S c a r y ♡ L o v e r s
— Silver, ya te dije que no quiero ir.
— ¡Oh, vamos! Sabía que eras miedoso, ¿Pero tanto?
El tono resongón que utiliza molesta sus oídos sensibles, le incómoda que el chico se ponga tan cerca de su rostro y de su cuerpo solo para invitarlo a una noche algo "alocada" (que más bien era una cita "indirecta" que el de ojos miel pensaba que no captaría).
— Solo quieres que te haga compañía en lo que las cosas se dejan de poner incómodas entre tu exnovio y tú —refunfuñó—. Yo no tengo nada que hacer ahí.
El de cabello blanco cierra la boca en cuanto escucha su pequeño juego ser revelado por el chico de grandes pestañas, suspira mientras mira los boletos que ya había comprado reposando en la palma de su mano; no se da por vencido, aprieta los inocentes papelitos en su puño y se acerca nuevamente al chico, el cual ya estaba a punto de irse de la habitación.
— ¡Te compraré la serie de libros que querías, solo si vas!
Detuvo sus pasos, giró sobre si mismo y lo observó:— Eso dijiste en navidad —procedió a retomar su paso mientras veía la cara decepcionada de aquel maldito traidor.
— ¡Ahora es en serio!, ¡Por favooooor! —lo tomó de la manga de su suéter color amarillo y lo jaló— ¡De verdad quiero arreglar las cosas con él!
— ¡Eso debiste de pensarlo antes de serle infiel!, ¡Asqueroso! —se soltó bruscamente de su agarre.
— ¡Fue un reto!, ¿¡Cuántas veces tengo que repetirlo!?
— ¡Traga mierda, Silver!
Le sacó el dedo del corazón y le cerró la puerta en la cara, harto y cansado del comportamiento infantil y la poca responsabilidad afectiva con la que cuenta su amigo.
Una cosa era apoyar sus comportamientos bromistas en la escuela o las prácticas profesionales, pero otra muy grande era apoyar sus comportamientos poco honrados en sus relaciones amorosas.
Conocía a su exnovio, era un chico de actitud muy linda, amable, cordial, comprensivo y con una inteligencia emocional muy fuerte. Comparado con Silver, era todo un ángel en la vida.
Llegó a interactuar con él y le pareció muy amigable, así que no comprende porqué el albino decidió aceptar un reto de mierda que le impuso su amiga de cabello teñido en rosa chicle. ¿Qué tenía de divertido jugar con sentimientos tan lindos como los de Mephiles?
¡Obviamente, él sí que tenía amor propio!
Se alejó de Silver en cuanto notó aquel comportamiento sucedido en una fiesta, diciendo un claro: "Terminamos, no necesito a un hombre que no me tomará enserio".
¡Era todo un amor y sabía cuándo debía de irse de algún lugar!
¿Y si cambiaba a Silver por Mephiles? Él parecía ser mejor amigo que aquel chico albino.
Llegó a su hogar cansado de caminar, pues era muy noche y ya no había transporte público activo que lo pudiera llevar a su casa.
Se quitó los zapatos y fue directo a su cocina por un ramen instantáneo, tenía flojera de cocinar y cero ánimos de pensar en algo después de lo que sucedió con Silver.
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— ¿Shad?
El moreno deja sus pesas en el suelo en cuanto escucha a su hermano hablarle. Soltó un suspiro de alivio en cuanto el metal chocó en la alfombra color azul, limpió su rostro con una toalla que tenía en uno de los barrotes de hierro mientras su hermano se acercaba a él.
— ¿Necesitas algo? —cuestionó tomando una botella de agua.
— Eh...sí, algo así —dijo un poco indeciso—. ¿Recuerdas a Silver?
— ¿El idiota que golpeé en la fiesta?
El de mechas verdes ríe un poco y asiente:— Sip, él mismo.
— ¿Qué sucede con él?, ¿Está volviendo a joderte?
El otro suspira mientras vuelve a asentir un poco más desganado, ambos caminan y van a sentarse a unos sillones puff que el de ojos rojos tiene en esa habitación de la casa.
Mephiles mira un poco alrededor de manera incómoda al no saber cómo proseguir con lo que está a punto de pedirle; Shadow solo deja su cuerpo caer de manera libre y en forma de estrella por todo el puff mientras siente el placentero dolor del éxito en todos sus músculos.
Mephiles piensa que su hermano es un tipo genial, aprecia lo mucho que se esfuerza a diario para mantener su físico de una manera espectacular, a comparación de él que es un poco más esbelto y no lleno de...bolas en los brazos, como él decía. Aunque era un bruto en controlar su fuerza, por eso consiguió un trabajo de medio tiempo como guardia de seguridad en un gimnasio.
¿Quién necesita guardias en un gimnasio?
Los que creen que hay gente lista que se irán sin pagar sus mensualidades o para echar a los viejos rabo verde que solo iban a verle el trasero a las entrenadoras y jovencitas amantes de una vida saludable.
Nadie tenía las palabras para llevarle la contraria, a menos que ese alguien estuviera listo para recibir un fuerte puñetazo y dolor por tres semanas.
— Necesito que me acompañes a mi cita con Silver —soltó directo.
— ¿Qué yo qué? —dijo confundido mientras lo volteaba a ver— Espera, ¿Volverás a ver a ese idiota?
— Quiero dejarle en claro que no quiero nada con él ya y que deje de buscarme por todos lados —dijo molesto—. ¡Por más que se lo digo no entiende!
— Dale un puñetazo y déjaselo claro —exclamó molesto mientras tomaba una mejor postura en el puff.
Mephiles suspira mientras ríe un poco:— Ese es más tu estilo —dice risueño.
El moreno mayor pasea su mirada por el techo mientras piensa un poco en su respuesta. En realidad no le vendría nada mal salir un rato y desestresarse un poco de la rutina.
Mira a su hermanito un poco afligido, que un joven de diecisiete años tuviera problemas con un acosador infiel era bastante pesado; a comparación de él que nunca ha tenido relaciones tan prometedoras como las que su hermano (por alguna extraña razón) siempre encuentra.
Piensa un poco más, no cree que sea muy cómodo el acompañarlos de una manera tan poco discreta, como ir detrás de ellos como perrito faldero.
En realidad espera que Meph no piense hacer eso...¿O sí?
— Y...¿En dónde será tu cita?
— ¿¡Eso es un sí!? —exclamó emocionado mientras lo volteaba a ver.
— ¿Cómo crees que te dejaré solo con ese sin vergüenza? —dijo mientras reía un poco.
Mephiles comienza a comentarle como tenía planeado batear a aquel insistente (y molesto) chico la noche siguiente, diciéndole a su hermano que su cita sería en el parque del terror que recientemente había llegado a la ciudad. En ese instante, al moreno mayor se le encendió un foquito imaginario por encima de su cabeza de pelo negro y mechas rojas.
Ya sabía como cuidar a Mephiles de ese enfermo sin ser detectado.
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— ¿Cómo terminé aquí? —murmuró rendido.
— Me amas, te mueres por mi~ —dijo seductor el de cabello plata.
— Sí, por todas tus desgracias —exclamó sarcástico—. ¿No crees que es sumamente decepcionante que tenga que venir contigo para que le puedas pedir perdón?
— Shut up, my little Bitchy.
El de cabello azul suspira mientras mira en el reflejo de su celular su perfecto delineado negro y su choker liso y de color blanco, tenía una campanita que le molaba un montón cuando caminaba. Solía disfrutar de sus delineados en su día a día y este no era la excepción, Silver opinaba que eso era muy afeminado de su parte pero con una buena patada en las bolas ya no volvió a opinar.
Su conjunto de esta noche consistía en unos shorts negros que le llegaban a medio muslo, botas negras de plataforma (increíblemente incómodas, pero el outfit valía la pena), camisa negra de igual forma y por encima de ella un suéter blanco con el zíper abierto. Su melena azulada, larga hasta sus hombros, lo hacia ver bastante lindo debido a que siempre estaba semi esponjada y revuelta, tenía un broche de estrella en él que le permitía ver mejor de su lado izquierdo.
Claro que Silver se fijó en su apariencia primero para poder llevárselo a la cama, pero al ver que ese chiquillo gay no se acostaba con cualquier hombre que se auto prostituye por un poco de halagos a su narcisista ser...mejor lo dejó como su mejor amigo (y ex ligue que lo rechazó a las dos horas).
Ambos se encontraban esperando a Mephiles en unas bancas de aquel parque de atracciones, Sonic fingía no estar para nada asustado de todos los disfraces aterradores, máscaras, sangre falsa y los payasos terroríficos que se les quedaban viendo como parte de su actuación en aquel parque. Y es que Silver solo tenía razón en una maldita cosa, era un miedoso en estos ambientes de terror recreado.
¡Lo peor es que ese idiota compró pases VIP para subirse a todos los malditos juegos terroríficos!
Maldito adinerado de mierda.
Cuando el chico de ojos serpientes llegó a su encuentro pudo notar su clara sorpresa de verlo ahí junto con su baboso amigo. Silver actuó tan normal que le dio asco y le pidió comprarle por lo menos una botella de agua de limón y unos Flaming Hot Rings con salsa, aprovechó en lo que se quedó solo con el chico de mechas verde agua.
Estaba bastante lindo, con su ropa ruda de siempre y con su expresión relajada que ya se había acostumbrado a ver durante tres meses. Miraba muy entretenido los disfraces y no se asustaba cuando los payasos y actores les salían por la espalda (cosa que solo lo asustaba a él).
— Hace mucho que no nos veíamos, ¿Qué tal te ha ido, Son? —dijo amable el chico.
— Oh, eh...¿supongo que bien?
— ¿Es una pregunta? —dijo risueño.
¡Carajo!, ¿Cómo es que su amigo desperdició a un muchacho así de tranquilo, lindito, bonito que daban ganas de apretarle las mejillas un buen rato?
Conversaron un rato más hasta que llegó el albino con el pedido del chico de ojos verdes y un par de dulces picantes para su acompañante especial de esta noche, dejando al de choker blanco atrás de ellos comiendo Rings picosos muy a gusto. Aunque, Mephiles no se notaba del todo cómodo debido a que el de ojos miel trataba de pegar sus cuerpos con una confianza que ya se había perdido.
Subieron a diversos juegos donde casi se le salían los Rings de la garganta al menor de los tres al recibir una cantidad exorbitante de sustos en todos los juegos, cree fielmente que lo tomaron como blanco fácil y solo lo estaban molestando a él.
¡Y es que, aunque se preparara para el susto, como quiera le sacaban un chillido de gato asustado!
— Vete a la mierda, Silver. Ojalá te den por cul-BGhh... —murmuró para después ser interrumpido por una arqueada.
Estaba dándole sus quejas a un bote de basura que era su pequeño y asqueroso cómplice de haber dado vueltas como huevo en sartén en una montaña rusa ambientada con muchos seres de películas de terror. Jura que casi se agarraba a puñetazos con el maldito actor que pusieron para un muñeco de ventrílocuo que se le fue encima justo cuando estaban en medio de un pasadizo obscuro.
Ya no sabía si agarrarse para no salir volando gracias a la velocidad o agarrar a madrazos al actor con enanísmo, demonios.
Justo cuando creía que los Rings con salsa habían vuelto a donde pertenecían (su estómago), llegó su odioso amigo a darle una buena palmada en toda la espalda:— BUAAAAGH...agh...buaghh...
— ¡Carajo, que asco Sonic!
— COME MIER- buaghhhh...
Su querido bote de basura estaba siendo cruelmente salpicado por él mismo.
Mephiles los veía a la distancia tratando de que las náuseas por verlo vomitar no lo dominaran, se abanicaba con la mano y hasta llegó a apoyarse en la espalda de un payaso que pasaba por ahí porque una arqueada en su garganta ya se había presentado.
Ya saben, es de esas personas que se vomitan cuando ven a alguien más hacerlo.
Silver comenzó a sobarle la espalda y a darle palmaditas más suaves para que terminara de vomitar, disculpándose de manera honesta por primera vez en toda la noche por haberlo llamado de forma tan tosca e imprudente. Sonic veía sus Rings ser devueltos con gran facilidad hasta que su estómago quedó completamente vacío.
Le compraron fruta en compensación por su duro aguante en no vomitarse encima del juego (cosa que no hizo por tres cosas: la primera es que lo estaba asustando un actor de menos de un metro de altura; en segundo, estaba concentrado gritando así que el vomito no iba a salir; y por último, que asco vomitar en su asiento). Después de eso esperaron un rato para seguir subiendo a otras atracciones.
El plateado le pidió de favor que lo dejara entrar solo con el moreno de menor estatura a la casita de los espejos para tratar de hablar con él allí adentro. Aceptó a cambio de un raspado y unos Rings con queso derretido.
Se quedó afuera sentado en una banca comiendo, cuando estaba dispuesto a comenzar a voltear a los lados para des aburrirse después de comer su comida chatarra...se encontró con un maldito disfraz de cerdo viéndolo comer.
— ¡MIERDA!
Saltó de su asiento tras agarrar su basura y salir corriendo de allí a otro bote de basura más lejano, sin importarle quedar alejado de donde Silver se encontraba. Al llegar y depositar los envoltorios acarició su choker con nervios mientras trataba de calmarse.
¿¡Pero cómo hacerlo si lo estuvo viendo comer desde quién sabe qué hora!?
Era muy aterrador, sabía perfectamente que era una máscara de látex, de esas que se quitan fácilmente y que pueden llegar a vender en supermercados. Sin embargo, también llevaba encima una motosierra que, por Dios rogaba, ojalá fuese falsa; añadiendo que llevaba sangre salpicada en todos lados.
También llevaba una camisa blanca de tirantes, pantalones tipo militar pero negros, botas del mismo estilo...pero todo salpicado de esa mierda roja que le pone de punta hasta los pelos del culo.
Suspiró sujetando su pecho, sus latidos eran muy fuertes:— "Hijo e'puta no me digas que aquí llegué" —pensó exagerado mientras se podían ver garabatos en sus ojitos de borrego.
Alzó la vista de nuevo:— ¡AAAAAH! —¿¡POR QUÉ TODOS LO SEGUÍAN!?
Soltó un fuerte puñetazo en el pecho de aquel maldito actor con mascara de cerdo y salió corriendo de allí. Aunque en realidad al tipo solo le dejó un leve dolorcito, ni siquiera lo sintió como un golpe tan duro.
El chico delineado estaba cansado de correr, fue perseguido por diversos personajes hasta toparse de nuevo con aquel disfraz y ¡OH, SORPRESA!, ¡LA MALDITA MOTOSIERRA ERA DE VERDAD!
Fue a esconderse detrás de un señor que vendía algodones de azúcar con una máquina de dudosa higiene aprobada por el sello de salubridad de hace treinta años, el señor lo miró extrañado pero no dijo nada. Sintió dos toquecitos en su hombro derecho, tragó saliva, giró lentamente y...
— ¡YA DEJAME EN PAZ!, ¡AAAH!
Le lanzó otro puñetazo directo al rostro, el tipo se quejó y él aprovechó para poder huir del lugar. Puede que Silver ya haya salido de esa atracción de mierda, ¿No? Corrió de regreso a aquella carpa similar a la de un circo pero de un tamaño más compacto; buscó con la mirada de manera desesperada e intensa aquel cabello blanco que, en este momento, quería llenar de mierda por lo que estaba sucediendo. Volteó de manera instintiva para verificar que aquel maldito traje de cerdo aun no lo encontrara.
Corrió como el miedoso que era directo hacia los brazos de Mephiles en cuanto lo vio salir del lugar con un Silver sobando su frente con mucho dolor, el moreno lo miró confundido y le preguntó:— ¿Son?, ¿Dónde estabas?...¿Estás bien? —añadió al verlo tan agitado y lleno de temblores por todo su cuerpo.
— N-Nada, s-solo m-me perdí un poco —dijo con una risa temblorosa mientras trataba de recuperar el aire perdido en su huida.
Le estaban dando náuseas de nuevo gracias a todas las vueltas que dio por el lugar sin dejar reposar la comida en su estómago, se negó a vomitar una vez más en esa noche y se tragó aquel líquido extraño que ya sentía en la boca. ¡No iba a dejar que esos Rings con queso regresaran al exterior!
Pasaron a descansar un poco en unas bancas cercanas a los baños del lugar, Mephiles aprovechó esto y pasó a lavarse las manos y el rostro mientras el de pelo azul y el albino se quedaban afuera esperando.
— ¿Ya hablaste con él? —dijo el menor.
— Traté de hacerlo, pero...
— ¿Pero...? —lo alentó a seguir su explicación.
El de cabello color nieve se tragó su vergüenza (pff, por favor, ¿cuál?) y le explicó que, nada más entrando a la atracción, se golpeó con el primer espejo y cayó directo al suelo; no suficiente con ello, el resto de la atracción fue igual: se golpeó con todos los espejos hasta salir de allí.
El de ojos verdes suspira, por alguna razón no le sorprende la torpeza con la que Silver puede llegar a manejar temas tan serios. Mephiles salió del baño con un rostro algo decaído mientras guardaba su celular en su bolsillo, pero lo logró disimular frente a ellos (cosa que no funcionó en el de piel durazno). Continuaron su camino mientras Sonic se tomaba amistosamente de la mano con el moreno, no quería que lo volvieran a asustar de una manera tan poco sana como hace una hora.
Y apenas era la una de la mañana.
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— ¿Qué vas a hacer qué?
El rostro confundido de su hermano le sacó una leve risilla. Una noche antes de asistir a aquel parque temático de terror es cuando habían hablado sobre la supuesta "cita de reconciliación" que Silver había organizado para TRES personas, irresponsable de mierda. El azebache aceptó ir con su hermano en caso de que aquel albino quisiera pasarse de listo de nuevo con su hermano, pero no podía ir de una manera tan directa porque el de ojos miel le tenía un profundo miedo a su persona.
Todavía no supera el puñetazo en el rostro que le dio hace dos meses.
Sabe que, si se pone frente a él, el albino sería capaz de irse o haría las cosas de manera correcta solo para complacer al hermano mayor sin ninguna pizca de arreglar las cosas con sinceridad; y el quería lo contrario, dejarlo en su ambiente para que se pudiera disculpar de manera honesta.
— Le pediré a papá la máscara con la que nos asustaba de chicos, me colaré en el parque y te seguiré por detrás muy disimulado —dijo orgulloso.
— Eso está bien pero...¿la motosierra no es peligrosa? —dijo con un tono irónico.
— Nah, no la voy a encender.
Quizás prometió antes de tiempo.
Al llegar al parque se separaron para que no los viesen juntos y el albino no sospechara, él se puso la máscara con la que le permitieron la entrada pensando que era otro "actor de terror". Una vez dentro buscó a Mephiles y...por Dios, ¿Enserio el albino llevó un acompañante? vergüenza era la palabra para describir sus acciones tan poco honrosas.
Aunque el chiquillo no estaba nada mal, debía de añadir.
Comenzó a seguirlos por todo el parque y jura que casi se le salían fuertes carcajadas al ver las reacciones tan asustadizas del chico de pelo azul. ¡De verdad que era tan lindo verlo! Su pelito se veía todo bonito y esponjoso, añadiendo su buen estilo de vestir y ese delineado que lo hacía ver agresivo y tierno a la vez.
Ok, ese chico le gustó. Su hermano estaría bien un rato, ¿No?
Se enfocó tanto en los atributos de aquella hermosura que no se dio cuenta cuando Silver y Mephiles salieron de su campo de visión, oh, y que habían abandonado al chico en el parque. No le pareció mala idea acercarse a hablarle aprovechando que aquel albino estaba fuera de vista, de paso le preguntaría donde estaban.
Pasó por alto el detalle de que seguía disfrazado con una máscara de cerdo para nada bonita y una motosierra que SI era real. Se acercó y se sentó a un lado de él pero este nunca volteó, al parecer estaba muy entretenido con su comida después de haber vomitado aquellos Rings.
Pobrecito.
Admitía que se estaba comenzando a divertir con la situación más de lo que esperaba, olvidó por un momento la seriedad del asunto y comenzó a perseguirlo como su mejor método de entretenimiento. Lo veía dar brincos, patadas, esquivar personas comiendo e inclusive llegó a esconderse detrás de un señor que vendía algodón de azúcar. Creyó que era suficiente de "corretearlo" y le tocó dos veces por el hombro para poder confesarle que era el hermano del chico que estaba con su amigo "el mierdas" y que necesitaba ayuda para poder encontrarlos de nuevo; quizás imaginó que después de ello podrían entablar una conversación bonita y quizás darse unos besitos por aquí y por allá un día de estos.
No iba a negar que ese hermoso chico le había fascinado muchísimo.
Era tan bonito.
Ah, si, ¿En qué estaba?
El chico terminó huyendo despavorido hacia alguna dirección que no alcanzó a ver debido al fuerte puñetazo que le propinó en la nariz, se fue de bruces al suelo y alzó un poco la máscara para poder sobar su pobre extremidad rojiza.
Pasó alrededor de media hora buscando a los chicos y a su hermano. Eso hasta que sintió una vibración en su bolsillo trasero que lo hizo detenerse para poder contestar, se retiró la máscara dejando ver su rostro completo.
Una mujer que pasaba junto con su ignorante novio se le quedó viendo con estrellitas en los ojos, al menos feo no estaba.
Contestó a la llamada de su hermano, en la cual le dijo que estaba cansado de la idiotez del chico albino y que ya se quería ir, admitiendo que era una lástima que ya no pudiera seguir conviviendo con Sonic (el único con el que valía la pena salir esa noche).
Oh, y les dijo su siguiente y última atracción a visitar: la casita del terror.
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— Silver —habló el chico de ojos serpientes.
— ¿Hm?, ¿Qué sucede, Mephi?
El azebache suspira mientras mira hacia otra dirección bastante incómodo por el apodo:—...¿No crees q-?
Es interrumpido por un grito de pánico que lanza el chico de pelo azul (el cual estaba sentado tranquilo revisando su celular), pues un payaso se le acercó por la espalda y le susurró al oído palabras indescifrables que caracterizaban su personaje. Además, le acarició la mejilla con su garra llena de sangre falsa, dejándole la marca similar a un corte muy profundo.
El pobre nene corrió a los brazos de su mamá Meph mientras se ocultaba atrás de él. No le queda de otra y solo suspira, rendido a poder tener una conversación decente con el chico de cabello plateado. Decidió continuar con el pequeño recorrido para poder mandarlo a la Friend Zone (de donde jamás lo debió de sacar) e irse a casa con su hermano.
Caminaron durante quince minutos para poder llegar a la atracción que se encontraba en el centro de aquel parque del terror, era una de las más visitadas debido a su famosa forma de asustar a sus clientes.
La casita consiste en diversos laberintos ambientados con diferentes temas de terror, como castillos, casas abandonadas, puentes, escaleras que llevaban a puertas bloqueadas, calabozos sin salida, en fin...muchas formas de hacer que te arrepientas de haber ido. Y es que no sería problema el echo de perderte en un laberinto aterrador, ¡Eran los actores de mierda que te seguían para atraparte!
Todos con objetos punzocortantes (falsos), disfraces aterradores y actitudes territoriales con las diferentes zonas de la casita de terror. Lo más encantador era que, si te atrapaban, era el fin del juego y de la validez de tu boleto de entrada.
¿Por qué a Silver se le había ocurrido un lugar tan romántico? (notase el sarcasmo)
Mephiles es un tipo de chico que disfruta las cosas que estén relacionadas al terror pero hasta él sabía que era una pésima idea tratar de "arreglar" un conflicto amoroso en un parque donde te van a sacar el corazón antes de que puedas decir algo. Definitivamente solo había asistido para dejarle en claro que era un incompetente albino irracional que creía que todo se arreglaba con un poco de dinero y un par de noches picantes. Ja, que se joda.
Y ni siquiera había visto donde estaba su hermano, puesto que lo llamó y este le confesó estar más perdido que niño de dos años en un super mercado. Le dio su ubicación próxima esperando a que llegara para poder irse a su casa mientras destrozaba el corazón del chico y se despedía tiernamente de Sonic, ese chiquillo que le caía tan bien.
El plan era ese, pero...
¿Por qué su hermanito todavía no estaba ahí?
¡No quería entrar con Silver a esa atracción, lo que quería era irse!
— Vamos, es el último juego —dijo el albino mientras lo arrastraba con él a la fila.
— ¿Y Sonic por qué no viene con nosotros? —exclamó confundido el de mechas pálidas.
— A-Ah, pues...no es muy fan del terror que digamos.
El moreno voltea a ver al menor, notando su nerviosismo al quedarse solo y rodeado de disfraces aterradores, "pobrecito" pensó "¿De verdad Silver planea dejarlo ahí aunque sepa que no le gusta?"
Esa idea le molestó mucho, sentía que era el colmo con esa actitud tan narcisista y despreocupada. Se salió de la fila (acción que confundió al de ojos miel) y se acercó al de ojos cristalinos de verde esmeralda, él le miró un poco extrañado.
— ¿Mephiles? wow, espera, ¿Qué haces? —dijo con sorpresa y nerviosismo al ver como este comenzaba a jalarlo a la fila para entrar a la atracción, negándose un poco en cuanto notó el rostro inconforme de su amigo observarle.
— Claramente no te gustaría quedarte solo aquí afuera, no me gusta que Silver actúe tan natural sabiendo que no te gusta —le aclaró molesto antes de llegar con el albino.
Por muy amigos que fuesen el de pelo azulado sabía lo que le molestaba a ese tipo, Silver era alguien un poco territorial por alguna extraña razón con sus relaciones (aunque en este momento no tenía una pizca de ninguna). Bueno, "entrometerse" en el plan que tenía para reconciliarse con Mephiles era algo que se iba a tomar muy a pecho si no comenzaba a negarse.
No esperaba que al hacerlo Mephiles se fuese a molestar más.
Entrelazó los brazos en un estilo marital con los suyos, definitivamente Silver estaba celoso de lo que estaba ocurriendo. Llegó su turno de entrar después de que una pareja de chicas saliera por culpa de un hombre con disfraz de carnicero (el cual las llevó hacia la salida por haberlas "pescado" dentro del juego).
De primera mano, en la entrada todo estaba bajo una luz ultravioleta, todo lleno de telarañas y objetos viejos que daban incomodidad. El cuarto estaba ambientado como una sala de bienvenida llena de fotos de "familias", objetos rotos, vidrios, botellas de vino, un sofá roto (completamente desgarrado de la parte del respaldo por culpa de una hacha clavada en el respaldo) y demás cosas de una casa común.
Añadan más de tres litros de sangre falsa junto con coágulos de sangre por todo el suelo.
— ¿S-Saben? C-Creo que yo los espero afuera —dijo mientras volteaba a ver al moreno.
— Para nada —dijo el chico—, no es tu ambiente, lo sé. Pero será bastante divertido si vamos los dos —dijo de manera fuerte para que el albino comprendiera el rechazo.
El chiquillo volteó a ver a su amigo para poder darle a entender que no podía hacer más nada si Mephiles no quería, pero justo cuando eso pasó...
— JAJAJAJAJAJA, NO PUEDE SER.
Estalló en carcajadas(¿?)
— ¿Hm?-el moreno se confundió por ello y también volteó a ver al albino, la reacción fue la misma— JAJAJAJAJA, n-no mames -trató de callar sus burlas con su mano derecha y volteó a ver a otra dirección para tranquilizarse.
El chico más alto estaba muy confundido, ¿Qué daba tanta risa?
Miró detrás de si mismo para ver si había algo de lo cual burlarse, frotó un poco sus ojos para adaptarse mejor al tipo de luz pero no notó nada raro. Al bajar sus manos pudo notar algo levemente brillante en las mangas de su camisa, que extraño...¿algo brillaba en él?
— ¿Qué demonios?
Un encargado del lugar se acercó al ver que no avanzaban del lugar de inicio, encontrándose con la inesperada sorpresa de que todo el rostro del chico de pelo blanco estaba completamente cubierto de una especie de crema brillosa. Contuvo un poco su risa (después de todo debía de darle un buen trato al cliente) y llamó un poco la atención del grupo.
— L-Lamento informarle que- pff —se contuvo y tosió un poco para disimularlo— ejem, lamento informarle que los filtros solares brillan bajo luz ultra violeta, señor.
— ¿¡Qué!?
Pobrecito, ¿para qué nacía con albinismo?
— Kgh... —se quejó entre dientes y comenzó a refregar su rostro contra su ropa para poder limpiarse.
El de pelo azulito terminó de reir sujetando su estómago, apartándose sin querer unos cuantos pasos hasta toparse con un maniquí de la sección de entrada. Volteó para ver la figura, palideciendo de golpe al ver lo que era.
— ¡Araña!, ¡ARAÑA GRANDOTA!
Se apartó de inmediato y después regresó a su cruel realidad, observando como todos los malditos muñecos que estaban en la habitación parecían que en cualquier momento iban a hacerlo mierda. Su respiración se aceleró y corrió a la puerta de entrada para poder salir en un ataque de pánico.
— ¡SAQUÉNME DE AQUÍ!, ¿¡POR QUÉ LA PUTA PUERTA NO SE ABRE!?
— Lamento informarle que la puerta solo abre en una dirección, jovencito.
— ¿A-Ah sí?...ja, ja...ja —dijo soltando los barrotes de hierro.
El albino lo miró un poco con el rostro lleno de heridas debido a la tela dura con la que se limpió, sus pupilas se hicieron chiquitas cuando notó el comportamiento extrañamente tranquilo que había tomado su amiguito que para nada quería estrangular por "arruinar" su cita.
— ¿So-?
— Estoy bien...s-solo necesito...algo de pa-
Un toque en su hombro lo despista, voltea tembloroso y...
— Hola.
— ¡AAAHHH!
¡Ese maldito traje de cerdo otra vez!
Su poca cordura se fue a la mierda y comenzó a correr lejos de ahí, importándole poco haber abandonado a Mephiles con el enfermo infiel hijo de puta de su disque mejor amigo.
Se le olvidó que, desde que entró a ese lugar, el juego estaba programado para comenzar a perseguirlos hasta su salida, entre comillas, victoria.
Saltaba, esquivaba y se seguía asustando con demás muñecos y arañas de peluche realistas que se le atravesaban en frente. La campanita en su cuello sonaba como una maldita perra loca en plena persecusión. El pelo lo tenía lleno de algodón que simulaban ser las telarañas de aquellas horripilantes bestias; cruzaba laberintos, calabozos, habitaciones, pequeños "patios traseros" y demás hasta llegar a un laboratorio de científicos que estaba lleno de ojos en frascos y órganos de goma pintados de verde y rojo.
Se dirigió a la puerta desesperado y trató de abrirla, pero al parecer estaba atascada. El sujeto de máscara de cerdo llegó por detrás dispuesto a atraparlo, pero jamás esperó aquel movimiento de parte del chico de choker blanco.
El chiquillo lo sujetó de ambos brazos, tirando la motosierra y, con su adrenalina al tope, lo acorraló entre la puerta y su persona; le descolocó un poco el golpe de su cabeza con la puerta de metal, sintió su máscara ser levantada y de repente sintió...¿Un beso?, ¿Qué?
Sus ojos se abrieron de par en par, ¿Lo estaba besando?, ¿¡Estaba besando al chico lindo de pelo azul!?
Antes de que se diera cuenta, el chico salió huyendo despavorido hacia la salida del juego. Dejándolo solo y con la mente en blanco.
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— S-Salí...carajo...
Su respiración estaba muy agitada, fue recibido con unos confetis y serpentinas pedorras de los trabajadores; los cuales le dieron un peluche en forma de vampirito muy bonito, al menos ese no daba miedo.
Un rato después salieron Silver y Mephiles, los cuales fueron atrapados por un Dentista de sonrisa y mirada tenebrosa.
Notó como el chico moreno estaba abrumado y fastidiado mientras escuchaba la palabrería y media que el albino le estaba dedicando, jura que jamás había visto a su amigo rogar con tanta insistencia como en ese momento.
Era sofocante escucharlo, sin duda alguna.
— ¡Por favor, perdóname! Te juro que no lo haré de nuevo —decía mientras estaba arrodillado y besaba uno de las manos del de ojos serpiente.
— Basta, Silver —dijo enojado—. Esta relación fue un asco, TÚ eres un maldito asco. Si no sabes aceptar que eres un pésimo novio y un horrible amigo, entonces mejor ruegate a ti mismo mejorar en vez de pedirme una oportunidad que sabes que no tendrás.
— P-Pero...
— Todo en esta cita fue un asco desde que te atreviste a pedirle ayuda a Sonic porque te da pena enseñar el rostro poco honrado que tienes —siguió diciendo—. ¿Y sabes una cosa más?
— ¿Q-Qué?
— Esta.
Una voz más gruesa habló por detrás de Mephiles, revelando a una máscara de cerdo muy musculosa que le arremetió un golpe directo en el rostro.
El azulado tembló al reconocerlo, pero cualquier rastro de miedo se esfumó al ver cómo este se quitaba la máscara y dejaba a revelar a un hombre tremendamente guapo y atractivo...espera.
— ¿¡Y-Yo besé a ese hombre tremendamente guapo y atractivo!? —se gritó en susurro para si mismo.
— ¿¡Shadow!? T-Tu estabas aquí —dijo miedoso el de ojos miel.
— Siempre lo estuve —le respondió— y sostengo la palabra de que eres la peor persona que mi hermano y su amigo pudieron encontrar —dijo mirando de reojo al sonrojado chico de ojos verdes.
— Olvídate de mí y de un "nosotros", Silver —dijo Mephiles.
Con esas palabras terminó su conversación y comenzó a caminar hacia la salida, esperaría a su hermano en el auto.
Shadow se dirigió a Sonic y este le miro con mucha pena en sus ojos.
— ¿Vienes con nosotros? —le ofreció mientras extendía su mano.
El de piel durazno asintió lentamente mientras sentía como el moreno más alto entrelazaban sus manos y con la otra sujetaba la motosierra por encima de su hombro derecho.
— Me llamo Shadow, ¿y tú?
— M-Maurice, pero me dicen Sonic —dijo apenado.
— Hmm...Sunsun, entonces —dijo con una gran sonrisa.
El cobalto se sonrojó y escondió su rostro en el brazo de aquel chico, creyéndose dichoso de haber encontrado a alguien así y besarlo sin saber su nombre.
Quizás el terror le comenzaba a gustar.
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