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Novios

Mérida

El profesor entra por la puerta junto con Hipo. Probablemente se encontraron en el camino. Mientras entra, echa una rápida ojeada al salón y encuentra tres lugares disponibles.

Junto a mí, junto a la ventana, o junto a la puerta. Los únicos lugares menos indicados para sentarse. Eso lo sabe todo mundo.

Camina hacia mí.

¡Agh, perfecto! Lo que me faltaba. Aunque no lo culpo; los otros dos lugares están igual o peor.

- Hola -saluda por lo bajo-. ¿Había tarea?

- No, creo que no -respondo, neutral.

En toda la clase, ambos estamos concentrados y atentos a lo que el maestro diga. Las pocas ocasiones que nos miramos, es para sonreírnos, o porque simplemente nuestra miradas se cruzan.

Hay una chica afuera del salón. Faltan cerca de tres a minutos para el fin de esta clase. Comienzo a ordenar mis cosas.

Hipo se pone de pie en cuanto suena el timbre, y sale un poco apresurado. Espero un poco a que el salón desahogue un poco, para no tener que hacer fila en la puerta.

Cuando salgo, veo a Hipo y a la chica de la puerta en el pasillo. Juntos, muy juntos... Riendo...

La chica toca la herida de Hipo y se la besa suavemente. Siento una punzada de dolor en el pecho.

Luego, ríen... Juntos. Felices...

Otra punzada.

Y luego, sin percatarse de mi existencia, se besan. En los labios.

Siento como una daga en mi espalda. Un dolor frío que me recorre el cuerpo. Hasta que llega al corazón.

Doy media vuelta y me voy.

Mérida... Eres una idiota.

*****

- ¿Hola?

- ¿Tadashi? -digo-. Hola. ¿Estás ocupado?

- Algo. ¿Qué sucede?

- Necesito ayuda con una parte que me esta friendo el cerebro -explico-. He intentado multiplicar la fórmula pero no me da.

- ¿Puedes venir a las 7? -pregunta.

- Claro. Gracias.

Clic. Cuelgo. Maldita tarea. ¡No entiendo esta parte de ecuaciones!

Jack entra por la puerta con una caja de cartón.

- Hey, mira -me dice, emocionado-. Es para mi proyecto de la semana que viene.

- Deberías aprender a no entrar a las casas ajenas como si fuera la tuya -le digo, mirándolo.

- Entre tu y yo hay confianza -me guiña un ojo.

Tiene razón, aunque eso no evita que esté incorrecto.

Abre la caja y veo un montón de tuercas oxidadas y viejas. Algunas nuevas, otras viejas.

- ¿De dónde las sacaste? -indago. Esto es precioso.

- Las encontré por ahí -responde, encogiéndose de hombros.

Comienzo a rebuscar algo que pueda servirme. Y entonces, siento algo raro. Lo sigo buscando y la encuentro; una tuerca esencial para un invento que estoy tratando de diseñar. Ojalá Tadashi estuviera aquí para ayudarme a mejorar mi hipótesis.

- ¿Crees necesitar esta? -le digo mientras jugueteo con ella entre los dedos.

Es pequeña, redonda de arriba y puntiaguda de abajo. Es perfecta para la base.

- Claro, quédatela -me dice-. Hay como diez iguales adentro.

- En serio, Jack -le digo, mirándolo tiernamente-. No entiendo cómo lo logras.

- ¿Lograr qué? -indaga, inocente.

- Nada, tonto -le digo entre risas.

Le rodeó el cuello con el brazo y lo conduzco a la cocina.

- ¿Recuerdas a Hiro? -pregunta.

- Sí -respondo, mientras destapo una soda-. ¿Qué pasa con él?

- Quizá sea transferido a la universidad a finales de Enero.

Me sobresalto ligeramente.

- Ese chico apenas tiene 10 años -exclamo. Aunque no me sorprende; Hiro es súper listo.

- Tiene 13 -dice mientras me quita la soda y la bebe-. Cumplirá 14 pronto.

Mi padre también cumplirá 14 pronto...

*****

- Creí que llegarías más tarde -dice mientras me abre la puerta.

- Caminé rápido. ¿Fred está contigo? -digo en voz baja.

- No. Esta comprando un cómic -explica mientras me deja pasar-. ¿Qué trajiste que no quieres que rompa?

- Esto -digo mientras saco la pieza.

Tadashi cierra la puerta y luego toma la tuerca negra con el índice y el pulgar. No es entonces hasta que la reconoce, que comienza a examinarla con detalle. Sus ojos se ponen brillosos, por la emoción.

- Asombroso -me dice-. ¿De dónde lo sacaste?

- Jack me lo dio -explico-. Tiene una caja llena de eso.

Se queda un momento pensando, admirado la tuerca rara.

- Tú y yo estamos en la clase de las 11, ¿No? -pregunta, mientras toma una libreta.

- Sí.

- Bien. Honey cambió su horario y se instalará con nosotros. Quizá ella pueda ayudarnos mejor.

Tadashi y Honey... Ellos me ayudarán.

Aunque, no dejo de pensar en Hipo, en la chica... Y en lo que vi.

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