Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Golpe

Mérida

Pasa tan rápido que apenas y veo lo que sucede; sostiene la botella en alto y corre hacia mí, como un lobo asomando sus colmillos para atacar. Está furioso. Reacciono antes de que me suelte un golpe en la cara, y le suelto un manotazo en la mano para que suelte la botella al tiempo que lo esquivo. Antes de que se gire, le tiro una suave patada en las piernas y lo tumbo.

Debo ser cuidadosa; hay muchas botellas de vidrio. Es mi novio... No quiero lastimarlo; pero debo hacerlo, o él me lastimará a mí. Aún así, ¿podré?

- Hipo, basta -digo.

Miro la puerta. Tengo que abrirla para que Tadashi me ayude. Hipo está en el piso, molesto, pero no se mueve. Corro hacia la entrada del cuarto pero en eso siento un fuerte jalón en mi pie que me hace caer de bruces al suelo.

- No te atrevas -dice entre dientes.

- Suéltame -le digo-. No quiero golpearte.

Y es que la verdad no quiero hacerlo. Intento arrastrarme mientras sacudo mi pie con fuerza para quedar libre, pero entonces comienza a encarnarme sus uñas. Me duele.

- ¡Suéltame! -digo con desesperación.

- ¡Mérida! -grita Tadashi desde el otro lado.

Me siento tan inútil por no poder hacer lo que quiero; tengo la puerta a dos metros de mí. Aunque me duela, tengo que lastimar a Hipo. Este no es el verdadero él... Está bajo el efecto de las drogas y el alcohol. No sabe nada, más que está molesto.

- Lo siento -digo para mis adentros, y le suelto una patada con mi otro pie en la mano.

Lanza un grito de dolor mientras me suelta. De un brinco me incorporo y corro de nuevo a la puerta. Siento mi cuerpo siendo aprisionado por sus brazos y siendo arrojado a un lado con fuerza. Mis manos impactan con el frío y duro suelo... Siento mi cuerpo sacudido.

Si no supiera que esto es la vida real, que lo estoy viviendo, que es real, diría que estoy en una clase de sueño de película.

- No dejaré que abras esa puerta -separa sus piernas y se pone en posición de defensa.

Esto es como un videojuego: él es el monstruo que cuida la puerta, y yo el pequeño héroe que lucha contra el villano para rescatar a la princesa.

Hipo sabe muchas más defensas que yo, es mejor en combate y me gana en cuanto a fuerza y proporcionalidad. Me duele saber que necesito lastimarlo.

- No me hagas hacer esto -le digo, un poco molesta, incorporándome.

No dice nada. Solo hace más firme su postura. No piensa ceder la puerta.

- Bien -digo, moviendo mis hombros para enderezarlos-. Entonces adelante.

Aprieta sus dientes tanto que hasta puedo verlos rechinando. Hipo... Lo siento mucho, pero debo ayudarte. Y lo estás haciendo muy difícil. Le suelto un golpe en la mandíbula izquierda, y su cabeza se gira bruscamente.

Siento un remordimiento enorme en mi pecho. Me duele la mano y un poco los nudillos. Mantengo mi posición firme y mi ceño fruncido para demostrarle mi desición. Ya no hay vuelta atrás.

Se incorpora al tiempo que se acomoda la quijada y me mira con una mirada lúgubre.

- Como quieras -dice, y me lanza un golpe bajo que apenas logró esquivar.

Mis reflejos son buenos, aunque no tanto, porque en eso, me suelta un golpe en la cara y caigo al piso por la fuerza.

*****

Llevamos casi quince minutos peleando. Tengo un hilito de sangre escurriéndome por el labio y la mejilla me palpita un poco. Me duele todo el rostro y el cuerpo; Hipo está en mejores condiciones que yo.

- Ya, ríndete -me dice entre jadeos, volviéndose a incorporar.

Tenemos el carro hecho un desorden, y no parece haberse calmado. Me duelen mis piernas. Tengo dos opciones; tirarlo y dejarlo medio inconsciente, o decirle a Tadashi que llame ya a la policía.

Pero no puedo hacerle eso a Hipo. No podría hacerle pasar esa preocupación a Valka o a Estoico. No...

- ¿Te sientes bien? -le pregunto-. ¿Sientes bien lastimar a tu novia?

Se queda callado, mirándome como si fuera una bacteria que se tiene que eliminar. No me reconoce; ni si quiera recuerda que soy su novia.

- ¿Por qué haces esto? -digo cansada.

Nada.

- ¿Es por PJ? ¿Tienes miedo? -me levanto como puedo y termino en pie con mis piernas titubeantes-, ¿Qué te asusta?

Aprieta sus nudillos con fuerza. Ya los tiene lastimados y rojos, con un poco de sangre. Me enfurezco porque me golpeó, porque se embriagó, porque es la segunda vez que lo hace,  porque se niega a aceptar ayuda, y porque lo amo.

Me armo de valor y le ordeno a mi cuerpo que sea fuerte, que al menos por una vez resista lo que estoy a punto de ordenarle.

Corro a él con todas mis fuerzas dispuesta a abrazarlo. Cada movimiento que hago es una punzada de dolor a mi cuerpo increíblemente insoportable. Cree que lo voy a atacar, así que se pone en posición de defensa, y cuando está a punto de soltar un golpe, lo esquivo por abajo y le abrazo la parte de su pecho con mis dos brazos. Ha quedado envuelto y atrapado en mis extremidades.

- !Suéltame! -exclama mientras se jalonea para quedar libre.

Hago más fuerte mi agarre, y entonces a mi pecho le dan ganas de hacer algo. Lo suelto, y a una velocidad increíble le tomo la cabeza entre mis manos y le beso los labios.

Por un momento mi vida se congela, y me siento atrapada en un instante que me gusta. Mi corazón late con desesperación, con ganas de más, y mis labios están contentos. Como cuando peleas por una ultima cucharada de nieve, y al final de la batalla la consigues. Un sentimiento de alegría, satisfacción, tristeza, dolor, felicidad...

Todo en un mismo beso.

Relaja los brazos y todo su cuerpo, al tiempo que se pregunta qué está pasando ahora. Y dentro de mí nace una idea que funcionará completamente, pero que me duele realizarla. Me separo de él con cuidado.

- Lo siento... -digo casi llorando.

Le pellizco un nervio en el cuello a una velocidad asombrosa y cae inconsciente al suelo. Lo atrapo antes de que su cuerpo choque contra el frío y duro suelo; casi me jala con él. Está muy pesado.

Comienzo a llorar de la rabia, del dolor. De todo. Tomo su rostro entre mis manos y le beso nuevamente los labios.

- Lo siento, mi amor...

Recargo mi frente contra la suya y con cuidado dejo su cabeza en el suelo. Me levanto y le abro la puerta a Tadashi mientras me seco las lágrimas: hacen que las heridas me ardan.

- ¿Estás bien? -pregunta alterado, limpiándome las lágrimas de la cara-. ¡Dios! ¡Estás sangrando!

- Ayuda a Hipo -le digo, casi ignorando lo que dijo.

Se agacha y comienza a examinarlo. Me duele la cara, y el corazón. Quiero golpear algo muy duro.

- Estará bien -dice, cargándolo y subiéndolo a la cama.

- Ya sé -digo, acercándome a ellos.

Le examino la cara, tan golpeada como hermosa. Es como un ángel herido. Le acaricio la mejilla y sonrío con dulzura.

Me encargaré de que esto no vuelva a pasar. Lo juro.

- ¡Hipo! -escuchamos gritar a alguien-. ¡Llegamos!

Tadashi y yo nos miramos con asombro y terror, como diciendo "¡verga!". Miramos a Hipo rápidamente; está medio noqueado y no creemos que salga hoy con nosotros. ¡Mierda!

- ¡Baja! -insiste Estoico.

¡Puta madre! ¡SUS PADRES!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro