Alucinación
Rapunzel
- Hipo -lo llamo.
Camina a mí con una sonrisa, vistiendo un pantalón de mezclilla y una playera verde. Luce muy relajado.
- Hola -saluda amable-. ¿Qué pasa?
No sé por dónde comenzar, estoy tan enojada que no pienso con claridad, así que simplemente suelto lo primero que se me viene a la cabeza.
- ¿Dónde estuviste el sábado? -pregunto nerviosa mientras me cruzo de brazos, intentando parecer molesta.
- Estuve todo el día con Jack jugando videojuegos -dice, encogiéndose de hombros-. ¿Por qué?
- ¿No estabas en el centro comercial acaso?
- No, para nada -parece confundido-. ¿ pasó algo?
Me quedo pensativa. No parece estar mintiendo, y recuerdo que Jack había dicho que todo el día había estado jugando videojuegos... Lo miro a los ojos, que están serenos y tranquilos como siempre. Entonces, si me estás diciendo la verdad, ¿a quién vi en el centro comercial?
Saliendo de la clase de las 12, voy a la cafetería por un café; no he dormido bien en la última semana, y ahora lo que puede despertarme, es uno descafeinado, bien cargado. En la fila veo a Tadashi comprando dos jugos. ¿No se supone que debería estar en clase? Y justo cuando se voltea, una chica extraña lo besa en los labios... Me quedo en shock unos minutos, viéndolo todo. Parpadeo varias veces para asegurarnos de que no lo estoy alucinando, incluso me pellizco un poco fuerte el brazo, pero al final termino percatándome de que es real. Está pasando...
-Rapunzel -grita alguien por detrás mío.
- ¡Aahh! -exclamo al tiempo que me sobresalto.
Veo a Jack saludándome con la mano. Me volteo rápidamente para buscar a Tadashi entre la gente, y poco a poco comienzo a sobresaltarme.
- ¿Estás bien? -pregunta, confundido.
- Creo que vi a Tadashi -digo rápidamente.
Ambos comenzamos a buscarlo desde nuestros lugares, pero al percatarnos de que él definitivamente ya no esta aquí, nos rendimos. Me desparramo sobre la silla mientras me aprieto un poco fuerte el arco de la nariz.
- ¿Okay? -dice, volviéndose a mí-. ¿Qué está pasando?
- Creo que vi a Tadashi -le digo, perdida en mis pensamientos.
Jack da otra revisada y al percatarse definitivamente de que no-hay-nadie, me pone una mano en el hombro.
- Mmmm -se encoge de hombros-. Quizá lo confundiste con alguien más.
- No -digo-. Estoy 100% de que en serio era él.
- Pero, está en clase -explica-. No creo que haya decidido salirse a comprar algo, ¿o sí?
No... Definitivamente no. No es algo que Tadashi acostumbraría a hacer. Pero entonces, ¿por qué lo vi con tanta claridad?
- Jack -digo un poco nerviosa, mordiéndome el labio-. ¿Puedo preguntarte algo?
Me mira con ojos llenos de ansia, como un niño pequeño lleno de ilusión y alegría.
- ¿Dónde... Estuvo Hipo el sábado?
- Mmmm -se incorpora mientras recuerda-. Estuvo conmigo jugando videojuegos.
- ¿No salió? -insisto.
- No que yo recuerde -dice, con una sonrisa en los labios-. De hecho, Kridtoff estuvo con nosotros.
¿Qué? Eso no tiene sentido. ¿O sea que lo que vi fue un holograma o algo así? ¿Un clon y ya? No... No estoy loca. Yo en serio los vi. Y a Tadashi...
- Ya, en serio, Rapunzel -dice, acercándose a mi rostro y escudriñándomelo todo. Me ruborizo al instante-. ¿Qué está sucediendo?
- Nada, nada -me cubro la cara con las manos-. En serio. Solo eran dudas.
Se queda un rato callado, y luego suelta una risa al verme que me hace enojar un poco. Se sienta y de un empujón queja situado junto a mí, y su rostro inclinado hacia el mío.
- ¿Qué?
- No, nada -dice, aguantándose la risa-. Es que... Hoy no luces muy bien.
- Oh, calla -le digo, empujándolo un poco lejos de mí-. Tú tampoco luces tan bien de todos modos. Es más... Luces horrible.
- Claro, claro -dice, divertido-. Bueno... -se incorpora de un brinco y después me mira dulcemente-. Me voy, antes de que se me haga tarde.
- C-claro -respondo, y no sé por qué, me ruborizo.
Levanta una mano y me despeina el cabello ligeramente, haciendo que éste se esponje un poco.
- Adiós, Punzie -me dice alegre, y se va corriendo fuera de la cafetería...
*****
- Vámonos -me dice Mérida-. Llegaremos tarde y quiero apartar la tele antes de que Honey me la gane.
Tomamos un tranvía que nos lleva al centro, y de ahí, el metro. Hay mucha gente en comparación de otros días, y hace un poco más frío de lo normal. Bueno, es normal en éstas épocas de frío. Caray... Tengo que terminar los trabajos y hacer la tarea.
- ¿Qué vamos a cenar? -digo.
- Pizza -responde Mérida, checando en su teléfono el menú electrónico-. Hawaiana.
- ¿Pizza? -pregunto confundida-. ¿En miércoles?
- ¿Qué? -escucho cómo teclea su teléfono a una velocidad increíble-. Hoy es el estreno de la serie de los zombies, ¿lo olvidas?
Carajo. Creo que tendré que perdérmelo si quiero acabar todo a tiempo... Cuando el tren se detiene y las puertas se abren, y ambas subimos al interior. El tren hace tres paradas en estaciones, así que me tomo mi tiempo para relajarme un poco antes de llegar a la casa. Miro por la ventana, viendo a toda la gente entrar y salir por puertas, subiendo y bajando escaleras, hablando y texteando en los teléfonos, y.. Al fondo, cerca de los baños, veo a Eugene con una chica morena. Me acerco a la ventana para cerciorarme de que no es alguien más, pero al ver su cabello castaño y su flequillo ondeando en el aire, me doy cuenta de que en serio es él.
Me levanto del asiento sin perderlos de vista y presencio como se adentran en el baño de mujeres. No... No puede ser él... Están al borde de la puerta, y entonces, sus ojos se encuentran con los míos; al principio parece sorprendido, pero luego, relaja su mirada y me guiña un ojo, como si se estuviera burlando. Cierra la puerta y... Y una lagrima rueda por mi mejilla. Todo pasa tan rápido que apenas me percato de lo que pasa...
Corro con todas mis fuerzas fuera del metro y comienzo a ir hacia los baños. Tengo un nudo en la garganta y un pesar en mi espalda, abro la puerta de golpe, y al encontrarme con un par de baños viejos y feos, me quedo en shock.
¿Q-qué...?
- ¡Rapunzel! -grita Mérida, tomándome por los hombros y volviéndome a ella-. ¡Qué te pasa!
No puedo hablar... Estoy en estado de shock y miedo, tristeza y confusión, con un poco de enojo. ¿Qué acaba de pasar? ¿Qué estoy haciendo?
- Acabamos de perder el tren -me dice, molesta-. ¿Qué pasó?
- No lo sé... -digo distraída, todavía confundida.
Me arde la cabeza y la frente terriblemente fuerte. Siento que me va a estallar en cualquier momento. Mérida me toca la frente con su mano, y la voltea.
- Estás ardiendo -dice, un poco asustada.
No digo nada. No puedo...
- Ven, te llevaré a la casa -dice, poniéndome un brazo debajo del mío para ayudarme a caminar.
- Acabamos de perder el tren -digo mareada, con la voz apagada.
- Sé de alguien que está por la zona -me dice, sacando su móvil.
Teclea un número y casi al instante contesta.
- Hey, ¿puedes venir a la estación? Es importante -dice rápido, haciendo una pausa-. Bien, te espero en la entrada.
- ¿A quién llamaste? -ya no soporto la cabeza.
- A Jack...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro