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Plan

Hipo

- ¡No! ¡No! ¡No! -grito con desesperación y enojo, tirando patadas a la pared, golpeando objetos, haciendo todo de manera desesperada-. ¡¡Maldita sea, no!!

- Hipo, cálmate...

- ¡¡Me lleva la verga!! ¡¡Es un maldito bastardo desgraciado!! -comienzo a golpear un cojín del sillón con fuerza-. ¡Ese hijo de puta!

- Hipo... -dice Tadashi, acercándose, pero luego retrocede.

- ¿!Cómo pasó?! ¡¡Primero Jack y luego Mérida!!

Tomo aire e intento calmarme. Me lleva todo... Y este estrés no ayuda de mucho. Entran Dingual y su hijo a la sala, junto con Fergus y otros amigos.

- ¡Alguien explíqueme qué acaba de pasar! -exige Fergus molesto. Me mira, esperando una respuesta.

- Ella estaba aquí -comienza Tadashi por mí-. Dentro de la casa. Cuando menos acordamos, recibimos una llamada extraña. Y...

- Y Mérida ya no estaba -finalizo.

Fergus me mira, más que molesto, decepcionado, como si mi trabajo hubiese sido cuidar a Mérida en todo momento. Como si se hubiera perdido de mis brazos.

- ¿Alguna idea de dónde los tienen? -pregunta, molesto todavía.

Todos nos miramos entre nosotros; encontrar una aguja en un pajar. El teléfono suena, casi como leyéndome los pensamientos. Fergus contesta de inmediato.

- Diga -contesta.

No sé qué estén diciendo, pero a juzgar por las expresiones de su rostro, no es nada bueno. Y se enfurece cada vez.

- Sin rodeos maldito bastardo.

Hay, no. Mérida, Jack... ¿Quién sigue? ¿Tadashi? ¿Qué es lo que quieren exactamente de mí? Además de mi muerte, claro.

- ¿Cuándo y dónde?

¿Así de rápido? Vaya que no hubo rodeos.

- Bien. Hasta entonces.

Las amenazas como "si la tocas te mato", "más te vale que siga viva para entonces" no nos sirven. No ahora; eso solo demostraría nuestro miedo e inseguridad. Debemos parecer seguros y confiados ante todo, con la mirada en alto.

Lo miramos, esperando una respuesta.

- Tienen a Rapunzel también -dice serio, mirando un punto infinito en el suelo.

¿Y a Rapunzel por qué? ¿Qué hizo ella? Probablemente la usaron para llegar a Jack, o para llegarle...

- ¿Qué hacemos ahora? -pregunta un hombre.

- Ellos quieren a Hipo -me mira.

Hay, no. Decenas de miradas me observan con cautela y odio, culpándome por todo el asunto. Madre mía, no puede ser.

- ¡Hay que dárselos! -grita alguien por atrás.

- ¡Sí! -animan.

Un pánico me envuelve y retrocedo un par de pasos. Esperen, ¿qué? ¿Me quieren entregar? ¿Así nada más...?

- ¡Dénselo! ¡Es todo lo que pide el sujeto!

- ¡Sí!

- No -dice Fergus, irritado-. No se lo daremos así de fácil.

- ¡Tienen a tu hija por él! ¡Entrégalo!

Fergus se queda pensativo, lo cual me hace preocuparme. Pero aunque odie admitirlo, por ahora todos corren peligro por culpa mía... Supongo que lo más justo por ahora sería—

- ¡No! -grita alguien por detrás de todos, abriéndose paso entre todos.

Mi padre, sale disparado hacia el frente, y toma a Fergus del hombro, estrechándolo con cuidado.

- He llegado -dice en voz baja-. Y me he enterado de lo que pasa. Tenemos que hablar...

Fergus asiente con la cabeza, corresponde al apretón devolviéndoselo de igual manera a mi padre y ambos se concentran en mí.

- Hipo -me dice papá, atento-. Necesito que me digas todo lo que debamos saber de este grupo -da un paso a mí y se agacha a mi altura para mirarme directamente a los ojos-. Cualquier cosa sirve.

Mi cerebro se medio desatora y comienzo a hablar, un poco nervioso. Sacudo mi cabeza para eliminar todo pensamiento que pueda distraerme.

- Ha-había un sujeto... -intento recordar las palabras de Mérida-. Tenía una cicatriz larga en la cara.

Ambos asienten con cuidado, estudiándome el rostro.

- El líder me quiere a mí -¿qué otra cosa sé?-, suelen ser agresivos. Tardan un poco en cumplir sus amenazas... Y son muy detallados.

- Vamos, hijo, ¿qué más?

¿Qué más? ¿Qué más? ¿Qué más sé? No. Ya no sé nada más. Algo importante estoy olvidando... Algo verdaderamente importante estoy omitiendo en este asunto. Niego con la cabeza al no poder recordarlo.

- Bien -dice Fergus-. Son detallados en lo que hacen. Eso ya es algo...

Ambos se vuelven hacia los demás y se reúnen al centro de una mesa circular de madera que tienen enfrente. Mientras, dentro de mi cuerpo nace el sentimiento de una pequeña esperanza que hay dentro de todo este asunto... ¿Pero qué es?

Tadashi y yo nos quedamos sentados en el sillón, escuchando todo. Maldita sea, ¿qué me falta?

- Necesitamos sacarlos -dice mi padre-. Vivos.

- Necesitamos ojos dentro de ese lugar -agrega Fergus, dando un golpe en la mesa, no tan fuerte.

Ojos... Ojos dentro del lugar. ¿Cómo una cámara o algo así? No... Esperen... ¡Ojos! ¡¡ESO ES!! ¡Lo tengo! Oh, mierda, cómo pude haberlo olvidado.

- Necesitamos—

- Necesitamos a Robert -digo, poniéndome en pie y volviéndome a ellos.

******

Recuerdo que Mérida me había dicho que ese chico trabajaba en una especie de vinatería-tienda de abarrotes a 6 cuadras de la calle Powell, ubicada en la esquina, así que después de buscar en todas las vinaterías-tiendas a 6 cuadras de esa calle situadas en alguna esquina, encuentro la que en serio es. Diablos, no creí que fuera a haber tantas...

Entro, y una campanilla suena. Robert está limpiando uno vasos gruesos de vidrio.

Rayos... Estar cerca de él me provocan ganas de golpearlo. Pero, es parte importante de todo esto, y lo necesito con vida. Y en buen estado.

- Buen día -dice, sin mirarme-. ¿En qué puedo ayudarle?

- Necesito tu ayuda.

Se vuelve de golpe al escuchar mi voz, y se queda mirándome unos segundos, serio, pero asustado.

- ¿Qué haces aquí? -pregunta-. ¿Buscas algún vino?

- No. Vengo a pedir tu ayuda -las palabras me saben como a vinagre.

Termina de limpiar los vasos y los acomoda. Mierda... ¿Ahora cómo haré para convencerlo? Debí haber planeado esto mejor.

- ¿En serio? -parece irónicamente divertido-. ¿Buscas algún consejo?

- Busco que me ayudes a recuperar algo...

- Si lo que buscas es un reembolso, no puedo dártelo.

Me enfurezco por alguna razón, quizá por su actitud, o tal vez por mí mismo. Sea como sea, camino a él con pasos pesados y tiro de su playera hacia mi rostro con brusquedad, fulminándolo con la mirada.

- Escúchame, niño, estoy aquí por Mérida.

Es como si hubiera encendido una llama de odio dentro de él; me empuja con fuerza hacia atrás, rápidamente me copia, y termino ahora yo con su puño envuelto en el cuello de mi playera.

- ¿Cómo te atreves? -escupe con agresividad-. ¡Después de lo que le hiciste, tú—

- ¡La han secuestrado! -grito con fuerza, rompiéndome la voz en la última palabra. Hace menos fuerte su agarre-. Ellos... La tienen...

Parece captar lo que digo, pues no pregunta nada y termina soltándome por completo. Maldita sea, no quería llorar...

- Necesitamos tu ayuda.

- Yo ya no me dedico a eso -dice serio, agachando la mirada.

Me controlo y carraspeo apenas un poco para espantarme la ruptura de mi voz.

- Eres nuestra esperanza.

Voltea la mirada, avergonzado.

- Eres la salida de Mérida...

Se queda pensativo, mirando el suelo fijamente, quizá recordando o arrepintiéndose de algo, como todos nosotros... Pero lo necesitamos. Quizá no acepte tan fácilmente, pero no podrá negarlo; esto se trata de Mérida.

- Hazlo por ella.

- Renuncié a eso hace semanas -tiene lágrimas en los ojos, y parece desesperado-. No me aceptarían aunque les rogara...

Si no es él, ¿quién más? Si me entrego así por así, todo habrá terminado... Al menos para mí. Pero nadie puede asegurarme la libertad y seguridad de mis amigos... Y eso es algo que no estoy dispuesto a aceptar si es que muero. Y sé que lo haré.

A menos que...

- Tal vez haya una manera de que vuelvan a meterte -digo, pensativo.

- Con dinero no.

- No, no -lo miro a los ojos-. Tú vas a entregarme...

*****

- Por su puesto que no -dice mi padre, serio.

- ¡Papá! Es nuestra única entrada -replico-, y salida...

- No lo sé -interviene Fergus-. El plan del chico suena bien pero...

- No. Definitivamente no -vuelve a decir papá.

El plan es ridículamente sencillo al principio, por eso mi padre está un tanto desconfiado. Pero... Lo que venga después de la fase uno, será suerte nada más; nadie puede asegurarnos que todo marchará al pie de la letra. Y es lo que le preocupa a Fergus...

- No confío en él -agrega papá, escudriñando a Robert.

- Yo tampoco -digo, y miro a Fergus-. Pero Mérida sí, y con eso me basta.

Se vuelve a mí, como si compartiese el mismo sentimiento que yo. El mismo presentimiento...

- Niño -dice Fergus-. Tú conoces más de ese grupo. Dinos qué es lo que sabes.

- Y-yo no se mucho... -se pone nervioso-. C-casi todo lo hacía con cuidado.

No quiere hablar. Le da miedo por varias razones, uno, cree que lo descubriremos, dos, cree que alguien lo descubrirá diciéndonos esta información, tres, no confía en nosotros (al menos no tanto), está asustado. Tadashi suspira y le pone una mano en el hombro.

- Robert -dice Tadashi-. Escúchame. Tienes miedo, lo sé, pero te necesitamos. Aunque no confiemos mucho... Contamos contigo.

Silencio. Solo desvía la mirada un poco avergonzado.

- Comienzo a tener fé en ti -me trago el orgullo-. No me hagas perderla.

Entonces, lo comprendo todo. Lo comprendo... O al menos, en su mayoría. Y él vuelve su mirada haca Tadashi, con un pequeño brillo de esperanza. Éste parece algo animado. Sonríe para sí mismo y vuelve a mirarlo a los ojos.

- Seremos como un equipo -le anima-. Te ayudaremos a salir de esto, si nos ayudas. Salvaremos el día...

- Hasta podrías ser parte de la familia -digo sonriente, envolviéndole un brazo en el cuello.

Mierda, sigo con las ganas de querer golpearlo.

- ¿Qué dices? -continúa-. ¿Equipo?

Se lo piensa unos segundos, y luego acepta, lo cual me sorprende un poco. Siento un alivio tremendo dentro de mi cuerpo, siendo liberado.

- Bien, chico -dice mi padre-. Ahora dinos todo.

Asiente, decidido. Camina hacia la mesa del centro y comienza a explicar con las manos.

- El líder mantiene su identidad siempre...

Me pierdo en el silencio de mi cabeza.

El hecho de que nos vaya a ayudar no olvida el hecho de que tuvo a Mérida cautiva, de la mantuvo secuestrada, u otras cosas. Puede que se haya ganado la confianza de ella, pero la mía todavía no. Pero tengo que confiar en él, pese a mis malos presentimientos y todo. Aún así, por alguna razón, presiento que puede fallarnos en cualquier momento, traicionarnos o algo parecido.

Definitivamente no confío en Robert. Ni lo quiero... Ni si quiera me agrada... Maldición.

- Hey, Hipo -me dice Tadashi en voz baja, sacándome de mi cabeza-. Buen trabajo encontrándolo.

- Gracias... Creo.

Miro el reloj de la pared de un costado. 4.47 de la tarde. El clima esta favorable, hace sol pero hay muchas nubes grises flotando a la deriva. Espero que este plan funcione... Y de ser así, todo estaremos en paz y tranquilos. No más ataques ni sorpresas. Solo... Calma.

Claro que, no todo en los planes sale como uno desea. Pero... Si tengo que hacer esto para salvarlos... Por mí está bien. Al fin y al cabo, yo lo provoqué. Esperemos que para al final del día de mañana todo haya acabado...

Para ese entonces, yo ya estaré muerto y mis amigos vivos.

*****

Robert me ha metido un golpe muy fuerte en el ojo, y en varias partes de la cara. Reaccioné y alcancé a devolverle uno también. Puede que luzca delgado y débil, pero no creí que pegara de esa manera.

De todos modos, todo era parte del plan. Si no, ¿cómo iba a entregarme sin ni un rasguño?

Robert contactó al sujeto de la cicatriz, y le dijo que tenía algo interesante y muy valioso para él. Claro que, el sujeto no pudo aguantar la emoción y dijo que lo vería frente a una bodega. Solo. Y sin trampas.

Todo va bien. Y de acuerdo al plan. Pero, a decir verdad, me estoy muriendo de miedo.

- ¿Ruben? -dice a la nada-. Soy Robert.

Estamos en el muelle, por lo que está oscuro, poca luz, con mucha neblina y un silencio incómodamente aterrador. Las cuerdas de mis manos están bien amarradas y están comenzando a dormírmelas. La mordaza de mi boca también me está calando, y el costal que traigo en la cabeza me es incómodo. No veo casi nada. Y lo peor es que estoy hincado...

- Traje algo.

- ¿Cómo que algo? -susurro molesto, pero apenas y me doy a entender.

- ¡Cállate! -me da un tirón hacia arriba para que reaccione.

Si logro salir de esto, le daré un golpe a este sujeto. De la nada, veo que una sombra emerge hacia nosotros.

- ¡Robert! -exclama el sujeto, contento-. ¡Qué bueno que llegas!

- Comenzaba a dudar que no vendrías -contesta éste.

Dioses... El sujeto es más alto que yo, y su voz me pone los vellos de punta. Hay, no, ya estoy sudando.

- ¿Qué es esto? -pregunta, empujándome la cabeza hacia un lado de manera no tan fuerte.

- Espero que mi pase de entrada...

No hago nada mas que respirar y tranquilizarme. Tengo que estar quieto y esperar. Se hace un pequeño silencio que no me agrada, pero luego el sujeto continúa.

- Sabes bien que cuando sales ya no puedes entrar -dice, y comienza a rodearme como buitre.

- Lo sé -excusa-. Por eso traje esto.

¡Dios, deja de referirte a mí como si fuese un maldito objeto! El sujeto acerca una mano a mi rostro, pero antes de que logre tocarme, Robert le pone una mano encima, con cuidado.

- Pero antes de que te lo dé... -advierte-. Debes dejarme entrar.

- ¿Por qué tanta insistencia? -cuestiona, serio-. ¿De repente el día lo tentó tu alma?

- Algo así -admite.

Suspiro, y me pongo nervioso. Carajo, esto está demorando mucho.

- Vamos. No hagas que mis golpeas sean en vano -le dice.

- Bueno, ya veré. Si tu regalo es tan bueno como dices, puede que haga una excepción.

¡Tras! Siento cómo me jalan el costal de golpe, y la única luz que hay me medio encandila. Estoy sudando a litros y me enfurezco por ello. Miro a sujeto con el ceño fruncido; tanto, que mis cejas casi pueden tocarse.

- ¡Vaya, vaya! -exclama, contento-. ¡Pero mira nada más a quién tenemos aquí!

Me toma la cara y comienza a examinarme detalle por detalle. Tiene la cicatriz justo donde creía, y de cerca se ve más aterradora. Huele a cigarrillo.

- Hola, chico... -parece más complacido de lo que creía.

Mira a Robert, quizá orgulloso o quizá sorprendido.

- Vaya que hiciste un buen trabajo, niño -le felicita.

- ¿Entonces? ¿Ya entré?

- ¡Ju, juuu! -ríe-. Ten por seguro que sí.

Le envuelve un brazo en el cuello y lo acerca a él. Mierda... La primera fase está completa. Ahora solo queda... Todo lo demás.

- Bienvenido de nuevo al grupo, Robert.

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Nota de la autora:

Gracias a todos por leer esta novela ;) se les agradece infinitamente todos sus votos y comentarios!

Se les invita cordialmente a leer 2 Nuevas novelas totalmente hermosas!!

Acendrado [Stony]
I Will Find You [Miraculous Ladybug]

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Acendrado...

¿Y si Fury te diera como pareja a Steve Rogers o a Tony Stark?•

§Antes de volver a los vengadores, Steve debe aprender una que otra cosa viviendo con alguien más. ¿Qué le espera junto al inventor de armas nucleares, el famoso Tony Stark?
§Ambos deberán aprender que, para salvar al mundo de las amenazas, no solo deben aprender a trabajar en equipo, sino que también a saber los pasados de sus compañeros...

(Nova escrita por @Milady222 y GlouHarrynson)

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I Will Find You...

Lo peor que puede pasar después de una guerra devastadora, es perder a aquel ser que tanto amabas. Arriesgando su vida, Marinette no duda en encontrar a Adrien y recuperar el Miraculous a toda costa de las garras de Hawk Moth.

Los secretos del pasado tienen un costo que Lady Bug deberá aprender a pagar si quiere repararlo todo...

(Novela escrita por GlouHarrynson nada más)

POR FAVOR ANÍMENSE! Nuestras historias no suelen ser tan cotidianas ;3 puede que llegues a divertirte en alguna si eres fan de Ladybug (o Chat Noir êwê), o una fugoshi como nosotras UuUr

Se les quiere!!

Gloy&Milady... <3

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