Regalos
Hipo
La noche fue larga, y más con ese sujeto en la casa. Mérida se veía tan decidida a protegerlo, que mejor decidí terminarlo ahí. Seguiré a Robert de cerca, averiguaré qué trama. No quiero que vuelva a suceder otro incidente.
Despierto con un dolor en la pierna.
No recuerdo bien a qué hora nos regresamos todos, pero sé que fue tarde. Todos los padres se irán al centro de la ciudad a pasear; hoy estará todo solo por ser tan temprano. Hoy... Me apetece... Dormir mucho más tiempo. Quizá hasta que vaya a anochecer.
- ¡Hipo! -me grita Tadashi desde la cocina-. ¡Ya bájate!
Doy un respingo el tan solo pensar que tengo que cambiarme de ropa y bajar... Y luego repartir los regalos. Y después, todo lo demás.
Me pongo un bóxer que me queda medio flojo y bajo. Tiene dibujitos de Star Wars. Bajo las escaleras, y veo a todos casi en las mismas condiciones que yo; cansados, fachosos, y con bóxers con dibujitos. Fred trae un gorro navideño.
- Feliz Navidad -saludo.
La mañana amaneció limpia, despejada, pero por alguna razón presiento que lloverá en la tarde-noche. Nos sentamos en la sala, y comenzamos a charlar sobre la noche anterior, sobre lo que más nos gustó, las cosas divertidas que pasaron, entre otras.
- ¿Listos para abrir los regalos? -pregunta Eugene, emocionado.
- Sí -respondemos más o menos al unísono.
- No, esperen -interviene Tadashi-. Tenemos que esperar a Jack.
- ¿Adónde fue? -pregunto.
- Salió temprano -responde-. No sé bien.
- ¿Alguien quiere té? -pregunta Kristoff, saliendo de la cocina-. Es frío.
- Oh, yo -camino hacia él.
Trae una charola en las manos con varios vasos de tés con hielo. Si hay algo en este planeta que amo más que a mi novia, es mi gato, y después de eso, los tés fríos.
- ¡JO, JO, JO! -grita Jack, entrando por la puerta con un traje navideño y un costal de regalos-. ¡Feliz Navidad!
Camina a nosotros mientras se quita la bolsa de regalos del hombro y la deja en el piso. Caminamos hacia él mientras saca regalos con llamativos papeles navideños.
- Para Fred -le entrega su regalo-. Para Eugene.
La repartición es rápida y divertida. Y luego de ahí, vamos todos al árbol y comenzamos a seguir repartiendo. Entrego 5 regalos, recibo 5. Creo que es un cambio más que justo. Ayer, la mayor parte del día estaba pensando en algo, que olvidé por completo. Sólo sé que era en serio importante, y ahora estoy con eso.
- Gracias a todos -dice Tadashi-. Por los regalos.
Comienza a dar un discurso. Mientras, yo me pongo a pensar en aquella cosa tan importante que tenía qué hacer. ¿Habrá sido algo relacionado con mis padres? No. No creo. ¿Algún pedido que haya olvidado? ¿Algún pendiente o algo así? Mi mente está bloqueada por completo. No recuerdo nada de nada.
¡¿Qué era?!
- Hay que ir con las chicas -dice Eugene-. No creo que la casa haya quedado muy limpia después de ayer.
- Oh, no olviden sus regalos -agrega Jack.
¡¡VERGA!! ¡¡OLVIDÉ POR COMPLETO EL REGALO DE MÉRIDA!! ¡¡¡DIOSES AHORA QUÉ HARÉ!!!
- ¿Jack? -pregunta Kristoff discretamente-. ¿Estás bien?
- Tengo que ir a un lugar -le digo en voz baja-. No tardo. Los veo allá.
Son las 9 de la mañana. Puede que haya alguna tienda a abierta. ¿O no...? Subo corriendo las escaleras, me pongo un pants que encuentro al alcance y me voy con la playera con la que amanecí. 9.07 am. No tendré tiempo de nada...
Tomo las llaves de mi tocador y salgo disparado hacia la cochera. Ni si quiera me pongo bien los tenis; me quedan las agujetas todas desabrochadas. No me peino ni nada, salgo tal y como amanecí. He de dar pena.
Arrancó en cuando el portón termina de abrirse. Por favor, dioses, que haya algo abierto...
*****
Nada. Nada, nada. ¡NADA! ¡¡NADA!!
He recorrido la mayor parte del centro, pero no hay literalmente nada. Con suerte y los cajeros automáticos están abiertos. Y varios Seven Eleven están cerrados. Pero, ¿qué podría conseguir ahí? ¿Un café frío o leche?
Me detengo en una esquina para hacer una rápida llamada. Contesta al segundo timbre.
- ¿Hipo?
- ¡Astrid! ¡Feliz Navidad! -sueno demasiado alarmado-. ¡Cómo estás!
- Uhm...
- ¡Qué bueno! -me aclaro la garganta-. Oye, ¿qué puedo comprar como ultima emergencia?
- ¡Hipo! ¿Lo olvidaste? -regaña-. ¿Cómo pudiste?
- ¿Donde hay alguna tienda abierta a esta hora?
- Odio decirlo -dice en un tono decepcionado-. Pero es Navidad, y hay muy pocas probabilidades de que encuentres si quiera un Seven Eleven abierto...
- Vamos, coopera conmigo -le digo, un poco ansioso. Me estoy desesperando un poco.
- Veamos... -se la piensa unos segundos-. En el muelle 39 hay un Seven que nunca cierra. Puede que tengas suerte. Y si no, espera hasta mañana.
No puedo esperar hasta mañana. Habré sido un mal novio, y Mérida puede que se ponga triste. Creo que tomaré la opción del Seven.
- Gracias -le digo, un poco más aliviado-. En serio...
- No hay problema. Corre antes de que cierren.
Clic. Cuelga.
Vuelvo a arrancar la moto, y cuando menos recuerdo, ya estoy afuera del lugar. Y sí, definitivamente esta abierto. Me bajo y entro corriendo, mientras examino el lugar a una velocidad impresionante. Hay llaveros del puente rojo, de los muelles y de la torre piramidal. Y al fondo, (a parte de todo lo que no es comida), esferas de Navidad. Hay de 5 modelos distintos; una del puente, otra del centro, otra de la mayoría de la ciudad, otra de una foca dormida en el muelle y otra de un muñeco de nieve.
Le voy más a la del puente. La tomo y salgo disparado a pagarla. He perdido casi una hora buscando algo de ultimo momento. Creo que no tengo alguna bolsa de regalo en mi casa...
En un rápido mensaje le pido ayuda a Rapunzel.
Maldición. Me siento como el peor novio del mundo... ¡¿Y por 13 dólares una mísera esfera de nieve?! Con eso pude haberle comprado algo mejor. Pero no debo quejarme. Esto me pasa por tonto.
*****
- ¿Qué pasó? -pregunta Rapunzel-. Esta es la mejor que encontré.
Me entrega una bolsa de regalo. Se ve linda, y es pequeña. Un poco grande para la esfera, pero apenas un poco.
- ¿Están ocupadas? -pregunto.
Me da una rápida ojeada, y sonríe como si se estuviera aguantando la risa. Ella tiene un aspecto considerablemente mejor con lo mal que me he de ver.
- Solo estamos charlando Elsa, Honey y yo -responde-. Las demás están en su cuarto.
Veo rápidamente el árbol de Navidad; ya no tiene regalos. Muy pocos...
- ¿Hicieron repartición ya? -digo, mirando al árbol.
- Ya... -responde-. ¿Compraste... Una esfera...?
Me ruborizo al instante, con ganas de decirle "lo siento lo olvidé por completo pero hice lo mejor que pude". Sonríe dulcemente y me deja pasar.
- Mérida está en su cuarto -comenta-. Puedes entrar.
Asiento, con una sonrisa y comienzo a trotar hacia las escaleras; quiero evitar a toda costa que me vean en pijamas deportivas. Pero no logro evitarlo.
- ¡Buenos días, Hipo! -me gritan al unísono Elsa y Honey.
- ¡Buenos días, chicas! -les grito, subiendo las escaleras-. ¡Oh, feliz Navidad!
No responden, solo ríen entre ellas. Antes de llegar al pasillo, mis oídos se encuentran con dos polos de música; la derecha es música navideña, en una versión de Pop, y en el izquierdo, una versión de Rock.
Camino con cuidado entre el pasillo, y por unos momentos, me siento como en mi casa. Como cuando voy directo a mi habitación. Me detengo frente a la puerta y... Me quedo ahí de pie. ¿Cómo se supone que le daré una esfera de Navidad a mi novia?
*****
17 minutos parado frente a la puerta. No sé cómo entrar. Ni si quiera sé si debo darle el regalo o no; ¿y si se molesta? ¿Y si no es suficiente? ¿Y si...?
Veo como Gogo sale de su habitación y se dirige a mí, con aire cansado y fatigado, como si mi silencio la hubiese despertado. Tiene los ojos medio cerrados por el sueño y los cabellos despeinados. Justo cuando creo que va a decirme algo, toca la puerta de Mérida con fuerza y da media vuelta.
¡¿QUÉ?! Me quedo helado sin saber bien qué hacer. Siento que la sangre se me baja a las piernas, y lo único que hago es entrar en pánico.
- Sólo dáselo -dice, volviéndose a su cuarto-. No más drama.
Siento mi corazón muy acelerado, y mi respiración entrecortada. Oculto la pequeña bolsa detrás de mi espalda. Mérida abre a los tres segundos, y me relajo un poco; apenas un poco.
- ¿Hipo? -parece sorprendida.
- Mérida -digo nervioso-. Hola.
- ¿Qué haces aquí? -pregunta-. No es que no me guste verte, pero...
Se hace a un lado para dejarme pasar. Me ubico frente a ella, para evitar que vea el regalo.
- ¿Estás bien? -pregunta-. Luces nervioso.
Mi cerebro se bloquea al apreciarla bien. Tiene una playera larga que le llega por debajo del vientre, y el cabello ligeramente esponjado. No tiene pantalones, o shorts. Y la playera le queda grande...
Siento una sensación de adrenalina recorriéndome la espalda.
- Te traje algo -le digo rápidamente, entregándole la bolsa-. Espero que te guste...
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Nota: ¡Hola! Milady y Glou aquí!
Gracias por leer "School Days", por sus votos y comentarios <3 se les quiere con el ❤️
Queremos invitarlos cordialmente a que lean nuestra Nueva Novela Stony: "Acendrado".
❤️•¿Y si Fury te diera como pareja a Steve Rogers o a Tony Stark?•
§Antes de volver a los vengadores, Steve debe aprender una que otra cosa viviendo con alguien más. ¿Qué le espera junto al inventor de armas nucleares, el famoso Tony Stark?
§Ambos deberán aprender que, para salvar al mundo de las amenazas, no solo deben aprender a trabajar en equipo, sino que también a saber los pasados de sus compañeros...❤️
Si eres una personilla fugoshi como nosotras êwê, estamos seguras de que les gustará!!! (Pueden encontrarla en mis obras)
Gracias!!! UuUr
GH&M
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