Convivencia
Rapunzel
- ¡Vámonos! -grita Tadashi-. ¡Ya están todos en el auto!
Todos salvo yo. Mérida e Hipo irán en la motocicleta, mientras que ambos padres de ellos irán en la misma camioneta. Ironías. Termino de retocarme y salgo de la casa mientras le echo llave.
- Apresúrate, Rapunzel -dice Mérida, acomodándose y apretado la cintura de Hipo-. Vámonos ya.
Subo la mirada y veo a Eugene esperándome con la puerta abierta. Mis padres están dentro de su carro, probablemente viendo su comportamiento. Cuando subo, me sonríe de oreja a oreja y cierra la puerta suavemente. Mis padres ríen, pero es una risa hacia mí, divertida.
- ¿Listos? -pregunta Eugene mientras sube.
Todos encienden los motores; los primeros son Hipo y Mérida, pues son los que nos guiarán en el recorrido. Son los que más conocen las zonas. Seguimos nosotros. Parecemos una especie de caravana.
- Vámonos entonces -dice, y arranca justo después de Hipo.
Los primeros diez minutos, mis padres no dejan de mirar por la ventanilla, y no hasta casi tres segundos después que recuerdan que tienen una cámara en la mano. Qué tiernos son...
Eugene conduce con precaución y con unos lentes de sol que lo hacen ver guapo. De vez en cuando intercambiamos miradas y sonrisas, pero es incómodo el silencio. Para enviar eso, Eugene comienza a explicar un poco la vida dentro de la ciudad.
- Todos andan a las carreras -explica-. Siempre habrá trafico aquí. Sobre todo en las zonas centro. Encuentras turistas de todo el mundo en esta ciudad.
Todos escuchamos atentos.
- Lo más popular, claro, es el famoso Golden Gate -explica-. Pero eso lo veremos más adelante. ¿No?
*****
Nuestra primer parada es el muelle. Recorremos la primera mitad en auto: la otra caminando.
Todos toman fotos. Incluso la madre de Mérida. Entramos a varias tiendas, para curosear y cosas por el estilo. Mérida e Hipo parecen tener mucha diversión, aunque su madre la reprocha de vez en cuando. Al fin y al cabo, debe mantener la compostura.
Nuestra siguiente parada son unas nieves gigantes en cono; son famosas por tener más de 100 sabores disponibles. Eugene pide uno de menta, yo uno de fresa. Elsa y Jack piden uno de plátano y otro de uva. Lo más increíble es que nadie repite sabores.
- ¡Hey, miren! -exclama la tía de Tadashi-. ¡UN CRUCERO!
- ¿Le gustan los cruceros? -pregunta Mérida a Tadashi discretamente.
- ¡No! ¡Yo AMO los cruceros! -responde la tía alegre.
Recuerdo que mis padres estuvieron una vez en uno. Los de Elsa igual. Las vacaciones de su vida. Lo siguiente que hacemos es probar una famosa sopa de langosta dentro de un bolillo. Nos lo comemos en parejas; es demasiado para nuestros estómagos, aunque la madre de Mérida no prueba un bocado.
Ocasionalmente tomo fotos desprevenidas a todo mundo, para hacer luego un álbum con ellas. Las tiendas ya tienen sus decorados navideños, y con ellos, el espíritu.
- ¿Listos para regresar? -pregunta Gogo-. Tenemos otros lugares que visitar.
Miro el reloj. Aun queda mucho tiempo. Lo siguiente en la lista es... El barrio chino.
*****
Cada tienda, cada persona aquí, es algo nuevo para nosotros. Tiene de todo un poco, pero lo que más me gusta son las tiendas donde venden pequeñas figurillas de cristal. Me llaman mucho la atención, me dan ganas de tener cientos de esas en mi cuarto. ¡Y en toda la casa!
Los faroles colgados en las calles le dan un toque más lindo y atractivo. Me encanta todo esto. Tenemos a pocas cuadras la calle Powell. Todas las chicas queremos ir para comprar cosas o simplemente perdernos un poco.
- Esta estatua de caballo que vemos aquí -comienza a explicar Jack a todos-, fue tallada a mano por...
Jack, Hipo y Tadashi han sido nuestros guías turísticos desde que inició el camino. Kristoff y Eugene se especializan en resolver dudas individuales. Esto parece una especie de compañía de tours.
- ¡Quiero galletas de la fortuna! -dice Anna.
Kristoff las compra (dos bolsa) y nos da a todos. Jack es el que más come. La mía dice:
"Acepta lo que llevas negando toda la vida"
Siento como si me lanzaran una piedra en la cara. Una indirecta... Involuntariamente miro a Jack y luego a Eugene. ¿Qué es esto? ¿Acaso estos sentimientos de confusión van a volver? Doblo el papel por la mitad y lo guardo dentro de mi bolso.
- ¿Todo bien? -pregunta mi mamá.
- ¿Oh? -me vuelvo a ella nerviosa-. Sí. Todo bien.
No sueno tan convincente, pero al menos se lo ha comido. Vuelvo mi mirada al frente... Jack, Elsa. Son una pareja, se aman, son felices juntos, y no debo meterme en eso. Eugene y yo ahora tenemos una relación bonita, pero por alguna razón siento que no es lo que esperaba, o lo que quería. Lo quiero, y debo admitir que muchísimo, pero, a lo mejor no tanto como para tenerlo como novio. Aún así, él es feliz. Elsa y Jack también lo son. ¿Entonces de qué me quejo? Lo único que puedo hacer es levantar la mirada y sonreír a pesar de todo.
*****
Para concluir el día, vamos a cenar a una de las mejores pizzas (o al menos para la mayoría según nuestro paladar) de la zona. Comienzo a recordar el lugar tan cálido y agradable. Y por un rápido momento recuerdo que fue ahí donde Jack se emborrachó.
- El lugar es lindo -me dice mi padre, examinando el lugar.
Asiento con la cabeza. Recuerdo la fiesta de pizza justo aquí, las luces y los cuento se gente que vinieron. Fue divertido.
Afuera hace un frío crudo, pero aquí, el calor del horno calienta todo de una manera demasiado agradable. Dan ganas de quedarse aquí toda la noche.
- Yo quiero hawaiana -al menos la mitad dicen eso.
- Vegetariana -¿qué?
- ¡La especial!
- ¡Con papas fritas, por favor!
Esperen... Eso no...
Al final queda una lista más o menos grande. Comenzamos a charlas de cosas y anécdotas que nos suceden durante clases, u alguna otra cosa en particular. Todos platican entre todos; no hay alguien recibiendo toda la atención, lo cual me parece agradable.
El más callado es Jack, y Eugene. Miro a ambos, pero concentro mi mirada en Jack, que, a pesar de que está junto a su madre, ésta habla con la de Mérida. Está pensando en algo importante. Eugene también: puedo leerles la mirada. ¿Qué hago? Eugene a un lado mío, y Jack frente a mí. ¿A quién le hablo? ¿Qué debería decir? ¿Es que debo elegir entre mi novio y mi mejor amigo?
- Rapunzel -dice Eugene cuando se percata de mi mirada.
Me vuelvo con una media sonrisa.
- Dile algo a Jack -me dice amable-. Parece que tiene algo.
Me quedo callada, mirando discretamente al muchacho de cabello blanco y ojos azules que parecen apagados.
- Vayan a la parte trasera -me dice en voz baja-. Ahí estarán más seguros.
Lo miro, un poco confundida, pero triste. Es como si me estuviera haciendo un favor que le hace daño, como cuando... Tu novio sospecha de tus sentimientos... Pero no dice nada porque... Porque te ama...
Su mirada irradia un brillo que me hace querer besarle en la mejilla con fuerza, pero me contengo. Hay mucha gente y me ruborizaría al instante.
- ¿Pero y t—
- Yo estaré bien -me guiña un ojo-. Corre, ve. Habla con él y pregúntale qué tiene.
Asiento ligeramente con la cabeza. Me levanto de mi silla sin hacer mucho ruido y comienzo a caminar. Jack me sigue con la mirada, y cuando se encuentra con la mía, le hago un gesto de que me siga.
¿Eugene... O Jack...?
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