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Una sonriente Jihyo se acercó al sitio de trabajo de la castaña, aprovechándose de las ruedas de su silla. — Bien hecho Jeong, esas fotos del baile de primavera estuvieron geniales. — Halagó escuchando un cansado tarareo en modo de respuesta, pues la mayor masajeaba suavemente la zona de su cuello que le permitía su mano, demasiado concentrada en ello como para hablar.
— Me enteré de que la jefa te dio un bono por eso ¿Eh? — Era verdad que Jeong estaba cansada y sin deseo alguno de escuchar la conversa de su amiga, pero aquellas insinuantes palabras y la sonrisa lasciva que esta le regaló, bastaron para que decidiera encararla antes de que diera rienda suelta a sus pensamientos pecaminosos.
— De acuerdo, cualquier pensamiento impuro sobre la jefa y yo detenlo justo allí ¿Bien? — Pidió señalándola de forma acusatoria con su índice, viendo como la menor simplemente bufaba. — Ya te dije que nada pasara entre ella y yo. — Agregó decidida viendo como esta rodaba los ojos.
— Aish, no entiendo que clase de Alfa eres, no he conocido a ninguno que se negara tanto a estar con ella. — Habló Jihyo entre bufidos, lamentándose de que no fuera ella a quien la Omega le echara el ojo.
Y Jeong lo sabía, su amiga era una enamorada de la vida, amante de todas las mujeres lindas que conociera, incapaz de perder como decía ella, las oportunidades que le enviaba la diosa del amor. — Bueno, ya me conoces a mi. — Respondió moviendo sus hombros empezando a "ordenar" las cosas sobre su escritorio, cosa que era un insulto para Jihyo que no entendía en que lugar estaba el desorden.
— ¡Aburrida! — Vitoreó suavemente, haciendo ademán de volver a su sitio, sabiendo que tenía un artículo por terminar, cuando recordó la otra razón por la que se acercó a la mayor al principio. — Por cierto ¿Que harás en tu día libre? — Preguntó a modo de susurro sorprendiendo a la castaña que no entendió como era que hacía para enterarse de todo.
Jeong frunció el ceño con confusión. — ¿Como sabes eso? — Cuestionó dejando de lado su labor, logrando hacer sonreír a la Beta.
Esa sonrisa coqueta de parte de Park Jihyo no podía significar nada bueno. — No subestimes mis habilidades Yoo. — Aconsejó y por la mirada rápida y pícara que dio en dirección al escritorio de la joven secretaria de la Omega mayor, Jeongyeon entendió todo.
— Dahyun. — Concluyó entre suspiros, negando sin poder creerse el enorme descaro y apetito sexual de aquella Beta que agradecía la consideraba una hermana, pues con sus habilidades de conquista no dudaba que incluso habría logrado seducirla a ella, o quizás no. — Bueno, planeo pasar un día relajado en el parque, quizá... — Empezó a decir con calma, siendo interrumpida por el sonoro bufido de la contraria.
— No me digas, buscando tu escorpión. — Completo Jihyo obviedad aunque con sutileza, ese era un tema delicado para Jeong, así que no deseaba hacerla sentir mal.
Y por la sonrisa que apareció en su rostro, supo que lo había logrado. — Lo sabes. — Afirmó Jeongyeon, terminando de empacar sus cosas, lista para salir.
— Eres un caso especial Jeong. — Habló Jihyo jugando con el bolígrafo en sus manos mientras la observaba cerrar el cierre de su mochila. — Mira que buscar un escorpión en lugar de una Omega, morirás sola amiga mía. — Bromeó sin poder creerse que aquella chica fuera una Alfa, pues más sencilla, noble y desinteresada no podía ser.
De echo a veces Jihyo creía que Jeong era una Beta más, hasta que su intenso olor a Limón le recordaba que no era así. — Gracias, nos vemos pasado mañana Thomas. — Y era triste ver que aún con esa encantadora sonrisa que la chica poseía y todas las cualidades que la hacían resaltar entre todos y tener al que quisiera, como era el caso del 90% de la editorial en la que trabajaban, Jeongyeon solo podía pensar en su trabajo.
— Si, no trabajes en tu día libre. — Dijo volviendo a su lugar despacio escuchando la risa de la contraria. — Recuerda que también necesitamos dinero. — Y creyó que esta ya se había ido cuando sintió como aquel olor, del más fuerte de los cítricos, la rodeaba y los brazos de Jeongyeon estaban estrujándola como no le gustaba.
Pero como sabía que era en vano quejarse solo la dejó ser haciendo una mueca mientras la escuchaba. — ¿Que puedo hacer? Las noticias buenas me persiguen. — Dijo Jeong y cuando la Beta creyó que las cosas no podían ser más incómodas, un sonoro beso en su mejilla le dejo claro que si podía ser así.
— Vete ya. — Se quejó limpiando su mejilla mientras escuchaba a la mayor reír divertida a medida que se alejaba, negando antes de sonreír una vez la perdió de vista, pues eran aquel tipo de arrebatos los que hacían especial a su querida amiga, momentos que no deseaba cambiar por nada.
JeongHyo como antesala al JeongMo ¿Podría ser más perfecto todo?
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