Llave
Hipo
Mérida y yo hemos quedado para vernos en su casa dentro de... Una hora, más o menos. Ya tengo la tarea hecha y mi cuarto ordenado: al parecer los padres llegan en una semana, y al menos quiero tener mi zona ordenada. Jack me manda un mensaje:
Ya estoy entrando al estacionamiento!
Guau, fue en serio cuando dijo lo del centro comercial. ¿Pero por qué tanta belleza? El cumpleaños de Elsa es hasta dentro de varios meses. ¿O será para alguien más?
Estoy comenzando a dudar si debo entrar ahí o no :l
Le respondo mientras río internamente, imaginando un lugar lleno de descuentos y promociones, y chicas por doquier.
Vamos, Kristoff trabaja cerca y termina en una hora xD dile que te ayude n-n!
Miro el reloj de la pared. Tengo bastante tiempo para comer algo, hacer un poco de ejercicio y tomar un buen baño de agua caliente. Me quito la playera y la dejo en la cama. Siento que el frío del cuarto me envuelve la espalda y los músculos, como si me estuviesen cobijando un manto de aire. Mi teléfono vibra:
Bro, las tiendas están hasta la &%@(#!!!! A qué hora llegas??
Suelto una risa al imaginarme a Jack en una tienda de mujeres haciendo fila para comprar un suéter o unos zapatos. Arrojo el teléfono con cuidado hacia la cama, tomo los audífonos y cierro la ventana. Me pongo unos tennis y salgo trotando a la calle.
*****
Cuando termino de bañarme, no puedo evitar sentir el frío penetrante que se filtra por la ventana, a pesar de que está cerrada. Se supone que esta casa tiene rejillas para la calefacción y el aire frío, pero, ¿en dónde está? Me cambio rápidamente con un jeans y una playera vieja una camiseta encima, y salgo hacia el estudio; creo que ahí dejaron los planos de la casa. Salgo de mi cuarto y subo las escaleras que conducen al tercer piso, y una vez ahí, me voy a la segunda habitación de la derecha. Abro la puerta y veo todos los estantes de libros, el escritorio y las sillas desacomodadas.
Hay, Tadashi...
Entro con cuidado y comienzo a buscar los planos entre todos los cajones. Al final los encuentro y los extiendo sobre el escritorio. Comienzo a buscar por todos lados; desde el recibidor hasta la cocina, pero no veo ningún cuarto de calefacción. Tomo el del tercer piso y continúo mi búsqueda, hasta que por fin doy con ella; se supone que debería estar arriba del cuarto de Kristoff. Comienzo a envolver los planos, cuando de la nada algo más o menos pequeño salta a la mesa.
- Miu -dice.
- Hey, amiguito -respondo, dejando los planos entro del cajón donde los tomé-. ¿Tienes hambre?
Cierro el cajón, y cuando camino a él para tomarlo entre mis manos, me percato de la llave que cuelga del cuello. Da un brinco y termina del otro lado de los muebles, encima de un librero.
- Vamos, no estoy jugando -le digo.
Pero pareciera que él sí, porque cuando intento atraparlo vuelve a escabullirse de un brinco y termina en otro estante. ¿Qué le pasa? ¿De dónde sacó esa llave?
- Chimuelo, basta -le digo, un poco más serio-. Ven aquí.
Camina con pasos ligeros y lentos, como si me estuviese acechando para atacar en el momento adecuado. Entonces, da un brinco hacia atrás y cae detrás del librero, y comienza a chillar al instante. Rápidamente corro a él, con el miedo de que se haya lastimado, me acomodo a un costado del mueble y comienzo a recorrerlo con todas mis fuerzas hacia adelante para que Chimuelo logre salir, pero apenas y se mueve. Hago fuerza en los brazos y comienzo a recorrer otra vez, cada vez con mas fuerza.
- ¡MIUUU!
Y con ese chillido, tuve más que suficiente para recorrer el librero al menos medio metro adelante. Medio cansado me asomo rápidamente hacia el interior del hueco que ha quedado entre el librero y la pared, y cuando me percato de que Chimuelo está completamente bien, me hinco frente a él y lo envuelvo en mis brazos con cuidado.
- Tonto -le digo con dulzura-. Me asustaste.
Comienzo a acariciarle por detrás de la oreja con las yemas de los dedos, y al instante siento sus ronroneos en mi pecho. Gato tonto, casi muero del susto... Miro la llave y se la quito con cuidado, luego, comienzo a mirarla con detalle. ¿De dónde es? ¿Y de dónde la sacó?
Chimuelo da un brinco y termina sentado junto a mí. ¿Qué le pasa a este gato? Me pongo de pie, doy media vuelta y tira de mi pantalón con sus dientecitos. Lo miro algo sorprendido.
- ¿Qué pasa? -le digo-. ¿Qué quieres?
Me suelta y luego comienza frotarse en la pared. Aquí atrás huele a humedad y a polvo, tanto, que hasta quiero estornudar. Chimuelo comienza a desesperarme. ¿Qué es exactamente lo que está buscando? Da un brinco y rasguña parte del tapiz de la pared, lo cual me hace soltar una especie de grito ahogado. Dioses... Si Tadashi ve esto me va a comer vivo. Miro al gato un poco enojado, y justo cuando voy a tomarlo para largarnos de aquí, veo que del otro lado del tapiz, hay una especie de tallado en madera.
- ¿Pero qué...? -digo involuntariamente ante mi sorpresa.
Comienzo a frotar mis dedos sobre la madera, y poco a poco me doy cuenta de que hay algo detrás de éste tapiz. Lo voy quitando poco a poco y despacio, para no rasgar algo de más, y conforme más papel quito, más me doy cuenta del muro que hay detrás de esto. Cuando termino de rasgar el papel, me percato de que hay una especie de puerta en madera de la jamás me había enterado. ¿Y ahora?
Veo la llave que sostengo en la mano, y por unos segundos creo que es la que abrirá la puerta. Inserto la llave en el orificio de la chapa, y quedo sorprendido cuando ésta comienza a ceder y a dar vuelta. Empujó la puerta con cuidado, y quedo completamente plasmado al encontrarme con una especie de cuarto oscuro y secreto.
Miro a Chimuelo, y por un segundo pareciera que me ha sonreído...
*****
Lo primero que encuentro es un cuarto pequeño, viejo, y sucio. Creo que es más pequeño que mi antigua habitación, mucho más pequeña. Han de ser unos cuatro metros cuadrados. Hay un escritorio, muchísimos papeles, una silla, y un tapete. No me sorprendería encontrar arañas aquí.
Saco mi teléfono y le enciendo la luz, y comienzo a iluminar todo. No veo ningún signo de luz eléctrica por aquí; ni quiera hay foco. Este lugar es un cuadrado en medio de la nada. Me vibra la mano.
Listo? Te espero afuera de mi casa!
¡Mérida! Lo había olvidado...
Tomo a Chimuelo por el estómago y lo saco conmigo. Cierro la puerta y le pongo llave otra vez, y con todas mis fuerzas, recorro el librero como estaba. No creo que alguien lo note. Meto la llave a mi bolsillo y salgo disparado hacia afuera. Esto es genial, le diré a Mérida todo lo que ha pasado y lo que he encontrado.
Creo que he encontrado un cuarto secreto...
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