Arco
Mérida
- Deberíamos iniciar con lo básico -me dice Hipo-. El diseño y la estructura están bien.
Corregí todo. Tal y como él había dicho. Quedó mejor, y ahora todo está más claro.
- Bien -dice, después de revisarlo rápidamente-. Me gusta el diseño. ¿Lo hiciste tú misma? Es bueno.
No digo nada. El hecho de que él esté aquí, es solo para ayudarme a acabar pronto. Se nota que sabe un poco más de diseño y fórmulas que otro. Espero que su novia no se moleste conmigo.
- Bien -su mirada se vuelve seria. Toma un lápiz y se inclina la mesa, al tiempo que comienza a borrar algunas partes-. Aquí, pon menos peso. Así será más liviano y más manejable.
Debería quejarme. Decir o hacer algo. Al menos protestar, pero, no lo consigo. Siento como si mi voz me hubiera sido arrancada.
- Y la cuerda -pregunta-. Hazla un poco más a la derecha. Así lograrás más alcance.
Asiento. De haber sabido, hubiera comenzado por Hipo. Se nota que sabe de diseño. Ha venido en cuando las clases acabaron. Trajo incluso su mochila y sus planos. Son varios.
- Bien -dice, enderezándose-. Se cruza de brazos y sonríe. Ha quedado listo. Así ya no tendrás problemas con la velocidad y el peso.
Me señala una parte que no había visto. Eso lo agregó él.
- Esto te dará precisión en lo tiros -explica-. Es algo extra. Si usas las tuercas correctas, nadie se dará cuenta de que tienes esa "mira" adicional.
Me guiña un ojo, y siento cómo me ruborizo. Aparto la mirada. ¡Joder! Debo cambiar de tema antes de que percate de mi color.
- ¿Qué estás haciendo tú? -pregunto, señalando a los planos enrollados.
- Nada interesante -responde, encogiéndose de hombros-. Sólo son modelos. Todavía no llego al producto final.
- ¿Puedo verlos? -indago, un poco curiosa.
- C-claro -suena nervioso.
Toma sus planos y los pone encima de los míos. Los extiende con cuidado. Tiene tres opciones, y todas se ven prometedoras.
- Todas son similares; se basan en lo que quiero -sonríe-. Éste, es un diseño complejo; un prototipo aéreo. Sólo son alas.
No puedo ocultar mi emoción. Abro los ojos mientras sonrío. Es asombroso.
- El segundo, es un brazo mecánico -sigue, señalando el plano-. Si logro hacer que los circuitos lleguen hasta los dedos sin que éstos se calienten, sería un éxito. Quizá lograre venderse.
- ¿Y este? -señalo el tercero.
- Un artefacto raro -me dice, alegre-. Un poco extraño; una espada de fuego. Aunque, está casi descartada.
- ¿Por? Luce genial.
Y vaya que lo hace. Es decir, el diseño es fresco y original. Luce tan moderno, y su estructura central es asombrosa.
- Lo sé pero, hoy en día, nadie usa estas cosas. Creo que sería más útil otras cosas, como el brazo.
Asiento. Tiene razón. No muchos querrían una espada de fuego. Sería difícil que tuviera éxito, incluso si está bien hecha.
Lo miro, y me sorprendo ver que me estaba mirando también. Quién sabe por cuánto tiempo.
- ¿Qué?
- Nada -me dice, esbozando una sonrisa.
Vuelvo mi vista a los planos. Debo concentrarme. Entre él y yo no puede haber nada; no me interesa en lo más mínimo, y tiene novia. No somos el uno para el otro, y nunca lo seremos. No me gusta, ni me gustará. ¡Lo odio!
Maldición. Debo aprender a dejar de mentirme.
- Oh, te traje esto -me dice, sacando algo de su mochila-. Perdona. Estaba muy rico.
Lo miro. Una envoltura roja cubre el pequeño trozo de pan, y una fresa junto a éste.
- Te guardé la mitad.
*****
Constantemente vemos a varios grupos y personas entrenando en todos lados. O son muy deportivos todos de repente, o bien, están comenzado a entrar en estrés por las competencias.
Ha pasado una semana desde que Hipo fue a mi casa. No he vuelto a hablar con él. No me sorprende; es decir, estamos un poco nerviosos por los proyectos. El mío estará listo más rápido de lo que creí.
Hipo en serio fue de gran ayuda.
Sacudo todos los pensamientos que invaden mi mente y me concentro en las piezas que me faltan de ensamblar para que quede listo. Debo tensar bien la cuerda para que no haga algún corto.
El diseño es ligero, y moderno. Jack dice que el suyo se ve mejor, aunque claro, no lo he visto. Probablemente esté alardeando.
- Mérida -me dice Rapunzel-. He terminado con el diseño de los vestuarios.
Saca unas hojas con garabatos y colores neutros. Blanco, gris y negro. El modelo luce bastante bien en las ropas.
- Caray... -digo, asombrada-. Rapunzel, esto es asombroso. Han quedado geniales.
- ¿En serio? -pregunta, tímida-. Me alegra que te gusten.
Los diseños son dinámicos. La tela es... ¡No lo sé! Pero qué más da. ¡Es increíble!
- Puedes continuar tu proyecto. Todavía tengo que hacer unas mejoras en el diseño -me dice, guiñando un ojo-. Apresúrate. Pronto darán las 9.
Me aplasto nuevamente en la silla, viendo cómo mi proyecto está casi terminado. Estará asombroso.
*****
Para el día siguiente, está terminado. Tiene todo tal como lo pensé, incluso mejor. Ha quedado... ¡Guau!
Ahora viene la parte complicada; las flechas. Si quiero que mi proyecto resalte, no tendré que poner brillos o diamantina en las flechas, ni colores fosforescentes llamativos. No. Lo que ocupo es que exploten, y hagan volar todo lo que toquen.
Tadashi se ha ofrecido a ayudarme en eso. Es un amor. Definitivamente excentaré la clase.
Ahora, lo que me preocupa es el equipo; no hemos decidido muchas cosas, y quedan cerca de dos semanas. Tenemos que apresurarnos. Aunque, puedo vernos más unidas a todas; nos vemos con más frecuencia, convivimos más, nos queremos incluso más.
Hasta Elsa es más alegre. Debe ser porque Anna está contenta. Son adorables. Todas nosotras, somos una familia ahora... Y no podemos romper eso.
- Gogo -le digo mientras la miro-. Toma tus cosas y reúne a las demás.
Enarca una ceja mientras me levanto. Estoy decidida. Y mucho. Nadie podrá detenerme ahora. Nadie evitará que lo haga, y...
- Iremos a ver unas casas -le digo.
Nadie podrá romper esta nueva familia.
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