Capítulo 2: Imperio Machista
No estoy segura de lo que sucederá entre Nickolas y yo, pero de lo que si estoy segura es que no dejaré que eso me afecte con respecto a la operación. Soy la mejor seduciendo, soy la mejor engañando, nada puede salir mal si yo actúo cerca del enemigo; nada nunca saldrá mal si yo estoy a cargo.
No es por nada, pero me gané la confianza de todos por mi talento, audacia, competitividad y dedicación. Siempre siendo la mejor, siempre un paso delante de los demás, siempre siendo yo.
Siempre siendo la versión que creé luego de aquel incidente.
El capitán Anderson se encuentra frente a nosotros indicándonos como es la estructura del casino en el cual interceptaremos al proxeneta de la cosa nostra. El lugar es extenso, y tiene bastantes habitaciones, para diferentes cosas como: juegos de azar, presentaciones, prostitución, juntas de mafia, y más.
Nuevamente me paro frente a mis compañeros para explicarles como procederemos, lo que debe hacer cada uno de ellos, y lo que necesitamos lograr. Nos dirigimos al cuartel en donde tenemos las armas, para que la teniente Brown nos indique cuales son las mejores para esta misión, dándonos a cada uno armas distintas, de diferente calibre y tamaño, dependiendo de la posición que tengamos en la operación.
Mañana debemos partir a primera hora, por lo que nos dedicamos a entrenar todo el día, descansando solo en las horas de colación. El coronel se nos acerca como cada día para pedir informe de lo que hemos hecho como capitanes, su mirada es seria, y no sé cómo un hombre tan guapo puede volverse tan aterrador.
Es tan alto, con su cuerpo escultural y sus brazos musculosos; su cabello bellamente castaño y sus ojos, dios, si algo me enamoró de él son sus preciosos ojos negros, tan profundos, tan densos, tal como una oscura noche sin luna ni estrellas. Como la profundidad de la nada.
Mi novio me mira de pies a cabeza, negando repetidas veces. Sigue molesto por la decisión de nuestro superior, y lo entiendo, cualquiera en su posición estaría así, pero esa no es razón para ignorarme fuera del trabajo, ni para mirarme como lo está haciendo ahora mismo. Es como si me odiara, como si fuera su más grande enemiga, y no lo entiendo; no lo entiendo porque siempre he estado para él, en las buenas y en las malas, incluso cuando lo nombraron coronel sabiendo que ese puesto me lo merecía yo. Mi compromiso con la institución, y mi trayectoria majestuosa merece más reconocimiento que el que tengo, y esta carrera machista, en donde desprecian el trabajo femenino, no acepta que alguien como yo esté en el mando. Con suerte he sabido de mujeres que llegan a capitanas, y nada más.
Y, a pesar de que mi novio no es un hombre machista, nunca ha hecho nada para que el sistema cambie, aun teniendo una ocupación tan privilegiada y escuchada. Es un gran hombre, y es respetado por muchos, y los superiores siempre han escuchado y tomado en cuenta sus propuestas, y no entiendo por qué no ha hablado sobre este tema, siendo que se lo he pedido millones de veces, rogando y haciendo cosas de las que no me siento orgullosa de mencionar.
Pero bueno, el amor es así ¿no? Aunque una persona jure amarte profundamente nunca aceptaría perder su puesto por algo tan "insignificante". O al menos eso hace Nickolas, y no puedo hacerme la santa, también lo haría yo. Tengo metas por cumplir, y no arruinaría lo que he logrado hasta ahora solo por amor. Porque hay personas que no lo valen, no valen el sacrificio ni el dolor, no valen lo suficiente como para perder la vida, ni para vivirla.
Con el coronel soy bastante feliz, no me juzga por hacer lo que hago, ni tampoco es un hombre que dejaría que alguien me dañara. Pero si es un hombre que me tiraría al foso de los leones para poder obtener una medalla más, porque su trabajo es lo más importante para él. Y no me molesta, porque también tengo algo que es más importante que mi novio, algo mucho más relevante en mi vida, y también lo lanzaría a los leones para poder lograr mi cometido.
Porque no soy ni santa ni malvada, o bueno, sí que soy un poco malvada.
Nos vamos a nuestro cuarto para preparar nuestras cosas para mañana. Echo lo indispensable, y llamo a aquella persona que nunca puede faltarme en cualquier misión de esta índole.
— Hola, Leah, hace tiempo que no llamas.
— Hola, hermanita, ¿cómo estás?
— Algo aburrida, no he hecho mucho estos días. ¿Para qué me necesitas esta vez?
— ¿Te gustaría ir a Grecia y hacerme ver como la puta ama del mundo?
— Solo con decir Grecia me has convencido, y créeme, te haré ver mejor que eso.
Teniendo a mi mejor estilista de camino a la base, y mis maletas listas, me dispongo a ir hacia la habitación de Nick para poder arreglar las cosas, no me gustaría irme peleada con él, nunca sabemos lo que puede pasar. Así que, fuera de su pequeño cuarto, arreglo un poco mi cabello y toco dos veces su puerta, esperando pacientemente a que abra. Unos segundos después sale por aquel umbral solamente con un short de color azul oscuro, me mira desde su altura y rueda los ojos, lo que me enfurece.
— Vuelves a hacer eso y te juro que la próxima vez no te perdonaré.
— Deja de ser una loca desquiciada y vete, necesito dormir. —da media vuelta intentando cerrar, pero interpongo mi pie, impidiendo que acabe con nuestra recién iniciada conversación.
— Solo quería que estuviéramos bien antes de mi partida, estaré una semana fuera y no quiero que estes molesto por una estupidez.
— Está bien, te perdono por quitarme mi puesto en la misión D'angelo, ¿feliz?
Aquello me enfureció más que todo lo demás, mi mano se estampó contra su detallado rostro, y salí con ímpetu del cuartel masculino. No puedo creer que él esté teniendo esta actitud tan idiota, y de verdad no lo entiendo, es que nunca ha sido así, nunca ha tenido estas actitudes antes y no imagino ninguna situación por la que esté pasando para justificar su pésimo carácter.
Está bien, puede que como cualquier novio celoso no quiere que me acerque a semejante hombre, porque todos los D'angelo son dioses terrestres, y no imagino lo que su mente piensa cuando todos sabemos lo que debo hacer en aquel lugar. Seducir a otro hombre frente a los ojos de mi novio no es lo más adecuado, pero esto es el trabajo, y hemos hecho esto millones de veces, sabiendo nuestras responsabilidades y nuestro lugar.
Llego a mi habitación y tomo un baño relajante, hago mi rutina de skin care nocturno y me miro al espejo. Hasta mañana en la mañana tendré este rostro, pero debo acostumbrarme a ser una pelinegra de ojos grises por al menos una semana completa. No puedo dejar mis irreconocibles iris a la vista de cualquier criminal, me reconocerían en cualquier lado, me perseguirían hasta el fin del mundo si supieran mi verdadera identidad, y no estoy dispuesta a permitir que arruinen mi vida un par de ojos heterocromáticos, que, por cierto, los amo demasiado. Me hacen sentir más que única; inigualable.
Porque, a pesar de que muchas personas en el mundo tienen este mismo tipo de iris, no he conocido a nadie personalmente que los posea, y ya con eso puedo decir que soy inolvidable.
Descanso en la pequeña cama de la central, tratando de no pensar lo suficiente en todos los problemas que me agobian, ni en los recuerdos que me torturan, y muchísimo menos en la misión. Pensar en eso me quitará las ganas de existir, la mafia siciliana no es cualquier cosa, y a pesar de haber perseguido a varios italianos antes, esto no se le compara; son despiadados, sin compasión alguna, en especial el numerale familiar.
Despierto antes de que la alarma comience a sonar, y es que nunca puedo conciliar cien por ciento el sueño antes de una operación de este calibre. Tomo una ducha fría y me visto con ropa cómoda, no me gusta viajar tan arreglada, más cuando me llenarán de maquillaje, me teñirán el cabello, y tendré que vestirme sofisticada y elegante al bajar del avión. Alguien toca la puerta y rápidamente la abro para saber de quién es la inesperada interrupción tan temprano por la mañana.
El capitán Anderson se encuentra al otro lado del umbral, y con poco animo se dirige a mí.
— Capitana Trembley, buenos días, la necesitamos con urgencia en los vestidores masculinos.
Dicho eso se marchó con prisa, al igual que yo, que lo seguí rápidamente después de cerrar la puerta con seguro. No estoy consciente de lo que debe estar sucediendo, pero algo me dice que todo tiene relación con el noviecito que tengo. Y por supuesto, no he errado en mi pensamiento, ya que veo a Nickolas golpeando sin compasión alguna a Jamie, quien se defiende sin preocupaciones porque Donovan sea superior a él.
Doy un solo grito que hace que ambos me miren deteniendo su inútil pelea.
— Quiero que me escuchen y que lo hagan bien, porque no lo repetiré dos veces. Estamos a una hora de partir en una misión más importantes que sus jodidas vidas, y si continúan golpeándose como los animales que son los sancionaré a ambos. No me importa si son un maldito rango mayor que yo, o si tiene alguna relación personal conmigo, se me alinean ya, y paran el circo que han armado.
El teniente Smith obedece instantáneamente mi orden, mientras que el coronel se cruza de brazos y ríe levemente mientras niega repetidas veces con la cabeza.
— ¿Qué le causa risa, coronel? Le estoy dando una orden.
— Una que claramente no acataré, ya que soy su superior, capitana.
— Una que obedecerás ahora, porque soy tu general, y no quiero tener que darte de baja por tu actitud, Donovan.
No había notado la presencia del general hasta que hizo presencia con su voz, ni siquiera le oí llegar, pero agradezco al cielo que lo haya hecho, porque Nickolas no acataría nunca la orden de un inferior capitán como lo soy yo; los rangos están por algo, y claramente el coronel no me obedecería.
Tomo de la mano a un ensangrentado Jamie y lo llevó a enfermería para poder curar las heridas de su rostro. No entiendo el porqué de la pelea, y eso trataré de averiguar mientras trate al teniente.
— Fuera de la habitación. —exijo a la enfermera, quien hace una postura militar y se retira rápidamente.
— Lo siento, sé que no debo magullar mi cuerpo minutos antes de partir.
— Eso da igual, Jamie, lo que yo necesito saber es por qué se estaban golpeando. —tomo un algodón y lo unto en el desinfectante para luego pasarlo por sus heridas—. La verdad es que no le encuentro sentido a esta pelea entre tú y Nickolas.
— Él quería obligarme a hacer algo para que tu no pudieras seguir al mando de la operación.
Eso no me lo esperaba, di un paso atrás y tiré el algodón al piso, dirigiéndome donde se encontraba el hombre que se hacía llamar mi novio. Frente a él, planto una cachetada en su rostro, la cual no le hace ni cosquillas, y es que eso no es lo único que hago. Me paro en una pierna, propinándole una patada en las costillas, la cual lo hace doblarse, y aprovecho la oportunidad para mandar mi rodilla a su rostro, haciéndole sangrar la nariz.
Nadie me frena, e incluso puedo asegurar que vi una leve sonrisa en el rostro de Martin, quien soltó un "te lo merecías" firmemente, para luego marcharse con el capitán, y el teniente, quien me siguió cuando vine embravecida a enfrentar a este maldito imbécil.
— ¿Cuál es tu jodido problema?
— Tú, tú eres quien está mal en mi vida.
Eso me dolió más de lo esperado, nunca pensé que me diría algo así.
— Carajo, ¿es en serio? ¿yo soy quien te tiene tan alterado? Necesito que me lo expliques.
— Vi como mirabas a Andrew D'angelo, te pareció atractivo, te pareció un ser malditamente atractivo. Leah, no quiero que te acerques a ese hombre, es peligroso y jodidamente guapo. Te conozco, caerás tú, y él seguirá intacto, torturando a la mejor soldado de la Fuerza Especial. ¿Ahora logras entenderme?
Nunca imaginé que todo fuera así, por supuesto que presentí celos, los hombres son muy obvios, pero no pensé en que fuera temor a perderme. Lo abracé con un par de lágrimas recorriendo mis mejillas, acerqué mis labios a su oído y pronuncié las palabras que solo él y la teniente Brown podían entender.
— Empezó la cacería de los malditos sicilianos.
════ ⋆★⋆ ════
Cuando estábamos ya todos instalados en el avión de la central, este emprendió el vuelo. Jane toma mi mano, y es que a mi hermanita menor le dan miedo las turbulencias; no la culpa, las primeras veces que tuve que volar sufría de un terror horrible.
Pero aquí te enseñan a ser fuerte, a perder el miedo de cosas básicas como ser pasajero de un avión, o ser el piloto.
Pasan un par de minutos la pequeña Trembley suelta finalmente mi mano; la he notado un tanto extraña, y quiero pensar que tal vez me esconde un novio, ya que revisa su celular cada cinco minutos, tratando de que yo no pueda ver lo que escribe. Y prefiero no espiar, puedo ser muy sobreprotectora con Jane, pero nunca invadiría su privacidad sin que ella me abra el paso. También me he dado cuenta de que ama demasiado a los italianos, algo que no me agrada para nada, pero bueno, ella no tiene conocimiento de lo sucedido, ni el porqué de mi odio hacia los de sangre siciliana.
Mi amiga se sienta junto a nosotras para iniciar una charla con mi hermana, típico de ella, que quiere saber todos los detalles de la vida "normal" de mi hermana.
— Y dime, ¿ya tienes algún novio?
— No aun, pero debes saber que también podría ser una novia.
— Espera, ¿eres lesbiana, pequeña?
— No, Alice, soy bisexual.
Rio levemente y me levanto quedando frente a todos mis compañeros de batalla; Anderson, Smith, Brown, Trembley, y un par de solados.
— Necesito que me escuchen, la operación que estamos a horas de realizar no es para nada un juego, la familia D'angelo es peligrosa, y tiene muchas conexiones con gente importante, incluso con algunos mandatarios. Les ruego que sean prudentes, sigan al pie de la letra el plan, y por favor, hagan caso a mis instrucciones y a las del capitán Anderson. Sean precavidos, si alguno de ustedes debe estar presente en el salón recuerde que estos hombres tienen muy buena memoria cuando se trata de vengarse de sus enemigos, no quiero ninguna baja involuntaria esta noche, ni en la semana completa que estaremos aquí. —observo a Joseph y hago un movimiento de cabeza que él instantáneamente comprende, y se posiciona frente a nuestro equipo—. El capitán les recordará la estrategia.
— La capitana Trembley tendrá que hacerse pasar por una mujer interesada en los negocios de el mandamás de la Cosa nostra. Sera una mujer pelinegra de ojos grises y con vestimenta elegante, tal como lo son estos hermanos, deben recordar estos detalles para no cometer un error. Ella los seducirá, e intentará recopilar información que nos sirva; quizás esta noche no obtengamos nada valioso, pero nos servirá para crear un vínculo entre la capitana y los mafiosos. Los soldados estarán dentro del casino por si su capitana necesita ayuda extra, pero solo si ella se los pide, se mezclarán con los guardias de seguridad y los hombres que van a disfrutar del casino; Brown y Smith se ubicarán en los pasillos superiores, vigilando cada paso de los criminales y sus seguidores, atentos a cualquier movimiento, con sus armas preparadas.
Y así continuó repitiendo lo que ya todos sabíamos, pero que era esencial recordar, como el cumpleaños de nuestra madre. Incluso más importante que eso.
Llegamos a nuestro destino y cada uno se fue a su habitación del hotel, excepto Jane y Alice, que vinieron conmigo para poder prepararnos como corresponde; no imagino lo que sucedería si llegan a ver nuestro verdadero rostro, nuestra verdadera identidad. Si lograran investigar mi verdadero rostro, nombre y apellido, estaré muerta, literalmente.
No es por presumir lo mal que va mi vida, pero mi apellido tiene un pésimo historial con esta gente, y la verdad es que me provoca mucho miedo; más bien pánico.
Alice toma un baño mientras que yo y mi pequeña hermana vemos un par de looks en Pinterest, para poder inspirar a la mini estilista. Varias modelos, lindísimas, y con increíbles peinados y maquillajes. Comienza a teñir mi cabello de un negro azabache, capa por capa, mientras conversamos de la vida, en especial de mi dichoso novio.
— No puedo creer que Klaus esté actuando de esa manera, lo conozco más como el tipo de novio que cualquier chica quisiera tener.
— Pienso lo mismo, cuando lo conocí, y a lo largo de toda nuestra relación, nunca fue así de celoso y posesivo; muchísimo menos miedoso por alguien que no fuese él mismo. Y por favor, no lo llames Klaus frente a mí, sabes que tus apodos se me pegan y a él no le gusta que le diga de esa manera.
— Prefiero Klaus antes que Nick, es como si mi cuñado se llamase como el amor de mi vida; un hibrido original llamado Nicklaus. —finge un suspiro de enamorada el cual veo a través del espejo. Rio de sus tonterías, y es que desde que le mostré The Vampire Diaries no ha dejado de expresar su amor por el rubio.
— Como quieras, con que no se me salga a mí frente a él estará todo en orden.
Termina de poner todo el tinte en mi cabello y me siento en el sofá del cuarto de hotel para que Jane pueda comenzar con el maquillaje y peinado de mi mejor amiga. La rubia le muestra a Alice los diferentes peinados que encontró en su búsqueda por la aplicación roja, a lo cual mi compañera escoge el más cómodo para la ropa que tendrá que usar; uno que de todas maneras luce extravagante y dedicado.
Miro mis redes sociales, algo que no hago desde hace un par de días, y publico una foto que me tomó Nickolas hace un mes, en donde se me puede ver leyendo un libro en el patio trasero de una cabaña que rentamos en New York. Fue una semana bastante linda la que pasamos ahí, sin preocupaciones, sin criminales ni mafiosos comiéndonos el cerebro; solo paz, tranquilidad, y sol.
Realmente necesitábamos descansar y pasar tiempo de calidad en pareja.
Como descripción en la foto pongo "Eres como un libro abierto que no quiero acabar" y abajo pongo su nombre junto a una cámara, para darle los créditos de la hermosa fotografía.
Pasan unos minutos y Jane me indica que debo lavarme el cabello para quitar el exceso de la tintura, así que, como toda una soldado acato su orden con rapidez, aprovechando de tomar una ducha. Observo mi cabello en el espejo del baño y me siento rara, no es primera vez que debo teñirlo para una operación en cubierta, pero nunca fue un cambio tan drástico; de rubio dorado a negro azabache.
Mi hermana termina con la teniente y comienza a maquillarme, poniendo una base un poco más oscura que mi tono de piel, bronceando no solo mi cara, sino que mi cuerpo completo; al menos los lados más visibles. Me vuelvo a poner la bata de baño y procede a maquillarme como solo ella sabe hacerlo. Recibo una llamada de nuestro aliado, quien pregunta que tal está yendo todo, y las preguntas básicas que uno hace cuando está con más personas.
Al parecer ya se encuentra solo, o, mejor dicho, sola, en un lugar cerrado, y comienza a revelarme una información demasiado importante, con detalles que antes no habían sido dados y que cambian por completo todo lo que he planeado hasta ahora.
— Maldita sea —las chicas me quedan mirando a través del espejo que está frente a mí—, llamen inmediatamente al equipo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro