Dame tu mano ayúdame levantar y camina conmigo

Si tú a mi lado estas, yo soy más fuerte

Como una roca sin tiempo ni edad,

O como las piedras de una cantera eterna.

Contigo a mí me vera, yo soy más valiente,

No temo a la noche, a la soledad ni a la muerte,

Ni al profundo abismo, ni al valle de sombras,

Ni al fuego del averno herviente, sin retorno.

Si acaso he caído, dame tu mano,

Amiga mía, amada mía, mi todo.

No me dejes yacer inerte sobre la tierra,

Con tu voz, despiértame, si he fenecido,

Tiéndeme tu mano como un puente,

sobre las aguas de un río caudaloso.

Déjame asirme a tus blancas palmas

Y a las cinco espigas de tus manos,

Entrelazar con las mías, la calidez

De tu piel de terciopelo y seda.

Dame tu mano y ven conmigo

Te llevaré a conocer mi horizonte escondido,

Caminaremos sobre la verde alfombra

Adornada de bellas flores silvestres,

Tan bellas como tú, querida amiga,

Tan silvestres y natural como tú, bella flor.

Llévame contigo a conocer tu mundo,

Especial y equidistante del mío.

Deja que descubra los senderos de tu pecho

Y leer en tus ojos color de la noche

Como en un libro abierto.

Déjame hacerte mi segura guarida,

mi tierno remanso y también mi paz,

mi castillo, fortaleza y mi refugio,

Déjame hacerte mi casa, mi hermosa casa,

mi techo, habitación y morada.

Permíteme que te haga mi asilo,

Donde por siempre pueda habitar,

Dame tu mano y ven conmigo,

El camino es largo, el día empieza a despuntar.