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Capitulo 15: Dejando el pasado atras

Andrew D'angelo - Sicilia.

Desde que la mujer de mis sueños asesinó a sangre fría a mi hermano, no hemos tenido mucho contacto. Últimamente ella ha estado muy involucrada en lo que es su organización, mientras que yo he estado calmando las aguas en Sicilia, y con el resto de los socios que quieren su cabeza por haber dado muerte al segundo al mando.

La quiero ver. Quiero decirle que la amo, quiero abrazarla, besarla. Quiero sentirla entre mis brazos.

La quiero solo para mí.

Ya tengo pensado todo. He planeado mucho lo que le diré y lo que haré. La llevaré a su lugar favorito en el mundo, y le daré lo que merece. Y es que ella merece todo. Creo que un simple objeto no iguala el amor incondicional que le tengo.

Presto atención a lo que Adriano nos dice. Me disocié un momento, pero debo estar al tanto de las decisiones que tomarán mis hombres. Temo que me abandonen en el peor momento, y todo por mi obsesión con la rubia de ojos preciosos.

— Como bien se sabe, soy el consejero, y mi trabajo consta en darle a mi líder las mejores opciones, y los resultados que obtendrá con ella. Todo con tal de que su vida y la organización estén a salvo —continúa el hombre—. Siempre lo apoyaremos en todo, haga lo que haga, y es por eso que como si principal equipo de trabajo le queremos hacer saber que estamos de acuerdo con su decisión. Si es que eso es lo que desea y le hará feliz, nosotros haremos lo posible para que todo salga bien.

— Pues, a mí me parece un poco injusto —la jovencita sentada junto a Alessandro se volvió a quejar, como en toda la reunión—. No sé quién les dijo a ustedes que yo quiero esto.

— No sé de qué te quejas si solo serás la cara visible en ciertas cosas. Yo me encargaré del resto —miro a mis hombres y los señalo en advertencia—. Nada puede pasarle, ni un rasguño quiero ver en su hermoso rostro. Deben cuidarla como si fuera de vidrio, y deben dejarla seguir con su vida como lo ha hecho siempre. La única diferencia es que ahora saldrá del anonimato.

— Aún no puedo creer que Matteo haya muerto. No sabes el dolor que siento, podría morir de la tristeza.

— Hey, claro que lo entiendo, estuve ahí cuando sucedió. Vi como dejaban su cuerpo irreconocible. Y no, no quiero decir que por eso yo sufro más, ni nada por el estilo, principessa, es solo que quiero que sepas que entiendo tu dolor, y que no estás sola en esto.

— Ni siquiera pude despedirme de él. Supuse que volvería a Sicilia, creí que él podría vencerla.

La entendía más de lo que cualquiera podría imaginar, y me dolía tener que ser fuerte por la organización; por Leah.

Me quitó una parte de mí, porque a pesar de que Matteo hacía cosas imperdonables, yo lo quería. ¿Y cómo no? Si era mi hermano menor, con el que jugaba de pequeño, salía a fiestas de adolescente, y cuidaba de adulto.

Como digo siempre, no odio ni culpo a Leah por su muerte, culpo a sus malas decisiones que él tomó, y en parte a mí por permitirle hacer lo que quería. No lo justifico, y en momentos no entiendo a la rubia, porque él era solo un pequeño cuando se dio la orden de asesinar a Brian Trembley. Pero sé lo que un corazón herido puede hacer.

Me siento como una mala persona al seguir amando a quien me quitó a un ser muy importante, pero ¿qué otra cosa puedo hacer? No puedo obligar a mis sentimientos desaparecer.

Estoy demasiado enamorado de Leah Trembley.

Luego de aquella mini reunión, voy de camino a Londres. Necesito hablar seriamente con el amor de mi vida. Tenemos que tomar ciertas decisiones que cambiarán por completo el rumbo de las cosas.

Leah Trembley – Londres.

— ¿Estás segura de que eso es lo que quieres?

Lo estoy, y es por eso que decidí hablar personalmente con Alexander.

— He enviado ya dos cartas en las que ponía mis razones. Viceministro, ya lo hemos hablado personalmente, y se lo vuelvo a repetir, deseo ser feliz.

— ¿Aunque tu felicidad involucre al capo de Sicilia, y debas estar escapando toda tu vida? ¿aunque eso signifique dejar la carrera que amas, y la institución que te vio crecer? ¿aunque eso signifique dejar a tus amigos para siempre porque si no estarán en riesgo?

— Alexander, lo haría, aunque eso significara perder la vida.

— ¿Estás realmente enamorada de ese hombre o es solo un capricho? Necesito la verdad, hija.

— No hay nada que yo no haría por él. Lo amo, y él me ama a mí; quiero estar junto a él por siempre. Nunca me había sentido así, ni siquiera con Nickolas.

— Entonces tienes todo mi apoyo. Si tú dices que serás feliz con él yo lo acepto; y si te rompe el corazón, yo te recibiré con los brazos abiertos. Quizás no en la organización, porque nadie confiará en ti, pero si en mi vida. Le prometí a tu padre que te cuidaría como a una hija, y lo haré pase lo que pase.

— Gracias, Alexander, te quiero más que a nadie.

Las lágrimas recorrían mis mejillas, y el abrazo me consolaba. En unos minutos debo juntarme con mis amigos para hablarles sobre mi decisión.

Al menos ya lo hablé con la persona más importante, y me alegra que él siempre pueda estar de mi lado, a pesar de que a veces mis decisiones no son las mejores. Él me deja ser yo misma, y aprender si es que debo, caer si es necesario; siempre extenderá su mano para que no deba levantarme sola.

Salgo de aquella oficina con mi renuncia ya aprobada, al fin cumplí mi propósito y no tengo más nada que hacer aquí.

No lo niego, se me parte el alma cuando saco mis medallas y trofeos de la estantería. Me duele el corazón cuando ordeno mis prendas y meto todo en una maleta y en un par de cajas.

Partiré en la oscuridad, cuando nadie pueda verme marchar; sería muy vergonzoso para mí abandonar a quienes han confiado en mí y me han dado un puesto tan alto en esta institución. Odiaría ver la cara de decepción de mis amigos, y dolor mezclado con la rabia en el rostro de mi ex.

A decir verdad, debería haber hablado con él antes de hablar con Alexander, pero no me atrevía. No me daba la garganta ni la mente, y mucho menos el alma para enfrentarme a él y decirle que quiero irme de la Fuerza Especial Militar solo porque ya he acabado con mi venganza. Lamentablemente me conoce lo suficiente como para saber que hay otro hombre en mi vida que ha hecho que tome esta decisión tan repentinamente.

Me dirijo a un café en el centro de Londres para juntarme con cuatro personas que me han ayudado bastante en mi propósito. Mis mejores amigos, mi hermana menor, y el hombre al que nunca pensé dejar entrar en mi vida, Joseph Anderson.

Mientras los espero hago un pedido, el cual requiero que llegue a las 21:00 pm a las afueras de la base principal de la institución. Me dejan escribir un pequeño mensaje y hago el pago, confiando en que se encargarán de esto.

Este es el café al que vine hace unos días atrás con Nickolas; nuestro lugar especial. No quiero hacerlo especial con mis amigos, solo, necesitaba comprarle un último café a quien fue mi novio por bastantes años. Quería despedirme de alguna manera, y creo que esta es la mejor.

Cuando ellos se hacen presentes en el lugar, me pongo un poco nerviosa. No sé cómo comenzar con la conversación.

— Hola, preciosa. Con Jamie no te vimos hoy en el entrenamiento.

— Amiga, no te imaginas los papeleos que se tienen siendo coronel, no he podido ir a ver los entrenamientos. Sabes lo mucho que me gustan.

— A ti lo que te gusta es hacer sufrir a los nuevos reclutas —esta vez fue Joseph quien hizo el comentario—. Me ha sorprendido tu invitación, Leah.

— Créenos, Anderson, tanto a ti como a nosotros nos ha sorprendido. Mi hermana te odiaba a muerte.

— Jane, deja eso —llamé su atención un poco ruborizada y con un par de risas saliendo involuntariamente de mi boca—. Mi odio hacia Joseph quedó en el pasado.

Como todo lo que tenga que ver con la FEMI. Recordó mi subconsciente.

— No te preocupes, el odio era mutuo.

Estos días había notado algo bastante nuevo y que me causa un poco de gracia. Alice y Anderson han estado más cercanos de lo normal. Hablan más, comen juntos, se ríen entre los entrenamientos; parecen dos enamorados.

Y es loquísimo, porque siempre pensé que mi mejor amiga se enamoraría de Jamie. O bueno, eso pensábamos todos, incluso el menos chismoso del mundo, que es Nickolas.

— Amigos, quiero agradecerles por todo, literalmente todo. Algunos han estado apoyándome desde pequeña, otros desde que entré en este mundo de la milicia; hay algunos que empezaron a ayudarme desde hace poco. Como sea, todos ustedes han sido fundamentales tanto para mi crecimiento como persona y para mi crecimiento como militar y policía. Sin ustedes no hubiera podido llegar hasta donde estoy ahora. Bueno, hasta donde estuve.

— ¿Qué quieres decir con eso?

Llegó lo más difícil, contarles de mi retiro.

— He terminado con mi misión —un par de lágrimas comenzaron a brotar de mis lagrimales—, y, el camino ha sido largo y doloroso, pero ustedes estuvieron ahí para darme una mano, para ayudarme. Incluso Anderson, involuntariamente estuvo ahí para hacerme más fuerte. Hace poco cumplí con la primera misión, la cual me hizo entrar en esta organización; esta misión era vengar la muerte de mi hermano mayor, y al fin he terminado con ella. He matado al responsable y he hecho justicia.

— Hermana... tú puedes hacerlo.

Jane era la única que conocía todo el trasfondo de haber citado a los demás a este lugar. Ella sabe todo lo que necesito decirles, y es mi apoyo para poder hacerlo. Ella me da el valor suficiente para hacer lo que sea necesario.

— He renunciado a la institución. Mi retiro ya ha sido aprobado, y hoy fue mi último día como coronel y soldado de la Fuerza Especial Militar Inglesa, y bueno, de la mundial también. Aunque amaba mi trabajo, amo más mi felicidad, y puedo descansar de tanto sufrimiento y sacrificio. Gracias Alice, por no dejarme caer y por recordarme siempre que debo disfrutar de la vida, aunque esta esté cuesta abajo. Gracias Jamie por estar ahí siempre, siendo mi pilar más importante, porque nunca me dejaste caer y porque siempre me apoyaste en todo; incluso entraste a la institución solo por mí. Gracias Jane, por no dejarme sola en las misiones más importantes, por arriesgar tu vida solo para asegurar la mía, te amo infinitamente. Y gracias, Joseph, porque aún sin conocer mi propósito me ayudaste a cumplirlo, porque no te tembló la mano cuando maté a mi verdugo, y porque, a pesar de todo el odio que había entre nosotros, lograste reconocerme, y te uniste a mí.

A mis amigos se les caían las lágrimas, mientras que Jane se notaba feliz. Joseph no tenía expresión en su rostro, pero algo hizo clic en su mente, y me miró un poco dudoso y en parte feliz.

— Leah, no conozco ni entiendo tus razones para irte, pero tengo una idea de lo que puede ser. Aun así, te deseo lo mejor, y que sepas que siempre puedes llamarme si necesitas eliminar a otra rata.

Creo que fue lo más inesperado y lindo de esta tarde. Cuando entré en la FEMI quería llevarme bien con todos y todas, pero había un chico que me odió desde el momento en que puse un pie ahí. Él Joseph y la Leah del pasado nunca imaginaron que se unirían justo cuando uno de los dos se marcharía, justo cuando se dieron cuenta de lo poderosos que pueden ser si unen sus fuerzas.

Todo pasa por algo.

════ ⋆★⋆ ════

Son las ocho de la noche, y me voy a esta hora para que mi despedida para Nickolas no llegue en el momento en que me marche.

La mayor parte de los soldados se encuentran descansando, los nuevos reclutas están aún afuera, en aquellos entrenamientos que te matan, pero te enseñan a ser más fuerte, y forjan la personalidad que necesitas para estar aquí.

Voy a extrañar este lugar, pero un trato es un trato, y con Andrew hemos decidido dejar nuestras organizaciones para poder estar juntos. Él sabe que amo la justicia, y yo sé que él ama a su gente, pero ambos debemos dejar algo para tomar esta oportunidad que nos da la vida. Porque nos amamos más el uno al otro.

Tomo la moto que no había usado desde hace muchos años; era de Brian. Me monto en ella, mientras que mis maletas serán enviadas por Alexander a mi departamento, en donde los recibirá Jane.

Conduje durante unos cuantos kilómetros, y, en la oscuridad de la noche, pude ver el coche del italiano; de italiano.

Al fin juntos, y espero que sea para siempre.

— Amore mio, llegó el momento de ser felices.

— Espero de todo corazón que sea así, il mio bellissimo italiano.

Me monté en su coche y condujo a gran velocidad, en el radio sonaba "Love Again" de Dua Lipa.

"... I can't believe, I can't believe

I finally found someone

I'll sink my teeth in disbelief

'Cause you're the one that I want..."

Su sonrisa me cautivó por completo, sus labios murmurando la letra de la canción mientras me miraba de reojo. El momento era completa y únicamente perfecto.

Por favor, no me saquen de aquí jamás.

Por fin puedo sentir libremente, sin ataduras, sin miedo.

Ambos dejaríamos nuestro pasado atrás. Nuestro pasado como enemigos, como mafioso y policía. Dejaríamos atrás los rencores, los problemas de nuestras vidas que hacían que nos odiáramos. O más bien que yo lo odiara a él.

Llegó el momento en que nuestra felicidad es lo más importante, y estar juntos es lo único que deseamos.

Estoy completamente enamorada de este hombre, y ya no me avergüenzo de sentir esto tan intensamente.

— Te amo, Leah, y te amaré hasta que mi corazón se detenga. 

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