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Comida China

Jack

Cuando entro al restaurante lo primero que siento es el aroma a arroz y a spaghetti con salsa de soya, mezclado con el aroma a galletas de la fortuna que regalan al final de la comida. Busco entre todas las mesas una cabellera del color del helado de vainilla, con otra de color avellana, pero no veo nada. Me siento en una mesa y me pongo a esperar; miro mi reloj y me percato de que son las 6:50 p.m. ¿Habré llegado un poco temprano? Se supone que ya deberían estar aquí. El sol no se ha ocultado del todo, lo cual me hace sospechar que ya viene el cambio de horario. Pero no, es otra cosa... El sol a esta horas ya estaría casi oculto del otro lado de la ciudad, ¿qué pasa entonces?

- Buenas tardes señor -dice la mesera mientras se coloca a un lado mío-.¿Qué le gustaría ordenar?

- Por ahora solo un vaso de agua, por favor -digo cortés.

Asiente con una sonrisa y se va. En el televisor de enfrente transmiten el programa que ve Fred de caricaturas cómicas, pero, hasta donde me concierne, eso empieza a las 5. Probablemente es un especial o algo así. Cuando la mesera llega con mi vaso de agua, me lo tomo casi al instante, así que pido otro, solo para hacer menos larga la espera. Luego otro, y luego otro. Miro mi reloj. 7:15 p.m. ¿Habrá sido cancelado? ¿Qué pasó? Lo guardo en el bolsillo trasero de mi pantalón y sigo viendo la televisión. La gente entra y entra anda vez con más frecuencia, y a medida que el tiempo pasa, el sol ahora sí se va ocultando poco a poco. Más o menos cinco minutos después, mírele fino vibra dos veces. Un mensaje.

Hermano, cámbiale la hora a tu reloj, jejejeje xD Son las 5:55 p.m.
Nos vemos en la noche. Guárdame una galleta<3

¡.....! ¡Pinche Hipo! ¡Bastardo! ¡Pero a qué hor—

- Oh... -digo para mis adentros-. Cuando me bañé...

Qué maldito. Me las pagará. ¿Ahora qué coño voy a hacer en una hora? Acabo de gastar dinero que pude haber usado en otra cosa, como, mi transporte tal vez..... ¡Genial, ahora tendré que irme caminando...! ¡Aaaaaaaa!

- ¿Jack? -pregunta una voz tremendamente dulce y encantadora.

Me vuelvo y veo a Rapunzel junto a mí. En su expresión hay un rostro de confusión y sorpresa, nuevamente. Caray, qué tierna es.

- Hola -río un poco nervioso.

- ¿Qué haces aquí? -pregunta.

- Bueno yo -me pongo nervioso por alguna razón que no me explico-. Ya sabes, yo... La cena y, el reloj. ¡Hipo! Pero ya sabes que... Cielos...

- ¿Me estás siguiendo? -pregunta con un tono de voz extraño en ella. Uno provocativo.

- ¿Qué? -río-. No. Claro que no...

Parece no creerme, así que aclaro mi mente y me relajo.

- Debía verme aquí con Elsa tu familia en una hora -comienzo a explicar-. Pero resulta que mi teléfono tenía mal la hora y... Llegué como una hora antes. ¿Y tú?

Se acomoda un mechón pe detrás de la oreja y desvía la mirada; conozco ese movimiento, está tratando de evadir el tema.

- Mérida quería comida china y... Ya sabes -me guiña un ojo-. Me ofrecí como buena amiga.

Ríe por debajo de su aliento y luego me mira con ojos de ternura; le doy ternura. Me da unas suaves palmaditas en la espalda y luego me dedica una tierna sonrisa.

- Bien. Entonces buena suerte -da media vuelta y se va.

Cuando da media vuelta y comienza a caminar hacia su mesa, veo lo adorable que se ve con su conjunto de ropa y su hermoso a ello dorado.

- Oye -la llamo. Me toma un par de milésimas de segundo decirlo pero al final lo saco-. Qué linda luces hoy.

Se pone roja como una granada y con una sonrisa me agradece el cumplido.

*****

Cuando veo a Elsa entrar por la puerta con un vestido primaveral azul y con unos tacones blancos, siento que mi corazón casi se detiene. Luce tan linda. Luego entra el resto de su familia, y todos se ven tan (de cierto modo) elegantes y refinados. Una punzada de pánico me recorre la espalda cuando me percato de mi atuendo; chaqueta, pantalones desgastados, una playera y los primeros tenis que encontré. Maldición, ellos vienen con ropa linda y ligeramente formal. Me levanto apenas se acercan a mí, saludando como se debe a mis futuros suegros.

- Buenas noches -digo con una sonrisa.

El señor es el primero en corresponder a mi saludo, seguido de su esposa y finalmente de sus hijas. El señor porta un suéter de lana verde con un pantalón de vestir y unos zapatos negros que recuerdo haber visto en una tienda de ropa para hombres cara. La señora viste un vestido negro y un abrigo café claro con zapatillas negras. Caray, es igual a sus hijas. Anna se ve como la linda y tierna hija menor que quiere aparentar ser inocente y agradable, con su vestido blanco floreado y sus dos trenzas de lado. Espero a que Elsa se acerque su silla para recorrerla hacia atrás y demostrar mis modales.

- Hola -dice con las mejillas ligeramente rojas.

- Hola -respondo con una sonrisa.

- Creí que vendrías con... Traje -comenta por debajo de su aliento.

Agacho mi cabeza como diciendo "lo siento-no sabía-perdón-creí que era algo así como informal-no creí que tu familia fuera tan nice". Ríe por lo bajo y se sienta, como ignorando mi conjunto. No me importa en absoluto; ¡vengo fabuloso! La mesera aparece casi al instante.

- ¿Están listos para ordenar?

- Queremos el especial familiar -responde el señor-. Con una soda dietética. ¿Cariño?

- Un vaso de agua natural, por favor -responde con una sonrisa.

- Y dos vasos de té frío -pide Anna.

Todos me miran, esperando mi respuesta. Me siento ligeramente acosado.

- Un jugo de arándanos, por favor -mi voz suena nerviosa.

La mesera asiente y sale disparada a la cocina. Demonios; esta es la parte donde los padres comienzan a indagarme hasta que cometa algún error y me saquen a patadas del restaurante. Comienzo a dudar ligeramente.

- ¿Cómo les ha ido en la escuela? -pregunta la señora.

- Bien -respondo al instante un poco alto. Luego me percato de que le ha preguntado a sus hijas y no a mí. ¡Estúpido!

- Bien -responde Elsa para distraer mi comentario-. Ya sabes; muchos libros.

- Demasiados trabajos -se queja Anna-. Y compañeros que... Prácticamente no hacen nada en los equipos.

- Deben trabajar duro para alcanzar lo que quieren -comenta el señor mientras las mira fijamente-. Nunca olviden eso.

Me pierdo en las costuras súper pequeñas de mi playera. Creo que el patrón se basa en una serie de códigos que la computadora pre-programa para que las máquinas de cocer lo hagan y quede una especie d—

- ¿Jack, verdad? -escucho mi nombre y levanto la cabeza de golpe-. ¿Cómo te va a ti?

- Me va mejor de lo que creía -respondo vagamente-. De hecho, su hija -le lanzó una rápida mirada a Elsa-, ha sido de gran ayuda en algunas de mis tareas y trabajos. Es muy lista.

Elsa se sonroja ligeramente y desvía la mirada de la mesa. ¡Aww!

- Él hizo es bastón -dice Anna de la nada con enorme emoción.

Ambos padres me miran sorprendidos, como si no se lo pudieran creer. Es como si hubieran encontrado al autor anónimo de su libro favorito.

- ¿Entonces tú eres Jack Frost?

- S-sí -respondo nervioso.

- Guau -dice la señora-. ¿Crees que...?

- ¡Respóndenos unas preguntas por favor! -suelta el señor de la nada con una sonrisa en el rostro.

- Papá -se queja Elsa entre dientes.

- Lo siento -se aclara la garganta-. ¿Por favor?

Las tres sueltan una risa que me llena los oídos de una bella y fina sinfonía. Qué dulce voz...

- Adelante -digo-. Soy un libro abierto.

- Bien -comienza la señora-. Primero, ¿cómo lograste recalibrar los sensores después de que pusiste la pieza 35-GN?

Excelente. Me quieren; creo que podemos llevarnos bien. La fase uno está lista. Ahora que le caigo bien a la familia, debo preguntárselo a Elsa y todos seremos felices. Hasta donde sé, ella también quiere conmigo...

*****

La cena acabó, contesté todas las preguntas, rieron, jugamos, compartimos anécdotas. Me adoran... Ahora solo queda el ultimo paso: la declaración. Tengo como cinco chicles de menta en mi boca.

- Elsa -la llamo-. ¿Podemos hablar?

Asiente mientras camina hacia mí. Ha oscurecido ya y el aire ya está bien frío; aunque no lo siento del todo frío. Solo, agradable.

- ¿Qué pas—

- Elsa yo -la jalo de la mano y la atraigo hacia mí cuerpo-. Quería hacerte una pregunta.

Se queda callada con los ojos bien abiertos, como sorprendida. Asiente con la cabeza rápidamente.

- Tú... Bueno... -mi voz suena nerviosa pero seductora-. Me preguntaba si... Ya sabes; qu—

Sus ojos irradian una tremenda ansiedad, como si esperase a la pregunta que tanto ha estado esperando. Como si tuviera la respuesta ya en la punta de la lengua.

- Quisieras ser mi novia...

- Sí -suelta rápidamente.

Sonríe no una enorme satisfacción y me besa con desesperación, como si el aire se le fuese a acabar si no lo hiciera rápido. Pero me encanta. Son tan suaves y carnosos, que algo dentro de mí me incita a besarla con más ganas.

Así que simplemente lo hago...

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