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Helicóptero

Hipo

Seis días y contando. Si antes creía que la escuela era mala, ahora creo que es un asco; Mérida ni si quiera quiere verme, los maestros están emocionando con los proyectos, en la casa se están presentando problemas económicos, y bajé un poco de calificación en la materia de trigonometría. Carajo... La próxima puta semana hacen exámenes. Me lleva la chingada.

Fui a la casita de madera a ver si encontraba algo, pero nada. Solo cartas y más cartas. Me pregunto si todavía podré cumplir lo que le dije. Todavía tengo promesas que cumplir, cosas qué hacer, y pensar en ella, en lo nuestro... En que lo he echado a perder, en que lo arruiné, la lastimé...

Y ahora me siento como un verdadero pendejo.

Jack dice que fue a un bar y que cree que lo violaron unas chicas muy guapas y malignas, que le duele la cabeza y que no se acuerda de nada. No puedo ver a Astrid; está un tanto confundida por lo que ha estado pasando entre nosotros, y verla ahora sería estúpido. Chimuelo está molesto conmigo y no sé bien por qué.

Lo único que puede consolarme ahora seria mi motocicleta. Pero me ha estado fallando últimamente; se está chiqueando, pues prende cuando quiere.

Por ahora lo único que me queda es limpiarla bien, pulirla, los asientos, el metal, los manubrios. No me lo pienso más y lo hago.

Hoy pienso salir con ella, ver al ciudad. Quiero meterme en problemas, no importa qué haga o adónde vaya, ¿y aún así qué? Creo que ya ni pienso bien.

*****

La avenida principal es popular por ser tan larga, grande, y recta, pero no puedo acelerar aunque quisiera; hay policías en cada esquina y tránsitos en cada semáforo. Me detendrían.

El puente... Puede que funcione, pero, no me gustaría arriesgarme. Creo que hay una carretera sin uso enfrente de la casa de las chicas; llevaba a la ciudad de al lado, pero detuvieron su construcción debido a que se hacía mucha vuelta. Ese lugar es perfecto; tiene la acera ideal, seminueva, amplia (al menos para dos carriles) y lisa, sin ningún bache.

Y heme aquí, acelerando cuando se me da la gana, a toda fuerza posible y cuando el motor me ruge. Dioses, debí haber hecho esto hace mucho tiempo atrás; el viento en mi cara, casi ahogándome... Se siente verdaderamente genial.

Me detengo en una orilla de la carretera y tomo el teléfono. No puedo evitarlo; tengo que llamarla. No sé si ya escuchó mis mensajes de voz, si ya leyó alguno de mis mensajes, o si al menos los recibió.

Me contesta la grabadora. Es lo único que hago para no extrañarla tanto... Solo así puedo escuchar su voz.

- ¡Hola! Lamento no poder tomar tu llamada, pero déjame tu mensaje e intentaré llamarte lo antes posible.

Tummm...

Cuelgo. Su voz, su hermosa voz. Todo, es posible que lo haya perdido, y por el momento no sé cómo recuperarlo. Me siento desesperado.

El teléfono suena, y contesto emocionado, esperando que sea ella.

- ¿Diga?

- Hipo -dice Jack.

- Oh, Hola...

- ¿Dónde estás? -se escucha un poco preocupado.

- Vine a ver unas cosas -respondo mientras carraspeo-. ¿Qué necesitas?

- Mérida vino porque Tadashi le ha pedido algo. ¡Ven rápido! Puede ser tu oportunidad.

- Ya voy. Gracias.

Clic.

Enciendo a moto y me dirigo a la casa de nuevo. Puede que esté ahí, pueda verla y disculparme. ¡Sí! Puede que la bese. O no... Un helicóptero pasa por encima del lugar, un poco bajo, lo que me hace creer que, o está aterrizando, o esta buscando algo. Cualquiera de los dos es aceptable.

Cuando llego, estaciono la moto a poca distancia de la casa; no quiero que Mérida escuche el motor y corra lejos de mí. No me arriesgo y la dejo frente a la casa de al lado, y corro con fuerzas hacia la mía. Justo cuando entro, el helicóptero vuelve a escucharse.

- Jack -le digo apenas lo veo-. ¿Dónde está?

- Arriba -camina hacia mí y me pone una mano en el hombro-. Tengo que decirte la verdad.

Lo miro a los ojos; no están tristes, pero tampoco contentos. Luce más como si estuviera preocupado por mí.

- Eres un pendejo -me dice-. La verdad. Pero... -da un suspiro-. Mérida no puede estar sola. Y tu tienes que cuidarla... Lo prometiste.

Lo prometí, y no puedo permitirme darme una baja en asuntos como estos. Asiento, le doy un abrazo y encajo mi rostro en su hombro.

- Jack... y—

Escucho por detrás mío pasos bajando los escalones. Ambos nos volvemos y vemos a Mérida bajando con Tadashi, hablando sobre unas cosas; tienen la vista pegada a unos planos y a la calculadora. Jack corre con gran velocidad hacia la puerta y le pone seguro.

Cuando los ojos de ella y los míos se encuentran, una rápida ola de sentimientos me invaden; dolor, alegría, nostalgia, pena, agonía, felicidad, cariño, desesperación. Todo en una sola mirada, que no dura más de un segundo.

- Jack -dice Mérida molesta, como reprochándole el hecho de que me haya traído.

- Espera, espera -le dice Jack-. No es lo que crees.

- Siempre me dicen eso... -dice por debajo de su aliento.

Escucho al helicóptero rondando por aquí, como si estuviera dando vueltas. Las hélices se escuchan. Pasa por el frente de la casa, y desaparece a la distancia.

- Inicien -dice Jack.

Ambos nos quedamos callados. Verga... ¡Esto es pinche incómodo! ¿Y ahora qué hacemos? Se supone que debería comenzar a disculparme, pero, el problema es que no sé cómo... Tadashi le dice algo en el oído a Mérida, no sé qué es, pero ella frunce el ceño ante la idea.

Siento que la cara se me pone roja. Al final termina bajando las escaleras y poniéndose frente a mí, tiene los brazos cruzados y la mirada en el suelo.

El ruido del helicóptero ha desaparecido.

- Bien, Hipo -dice Jack-. Comienza...

La miro. Maldición, no sé qué hacer; ni si quiera me mira, y si lo hace, probablemente me atonte y termine diciendo nada. ¡Pero aaa! ¡Es que no puedo hacerlo bien! Pensar en ella, en lo que hice, en que me odia, que no me quiere ver ni en pintura, que detesta este momento tanto como yo... Es un dolor en el pecho que me pesa.

- Mérida... Y-yo...

- Oigan -dice Jack.

- Espera -le digo, dando un paso a Mérida-. Solo quiero decirte q—

- ¡Hey! -grita Tadashi un poco alto.

Ambos nos volvemos a su mirada; apunta hacia el ventanal que da hacia la cuidad. El sol se está poniendo, por lo que el cielo se ve de un color amarillo/naranja, como ardiendo. Y hay un punto brilloso en el cielo moviéndose hacia nosotros, o al menos, hacia nuestra dirección.

- ¿Eso viene a nosotros? -pregunta Mérida.

- No... -responde Tadashi no tan seguro.

Todos nos acercamos un poco hacia el ventanal. ¡Maldito brillo! ¡No deja ver nada! Pero, aumenta conforme se acerca a nosotros.

Jack camina hacia nosotros, asustado.

- Chicos... -nos dice.

No está asustado. Está aterrado. Nos muestra la pantalla del teléfono.

Jack, gracias por revelarme el secreto prohibido. Oh, y por el apoyo hacia PJ. Esto no es personal. Tómalo como un obsequio de descanso eterno.
Chris<3
💁🏻

- Espera -digo-. Esto...

- ¡!Es un pinche ataque!! -grita Jack.

Vemos que el helicóptero lanza algo hacia nosotros, y es tan rápido que apenas veo lo que pasa:

Me lanzo hacia Mérida y la abrazo con todo mi cuerpo, le cubro la cabeza con mis brazos y la hundo en mi pecho. Su cabeza está segura, y su cuerpo está protegido por el mío.

Entonces, la parte de abajo de la casa explota, y todos salimos disparados hacia distintas partes de la casa.

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