?

¡Oh Dios mío! ¿Qué... Qué está pasando aquí? ¿Qué es esto? Exclamó Ana mentalmente mientras veía la escena que presenciaban sus ojos. Sintió que todo a su alrededor se volvía obsoleto. Los sonidos apenas perceptibles de la noche fueron saturados n su cabeza, sentía que le faltaba el aire, no sabía que hacer, como sentirse, como reaccionar ante esa situación. Sólo podía dejar la vista en lo que se encontraba frente a ella, esa horrible escena que la partía el alma en tres pedazos, jamás pensó que Bob fuera capaz de semejante barbaridad

De un momento a otro Ana sintió el poco peso de las cálidas lágrimas que surgían de sus ojos y empezaban a deslizarse por sus rostro bañandolo en una total y completa expresión dolorosa y decepcionada, cada lágrima se derramaba con una agonizante lentitud por su sorprendido y pálido rostro se sentía horrible.

Pero "¿Qué fue lo que pasó? Por qué lo hizo? ¿Por qué aquí? ¿Por qué con ella? ¿Que no soy suficiente para él?" Esas interrogantes bagaban por su cabeza haciendole confundirse más, no entendía que estaba pasando en ese lugar, frente a ella, no quería entender.

—Bob... — dijo Ana con voz entrecortada y temblorosa.

—¡¿Qué mierda?! ... Ana... Eh no es lo que estás pensando, yo... Yo te lo puedo explicar no es lo que piensas — soltó Bob nervioso en cuanto escuchó la voz quebrada de Ana y percatarse de su presencia en aquel lugar en donde se había estado devolviendo de placer hace tan sólo segundos con aquella chica tan conocida por ambos la cual en ese momento se apartó rápidamente de Bob para tomar su ropa del suelo y cubrir rápidamente su desnudez.

Ana no sé inmutó ante la expresión de su esposo ni siquiera estaba escuchando lo que este le decía. Ella Sólo se limitaba a observar a la chica que encontraba cubriendo su cuerpo, la miraba con una expresión decepcionada y una mueca de asco y desaprobación. No podía creer que esa persona que se encontraba frente a ella en esos momentos fuese la misma a quien conocía desde pequeña y a quien había visto crecer todos esos años, no podía creer que fuese ella quien se encontrara en esas circunstancias frente a ella y para colmo a un peor : en su casa una casa donde ella prácticamente creció.

—Ana yo...

—Cállate Bob

—Ella me...

—¡Qué te calles te digo!— dijo Ana impasible con un aire de superioridad.

Los miraba a ambos con recelo y asco.

—¿Qué no te da vergüenza? Está muchacha podría ser tu hija.

—Pero mi amor yo...

—Qué te calles no me digas nada — a ti debería de darte lástima y vergüenza, hasta hace poco yo te consideré una hija para mi y mir como me pagas eh... Acostandote con mi marido un hombre que podría ser tu padre y al que tú prácticamente odiabas o eso es lo que aparentabas— dijo Ana fiajando su vista en la chica.

La castaña abrió la boca para comentar algo pero no alcanzó a pronunciar palabra cuando la mano de Ana se estampó contra su mejilla.

—Calla. No te atrevas a decir ni una sola palabra . — dijo Ana con la cara roja de furia y la mano ardiendole por el golpe qiele proporcionó a la castaña.

La chica solo se limitó a frotar su mejilla y a baja la cabeza de manera que no notarán las lágrimas en sus ojos.

Bob se quedó con la boca abierta y los ojos de par en par pero no dijo nada al respecto. La chica tampoco articuló palabra para defenderse de las acusaciones de Ana.

Ana apartó la vista de la chica para examinar a Bob quién se dirigía a ella con los brazos en el aire para tomarla del mismo, pero ella de inmediato se apartó con un desagrado palpable a kilómetros de distancia.

—No me toques — dijo ella recorriendolo de pies a cabeza con una mirada de desconfianza y asco.

Ana tomó la iniciativa de salir corriendo del lugar y dirigirse a su habitación con el rostro bañado en lágrimas, haciendo que se notaran las pequeñas pecas que minaban su hermoso y blanquecino rostro.

—¡Ana! — el grito de Bob se escuchó por toda la casa.

—Pensé que no la querías. — dijo la chica hablando por primera vez.

—Nunca dije eso. Ella es mi esposa y la amo.

—Pero dijiste que la dejarías por mi.

—Nunca dejaría a mi esposa por una niña tonta e ingenua como tú. Yo... Yo la amo y mira como está por mi culpa, por tu culpa.

—Mi amor yo...— dijo la chica con las lágrimas a flor de piel sin terminar de hablar porque fue interrumpida por la voz cargada de furia de Bob.

—¿Tu qué... Tu qué? ¡CÁLLATE! ¡CÁLLATE! ¡CÁLLATE! ¡NO ME LLAMES ASÍ! — rugió de Bob con la cara roja de ira.

La chica no dijo nada más, sólo se echó a llorar sollozando por lo bajo dedicándose a vestirse.

—¡VÍSTETE! Y sólo... ¡SOLO LÁRGATE DE AQUÍ! no quiero más problemas con mi esposa ni tampoco quiero que tenga una crisis nerviosa o que le vaya a subir la presión todo por tu culpa.

Eso fue lo último que le dijo a la chica antes de marcharse y encaminarse al segundo piso en dirección a su habitación para hablar su esposa.

Bob entró a la habitación marital que compartía con su esposa y en cuanto atravesó la puerta encontró a Ana en la cama con el cuerpo hecho un ovillo con los brazos en las rodillas y con los ojos un tanto rojos por las lágrimas.

—Ana— dijo con una voz suave a la cual ella no respondió. Sólo se escuchaban sus sollozos en toda la habitación —Ana, lo siento mucho, yo no... Yo no quería pero es que ...

—¿Pero es que qué? ¿Que no querías qué? ¿Ah? ¿Engañarme? ¿Hacerlo con una muchacha que podría ser tu hija? ¿ah?— dijo Ana alterada en un hilo de voz  —¿Cómo te atrevíste?  Soy tu esposa, y para el colmo en mi propia casa, nuestra propia casa en la cual vive nuestro hijo ¿Tan poco te importamos? ¿Tan poco te importo?

—Ana cariño yo...

—¡No me digas cariño! ¡No me digas nada Bob! ¡No me dirijas la palabra! ¡No quiero hablar contigo! No me importa lo que hagas. Desde ahora no me importas lo único que me importa es mi hijo. Tú para mí no eres nada.

—Ese miser...

—¡CÁLLATE! Mucho cuidado con lo que dices, no tiene ningún derecho a insultar a mi hijo después de lo que acabas de hacer— dijo gritando con una actitud de un tono amenazante en su voz— y no quiero hablar de esto de nuevo, no te quiero cerca de mí y cerca de mi hijo, no quiero que Scott se entere de esto, eso sólo lo destrozaría.

—Bueno, pues entonces... ¿Nos vamos a dormir?

—No Bob, tú no vas a dormir aquí, p que crees que tu me engañas y yo de masoquista voy a hacer como si nada pasó. Tu no dormirás aquí así que en este momento te me largas de mi casa, no te quiero ver aquí, toma tus cosas y vete.

—Pero An...

—Pero nada, Tomás tus cosas ahora mismo y te largas de mi casa.

Bob se quedó estático en su mismo lugar, contaía la mandíbula y apretaba los puños a ambos costados de su cuerpo. No dijo nada sólo se limito a tomar algo de ropa y meterlo en una maleta.

Bob estaba en el pasillo que daba la escalera y cuando pasaba frente a la habitación de Scott dijo:

—Maldito engendro, como te desprecio — dijo Bob haciendo referencia Scott, después de eso bajó las escaleras, salió de la casa, se subió a su auto y se dirigió a buscar un hotel pensando en lo que había hecho y golpeando el volante de su auto.

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Gracias a todos por leer este capítulo, espero les haya gustado, les prometo que pronto estaré subiendo un nuevo capítulo.

Los quiero mucho a todos mis minions besos para todos, bye.

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