Hipo

Hoy todos se levantan temprano. Desde hace dos días, cuando fui a la casa de Rapunzel, el consejo estudiantil estaba decorando ya todo; calles, algunas casas, paredes, estaban regalando pines y playeras. Se ve todo muy lindo.

Las competencias inician a las 9.00 de la mañana, iniciando con la ceremonia de apertura. Darán un discurso, y todo un sermón. Creo que también darán a conocer a los equipos.

- ¡Oye! -me dice Fred-. ¡Rápido, hermano!

Reacciono, tomo mi uniforme y comienzo a cambiarme. Estoy un poco nervioso antela idea de pensar que estaré frente a miles de personas. Hice la cuenta con exactitud; en toda el área de la escuela somos 3840, más invitados especiales y ciudadanos, otros amigos y familiares... Llegaremos casi a las 5000 personas.

- Chicos -dice Jack, caminando a nosotros-. Sólo quiero desearles suerte. A todos.

Lo miramos, con atención. Eugene, Kristoff, Tadashi y Fred.

- Lo haremos bien -continúa-. Ganaremos esto. No importa si no lo hacemos. Somos amigos.

Se vuelve por detrás de él y saca un papel. Lo mira unos segundos, triste, y me hace preocuparme un poco.

- Y... Otra cosa -su voz suena apagada-. Llegó esto ayer.

A juzgar por el color amarillento del documento, puedo distinguir que se trata de la casa que teníamos planeado rentar. Y... Por como veo a Jack, creo qu—

- ¡La casa es nuestra! -grita con emoción.

Y los gritos de emoción me invaden los oídos.

*****

Sin tomar en cuenta lo nervioso que estoy, y toda la gente que hay a mi al rededor... Creo que podré vivir un poco más antes de que un paro cardiaco me dé.

Hay gente gritando en todos lados, con banderines, gorras y playeras de los colores de la universidad. Siento el corazón en el estómago.

- ¡Un aplauso al equipo NFA!

Fred, Eugene y Jack son los que más emocionados parecen, Tadashi, Kristoff y yo estamos serenos. Pero todos estamos nerviosos.

El equipo de Mérida esta tranquilo. Rapunzel sonríe a todo mundo, al igual que Honey. Mérida es la más activa; grita y anima a los espectadores a seguirla. Les da ánimos para que la apoyen, y Anna sólo le sigue el juego. Elsa está seria y relajada. Sonríe, pero intimida un poco.

Pero Mérida... Caray. Es la que más hermosa se ve. Y la que más ganas de estar con ella me dan.

- ¡Un aplauso a los equipos! -dice la presidenta del comité.

Hay confeti volando por el cielo, pero y lo que invade mi vista sin manchas naranjas y verdes; los colores de la escuela. Todos esperan al equipo ganador.

Después de eso, el presidente del comité pide silencio, y todos le obedecen. Comienza a dar el discurso de apertura, pero con un tono especial que hace que todos le presten atención.

Miro a Mérida, que está temblando como yo, cierro los ojos y sonrío al cielo.

Padre... Dame tu suerte.

Iniciamos con matemáticas. Sólo puede pasar uno al frente y los demás se quedan abajo. Debemos escoger bien. Pero sé a quién escogerán; Tadashi.

Y sí. Suben a la plataforma uno de cada equipo; Tadashi, Honey, una chica llamada Ep del equipo de Astrid, un chico llamado Guy de otro equipo, y otros, y otros, y otros. Ocho equipos. Ocho matemáticos, un ganador.

El jurado está atento, mientras la presidenta hace preguntas al azar a los participantes. Aquel que apriete el botón primero, responde.

Guy lleva la delantera por dos puntos seguido de Tadashi. Las chicas van empate, pero se nota que Honey ganará de las tres.

35, 36, 39. Tadashi va en primero, ahora seguido de Honey. Guy va en tercero y las demás empatadas. 40, 41, 45, Honey va ganando. Quedan diez minutos, y los lugares están así: Honey, Guy, Tadashi, Astrid, Ep.

Mi cuerpo comienza a entrar en tensión. De hecho, desde que comenzó estaba así, pero hasta ahorita lo siento. Y no se siente muy bien.

50, 56, 61. Otro sujeto se adelanta muy drásticamente. Los gritos se hacen más fuertes; quedan dos minutos. Veo a todos los integrantes de equipos animando y vociferando. 62, 63, 64. Honey. 64. Guy. 66, Tadashi.

La campana suena y comienzo a gritar involuntariamente. Siento una relajación intensa al saber que quedamos en primer lugar.

Miramos a Tadashi, y corremos a abrazarlo. Más que abrazo, se siente como un alivio reconfortante. Jack es el que más lo felicita.

Por el rabillo del ojos veo a las chicas del equipo de Mérida gritando de emoción al haber quedado en tercer lugar. Pero me concentro sólo en una; aquella cuya risa me llena la cabeza y hace que deje de pensar, aquella cuya mirada se encuentra con la mía y me hace querer ir a abrazarla y besarla.

Aquella chica cuyos labios me insistan a romper toda regla posible con tal de estar junto a ella. Mérida, la chica en llamas.

*****

Dan las 11:00 de la mañana. Sigue la competencia de química, y algo me dice que subirá Jack.

Hasta ahorita sé que, no importa que vayamos en primer lugar; si otro equipo tiene más puntos que nosotros, bajamos. Así que necesitamos puntos de los jueces y votos de los estudiantes. ¿Cómo diablos haremos eso?

No hay necesidad de ser fanfarrones y charlatanes con las chicas; eso no sirve de nada y nos hace quedar mal. Aunque veo que a los chicos del equipo de Guy les funciona.

La campana suena y los participantes comienza a subir. Miro al cielo; el sol quema con intensidad y mi piel lo está sintiendo. Miro a la plataforma y veo a los participantes detrás de sus lugares con el botón rojo al frente.

Gogo, Hans, otra chica, otro chico, otro, otro, otro, otro, y ¡¿Fred?! Siento que mi corazón se acelera rápidamente. Creí que subiría Jack. Dioses... Nunca he visto a Fred hablar de química, o de algo relativamente inteligente.

Me pongo nervioso, pero cuando menos lo pienso, Fred va en segundo lugar, con 10 puntos.

14, 16. Gogo. 25, Hans.

El reloj va en cuenta regresiva. Quedan 5 minutos. Hans lleva la delantera y la chica el equipo de Astrid le sigue, después Gogo.

26, 29. Hans. Hans, Hans y Hans.

Un minuto. 20, 25, 30. Fred. Me quedo atónito. Se ha recuperado muy rápido y ahora ha quedado en segundo. Pero Hans ni Gogo se dejan. 30 segundos.

32, 33, 35 Hans. 34 Gogo, 33 Fred. Mi corazón está a mil y Jack y Kristoff no dejan de gritar y darle ánimos. Así que hago igual. Grito y grito hasta que mis pulmones se cansen.

Diez segundos. 40 Hans, 38 Gogo, 37 Fred. Y la campana suena. No es hasta que mis ojos se encuentran con el marcador, que noto que Gogo y Fred quedan empate.

Los espectadores gritan con fuerza y aplauden con ganas. Hans ha quedado en primer lugar y Gogo y Fred en segundo.

Corremos a felicitar a Fred, que nos ha dejado a todos más que impresionados. Le damos palmadas en la espalda y gritamos de emoción mientras nuestras caras se llenan de sonrisas.

La veo a lo lejos; Mérida grita con emoción al haber subido un lugar en la clasificación. El equipo celebra y grita junto con Gogo, pero Mérida se para en seco y comienza a agarrarse el pecho. Su cara ha cambiado a una de dolor.

Se agacha ligeramente para tomar aire y yo corro a ella, pero Astrid me detiene y se me pone enfrente.

- ¡Hola! -me dice-. Felicidades por haber quedado en segundo.

- Sí -respondo distraído asomándome por encima de su cabeza mientras busco a Mérida.

La veo ya de pie, caminando hacia el otro lado de la plataforma bajando las escaleras. Da la vuelta a la izquierda, y sé que irá al edificio trasero.

- Hipo -reacciono. Astrid me mira molesta-. ¿Me estas escuchando?

- Lo siento -digo mientras la tomo de los hombros y la hago a un lado con cuidado-. Tengo que revisar algo. ¿Te veo luego?

No espero a que responda y me voy corriendo detrás de ella. Corro por detrás de la plataforma y veo la puerta del edificio entre abierta; definitivamente entró.

Si está de pie, juro por los dioses que la abrazaré.