Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

N

Está historia no estaba en la lista de actualización, pero ya requería una, se que a muchos les gustó.

Dos días después, Jihyo se encontraba de vuelta en el departamento de su amiga. —No esperaba que ese señor fuera tu papá ¿No que no te hablaba? — Sacó el tema apartando su mirada de la pantalla de su laptod para darle un rápido vistazo a la Alfa. —¡Oye! Te estoy hablando tonta. — Elevó la voz al notar que la contraria no estaba ni cerca de concentrarse en su trabajo y mucho menos en ella.

Jeongyeon bajó su propia laptod de su regazo para dejarla a un lado del sofá, cerrándola al ser consciente de que lo último para lo que tenía cabeza era el trabajo que ella y la Beta realizaban, su mente iba de Momo hasta la visita de su padre y todo lo que esta implicaba. —Lo siento Ji es que... — Suspiró pasándose las manos por el rostro con exasperación.

—No me digas, otra vez Momo. — Comentó Jihyo sonriendo levemente, sabía lo enamorada que la Omega tenía a su amiga, por lo que suponer que esta la traía en las nubes una vez más, no era novedad para ella.

Pues esta vez te equivocas mi querida Hyo. — La sorprendió Jeong haciendo una mueca, aunque la Omega si tenía que ver en su actuar tan pensativo, no era completamente la responsable de este. —Me llegó algo hace un rato. — Contó levantándose para dirigirse hasta el estante en su sala y tomar una carpeta, misma que le entregó a la Beta y que había cambiado su vida como la había conocido los últimos años.

—¿Y por eso estas así? ¿Que es? — Cuestionó la Beta examinando la carpeta sin abrirla aun, notando lo ordinaria que era por fuera, sin entender como eso tenía a su amiga tan distraída.

Un nuevo suspiro escapó de los labios de Jeongyeon, que volvió a tomar asiento a su lado en el sofá, con una evidente mortificación reflejada en su rostro. —Oficialmente he vuelto a ser una Yoo, papá ya me ha incluido en su testamento y tengo de vuelta todos sus lujos y comodidades. — Explicó a la vez que Jihyo examinaba los papeles en su mano, confirmando sus palabras.

Esto es como ganarse la lotería, aunque tú ya eras rica antes ¿No? — Cuestionó impresionada por la cantidad de bienes que según aquellos papeles, poseía su amiga ahora. Viéndola asentir despacio sin una pisca de emoción en su expresión. —Entonces no entiendo porqué estás así. — Jeongyeon debía ser la persona más rara del mundo, pues cualquiera en su lugar se encontraría celebrando y no luciendo como la más desdichada del planeta, aunque Jihyo pensaba que si de emoción hablaban, la suya bastaba para que las dos disfrutasen de aquel acontecimiento.

—Porque no he hablado con Momori sobre esto. — Respondió la castaña masajeando suavemente su cien en un intento de detener el dolor que amenazaba con detonar en su cabeza, volviéndose a mirarla. —Papá está empeñado en que me casaré pronto, y no quiero eso. — Confesó, provocando que la Beta ampliara sus párpados por la sorpresa que sus palabras le generaron. —No tan pronto. — Se apresuró a aclarar la Alfa, pues la realidad era que ya no había forma de que imaginara una vida sin Momo a su lado, amándola y compartiendo cada experiencia con ella.

Algo que continuó siendo confuso para Jihyo. —Pero si ustedes se aman ¿Cual es el problema entonces? — Cuestionó ladeando su cabeza, desde su punto de vista Jeongyeon estaba enloqueciendo, pues luego de todo lo que luchó por encontrar a su Omega escorpión y correr con la suerte de ser su predestinada, era absurdo que ahora tuviera dudas.

Sin embargo prefirió esperar la respuesta de la Alfa, que tomó una profunda respiración antes de volverse a mirarla.

Creo que finalmente, empiezo a tener miedo de los hermanos terror. — Tan pronto como la Beta la escuchó, se concentró en buscar algún rastro de mentira en su mirada, convencida de que se trataba de una broma, pero no solo la confesión de la Alfa había sido sincera, también su mirada. —Sé que dije que no me asustaban, pero una cosa es obtener su aprobación salir con Momo y otra, pedir su mano en matrimonio. — Aclaró apretando los labios, dejando claro que aquel tema era tan serio como para tenerla fuera de si.

Jihyo no podía negar que pensó en reírse, había estado esperando que su amiga admitiera aquello hace algún tiempo ya, pero tomando en cuenta el contexto y el dilema que su amiga enfrentaba incluso sintió algo de compasión por ella.

Cierto, tu chica aún es ilegal. — Concluyó asintiendo despacio, mientras llevaba una de sus manos a su mentón, acción que llevaba a cabo cada vez que analizaba cualquier situación.

No se trata eso tonta. — Le dijo Jeong con el ceño levemente fruncido, dejándole claro que había malentendido sus palabras, era la presión que podía ejercer su padre con respeto a aquel tema lo que la tenía tan preocupada, pero no tuvo tiempo de aclarar nada pues su timbre sonó, lo que la hizo mirar a la Beta con una de sus cejas elevadas. —¿Esperas a alguien? — Preguntó, creyendo que una vez más la menor le había dado su dirección a alguna de sus citas.

Pero Jihyo solo negó, tan sorprendida como ella de que hubieran recibido una visita a esa hora.

No que yo recuerde, pero mejor ve a abrir. — La mandó retomando la comodidad en el sofá y Jeong suspiró rendida antes de levantarse.

Se preguntaba como era posible que se dejara mandar por la Beta en su propio departamento, pero ella misma se respondía usando el cariño que sentía por la más baja y la bondad de su corazón, como la excusa por excelencia.

No esperaba que su padre volviera a visitarla tan pronto, después de todo habían aclarado la mayoría de sus dudas aquella tarde, tampoco esperaba que fuera algún miembro de su familia considerando que el mayor le había asegurado que viajó solo, y estaba rogando por que no se tratara de algún vendedor de productos por catálogo, porque su humor no era el mejor para lidiar con personas tan intensas en ese momento.

Pero fue sorprendida cuando un dulce olor a Melocotones la golpeó y un cuerpo se lanzó sobre ella apenas abrió la puerta.

—¡Alfa! — Momo apenas le permitió procesar la información cuando ya se encontraba colgando de su cuello, siendo rodeada por uno de sus brazos mientras el otro seguía en el pomo de la puerta.

—¿Momori? ¿Sana? — Cuestionó mirando al frente encontrándose con la cálida sonrisa ladina de Sana mientras se equilibraba y Momo se separaba de ella para finalmente mirarla. H-hola. — Saludó con la voz en un hilo por el miedo de que se le sumara una nueva preocupación a su lista.

Ciertamente subestimaba a su novia y la habilidad que esta tenía para sorprenderla.

—¡Sorpresa! — Le respondió la Omega de forma energética, sin poder reflejar su felicidad con una sonrisa, y no es que Jeong no se alegrara de verla, pero seguía en shock por los miles de escenarios que se estaba creando en su mente y los problemas en los que estaría su Omega si se había escapado para verla.

Pero aparente la visita de Momo no era su única sorpresa. Mitang me dejó venir a verte solo si Satang me acompañaba. — Aclaró la Omega poniéndose tímida de repente debido a la mirada confusa que recibió de su parte. —Y como no me respondiste lo que hablamos el otro día vine a verte ¿Te gustó la sorpresa? — La ilusión brilló en sus ojos ámbar al conectarse con los de la Alfa, y esta llegó a una redundante conclusión.

No podía gustarle más esa chica. —Tú me gustas más pequeña. — Dijo antes de atraer a la menor y recibirla con un cariñoso beso.

Estaban protagonizando una tierna escena digna de dorama, Momo rodeando el cuello de la Alfa con sus brazos, a la vez que esta sostenía su cuerpo entero desde su cintura con sus manos, mientras su labios se movían con una coordinada sincronía.

Pero se habían olvidado que no estaban solas, y Sana estuvo a punto de recordárselo cuando alguien se le adelantó. —Avestruz muero de hambre ¿Porque no ordenas una pizza? — Del mismo modo que Jeongyeon había hecho antes, Jihyo caminó con aburrimiento hasta la entrada sin esperar nada interesante tras la puerta, deteniéndose cuando encontró a su amiga y su Omega en medio de un cariñoso saludo.

Creo que será más de una Ji. — Rió Jeongyeon obligada a apartarse de los labios de Momo para mirar a la Beta, a la vez que la japonesa menor se ocultaba en su cuello.

—¡Oh! Hola Momo y... — Saludó forzando una sonrisa nerviosa, pero su actitud se cambió cuando su curiosa mirada vislumbró otra figura más allá de la castaña y se encontró con una intensa mirada azul que la hizo sentir tan pequeña demostrándolo con un involuntario sonrojo y una sonrisa tímida.

Siendo la primera vez que Jeongyeon veía algo similar, pues por lo general Jihyo siempre actuaba con seguridad frente a una chica linda conquistándola con una de sus sonrisas seductoras y sus palabras, pero la japonesa Alfa había provocado algo distinto en ella.

Y a pesar que Sana no dijo palabra alguna, la sonrisa que apareció en su rostro y la forma en la que sus ojos se iluminaron al ver la reacción de la Beta, dejaron claro que esta no había sido la única encantada. —Sana, mi nombre es Minatozaki Sana. — Se presentó dando un paso al frente, quedando justo frente a ella las JeongMo que de un momento a otro se convirtieron en simples espectadoras, algo que por supuesto celebraron sobretodo la Omega.

Y al tener presente que no podía dejar a la contraria con la mano estirada Jihyo también avanzó, diciendo su nombre y correspondiendo su saludo, mientras Jeongyeon abrazaba a su novia por la espalda sin apartar la mirada de aquella curiosa interacción.

Tenías razón Momori. — Susurró en el oído de la Omega que sonreía triunfal, Jeong supuso que se debía al éxito que su idea estaba teniendo.

Lo sé, soy la mejor cupido ¿Verdad? — Respondió en otro susurro, cubriendo su boca antes de soltar una corta risita.

Su felicidad era evidente en su mirada y sonrisa así como también en sus feromonas, por lo que Jeongyeon también se sintió feliz, no solo por ella sino en gran medida por su amiga Jihyo, que esperaba finalmente encontrara el amor como lo hizo ella.

Quien sabe si Sana sería la que finalmente la haría dejar su vida de libertinaje y sentar cabeza, no tenía forma de saberlo.

Pero al reconocer aquel destello de emoción en los ojos de ambas, estaba convencida de que era un buen comienzo.

Si lo eres mi escorpión. — Respondió asintiendo lentamente con el corazón rebosante de felicidad dejando un beso sobre la mejilla de la menor que disfrutaba de la historia de amor que frente a sus ojos iniciaba.

Se suponía que este sería el final, pero aún me falta desbloquear un ship más por aquí.

¿Que tal les pareció?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro