Cap. 2 ¿Qué es el destino?
De manera algo brusca en su apuro, abrió la puerta de entrada de aquella casa, bueno, más bien del hotel. Fréminet se encontraba especialmente nervioso en esos momentos, hace poco había decidido escuchar a sus hermanos e intentar socializar con otros seres humanos, pero aún era muy difícil para él así que terminó huyendo. Poco después de cruzar la puerta se encontró con 2 de sus hermanos. Por algún motivo, el hermano mayor, Lyney, se quedo mirándolo con una expresión rara de su parte, confundido volteó hacía su hermana, Lynette, buscando que esta le explicará.
-Tu cabello aún está goteando - Le aclaró con serenidad -Estás mojando la alfombra.
-Oh - Respondió -Perdón, no me dio tiempo para secarlo.
-¿Qué es lo que te apuró tanto? - Preguntó Lyney junto a un suspiro, mientras colocaba suavemente una toalla sobre los cabellos de su hermano.
-Yo... - Se quedó en silencio como si buscará el modo de explicar lo sucedido -Me encontré con alguien y... Hablamos o algo así.
-¡Hablaste! - Ambos hermanos celebraron alegremente por aquello. Inclusive Lynette le aplaudía aún con su expresión seria.
Pese a ser extraño, se encontró siendo rodeado por sus hermanos mientras preguntaban por más detalles sobre lo sucedido, aquello produjo una extraña sensación de superación en sí mismo, reemplazando aquel nerviosismo de hace unos momentos. Disfrutaba de la compañía de ambos gemelos, aunque ellos no fueran sus hermanos biológicos, eran los mejores hermanos que pudo haber deseado según él; eran amables y comprensivos, eso era más que suficiente. Tener una familia cálida era más de lo que podía pedir.
Una vez terminó aquella vítorosa charla de parte de Lyney y Lynette, ambos volvieron para continuar con los arreglos del próximo espectáculo, por supuesto que Fréminet se les unió, despues de todo ahora tambien participaba sobre el escenario, aunque desde siempre lo hizo tras de este con el mantenimiento de los equipos y mecanismos. En eso, una nueva conversación inició.
-¿Le diste una entrada a Charlotte? - Preguntó Lynette.
-Sí... Ella la rechazó, dijo que tenía que trabajar ese día - Respondió el buzo -D- de todos modos Lyney y Padre no querían que fuera, ya que podría distraerte. Tal vez sea mejor así.
De quién hablaban era una vivaracha reportera, la única y mejor amiga de Fréminet y el crush secreto de Lynette, esto último era desconocido para su hermano menor, quien creía que sólo quería que fueran amigas.
Un suave suspiro escapo de los labios de la muchacha, Charlotte antes siempre iba de un lado a otro siguiéndolos para una nueva exclusiva, pero desde que había entablado amistad con su hermanito, rara vez la veía, posiblemente Fréminet ya le contaba todo lo que necesitaba, aunque fuera por accidente. Sólo la veía para alguna entrevista ya planeada con antelación.
-No es justo - Susurró con tristeza, ambos hermanos se quedaron observándola con curiosidad, pero esta solo volvió a su actitud normal y a su trabajo. Lyney se mostró preocupado, pero prefirió no decir nada al respecto, pudo ver que era lo que menos quería en esos momentos su gemela. Fréminet sólo pudo arrepentirse de hablar de ese modo, seguro y Lynette realmente quería verla, si aquel chico misterioso no se presentaba, definitivamente él también estaría triste.
Ninguno de ellos intento continuar conversando y trabajaron en silencio.
Tres días sonaba a poco tiempo, pero para Fréminet fue como una eternidad. Estaba emocionado, si aquel extranjero realmente se presentaba ¿significaba que él también quería ser su amigo? Le hacía mucha ilusión poder tener un segundo amigo, en poco tiempo sentía que estaba progresando con su timidez. "¡Tendré un amigo!" se repetía a si mismo mientras hacía el mantenimiento de los artefactos para asegurarse de que todo saliera bien.
Tal fue su emoción al ver a aquel chico entre el público que casi tropieza en medio de uno de los actos, por suerte Lyney logró sujetarlo y hacer parecer que sólo era parte del espectáculo, aún así casi muere de la vergüenza en ese momento. Al terminar, luego de ser regañado por sus hermanos por haberse distraído, se dirigió rápidamente a ver a su posible nuevo amigo, pero, había una chica junto a él, ¿era ella su amiga? ¿Su hermana? No, no se parecían en nada. Entonces tal vez: ¿Su novia? ¡¿Y si era su prometida?! ¡Ay! ¿Por qué sobrepensaba tanto sobre aquello?
-Fréminet, nos volvemos a ver - Saludó el chico extranjero -Soy Mika, miembro de los Caballeros de Favonius de Mondstadt.
-Yo soy Mona, una astróloga proveniente de Mondstadt - Se presento también la muchacha a su lado -No dare rodeos, ¿puedes ayudarnos?
-¿Ayudarlos? - Preguntó confundido -Supongo que... Sí, pero no soy alguien muy capaz, así que tal vez me sea imposible.
-Es algo de lo que seguro eres capaz - Sonrió Mona para luego voltear hacía Mika -Supongo que este es nuestro pingüino, ha de ser el destino.
-¿Qué es el destino? - Miró a ambos aún más confundido -¿A qué se refieren con su pingüino?
-Ay, explicáselo tú.
-¿Yo? Tú deberías ser quien sepa más de esto ¿no eres la astróloga?
-...
-Lo importante es que te necesitamos para un trabajo submarino, deberías de poder hacerlo - Dijo la chica.
-Oh... - Dudó un momento antes de continuar -S-si lo hago, ¿p- podrían ser mis... Mis... A- amigos?
-Por supuesto, pero, no es necesario que hagas algo que no quieres para ser nuestro amigo - Respondió Mika para rápidamente fue golpeado en la nuca por la astróloga quien lo miró molesta -¿Por qué?
-¡Quiero hacerlo! - Exclamó Fréminet emocionado saltando hacía los brazos de su nuevo amigo. Fue algo desvergonzado de su parte y rápidamente se arrepintió, pero el caballero lo abrazó suavemente en respuesta. Fue sorprendentemente cálido, pero ¿estaba bien que estuvieran tan juntos cuando la prometida del chico estaba a su lado? Se sorprendió al verla tan indiferente respecto a aquello, entonces, debían sólo de ser amigos, por algún motivo se sintió aliviado, tal vez porque no iba a meterse en problemas por acercarse tanto a él y podría abrazar todo lo que quisiera a su nuevo amigo. "¡Esto me hace feliz!" pensó apegandose más junto a una sonrisa en sus labios, no sabía que los abrazos eran tan cálidos. Ahora debía de encontrar un modo de poder abrazar a sus hermanos y a Charlotte y aunque sonaba imposible, también quería poder abrazar a Padre.
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