Año Nuevo
Rapunzel
La mañana de año nuevo. Estoy contenta, y muy emocionada; casi todos se van fuera. Elsa y Anna con sus padres un par de días antes de entrar a la escuela otra vez. Tadashi se irá a la casa de su tía con Hiro, Hipo a la playa con sus papás, Mérida se irá a una fiesta con su mamá a la que han invitado, y, muchos más como los anteriores. ¿Los únicos que se quedan? Eugene, Jack y yo.
Mis padres irán a una fiesta, a la que, sinceramente no tengo ganas de ir. Es en el centro de la ciudad, en un edificio alto.
Y, Jack y Eugene pedirán Pizza, verán un par de películas, jugarán videojuegos. Me invitaron.
- Bueno, cariño -me dice mi mamá-. Puedes estar donde tú desees.
- Pero con cuidado -advierte mi papá.
Ambos se despiden de mí con un beso y salen por la puerta. Hoy ambos lucían muy elegantes y guapos; traje negro y vestido rojo. ¿Qué mejor manera de iniciar año nuevo? Cierro la puerta con llave y me voy caminando hacia la casa de los chicos.
Hace un frío que me pone los huesos helados, y las nubes grises pronostican una posible lluvia fuerte. Cuando llego y toco la puerta, Jack me recibe con una sonrisa y un suéter rojo con un grabado de reno, lo que me recuerda a Sven.
- Luces bien -digo.
Me abraza con fuerza, lo cual me toma por sorpresa.
- ¡Feliz año nuevo, Punzie!
- Oh, igualmente -correspondo al abrazo.
Me abraza del cuello y nos metemos a la casa. El árbol de Navidad de ellos es tan... Masculino y tierno. Su sala es considerablemente más distinta a la nuestra; la de ellos es más de chicos.
- ¿Y Eugene? -pregunto.
- Arriba, duchándose -responde Jack, encendiendo el televisor-. No ha de tardar.
Sonrío. Estar con Jack me pone un tanto incomoda y nerviosa, como si mi a mis sentimientos les dieran un ataque de algo cuando comparto el mismo espacio que él.
- ¿Y esto? -señalo muérdagos.
- Broma entre nosotros -dice vagamente-. Hay en toda la casa.
Me quedo callada. ¿En serio ellos...? No. Ja, ja. Por su puesto que no...
¿O sí?
- Tranquila -agrega-. No somos así.
Sonrío de manera nerviosa.
- No, no es eso -excuso-. Pensaba en otra cosa.
- Oh -vuelve su mirada a la ventana.
Escucho un cascabel sonando por las escaleras, y cuando volteo a ver de qué se trata, veo a Chimuelo, que corre a mí con gran emoción. ¡Qué cosa más adorable!
Tocan el timbre. Seguramente sea el sujeto de las pizzas. Jack abre y, de reojo veo todo. Paga, y por lo que veo el sujeto pude propina, pero en vez de eso Jack le da un beso en la mejilla al tipo y le cierra la puerta en la cara.
- ¡Hey, Hey, Hey! -dice con emoción, medio brincando medio caminando-. La pizza esta lista.
- Comer tanta te hará engordar -bromeo.
Me agacho, tomo a Chimuelo por el estómago y me lo acomodo bajo en pecho, para acariciarlo mejor. Es tan suave... Y ha crecido mucho. Tiene los ojos verdes, como Hipo.
- Entrando a clases volveremos a hacer ejercicio -dice-. Ya acordamos todos.
Sonrío. Me parece una buena idea. De hecho, hasta me parece algo bueno; creo que nosotras también debemos continuar con las rutinas.
- Tengo mucho sueño -admite-. No me sorprendería caerme dormido cuando termine de comer.
- ¿Por qué no duermes?
- No puedo aunque lo intente -explica-. Si mi cuerpo no tiene sueño, pero mi mente sí, me mantengo despierto hasta que ambos se sincronicen.
- Qué extraño.
Sonrío, quizá porque es lo único que se me ocurre hacer, pero, por dentro, me gustaría abrazarlo. Como si fuese Chimuelo.
- Hola, Rapunzel -saluda Eugene, bajando las escaleras. Tiene puesto un adorable chaleco azul-. ¿Lista?
Me saluda de beso en la mejilla, y luego me da un abrazo.
- Feliz año nuevo -dice.
Me suelta con cuidado y se acerca a Jack, quien ahora ha desaparecido en la cocina. Demonios... Creo que hubiera sido mejor que no hubiera venido.
Pero lo hecho está.
- ¿Necesitan ayuda con algo?
Me sentiría como inútil si solo me aplasto en el sillón y me quedo esperando a que me llene todo.
- ¿Puedes ir por un juego que dejé encima de un tocador? -pide Jack-. Está en mi cuarto.
Doy media vuelta y subo las escaleras. ¿Y cuál es su cuarto? Comienzo a abrir todas las puertas de una manera discreta. Es el tercero a la izquierda; se nota por sus pósters de videojuegos y superhéroes. Oh, y ropa tirada en todas partes.
Entro, y veo una especie de guitarra eléctrica, y por un momento, me pregunto si la ha de tocar; no recuerdo haberlo escuchado. Me quedo de pie observando la habitación. Cielos... Es tan, Jack...
Veo el videojuego junto a su cama, y cuando me acerco a él, veo su almohada. Me percato de que no hay nadie en su habitación y huelo la almohada un par de veces. Caray... Tiene su aroma impregnado. Y huele bien. A Jack...
Veo muérdago encima de su puerta de baño, lo cual me causa gracia. No puedo evitar sonreír ante la idea... Cuando estoy a punto de salir del cuarto, ambos nos topamos.
- Oh -dice, sorprendido-. Creí que no lo habías encontrado.
- Sí -digo mostrándoselo-. Aquí está...
- Ya...
Asiente y me mira a los ojos. ¡Son tan azules! Pero no un azul apagado, sino más bien uno vivo, que claramente demuestran que hay vida y energía detrás de ellos. Son hermosos.
- ¿Puedo preguntarte algo? -dice, un poco nervioso.
- Claro -sonrío, pero también me pongo nerviosa.
- ¿Eres muy creyente? -su pregunta me toma por sorpresa-. De cosas como, que en 14 de febrero debes regalar galletas, o que el día de pascua salir por huevos de dulce, o eso de dejar tu diente bajo la almohada... Hacer bromas el día de los inocentes.
- No lo sé... Supongo que sí -me encojo de hombros.
- ¿Qué tanto? -insiste, dando un paso hacia mí.
- Supongo que.. En un 87%.
Agacha la mirada y se pone de un color rojo vivo, como avergonzado, tímido, apenado. ¡Qué tierno!
- Entonces...
Me toma del rostro con suavidad y cariño, y me acerca a él con dulzura. Sus ojos irradian una profunda desesperación por hacer algo. ¿Es acaso hoy el día de los inocentes?
Abre los labios, pero se retracta. Luego se aleja. Por alguna razón, creí que me besaría, o algo por el estilo. Pero, no lo hizo, y no sé exactamente bien si deba alegrarme por eso o no; digo, Elsa es novia suya, y Eugene novio mío... Pero, algo en nuestras relaciones no anda bien por ahora.
Lo miro a los ojos, todavía sin saber qué hacer; sonreír, bajar y olvidar todo, o llorar, golpearlo y besarlo. Prefiero no hacer ninguna.
Así que sol—
- Feliz año nuevo -interrumpe.
Y me besa en los labios...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro