Sin poder evitarlo, otro suspiro escapó de sus labios, no entendía como es que todo esto había sucedido, ¿cómo es que había sido arrestado? ¿Cómo que por espionaje? Otra vez, otro suspiro. Además que no sabía que sucedió con Mona, le robaron el monedero, se separaron y no supo más de ella. ¿Y sobre Fréminet? Luego de lo que sucedió en la noche del día anterior, estaba preocupado por la relación entre ambos, por supuesto que estimaba al chico y que aunque fuera en parte el motivo por el cual lo arrestaron, eso no iba a cambiar, su preocupación era por la perspectiva de este mismo, conociéndolo se sentiría culpable e incluso pensaría que ahora no querría verlo.

Aún sentado en aquella sala de espera, esperando por el juicio, miraba a los alrededores, no tenía mucho que hacer, puesto que confiscaron todo aquello que llevaba junto a él, incluyendo su amado cuaderno y su pluma. En eso, la puerta se abrió para mostrar la figura de una hermosa doncella, una dama de gran reconocimiento, la que fue alguna vez Arconte, Furina.

－Oh... Jaja... Habitación equivocada － Rió nerviosa la, ahora, directora de teatro.

－¿Busca a alguien?

－Sí, estoy casi segura que debieron arrestarle hace poco － Respondió －Es un actor importante para la próxima obra y se involucro accidentalmente en algo que no debía y... Lo arrestaron.

－¿R- realmente necesita a un criminal para una de sus obras? － Preguntó extrañado al escuchar la respuesta.

－No, no, no, no es un criminal － Se apuró a explicar － Fue una acusación errónea, tengo las pruebas de su inocencia... Tú tampoco pareces un criminal, si no fuera por tu ansiedad actual pienso que serías alguien muy sosegado.

－Gracias... Uhm, es cierto que no soy culpable, pero... No, debería ir a buscar a su actor ¿no?

－Eso... Es correcto, espero que sea puesto en libertad － La muchacha se despidió con leve reverencia antes de marcharse.

Era una mujer interesante, no era erudita, pero sí elocuente con su labia y su gestura, tal vez, podría considerarse alguien quien domina las palabras y el acto, después de todo fue ella quien logró engañar a los habitantes de Fontaine por 500 años, debía de ser una letrada en la actuación y en la lengua. Recordaba que Fréminet había comentado sobre eso durante la conversación que salió a la luz ayer, sobre que ella era una oradora muy elocuente durante sus antiguos discursos.

Furina fue quien ahora suspiraba, había revisado tantas habitaciones y aún no encontraba a aquel actor. Lo peor fue cuando le dijeron que ya había sido puesto en libertad, ¡todos esos rodeos para nada! Casi en la salida del edificio vislumbró caras conocidas, Lyney, el famoso mago y sus dos hermanos ayudantes junto una mujer que no reconoció. Sin pensarlo mucho, se acercó, no quería dejar ese viaje como una total pérdida de tiempo.

－Hola, hola, mis saludos － Saludo con su usual tono. Por supuesto que el grupo solo se giró a verla con completa confusión －E- eh, ¿qué los trae por estos lados?

－Un "amigo" de mi hermano fue arrestado injustamente por algo que no hizo － Explicó Lyney al ver que nadie más pensaba responder.

－¿Por casualidad no será un chico tierno y extranjero, rubio y de ojos azules?

－Suena a él － Dijo la astróloga.

－Mmm... ¡Ya que estoy aquí! ¡Veré que puedo hacer! － Exclamó －Además que también me preocupaba ese chico, muy bien, entregenme las pruebas de su inocencia.

－Ese es el problema, no tenemos －Suspiró el buzo.

－¡¿Huh?! ¡¿Y qué piensan hacer entonces?! ¡Sin pruebas no hay inocencia! A este paso quedará de culpable.

El grupo solamente se miró entre ellos, la verdad, no tenían ni idea de qué hacer. Mirándolos con decepción Furina dio otra idea: －Entonces, consiganla.

Ante las palabras de la chica, el resto por supuesto que respondió con un: "¿Cómo?". Luego de explicar sobre el caso Furina fue capaz de responder. Lo primero era probar que no estaba trabajando para los Fatui, esto podría ser resuelto con la ayuda de los Caballeros de Favonius y los mismos Fatui. Lo segundo era demostrar que no estaba en un misión de espionaje, una vez demostrado que no trabaja para ninguna organización que pueda buscar problemas; sería mucho más fácil.

－Si ese es el caso, debería de ver si puedo contactarme con la Maestra Intendente － Respondió Mona －Aunque el viaje es largo y posiblemente una carta demore más de lo que me gustaría.

－Un viaje a barco podría funcionar －Respondió la directora －Con un barco que posea una buena capacidad en cuanto a velocidad y algunos atajos, sería mucho más rápido el viaje de ida y vuelta.

－Entonces, mientras tanto veré si puedo conseguir una declaración de parte de Padre, si es necesario, también declararé － Continuó Lyney.

－Y- yo también ayudaré － Dijo Fréminet, pero fue detenido por su hermana.

－Yo y Lyney nos encargamos respecto a la Casa de la Hoguera, Mona y mi hermanito irán a Mondstadt － Presentó su idea con serenidad － La señorita Furina se encargará en abogar.

－¡Me gusta la idea! － Exclamó la mujer con una gran sonrisa －Mientras se encargan de todo yo desca- ¡quiero decir! ¡Me prepararé! Para el día del juicio. A- además tenía trabajo que hacer como directora así que no podía acompañar a ninguno (aunque me hubiese gustado poder viajar a Mondstadt).

－¿Viajar a Mondstadt? －Preguntó algo emocionado el buzo.

－Sí, vamos a ver a la maestra intendente pero es posible que conozcas algún otro caballero o a Noelle － Respondió Mona －Es un lugar muy bonito y tranquilo, la verdad... Pero... ¿Quién financiará ese viaje?

－... － Los 4 la miraron con lastima, así que Furina habló －Conseguí un poco con mi última obra, espero que te sea de ayuda.

Los ojos de la astróloga brillaron al ver aquel monedero pesado y relleno. No recordaba la última vez que vio su monedero de ese modo.

－Iremos a ver a Padre － Dijo Lynette a modo de despedida.

－¿Eh? Oh, sí, mejor iremos pronto － Continuó Lyney aunque al principio algo extrañado.

－Iré a preparar el viaje entonces － Agregó Mona － Srta. Furina, ¿puede mandar nuestros saludos a Mika de nuestra parte?

－S- sí, agradecería que lo hiciera － Comentó Fréminet.

－¡Oh! Y dígale que Fréminet esta enamorado de él － Bromeó la astróloga.

－¿Es eso así? ¡Por supuesto! ¡Será un placer!

Mientras las dos mujeres reían, Fréminet no pudo hacer más que casi morir de vergüenza, aunque, era una broma, la srta. Furina no le diría eso ¿verdad?... ¡¿Verdad?! Ahora mientras caminaba junto a Mona, estaba prácticamente rezando a los Arcontes que Furina no dijera nada respecto a aquello, pero la muchacha parecía estar pensando lo contrario hasta que... "Si Furina le dice entonces no podría él confesarse por sí mismo, eso no es bueno". Al final ambos terminaron pidiendo a los Arcontes en silencio.

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Perdón por lo de la semana pasada, espero que este episodio haya sido de su agrado. No creo que les haya venido a la cabeza el porqué estaba en duelo, pero, como se esperaba, falleció un familiar, no me sentía muy bien mentalmente como para escribir.