
Ducha
Mérida
Lo subo a su cama con sumo cuidado y comienzo a quitarle el pantalón. Sigue llorando, pero es lo último que le queda...
El baño está listo y con el agua caliente esperándolo. Hay vapor por todos lados, el agua tiene unas sales para que se sienta mejor, y le he vaciado un poco de alcohol para que le saque todo y se relaje. Se ha puesto de un color amarillo.
Cuando salgo, lo veo de pie con la mirada perdida en el piso. Parece apagado y sin vida, tal y como una marioneta que es controlada por un señor cansado y viejo.
Cuando ya no tiene ropa encima más que los calzoncillos, le entrego una toalla. Tiene un cuerpo perfecto, tal y como me gustan: delgados, y no tan corpulentos, con una postura poco desgarbada y el abdomen plano.
Me gusta Hipo. Y su cuerpo también. Y me queda bien en claro que no estuve interesada en su cuerpo antes y probablemente no lo estaré en un rato.
Cierra la puerta con cuidado, y yo me quedo ahí, mirándolo. Miro a mi alrededor. El cuarto está hecho un verdadero desastre: ropa por todos lados, botellas y envases, zapatos, cama sin tender. Se supone que debería regañarlo por tener el cuarto en semejantes condiciones, pero, no puedo hacerlo si él está así. Simplemente no podría...
Me agacho y comienzo a recogerle todo.
*****
Vuelvo a darle otra ojeada al cuarto. Le he pedido a Jack que me prepare una comida estilo restaurante: pollo con ensalada de verduras, un jugo de betabel, medicamentos y un pequeño postre. Hipo necesita recuperar todo lo que no ha comido en estos días.
- ¿Hipo? -pregunto mientras toco la puerta-. Voy a pasar.
Giro la perilla, y lo veo ahí aplastado en la tina, medio acostado, medio sentado. Solo recostado, mirando al agua amarilla llena de burbujas. Camino a él con lentitud, y me percato de que tiene las pupilas dilatadas. Me duele verlo. No quiero verlo. No así...
Mi corazón se ablanda en un nivel que no puedo comprender: siento como una carga muy pesada en mi espalda, un nudo muy apretado en mi garganta, y lagrimas en los ojos. Hipo...
- No me he bañado -me dice, con voz apagada y la mirada triste, sin voltear a verme-. Lo siento.
Se disculpa como si hubiera roto algo muy valioso. Como cuando un niño saca una mala calificación, y tiene tanto miedo del castigo de su madre, que en serio lo siente.
Pero no haré eso. No...
Camino a él y me pongo de cuclillas junto a la tina. Está desnudo, pero no veo más allá por el agua amarillenta y las burbujas, y aunque pudiera hacerlo, no lo haría. Por respeto. Y porque lo amo.
- A ver -le digo, con dulzura-. Déjame ayudarte.
Tomo agua entre mis manos y se la vacío con cuidado sobre su cabello. Luego otra vez, y luego otra. Las gotas que caen de su cabello parecen pequeños brillos descendiendo con suavidad. Tomo el shampoo, me pongo un poco en las manos y comienzo a enjabonarle el cabello con suavidad y delicadeza. No hace nada, solo se queda fijo, mirando un punto perdido en el agua.
- Jack te hizo de comer -le digo en tono alegre. O eso intento-. Espera que te guste.
Nada.
Sigo tallando con la yema de mis dedos cada parte de su cabello, y me doy cuenta de lo largo que está y de lo mucho que le hacía falta una buena enjabonada. El vapor y la acumulación de calor en la habitación me hace comenzar a sudar. Comienzo a quitarme la camisa sin usar mis brazos: todo lo que debo hacer es mover mis hombros hasta que la camisa se resbala sola por sí misma. Entonces dejo de enjabonarle el cabello y me la amarro en la cintura.
Mucho mejor.
- ¿No hay un sartén o algo así? -pregunto al aire mientras busco.
Veo en el lavabo su cepillo de dientes y un vaso de plástico. Eso sirve. Lo tomo y lo lleno de agua de la tina, después lo vierto sobre su cabeza. Lo hago unas cinco veces hasta que el jabón se le quita por completo. Ya no luce tan opaco.
- Mira qué diferencia -le digo-. Hasta parece recién salido de la estética.
Nada. Otra vez.
Hace rato no estaba tan ebrio. Solo un poco. Ahora creo que ya se le bajó con el baño. Creo que ahora ya es más consciente.
- Hipo -lo llamo, pero apenas y se mueve-. Mírame. Mírame por favor.
Mueve su cabeza ligeramente, pero luego termina mirándome por completo cuando se percata de mis lágrimas.
- Mérida... -dice, con voz apenas eludible.
Me dejo caer de rodillas al suelo mojado y me suelto llorando. No sé por qué lo hago.
- ¡Perdón! -exclamo-. ¡Perdóname!
No quiero abrazarlo. Quiero que él me abrace a mí... Todo esto es mi maldita culpa. Agacho mi mirada y comienzo a llorar con más fuerza.
- Es mi culpa -digo-. Debí haberte cuidado mejor. Debí...
- Mérida...
Escucho el movimiento del agua, y cuando menos lo veo llegar, me agarra los hombros y me abraza con poca fuerza. Poco a poco mis ropas comienzan a empaparse y mi espalda a sentirse húmeda.
- Gracias... -me dice, acariciando mi cabello con suavidad-. Gracias...
Correspondo al abrazo, aferrándome a su piel suave y mojada, intentando controlarme. Mi corazón comienza a latirme con poca fuerza.
- Está bien -dice-. Todo está bien ahora...
¿No se supone que debería ser yo quien lo consuele? ¿No era él el del problema? ¿Qué clase de novia soy...? Soy un desastre. Con todo. En la escuela, en la casa, con mi familia, con lo que hago. ¿Y ahora con Hipo?
- Tranquila...
*****
Se sale de la tina mientras le busco una toalla. No miro nada: cierro los ojos y se la entrego. Me quedo de espaldas contra él, por lo mismo de respetar su intimidad, y... Eso.
Me quedo pensando en todo lo que ha pasado, en los abrazos de Hipo, su piel, sus ojos, su rostro, y todo lo demás. Me toca el hombro con su mano, y me giro con suavidad, su mirada busca la mía, y cuando nuestros ojos se encuentran siento en mi pecho como si el corazón se me fuese a apagar. Se acerca a mí, pone una mano en mi mejilla, me la acaricia con su pulgar y luego, en un intento desesperado, lo tomo de la cintura y lo aferro a mí para darle un beso. Tiro de su cabello con suavidad. Todo mi ser desea más y más, mi cuerpo no hace lo que quiero, solo se deja llevar, e Hipo igual.
Comienza a besarme con más intensidad, y por esos segundos, me quiero olvidar de todo lo que me preocupa: la escuela, los trabajos, tareas, proyectos, calificaciones...
Ahora sólo somos él y yo.
Comienza a recorrerme la espalda con sus manos, y cada caricia que me marca por encima de la playera me pone la piel de gallina. Pero quiero más. Ambos queremos más...
- Hipo... -susurro, mezclándolo con una especie de gemido.
Se queda quieto unas milésimas de segundo, escudriñando la situación. Pero no le toma más de dos segundos apretar mi cuerpo contra el suyo y seguir besándome, pero esta vez, el cuello. Creo que lo he emocionado más con lo que dije...
Siento unas cosquillas, pero me gustan. Me gustan muchísimo... Lo disfruto.
Comienza a jugar con mi playera: mete sus dedos poco a poco y me acaricia la espalda. Sus dedos parecen molestos con mi espalda, queriéndome rasguñar pero al mismo tiempo no. Se controla. Sus caricias me hacen un cosquilleo en el vientre, en el estomago, y prácticamente en todo el cuerpo. Hay, Dios: en serio que me está gustando...
- ¿Hipo? -Dice Jack, entrando al cuarto-. ¿Cómo vas, Bro?
No separamos ligeramente, quedándonos un poco aturdidos. Tiene los labios húmedos y la mirada cansada.
- Es Jack -digo, como si no nos hubiésemos percatado de ello. Idiota.
- Creo que... -apenas es eludible-. Debemos...
- Salir -interrumpo, volviendo a la realidad.
- Sí...
Se separa de mí, da un par de pasos atrás y luego media vuelta. Me percato de lo rojas que tiene las orejas. Qué tierno...
- Te espero abajo -le digo.
Asiente con la cabeza rápidamente de manera nerviosa, salgo por la puerta y la cierro con cuidado. Sonrío al suelo al recordar todo.
- Creí que ya te habías ido -dice Jack-. La comida ya está. ¿E Hipo?
- Está... El... -me pongo nerviosa-. No sé, pero... Sí...
Ennarca una ceja y me mira de manera extraña, como si le hubiera contado un chiste en un idioma extraño.
- ¿Okay? -dice, me cuelga un brazo en el hombro y me conduce fuera de la habitación-. Ven. Quiero que saludes a mi madre.
Asiento, sonreímos y comienza a platicarme algo. Volteo discretamente atrás, y veo por última vez el lugar donde me dieron ganas de hacer cosas pervertidas con Hipo.
Donde lo vi desnudo....
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