Capítulo 9: ¿Destiny o Leah?
Leah Trembley.
— Sí, muchísimas gracias. Nos vemos.
Termino la llamada que había hecho a mi supuesto nuevo jefe para indicarle que el día de hoy estaré completamente dedicada a atender los quehaceres del hogar para poder tener todo preparado para esta noche. Después de todo lo malo, y de tener que celebrar con mi enemigo las fiestas más lindas del año, solo pienso en eso, son lindas fiestas que, como sea, disfrutaré como es debido.
Amo la navidad, y hoy quiero preparar la mejor cena navideña para mí. Ni siquiera para Andrew, solo para mí.
Bueno, puede que un poco sí para Andrew.
Este hombre puede ser el más malo del universo, pero es tan distinto cuando está conmigo; juro que no quiero seguir confundiéndome y mezclar mis sentimientos con el trabajo, además yo tengo un novio al cual amo demasiado, pero... no lo sé, Andrew es único.
Sospecho que tal vez lo sabe todo desde un inicio y solo está siendo lindo conmigo para hacerme bajar las defensas y ahí atacar. Es lo más razonable, al menos para mí, así refreno un poco estos nuevos sentimientos que no quiero ni debo tener.
Hace unos días decoramos el departamento juntos, tuvimos una maratón de películas y fuimos a patinar sobre hielo. Es como si fuéramos una pareja. Hoy estoy limpiando un poco nuestro espacio mientras que el italiano se encuentra fuera en alguna reunión con su gente; desde que le dije a Jane sobre mis sospechas y lo conversó con el general, Andrew ha estado actuando un poco raro. Pasa demasiado tiempo fuera de casa, cuando está aquí me pone demasiada atención, pero siempre un poco distraído, casi perseguido.
Mi hermanita me contó sobre la nueva "adquisición" de la FEMI, esa pelirroja que ella consideró peligrosa. Investigué un poco sobre ella y pues, está limpia; desde pequeña en la institución, fue recogida por una familia de pocos recursos cuando a sus siete años fue abandonada por su familia. Una historia triste y trágica. Lo que llamó mi atención fue su apellido, Rinaldi.
Alessandro Rinaldi, numerale de la mafia, fiel a su líder. Letal y mortífero en demasía, un hombre que sabe cuál es su trabajo y nunca falla; ese maldito me hace temblar del miedo. Tiene treinta y un años de edad, y he aquí el importante detalle que a la institución se le está pasando por andar babeando con la nueva; no es hijo único.
El padre de Alessandro tuvo una hija fuera del matrimonio, a los pocos años de que su esposa hubiera parido a este engendro. Lo que me puede confirmar que la tal Deianara es hermanastra de Alessandro, es que la mujer con la que su padre engaño a su esposa, era una hermosa mujer griega de rasgos similares a los de la chica Rinaldi.
Otro hecho que confirma las sospechas de Jane es que lleve el apellido de su padre después de haber sido abandonada por él. En su expediente militar inicial llevaba otro apellido, el de las personas que la adoptaron, pero tiempo después, cuando cumplió la mayoría de edad lo cambio por el que tiene actualmente. Por cierto, su madre fue asesinada cuando la mujer del señor Rinaldi se enteró de este engaño, y esto sucedió exactamente cuando la pequeña tenía siete años.
Si, mis compañeros deberían haber hecho este trabajo de investigación antes de recibir a la mafiosa infiltrada en las instalaciones de la institución, pero como posee un alto rango y un maravilloso expediente, supongo que solo pasaron por alto las putas advertencias.
Solo espero que sean sensatos y hayan prestado atención a mi pequeña Jane.
Busco un video tutorial en mi celular para poder hacer galletas de jengibre; tomo todos los ingredientes que necesito y comienzo con la preparación. Me parece una tarea muy entretenida preparar postres y comidas, la cocina me relaja muchísimo.
El video es abruptamente interrumpido por una llamada de un numero privado, y es rarísimo, porque este número solo lo tienen unas pocas personas, ya que es el que utilizo como Destiny.
— ¿Diga? ¿con quién hablo?
— Leah, esto debe ser rápido.
— ¿Disculpa? Creo que te has confundido de...
— Soy Anderson, necesitamos hablar sobre el informe que me enviaste, no tengo mucho tiempo.
Bien, al fin alguien que realmente presta atención a los pequeños detalles que realmente todos deberían notar.
— Gracias a Dios, dime, que es lo que necesitas saber.
— Lo creí desde que tu hermana lo insinuó, ella realmente me sorprende. He escuchado a esta mujer hablando con alguien de juntarse esta noche en nada más y nada menos la puerta de tu departamento.
— Carajo ¿estás seguro?
— Leah, no me agradas y nunca lo harás, pero eres mi compañera, y quiero encerrar a esos malditos tanto como tú. Si lo que pensamos es cierto, estás en peligro.
— No me iré de aquí, debo terminar lo que empecé, aunque me cueste la vida.
— Sabía que dirías eso, Trembley. Es por eso que te ayudaré.
Horas después, luego de haber cometido mil errores en la cocina por estar distraída, llega Andrew D'angelo, quien se pone junto a mí y me ayuda. Estoy más nerviosa de lo habitual y es que un asalto improvisado no es muy grato.
Estoy segura de que podemos, soy capaz de improvisar, pero esta gente vendrá directo a mi casa a atacarme, y lo que menos quería era molestar a mis compañeros en este día.
Desde el momento en que juramos proteger el continente, la institución y a nuestros compañeros, nuestra vida se jodió.
Tomo una tabla para cortar, un cuchillo y comienzo a trozar un par de verduras mientras que el italiano prepara una salsa especial para sazonar la carne que está cocinándose. Al estar distraída no me doy cuenta de lo que hago y paso a llevar mi mano, dejando un corte un tanto profundo en la palma de esta. Andrew al ver la escena se apresura a socorrerme, mientras que yo solo lloraba y veía mi sangre llenar mi mano.
No lloraba por dolor, hace mucho que deje de sentir dolor físico con algo tan mínimo como un corte. Mi llanto era de frustración, miedo, rabia.
Era una mezcla de sentimientos que inundaban mi mente y corazón, no doy más, me quitaron lo que más amaba cuando era una niña, y ahora siguen arrebatándome todo lo que amo; mi vida, mi personalidad, mis fechas favoritas, mi familia, mis amigos.
Me lo están robando todo.
Tengo que lidiar con esto porque mi hermano lo vale, él realmente lo vale; pero ¿es que yo no valgo nada? ¿por qué nadie se sacrificará por mí tal y como yo lo hago por mi Brian? Ni siquiera mi novio ha hecho acto de presencia, ni una llamada, ni un texto. Mi hermana es la única que ha estado aquí para mí, incluso mis amigos han desaparecido, y tengo miedo de que no confíen en los instintos de jane.
Tal vez, y solo tal vez, nadie venga a socorrerme el día de hoy. Estoy casi segura de que hoy, sobreviva o muera, será el día en que vengaré a mi hermano.
════ ⋆★⋆ ════
Adriano Lombardi.
Hace muchos años atrás conocí a una chica decidida, fuerte, capaz de hacer lo que sea por defender sus principios. Era difícil no saber por qué venía, o por quien, mejor dicho.
En ese momento creí que venía a por mí, pero me equivoqué por completo; ella tenía otras ideas para mí. Y no las supe hasta hace unas semanas, de hecho, ni siquiera recordaba a esta niña que, siendo una simple iniciada, tuvo el valor de asesinar a sangre fría a quien creía que era su objetivo. Tal vez se equivocó en ese entonces, pero ahora está clara de cuáles son los papeles de cada uno en esta historia.
El líder me envío a espiar a la señorita Destiny y me llevé una gran sorpresa cuando supe la verdad de todo. Es la hermana del infiltrado Brian Trembley, y su nombre real es Leah Trembley, no Destiny Harrison.
Para mi sorpresa, es una de las mejores soldados en la Fuerza especial Militar a la que pertenece, y pudo descubrirme fácilmente. Primero continuó en su papel que su propósito le llevaba a fingir, pero cuando le dije que ya sabía su verdadero yo, cambio por completo. Y yo pensé que tendría miedo, pero eso la hizo enaltecerse más; narcisismo puro frente a mis ojos.
— Tiempo sin vernos realmente, Lombardi ¿Qué hizo que vinieras primero a mí y no a tu señor?
— Es un gusto verte igualmente, Trembley. Tenemos mucho que arreglar entre nosotros.
Si bien mi corazón siempre va a estar del lado de mi líder y la mafia, pero tengo claro algo, se reconocer cuando tenemos un buen oponente, y sé muy bien cuando estamos perdiendo la batalla; contra Leah siempre perderíamos. Lo veo en la determinación de su mirada.
Ahora mismo estamos de camino para reunirnos con los hermanos Rinaldi y Matteo en el estacionamiento del edificio en el que vive la chica, y donde se hospeda actualmente Andrew. No le di toda la información a mi jefe, solo le hice creer que actuaba normal y que había un par de cosas fuera de lugar sobre Destiny. Ahora mismo el líder quiere enfrentar a sua moglie para que le diga toda la verdad. Lo que no sabe, es que está todo en contra suyo.
Recibo un mensaje de Andrew anunciando que ya es el momento, su cena con Leah a finalizado y están sentados en el sofá conversando; probablemente coqueteando también.
Antes de llegar a la puerta indicada por Matteo escuchamos un ruido extraño que comienza a hacerse más fuerte y es ensordecedor. Nos cubrimos los oídos, pero ni siquiera eso ayuda, siento que me explotará la cabeza.
De la nada aparecen cuatro uniformados, que vestían cascos, chaleco antibalas con las siglas de la FEMI, su fusil de asalto, gafas militares y pasamontañas.
Uno de ellos saca una glock y dispara en la pierna a Matteo. Alessandro y Deianara sacan sus armas, al igual que yo, que tomo mi beretta y apunto a uno de los soldados, que parece el mandamás.
La puerta del departamento se abre y veo a un Andrew confundido y a una Leah apuntando su arma de servicio contra la cabeza del líder de la mafia italiana.
Si, dije que esa persona no tenía idea de que todo estaba en su contra esta noche, pero me refería a esto exactamente. Quien no sabía que su plan saldría mal es Andrew, porque lamentablemente para él, soy quien informó y aclaró las dudas a Leah sobre este ataque.
Nos toman a todos por sorpresa cuando nos esposan las manos y nos guían hacia los ascensores mientras que cada vez van llegando más soldados. Miro a Leah, quien lleva delante de ella a mi jefe, y ella inclina la cabeza en señal de agradecimiento; vuelvo mi vista al frente para no levantar sospechas. Como dicen por ahí, la noche es joven.
Cuando llegamos a las instalaciones de la Fuerza Especial Militar Inglesa, nos ingresan en celdas diferentes. Esto supuestamente hasta que nos interroguen a cada uno de nosotros. El primero en ser llamado es nuestro jefe.
════ ⋆★⋆ ════
Leah Trembley.
Sentados frente a frente, me encuentro con Andrew D'angelo al fin siendo quien siempre he sido. A mi lado se encuentra el general Martin, el coronel Donovan y el capitán Anderson.
El italiano me mira con tristeza, ni siquiera demuestra algún tipo de rencor o asco. Mientras que yo por mi parte solo puedo despreciarlo aún más.
Antes de llamar a cualquiera de los italianos al interrogatorio me permitieron cambiar mis prendas para vestir mi tenida militar, Jane me quitó el bronceador del cuerpo, me quité las lentillas, y si hubiera sido posible, me hubiese quitado el tinte también. Solo quiero volver a ser yo, a ser Leah Trembley; dejar de lado a Destiny.
Cuando Andrew me vio quedó sorprendido, lo primero que dijo al verme fue "tus ojos siempre serán mi perdición, sean del color que sean" esto en su idioma natal.
— Andrew D'angelo, líder de la mafia italiana. Me presento, soy Leah Trembley, capitana destacada de la Fuerza Especial Militar Inglesa, y le haré el favor de leerle todos los delitos por los que es acusado.
— ¿Debo decirle Destiny o Leah?
— Para ti soy capitana Trembley. Prosigamos...
Después de una larga charla en la que lo inculpamos de todos los cargos descritos en el informe y él se declara culpable me siento un poco mejor. Mas, antes de marcharse a su prisión definitiva me mira con una sonrisa genuina en los labios, su voz suena dulce y entristecida; su corazón se veía destrozado a través de sus ojos.
— Sarò il tuo schiavo, ma sarò schiavo per amore. Non dimenticare, dolcezza.
La parte de mí que se estaba enamorando de Andrew se marchitó, pero saqué a Destiny del control, y yo, Leah Trembley, me sentía casi poderosa al verlo marcharse a su infierno. Y digo casi porque me falta mandar al mayor hijo de puta a su maldito escarmiento.
Por esa puerta pasó el asesino de mi hermano, Matteo. Su sonrisa era siniestra, cojeaba por la herida de bala que le dejó Anderson. El infeliz se sentó frente a mí viéndose increíblemente tranquilo y satisfecho.
— No me conoces claramente, así que me presento, soy la capitana Leah Trembley, quien te dará la mejor de las vidas en la prisión.
— Trembley, como olvidar ese apellido. El apellido de un maldito traidor.
— No hables así de mi hermano, hijo de... —antes de terminar la palabra mi puño se había clavado en la mandíbula del italiano, propinándole un golpe jodidamente fuerte que incluso a mí me dolió. Su boca sangraba, pero su sonrisa no desaparecía—. Vuelves a tratar así a Brian y lo próximo que verás en tu asquerosa vida será mi sonrisa y mi arma apuntando tu cabeza, inútil.
— Ay, pequeña Leah, no sabes lo mucho que lo siento por ti y tu puto héroe. ¿A caso te has preguntado cómo es que yo escuché una conversación tan confidencial entre tu hermanito y la FEMI? —su sonrisa desapareció, en su rostro se reflejaba el asco—. Él se acostaba con mi madre cuando mi padre salía. Cuando un día quise preguntarle algo a mi madre los encontré juntos en la cama; yo era un niño que vio a un hombre sobre su madre, quien gemía, pero no exactamente por el dolor como yo creía. Esa noche fui a la habitación de Adriano para comentarlo lo que había visto, y es por eso que matamos al imbécil. Luego nos enteramos de que realmente era un traidor, y era parte de la puta FEMI.
Su sonrisa se ensanchaba mientras que mi rostro se contraía con tanta información. No le creo, no le creo ni una maldita palabra. Las lágrimas comenzaron a caer, y es que no quería creerle, pero mi instinto me decía que no mentía.
Aun así, sigue siendo mi hermano, y estos malditos me lo arrebataron.
— Da igual lo que haya hecho, se metió con tu mami, pues mala suya. Tu madre es la zorra de la historia. Y supongo que no querían que todo el mundo supiera que lo era, porque solo se supo de un traidor miembro de la policía, mas no de un traidor que se acostó con la dama de la mafia.
— Maldita perra.
— La verdad duele, d'angelo; tus acusaciones son las siguientes.
Mi sonrisa fue triunfante cuando borre la que él tenía en su rostro. Mi hermano cometió un error el cual lo llevó a la muerte, pero aun sigo teniendo esta espina en el corazón, esta voz que me dice que debo asesinar al culpable.
Todos los italianos fueron interrogados y acusados; si bien nosotros no tenemos el poder de condenarlos a prisión perpetua o pena de muerte, podemos retenerlos en nuestras instalaciones hasta que se haga un juicio real.
Adriano estaba en esa silla frente a mí.
— Gracias, Adriano, sin tu ayuda no sé qué habría sido de mí esta noche.
— Se que haces y harás lo correcto, Leah, confío en ti.
— Sabes que por ayudarnos tu condena será menor que la de tus compañeros.
— Sobre eso, no quiero que se enteren de nuestro acuerdo; mantengámoslo entre nosotros, puedo servirles para un futuro.
Regresé a casa sabiendo que desde ahora no me debería preocupar en nada más que hacerle la vida un infierno a Matteo.
Disfrutaré a mi novio, a mis amigos, a mi hermana; disfrutaré mi vida como merezco hacerlo.
Solo me queda una pregunta de Andrew en la mente, una que yo también me hago cuando se trata de pensar en mis sentimientos ¿Quién soy?
Quiero sentir ese amor adolescente que empezaba a surgir en mi por el italiano, pero también quiero disfrutar de mi vida que ya está solucionada, que no tiene dudas sobre lo que quiere y va a hacer, entonces ¿Quién quiero ser? ¿Destiny o Leah?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro