☆ twenty-three.
VOTA - COMENTA
( mínimo 90 votos + 80 comentarios para actualizar )
♡◞ chapter twenty-three 𓂃 half caught 😵💫💘
la imprudencia de arda
FLASHBACK. ANTES DEL PARTIDO.
Ambos estaban en el vestuario, Rodrygo y Arda se estaban preparando para el partido. El ambiente ya estaba tenso entre ambos, y la situación pareció llegar a su punto de quiebre cuando Rodrygo abrió la boca.
- ¿Has hablado con Chelsea recientemente?
El rostro de Arda se convirtió inmediatamente en una expresión de ceño fruncido y una mirada oscura.
- ¿Qué? ¿Por qué preguntas?
Rodrygo esbozó una sonrisa ante su reacción, sabiendo que acababa de tocar un punto débil.
- Oh, solo me preguntaba... viendo lo mucho que estás cerca de ella.
Arda apretó los puños molesto, lo hacía irritar mucho cada vez que Rodrygo la mencionaba.
- ¿Por qué te importa? -trató de mantener la calma.
Rodrygo se puso de pie con confianza, se acercaba a Arda y ensanchaba su sonrisa, queriendo burlarse de él aún más.
- Ah, solo tengo curiosidad. ¿O sientes que estoy... entrando en tu territorio?
Arda se estaba hartando, Rodrygo estaba poniendo a prueba su paciencia en ese momento... y siempre.
- Cállate -apretó la mandíbula-. Se llama ser un buen amigo. Algo que tú no entiendes.
- Claro, un «buen amigo» -Rodrygo dijo sarcásticamente antes de inclinarse más cerca de Arda y dejar salir su voz en un suave susurro-. Entonces, ¿por fin le has confesado tus sentimientos? ¿O todavía actuarás como un cobarde?
Los ojos de Arda se abrieron de par en par, ahora su irritación se convirtió en ira. Rodrygo realmente sabía cómo ponerlo de los nervios. Y el hecho de que tuviera razón sobre que era un cobarde hizo que se enojara más.
Esta vez no pudo contener sus palabras.
- ¿Cuál es tu problema? -le preguntó en voz baja, su tono teñido de frustración-. ¿Qué tiene que ver mi amistad con ella contigo? Preocúpate por mejorar tu rendimiento en el campo mejor.
- Solo digo -él se encogió de hombros, ignorando su último comentario-. Es patético ver cómo sigues ocultando tus sentimientos y solo observas cómo otras personas llaman su atención -dijo antes de sonreír un poco-. ¿O estás esperando a que yo de el siguiente paso primero?
Arda estaba prácticamente furioso a estas alturas, los puños apretados tan fuerte que sus nudillos se volvieron blancos. Rodrygo sabía exactamente qué decir para enojarlo aún más.
- ¿Ah, sí? ¿Y quién eres tú para juzgarme? ¿Por qué te importa tanto? ¿Estás celoso o algo así?
La sonrisa de Rodrygo se desvaneció por un momento, pero luego volvió su semblante burlón y puso los ojos en blanco, tratando de ocultar cómo en realidad estaba un poco afectado por las palabras de Arda.
- Oh, por favor, ¿por qué estaría celoso? -dijo, tratando de sonar indiferente, pero había un indicio de irritación en su tono-. Me parece divertido lo patético que eres cuando se trata de ella, eso es todo.
Arda se rió sin ganas, sintiéndose aún más frustrado. A Rodrygo le encantaba ponerlo de los nervios.
Se acercó un paso más a él, viéndose desafiante.
- ¿Patético? Dice el que ha estado detrás de Chelsea durante tanto tiempo y todavía no ha hecho algún otro movimiento.
La expresión de Rodrygo cambió instantáneamente. Sus ojos se abrieron de sorpresa y se congeló por un momento. Arda lo golpeó claramente donde más le dolía.
Pero luego se recompuso rápidamente, tratando de actuar como si no se hubiera visto afectado.
- Eso es diferente -replicó en un tono defensivo-. Y además, no estamos hablando de mí, estamos hablando de ti.
Arda se rió y le dio a Rodrygo una sonrisa burlona.
- Oh, por supuesto que es diferente -dijo sarcásticamente-. Solo eres un hipócrita, eso es lo que eres. Actúas tan duro y confiado cuando eres tan cobarde como yo. Intenté ser tu amigo, Rodrygo, pero eres una persona horrible.
La expresión de Rodrygo volvió a ser de sorpresa a ira, apretó la mandíbula cuando las palabras de Arda lo golpearon demasiado en su punto más débil.
- Cuidado con tu boca, Güler -le dijo en tono de advertencia-. No tienes derecho a juzgarme. Somos diferentes, ¿okay?
Arda dejó salir una risa amarga, sintiéndose cada vez más frustrado y enojado.
- ¿Ah, sí? ¿Somos diferentes? Bueno, sí. Tú has sido un dolor de cabeza desde el primer día, siempre peleando conmigo y burlándote de mí. ¿Y por qué? Porque tengo algo que tú no tienes. Algo que tienes demasiado miedo de admitir -dijo Arda en un tono duro-. El hecho de que Chelsea está genuinamente interesada en mí.
La expresión de Rodrygo se contrajo cuando las palabras de Arda lo golpearon con fuerza. Odiaba el hecho de que no estuviera equivocado. Había estado celoso de Arda durante mucho tiempo, y el hecho de que Chelsea pareciera preferirlo a él solo lo enojaba más.
Apretó los puños con fuerza, tratando de controlar su ira.
- Cállate -le advirtió, apretando los dientes-. ¿Crees que eres especial? Chelsea solo es amable. Ni siquiera está segura de sus sentimientos.
Arda sonrió un poco, viendo que sus palabras estaban afectando a Rodrygo.
- Oh, ¿en serio? Entonces, ¿por qué sigue hablándome, llamándome todo el tiempo, pidiéndome mi opinión? -preguntó en un tono burlón-. ¿Por qué siempre parece preguntar por mí cada vez que no estamos juntos? Porque ella siente algo. Ella no está segura, eso es cierto, pero definitivamente siente algo por mí, a diferencia de contigo.
- Hay algo que no sabes -Rodrygo se rió entre dientes.
Arda levantó una ceja, curioso por lo que iba a decir.
- Oh, ¿en serio? Ilumíname entonces. ¿Qué es? -inquirió, cruzando los brazos sobre su pecho.
- Cuando le confesé mis sentimientos a Chelsea, ella realmente no me rechazó. Dijo que estaba confundida y que no podía tomar una decisión. Que no estaba segura de sus sentimientos.
Arda se congeló, sorprendido por lo que Rodrygo acaba de confesar. No esperaba eso en absoluto, y eso hizo que su corazón se acelerara un poco. Trató de mantener la calma y pensar con claridad, aunque no pudo ocultar su expresión sorprendida.
Se quedó callado por un momento, procesando lo que acababa de escuchar. Su mente se aceleraba, atravesando diferentes pensamientos y emociones. Estaba sorprendido, pero también un poco frustrado y celoso. Realmente no sabía qué decir ni cómo reaccionar.
Finalmente, se las arregló para hablar.
- Entonces... ¿así que ella no te rechazó? -preguntó con voz temblorosa.
- No. Ella me hizo entender que podría tener una oportunidad. Ella nunca dijo algo como «me gusta Arda» o algo así.
El corazón de Arda se hundió cuando escuchó las palabras de Rodrygo. Se sintió como un puñetazo en el estómago al escuchar que Chelsea no dijo explícitamente que le gustaba.
Trató de ocultar su expresión de decepción, pero no pudo. No pudo evitar sentir una mezcla de celos y confusión.
- Pero... -dijo en voz baja-. Dijiste que estaba confundida. Así que no está segura, ¿verdad?
Rodrygo se rió, viendo la expresión decepcionada de Arda. Se dio cuenta de que le molestaba y lo hacía sentir un poco satisfecho.
- Correcto. Ella está confundida. Ella no dijo que no le gusto, pero tampoco sabe a quién elegir entre nosotros.
El corazón de Arda se hundió aún más con las palabras de Rodrygo. Pensó que tenía una oportunidad con el Chelsea, pero ahora parecía que no estaba tan claro como él pensaba.
Trató de mantener la calma, pero su mente estaba en un espiral de dudas e inseguridades.
- Así que me estás diciendo que los dos estamos en el mismo barco... Los dos estamos en la zona de amigos.
Rodrygo sonrió con altanería, disfrutando del hecho de que Arda se sintiera tan inseguro y confundido como él. Se inclinó hacia atrás contra un casillero, cruzando los brazos sobre su pecho.
- Sí, supongo que sí -se rió-. Es gracioso, ¿eh? Después de todo, no eres tan especial. Ambos tenemos la misma oportunidad aquí.
Arda se sentía absolutamente miserable en ese momento. El hecho de que estuviera en el mismo barco con Rodrygo, la persona que más detestaba en ese momento, lo estaba volviendo loco.
Apretó los puños con fuerza, tratando de contener su ira.
- Cállate -se quejó-. Probablemente solo estés mintiendo sobre lo que dijo Chelsea. Solo dices eso para molestarme.
Rodrygo puso los ojos en blanco, viendo que Arda seguía en negación. Él sonrió y negó con la cabeza.
- Oh, por favor. No lo niegues, Güler -le dijo en un tono burlón-. Sabes que estoy diciendo la verdad. Chelsea aún no se ha decidido, pero tengo la sensación de que elegirá sabiamente.
Arda sintió que se estaba ahogando en un mar de inseguridad y decepción. No quería creer las palabras de Rodrygo, pero en el fondo sentía que había algo de verdad en lo que estaba diciendo.
Respiró hondo, tratando de mantenerse tranquilo.
- Oh, ¿y qué te hace pensar que ella te elegirá? -preguntó en un tono sarcástico, a pesar de que en su mayoría era solo una fachada de confianza.
Rodrygo se rió, disfrutando claramente del hecho de que Arda se sentía inseguro. Se alejó del casillero y se acercó unos pasos a él.
- Digamos que Chelsea y yo tenemos una conexión especial. Estuve antes que tú, y teníamos algo antes de que aparecieras.
Arda sintió que su corazón se estaba aplastando lentamente al escuchar sus palabras, pero trató de mantener su fachada segura.
- ¿Conexión especial? -se burló-. No seas ridículo. Chelsea y yo también tenemos una conexión especial.
Rodrygo sonrió, claramente divertido con la respuesta de Arda. Se inclinó aún más cerca, sus caras casi se tocaban.
- ¿Ah, sí? ¿Como qué? ¿Qué conexión especial tienen, eh? ¿Hablan mucho por teléfono? Eso es lindo. Pero no es nada comparado con lo que Chelsea y yo teníamos antes de que vinieras.
Arda apretó los dientes, sintiendo una mezcla de frustración e ira. Odiaba cómo Rodrygo lo hacía parecer inferior.
- No sabes lo que tenemos -dijo con los dientes apretados-. Hacemos más que solo hablar por teléfono. Nos entendemos, tenemos cosas en común... Puedo hacerla reír, tenemos grandes conversaciones...
Rodrygo levantó una ceja, fingiendo conmoción.
- Wow, ¿la haces reír y hablar mucho? -dijo en un tono de falsa sorpresa-. Qué bien. Pero déjame decirte algo, Güler: Chelsea y yo hemos pasado por muchas cosas juntos. Hemos compartido momentos que ni siquiera conoces. Tenemos historia.
Arda apretó la mandíbula, sintiéndose aún más frustrado y envidioso. Odiaba cómo Rodrygo hacía que pareciera que él y Chelsea tenían algo insustituible.
- Historia, ¿eh? -dijo en un tono amargo-. Sí, bueno, ¿sabes qué? Las cosas cambian, la gente cambia. El hecho de que tengas historia no significa que Chelsea siempre te elegirá.
- Los chicos te mintieron sobre Chelsea y sobre mí. Hay mucho más entre nosotros.
Arda se detuvo por un momento, confundido por lo que Rodrygo acababa de decir.
- Espera, ¿qué? ¿Qué quieres decir con que los chicos me mintieron?
Rodrygo solo sonrió, disfrutando claramente del hecho de que Arda lo estaba escuchando atentamente.
- Sí, los chicos -repitió con indiferencia-. No te dijeron toda la historia sobre Chelsea y sobre mí. Probablemente dijeron que hemos sido amigos durante mucho tiempo y eso es todo, ¿verdad?
Arda asintió, sintiéndose un poco confundido. Los chicos le dijeron que Rodrygo y Chelsea habían sido amigos durante mucho tiempo, que habían mostrado interés por el otro y que nunca llegaron a nada serio, pero no le dieron muchos detalles.
Miró fijamente a Rodrygo, instándole en silencio a que continuara.
- Dijeron que eras un tonto que nunca se atrevió a confesar a Chelsea sus sentimientos y dar el siguiente paso.
Rodrygo se rió sarcásticamente.
- Oh, sí. Eso es más o menos lo que te dijeron los chicos, ¿eh? Bueno, hay mucho más en la historia, Güler -se detuvo por un momento, disfrutando del hecho de que Arda lo escuchaba atentamente-. Chelsea y yo hemos sido más que amigos durante un tiempo. Teníamos algo, hicimos cosas juntos. Tuvimos algunos momentos, ¿sabes? Tal vez los chicos no querían hacerte daño diciendo eso.
El corazón de Arda se hundió mientras Rodrygo hablaba. No estaba seguro de si debería creer en él, pero la forma en que hablaba sonaba tan seguro de lo que estaba diciendo.
- Sí, tuvimos algunos momentos -Rodrygo repitió, manteniendo ese tono seguro-. Y los tuvimos mucho antes de que vinieras. Así que no te hagas demasiadas ilusiones, Güler. Puede que pienses que tienes una oportunidad porque Chelsea es amable contigo, habla y se ríe contigo, pero puede que no. Solo eres una distracción para ella.
Arda sintió un pinchazo de dolor y frustración por las palabras de Rodrygo. A pesar de que no quería creerle, una parte de él no pudo evitar preguntarse si había algo de verdad en lo que estaba diciendo.
Apretó los puños con fuerza, tratando de controlar sus emociones.
- No trates de manipularme -dijo en un tono defensivo-. Solo estás tratando de meterte en mi cabeza.
Rodrygo se rió, disfrutando de la actitud defensiva de Arda.
- ¿Te manipulo? -dijo en un tono burlón -. Solo estoy diciendo la verdad, Güler. Eres ingenuo y crédulo, como un cachorrito. A Chelsea le gusta divertirse contigo, tal vez coquetear un poco, pero al final se aburrirá de ti y volverá a mí. Solo espera.
Arda apretó la mandíbula, sintiendo la ira burbujeando dentro de él. Estaba harto de cómo Rodrygo lo estaba tratando, como si fuera un atolondrado.
- Idiota... -dijo en un tono bajo y frustrado-. Solo estás celoso porque Chelsea realmente me presta atención. Tal vez en el fondo sabes que ya no tienes oportunidad.
Rodrygo se rió sarcásticamente, claramente divertido por la reacción de Arda.
- ¿Celoso de ti? Eres chistoso. ¿Por qué estaría celoso de ti? Eres como un perrito, tan desesperado por la atención de Chelsea... patético.
Arda se limitó a rodar los ojos.
- Por lo menos yo sí consigo su atención...
(...)
Arda abrió los ojos de golpe, había soñado con el mal rato que le había hecho pasar Rodrygo antes del partido.
Se dio la vuelta para ver que Chelsea todavía estaba durmiendo a su lado. Se quedó quieto por un momento y luego se levantó de la cama, su cabello estaba desordenado y sus ojos todavía estaban medio cerrados, claramente parecía que quería volver a dormir, pero su estómago gruñó, diciéndole que tenía hambre.
- ¿A dónde vas?
Arda giró la cabeza hacia aquella voz somnolienta. Vio a Chelsea y durante una fracción de segundo, se distrajo con su cabello desordenado y su lindo rostro somnoliento. Sacudió un poco la cabeza para salir de su ensimismamiento, su malhumor regresó y simplemente suspiró.
- A la cocina, tengo hambre -murmuró, todavía no estaba completamente despierto.
- Después. Ven conmigo.
Arda escuchó su voz somnolienta e inmediatamente quiso derretirse, la idea de volver a la cama y quedarse a su lado era muy atractiva. Trató de luchar contra ello, ya que no quería ceder, pero fracasó.
Poco a poco volvió a la cama junto a ella, permaneciendo en silencio.
Chelsea se dio la vuelta y metió su cara en su pecho y el corazón de Arda revoloteó mientras la sentía cerca de él, lo que hizo que su malhumor desapareciera por un momento. Él la rodeó con su brazo y la sostuvo más cerca, sintiendo su cuerpo contra el suyo.
- Arda...
Arda sintió su murmuro contra su pecho.
- ¿Sí? -susurró, una mano corriendo suavemente por su cabello.
- ¿Por qué tienes esas ojeras? ¿No dormiste bien acaso?
Arda se rió ligeramente al oírla preguntar por sus ojeras. Sabía que no tardaría en notarlas y cuestionarlo al respecto.
- Tuve sueño pero no dormí bien -respondió, su voz era baja y suave mientras sus dedos jugaban con su cabello.
- ¿Por qué no? ¿Seguiste pensando en lo del partido?
Arda se detuvo por un momento, no esperaba que ella le preguntara eso. Sabía que no podría mentir, así que simplemente suspiró.
- No podía dejar de pensar sobre lo que pasó ayer -admitió, su mano dejó de jugar con su cabello por un momento.
Chelsea frunció el ceño con preocupación.
- ¿Por qué no me dijiste nada? Pudiste haberme despertado o algo...
Arda sacudió la cabeza, acariciando suavemente su mejilla con su pulgar.
- No quería molestarte, estabas durmiendo -dijo suavemente, su expresión se volvió más amarga-. Además... estoy acostumbrado a lidiar con mis emociones solo.
Chelsea lo miró con tristeza, podía sentir su frustración y cómo trataba de lidiar con sus emociones por sí solo. Ella se incorporó y apoyó su mano sobre la de él en su mejilla.
- No tienes que hacerlo solo, sabes que puedes contar conmigo para esto, no me molesta que me despiertes si no puedes dormir -le regaló una sonrisa débil.
Arda sintió el gesto de Chelsea y se vio conmovido por sus palabras. Él apartó la mano de su cara y la tomó entre las suyas, acariciando suavemente su pulgar contra la suya.
- Lo sé, es solo que... es difícil para mí pedir ayuda. No quiero parecer débil -confesó con frustración.
Chelsea sacudió suavemente la cabeza, mirándolo con comprensión.
- No eres débil, necesitas apoyo como todos los demás -dijo suavemente-. No tienes que sobrellevar todo tú solo, puedo ayudarte incluso si solo necesitas hablar de ello.
Arda se quedó en silencio por un momento, su expresión estaba llena de conflicto. Él siempre había estado acostumbrado a abordar sus problemas por sí solo, pedir ayuda le hacía sentir vulnerable.
Tras unos segundos, soltó un suspiro derrotado y se apoyó contra la cabecera.
- No es solo lo del partido, es... todo lo demás -confesó él, finalmente dejando salir sus emociones-. Todo es tan estresante: los partidos, los periodistas, los paparazzis, los fanáticos... A veces es abrumador.
Chelsea le dio un pequeño abrazo para reconfortarlo, apoyando su cabeza contra su hombro.
- Suena realmente difícil. Pero tienes que recordar que no tienes que cargar con todo solo, puedes apoyarte en mí -le dijo en tono comprensivo.
Arda la abrazó con fuerza, sintiéndose agradecido por su presencia.
- Sé que puedo apoyarme en ti, es solo que a veces me es difícil hacerlo -admitió con honestidad, apoyando su frente contra la suya-. Me siento como si estuviera constantemente bajo presión, a veces pienso que no soy lo bastante bueno como para manejar todo esto.
Chelsea sacudió la cabeza, deslizando su mano para acariciar suavemente su mejilla.
- Estás equivocado. Eres lo suficientemente fuerte, te estás esforzando demasiado. Tienes derecho a estar frustrado, a cansarte y a necesitar apoyo, eres un ser humano después de todo -aseguró con firmeza pero también con dulzura.
Arda se apoyó contra su mano, sintiéndose reconfortado por sus palabras. Se dio cuenta de que tenía razón, que se estaba exigiendo demasiado y que necesitaba permitir que alguien lo apoyara.
- Eres muy buena en esto, ¿sabes? -bromeó, tratando de aligerar el ambiente.
Ella no pudo evitar sonreír.
- Alguien tiene que ser la que piense de forma racional aquí, ya que tú no puedes hacerlo -bromeó de vuelta, dándole un ligero codazo en el costado.
Arda se rió ligeramente y luego hizo una cara exagerada, fingiendo ofenderse.
- Hey, yo pienso de forma racional. Solo a veces mi mente me hace pensar más de la cuenta...
Chelsea sonrió ampliamente, sabiendo bien cómo era él. Pero no se quejaba en absoluto, le encantaba tal y como era, además de gustarle servir de apoyo.
- Sí, claro. Sobrepiensas las cosas hasta que te encierras en tu propia mente y vas a dormir con una gran nube oscura por encima tuyo.
Arda sacudió la cabeza, pero no pudo evitar sonreír ligeramente. Ella lo conocía demasiado bien, sabía cómo era él y cómo su mente se descontrolaba a veces.
- Bueno, tal vez tengas razón -admitió, rascándose la parte de atrás del cuello.
Chelsea se rió suavemente y se acurrucó más cerca de él, apoyando su cabeza contra su hombro.
- Por supuesto que tengo razón, para eso soy la racional y tú el emocional.
Arda envolvió su brazo alrededor de ella, atrayéndola aún más cerca y rodeándola con un abrazo.
- Ya veo, entonces, ¿tú eres la mente y yo soy el corazón? -bromeó suavemente, dejando un beso en la parte superior de su cabeza.
Chelsea se acurrucó en su abrazo, sonriendo ante su pequeña broma.
- Algo así, sí. Yo soy la voz de la razón que te ayuda a mantener la calma y tú eres el corazón que se preocupa demasiado y necesita ser reconfortado.
Él soltó una risa suave y la apretó un poco más, sintiéndose reconfortado por su presencia.
- Sí, creo que eso es bastante preciso -admitió, acariciando suavemente su brazo con sus dedos-. Pero a veces me pregunto... cómo puedes soportar todo esto, lidiar conmigo y mis emociones exageradas.
Chelsea levantó la vista para mirarlo, sus ojos llenos de sinceridad.
- Porque te quiero, y no solo el lado lindo y perfecto sino también el impulsivo, emocional y tonto -bromeó ligeramente al final, tratando de aligerar el ambiente.
Arda se rió ante su broma, sintiendo que su corazón se llenaba de calidez al escucharla decir que lo quería. Aún así, su expresión se volvió un poco más seria.
- Sé que a veces soy difícil de manejar, que me vuelvo emocional y lo complico todo -dijo él con frustración, mordiéndose el labio.
Chelsea levantó una mano y suavemente le apartó el cabello de la frente, acariciándole la mejilla con ternura.
- Eres muy dramático algunos días, lo admito -bromeó ligeramente antes de volverse más seria-. Pero no me molesta, te quiero tal como eres. Tus emociones exageradas y tus impulsos no me molestan, te hacen quien eres, y te quiero de todas maneras.
Arda pudo sentir cómo su corazón dio un vuelco al escucharla decirlo, y una mezcla de emociones se apoderó de él: amor, gratitud, calidez y algo de tristeza.
Se quedó en silencio por un momento, procesando sus palabras, y luego la atrajo más cerca y la rodeó con un fuerte abrazo.
- No sé qué haría sin ti -susurró contra su cuello.
Chelsea se dejó envolver en su abrazo, apoyando su cabeza contra su hombro y envolviendo sus brazos alrededor de él.
- No tienes que pensar en eso, yo siempre estaré aquí para ti -respondió, la suavidad de su voz llenó el silencio de la habitación.
Se quedaron así por un momento, simplemente disfrutando de la cercanía del otro.
Arda suspiró suavemente mientras la apretaba más cerca, hundiendo su rostro en su cabello, inhalando su aroma familiar. Todo lo que quería era quedarse así por siempre, atrapado en ese momento con ella en sus brazos.
- Te a... quiero -murmuró él, sus palabras salieron entrecortadas por lo cerca que estaban sus cuerpos.
Chelsea escuchó cómo sus palabras se cortaron al final y sonrió suavemente, sabiendo lo que él había intentado decir.
- Yo también te quiero -ella respondió en voz baja, levantando ligeramente la cabeza para poder mirarlo.
Su mirada se cruzó con la suya, y vio la mezcla de emociones en sus ojos... cariño, vulnerabilidad y algo más que no lograba identificar.
Arda se quedó mirándola, atrapado en su mirada. Él podía ver el amor y la comprensión reflejados en sus ojos, y eso lo hizo sentir vulnerable pero también amado.
Se mordió el labio, tratando de reunir coraje para decir las palabras que estaban atrapadas en su garganta. Después de un silencio que pareció durar una eternidad, se atrevió a volver a hablar. El recordar su conversación con Rodrygo fue como el empujón que necesitaba.
- No solo te quiero, también-
Arda se detuvo de pronto, sus palabras atrapadas en su garganta. Podía sentir cómo las emociones se agitaban dentro de él, pero algo lo estaba deteniendo, una pequeña voz en su mente diciéndole que se detuviera, que no fuese tan impulsivo.
Incapaz de terminar la frase, simplemente guardó silencio, con su mirada aún atrapada en la de ella. El momento se sentía tenso y cargado de emociones no expresadas.
Antes de que Chelsea pudiera decir algo, el sonido de la puerta principal los trajo de vuelta a la realidad. Lo más seguro es que se tratase de Fede, así que ambos no tardaron en alarmarse.
Arda maldijo por lo bajo, su mente inmediatamente pasando de las emociones profundas al nerviosismo. Sabía que si Fede los encontraba juntos, seguramente se burlaría y jamás los dejaría en paz.
Se incorporó rápidamente y se deslizó fuera de la cama, intentando arreglarse el cabello y su atuendo.
- Maldición, es Fede. ¿Qué hacemos? -murmuró con urgencia, mirando a Chelsea.
- Ah... Eh... ¡Escóndete bajo las sábanas! -le gritó en un susurro.
Arda la miró como si estuviera loca por un momento, pero al ver la mirada intensa en su rostro supo que hablaba en serio.
Con otra maldición entre dientes, se metió rápidamente debajo de las sábanas. Se arrastró sin hacer ruido hasta el lado izquierdo de la cama, haciendo lo mejor que pudo para estar fuera de la vista.
La puerta del dormitorio se abrió de pronto y entró Fede, con una sonrisa traviesa en su rostro. Arda se retorció en silencio debajo de las sábanas, esperando nerviosamente que su amigo no lo descubriera.
- ¿Chels? -llamó Fede en tono cantarín.
- Ah, hola.
Fede le sonrió ampliamente, apoyándose contra el marco de la puerta. Miró con sospecha el bulto debajo de las sábanas, pero no podía verlo claramente.
- ¿Qué hacés todavía en cama? Son prácticamente las diez -se mofó con un brillo travieso en los ojos.
Chelsea se aclaró la garganta, tratando de actuar lo más normal posible.
- Nada, solo quería quedarme dormida un rato más.
- Qué chismoso eres, eh -una tercera voz se unió a su conversación. Leah Modrić apareció por la puerta, con el gato Federico en brazos.
Fede se rió entre dientes y le dio un pequeño empujón a Leah.
- No es ser chusma, es ser curioso. Y con razón, ¿no te parece un poco raro que esté todavía en la cama a estas horas?
Él levantó una ceja, mirando de nuevo el bulto bajo las sábanas. Arda se tensó aún más, tratando de no moverse ni hacer ningún ruido.
Leah rió suavemente y se apoyó contra la puerta a su lado.
- Tal vez solamente está cansada -propuso ella con inocencia, acariciando la cabecita del gato en sus brazos.
Fede soltó un bufido, con una sonrisa pícara en su rostro.
- ¿Cansada? Por favor, esta es Chelsea. Jamás en la vida está cansada.
- Y bueno, pelotudo, tampoco soy una máquina -Chelsea rodó los ojos.
Leah soltó una carcajada y Fede se rió entre dientes al ver su reacción. Arda se mordió el labio para no reírse también, sabía cómo era ella.
Fede sacudió la cabeza con una sonrisa traviesa.
- No lo digo de esa forma, ya sabés. Solo digo que normalmente estás arriba y salís a correr temprano. ¿Qué pasó esta vez?
Chelsea se encogió de hombros, aparentando indiferencia.
- Simplemente no tenía ganas de levantar mi culo de la cama esta mañana. No es como si nunca hubiera pasado antes.
Fede la miró con sorpresa fingida.
- ¿Chelsea Grossmüller no teniendo ganas de hacer ejercicio? ¿Te golpeaste la cabeza?
Leah se rió entre dientes mientras miraba a su amiga con curiosidad. Chelsea le lanzó a Fede una mirada fulminante, pero no pudo contenerse y esbozó una sonrisa.
- Cállate, pelotudo. Hoy solamente quise ser vaga, ¿bueno?
- Ja, es casi tan inverosímil como ver volar a un cerdo -opinó Leah.
Chelsea puso los ojos en blanco, pero no pudo evitar sonreír ante su comentario. Ellos siempre daban tantas vueltas por todo.
Intentando cambiar de tema, ella les devolvió la pregunta con una nota de acusación en su tono.
- Ah, por cierto, ¿qué están haciendo ustedes dos acá a esta hora? Leah, vos por ejemplo, ¿no tenés algo mejor que hacer? No sé, ¿hacerle la vida imposible a Jude?
Leah suspiró pesadamente, como si estuviera agotada.
- Oh, no menciones a ese hombre. Lo ha arruinado todo -frotó con cansancio su frente contra el cuello de Federico, quien ronroneó suavemente.
Fede soltó una carcajada sonora ante su dramática reacción, encontrándolo divertido.
- ¿Otra pelea entre ustedes dos? -Chelsea rodó los ojos, ya acostumbrada a sus discusiones constantes.
Fede sonrió ampliamente, apoyándose contra el marco de la puerta, claramente viviendo por este momento. Leah sacudió la cabeza, todavía parecía molesta.
- Si por pelea te refieres a él siendo irritante y yo intentando ahogarlo con una almohada, entonces sí, tuvimos otra discusión.
Fede y Chelsea se miraron entre ellos antes de estallar en carcajadas. Incluso Arda, debajo de las sábanas, tuvo que contener una risa ante su declaración. Definitivamente agradecía las clases de español que le daba Chelsea.
Leah entrecerró los ojos ante su reacción, no había nada gracioso en su desgracia.
- Oh, ustedes dos púdranse -gruñó ella, pero luego no pudo resistirse y se echó a reír también.
- Sí, bueno... ¿Quieren irse a la cocina un momento? Hay café. Tráiganme de paso.
Fede y Leah intercambiaron una mirada rápida, claramente atraídos por la oferta del café. Leah asintió con la cabeza.
- Claro, no rechazo una taza de café.
Fede también asintió con la cabeza, todavía con su sonrisa traviesa en los labios.
- Sí, un café me vendría bien ahora. Vamos.
Dio un par de golpes con su mano en el marco de la puerta antes de girarse y salir del dormitorio. Leah le siguió lentamente, todavía acariciando al gato en sus brazos.
Chelsea esperó a que salieran para soltar un largo suspiro de alivio, aliviada de que se hubieran ido. Luego, se volvió hacia la cama y levantó cuidadosamente la manta.
- Puedes salir ahora, ya se fueron -susurró.
Arda soltó un suspiro de alivio y salió arrastrándose de debajo de las sábanas. Se incorporó y se apartó el cabello de la frente, aún con el corazón latiendo un poco más rápido por la tensión de la situación.
- Eso estuvo cerca... -murmuró, sacudiendo la cabeza.
Chelsea se rió suavemente, todavía un poco nerviosa por la tensión pasada. Se sentó en el borde de la cama y lo miró con una sonrisa traviesa.
- Creo que deberías esconderte en el baño antes de que vuelvan.
Arda se desplomó en el colchón junto a ella, todavía recuperándose del susto de ser casi descubierto.
- Sí, supongo que tengo que irme -dijo él con un suspiro, mirando hacia la puerta cerrada del baño.
Luego se volvió hacia ella, observando su sonrisa traviesa.
- Te estás divirtiendo con esto, ¿verdad?
Chelsea se encogió de hombros, sin molestarse en ocultarlo.
- Un poco, supongo.
Estiró la mano para jugar con un mechón de su cabello, enrollándoselo alrededor de su dedo. Arda cerró los ojos y suspiró suavemente ante el contacto, relajándose momentáneamente. Pero luego recordó que tenía que irse y se incorporó, levantándose de la cama.
- Bueno, me voy -dijo con un suspiro.
Se agachó un poco y le dio un rápido beso en la frente. Chelsea se echó a reír suavemente ante su gesto y le dio un leve empujón en la cadera.
- Vete de aquí antes de que vuelvan -respondió, todavía sonriendo traviesamente.
Arda le dio una sonrisa cansada antes de caminar hacia el baño. Abrió la puerta con cuidado y se deslizó dentro, cerrando la puerta tras él. Estaba oscuro ahí dentro, solo un pequeño rayo de luz se colaba por la ventana. Arda se apoyó contra la puerta, suspirando suavemente.
Su mente estaba llena de emociones y pensamientos contradictorios. Estaba nervioso por haber estado a tan poco de ser descubierto. Pero también estaba pensando en su conversación previa con Chelsea y lo que casi se había atrevido a decirle.
Se llevó una mano a la cara y se frotó los ojos con frustración.
- Mierda... -murmuró para sí mismo en voz baja.
Se alejó de la puerta y se sentó en el borde del inodoro, apoyando la cabeza en sus manos. Tenía tantas cosas en la mente, tanto por decirle a Chelsea. Pero cada vez que casi lo decía, algo lo detenía. ¿Era miedo? ¿O solo indecisión?
Permaneció allí sentado en silencio, pensando y maldiciéndose a sí mismo por su cobardía.
Podía escuchar a Fede y a Leah hablando fuera del baño. Estaban charlando y riendo juntos mientras bebían su café, seguramente. Su risa suave llegaba a sus oídos incluso a través de la puerta cerrada.
Arda no se pudo evitar preguntarse si estarían hablando de él y Chelsea, riendo por lo cerca que habían estado de ser atrapados juntos.
- ¿Vos estabas hablando con alguien? -Fede se dirigió a Chelsea, arqueando una ceja.
Chelsea se sobresaltó ligeramente cuando Fede le hizo esa pregunta, aún mirando hacia la puerta cerrada del baño. Al escuchar su pregunta, volvió su atención hacia él y se aclaró la garganta.
- No -respondió con normalidad, levantando su taza de café para beber un sorbo.
Fede la miró con sospecha, todavía curioso por el bulto bajo las sábanas hace unos minutos cuando estaban en la habitación, pero que ya no estaba. No quería preguntar más, pero también era muy necio.
Leah se sentó en la cama y acarició a Federico en su regazo.
- Chelsea siempre habla sola -comentó con calma.
Chelsea rodó los ojos a su comentario, pero no pudo evitar reírse.
- No es cierto, solo lo hago a veces... -protestó, tratando de sonar indiferente.
Fede se aclaró la garganta antes de darle un sorbo a su café.
- Me pregunto con quién estarías hablando entonces, eh.
- Con... Dios.
Leah soltó una risa ante su declaración, incluso Fede esbozó algo parecido a una sonrisa.
- Sí, claro, y yo soy la reina de Inglaterra -respondió Fede con sarcasmo.
- No, porque la reina está muerta -Chelsea dijo con calma, sin levantar la mirada de su taza de café.
Leah soltó más risas mientras Fede sacudió la cabeza con incredulidad y diversión ante su declaración. Fede la miró un momento antes de echarse a reír también, apoyándose contra la pared.
- Ah, sí, me re olvidé. Y entonces, ¿qué estabas diciéndole a Dios exactamente?
Chelsea se encogió de hombros con indiferencia, aún con la mirada fija en su café.
- Nada importante, solo estaba rezando por un poco de paciencia para aguantarte a vos.
Fede puso los ojos en blanco, pero no pudo ocultar la sonrisa en sus labios.
- Ah, muy amable de tu parte. ¿Y has recibido alguna respuesta de Dios?
Chelsea le lanzó una mirada burlona antes de rodar los ojos.
- No, me refería a que necesitaba paciencia para aguantar tu molesta presencia, no que estuviera rezando por tu bien.
Leah soltó una risa ante su respuesta, claramente disfrutando de su interacción. Fede fingió estar ofendido y sacudió la cabeza.
- Qué cruel que sos, Chels. A ver si encontrás tu corazón.
- No puede -Leah sonrió-. Se lo dio a...
Chelsea la interrumpió antes de que pudiera terminar su declaración, lanzándole una mirada de advertencia.
- Te sugiero que no terminés esa frase antes de que te estrangule con mi almohada favorita -bromeó con falso enojo.
Leah chasqueó la lengua mientras rodaba los ojos antes de guardar silencio. Luego, Fede se aclaró la garganta con nerviosismo, aún con la curiosidad por el bulto en la cama.
- Eh, hablando de almohadas, ¿en serio estabas sola en la cama antes? -preguntó con un tono inocente.
- ¿Con quién iba a estar? ¿Con el Espíritu Santo?
Fede soltó una carcajada cuando ella respondió, incluso Leah se rió con él.
- Sí, claro, perdóname. No consideré esa opción.
- Creo que deberías ir con un psiquiatra -propuso Leah, bebiendo de su café-. Ver cosas donde no las hay son indicios de esquizofrenia.
Fede la miró ofendido por un momento, pero luego se dio cuenta de lo que estaba insinuando. Él puso los ojos en blanco ante su declaración.
- No estoy loco, Leah, había algo debajo de esas sábanas -argumentó él con firmeza.
Su amiga lo miró con incredulidad, burlándose de su declaración.
- Ah, sí, y supongo que también escuchaste voces -dijo con sarcasmo.
Fede pareció pensarlo un momento antes de asentir con decisión.
- Sí, posta que creí escuchar voces también -declaró con confianza.
Leah lo miró con incredulidad antes de echar la cabeza hacia atrás y reír con fuerza.
- Sí, definitivamente necesitas terapia.
Fede la miró con ofensa simulada, aunque también luchaba por contener su risa.
- No necesito terapia, simplemente tengo un sexto sentido para captar cosas que vos no.
Chelsea se aclaró la garganta con calma, obviamente tratando de desviar la conversación a otro tema.
- Tal vez lo alucinaste, ya sabés, tu imaginación es algo salvaje a veces -propuso, con un indicio de una sonrisa traviesa en sus labios.
Fede estaba a punto de seguir en su insistencia cuando Leah de pronto notó algo en la mesita de noche de Chelsea. Vio unas pulseras allí y reconoció que eran de Arda. Su mirada se quedó ahí por un momento antes de notar sus zapatos cerca.
Leah frunció el ceño mientras los observaba, empezando a armar las piezas en su cabeza.
Chelsea siguió su mirada, preguntándose qué había llamado la atención de Leah. Luego, vio los zapatos cerca y sintió un escalofrío de pánico. Intentó disimular su nerviosismo, pero Leah seguía observando las pulseras y los zapatos.
Fede, que también se dio cuenta de la atención que Leah estaba prestando a los zapatos y las pulseras, frunció el ceño con perplejidad. No tenía ni idea de qué pasaba por la mente de Leah.
Observó cómo ella siguió mirando las pulseras con creciente sospecha. Claramente no reconocía quién era el dueño.
Leah buscó disimuladamente en su bolso hasta que encontró su teléfono. Lo sacó y vio cómo Fede se había distraído hablando con Chelsea sobre tonterías.
Esta era su oportunidad. Se escabulló a un costado y marcó rápidamente un número en concreto.
Dentro del baño, Arda estaba sentado en el inodoro, tratando de mantenerse tranquilo. Su corazón se sobresaltó cuando oyó el timbre de su teléfono provenir de su bolsillo, sonando fuerte en el pequeño espacio del baño.
El ruido captó la atención de Leah y Fede, quienes inmediatamente miraron hacia el baño con sorpresa y curiosidad. Fede pareció desconcertado mientras intentaba averiguar de dónde venía el sonido. Pero Leah ya se estaba dando cuenta.
Su mirada fue del teléfono a las pulseras y los zapatos, y todo encajó en su mente. Ella suspiró suavemente mientras miraba hacia el baño.
Chelsea estaba nerviosa. Su corazón latía con fuerza y sentía que en cualquier momento los podrían descubrir. Intentó mantenerse calmada y actuar con normalidad al conversar con Fede, pero sus pensamientos estaban centrados en el baño.
En su mente, estaba haciendo todo lo posible para mantenerse tranquila y relajada, sabiendo que tenían que salir de esto de alguna manera. Sus manos temblaban ligeramente mientras agarraba su café.
- Creo que dejé mi teléfono en el baño anoche...
Fede se volvió hacia ella con extrañeza.
- ¿Por qué estaba tu teléfono ahí?
Leah miró fijamente a Chelsea, todavía tratando de mantener una expresión casual. Chelsea se aclaró la garganta y mintió con calma.
- Ah, sí, lo dejé allí antes de ducharme anoche. Estaba escuchando música.
Fede la miró con sospecha, pero no dijo más. Volvió a concentrarse en su café mientras buscaba un nuevo tema de conversación. Leah, en cambio, mantuvo su mirada fija en Chelsea. Ella misma había llamado a Arda, así que ahora sabía que el estaba ahí en el baño.
Chelsea podía sentir los ojos de Leah fijos en ella, lo cual la hizo sentir aún más nerviosa. Ella se sintió aliviada cuando Fede intervino con un nuevo tema de conversación. Los tres siguieron hablando y bebiendo café, pero la tensión en el aire era palpable.
Después de un rato, el teléfono de Fede sonó, mostrando una llamada entrante de Mina. Él se excusó e inmediatamente respondió la llamada.
Charló con ella en voz baja durante un momento antes de volverse hacia Chelsea y Leah.
- Sí, eh, tengo que irme -informó con una sonrisa apurada-. Mina necesita ayuda con algo.
Chelsea y Leah hicieron intentos de expresiones casuales mientras asentían y despedían a Fede.
Una vez que él salió de la habitación y cerró la puerta detrás de él, hubo un largo silencio en el aire. Leah cruzó los brazos sobre el pecho mientras observaba a Chelsea.
Leah rompió el silencio con calma, su expresión aún seria.
- Bien, ahora somos solo nosotras dos. Creo que deberías decirme algo.
Chelsea dejó lentamente su café sobre la mesa, con el corazón palpitando con fuerza. Sabía lo que vendría a continuación.
Ella se aclaró la garganta antes de hablar con calma.
- Ah, sí y... ¿qué sería eso?
Leah se levantó tranquilamente de su asiento y caminó hacia el baño. Su expresión era tan calmada como siempre. Se detuvo frente al baño por un momento, respirando hondo. Luego, giró el pomo y abrió la puerta lentamente.
Arda estaba sentado en el inodoro, todavía con el teléfono en la mano cuando se abrió la puerta. Su expresión mostró sorpresa y un poco de pánico cuando vio a Leah.
Él inmediatamente se levantó y salió, tratando de parecer tranquilo.
- Leah, eh... Esto no es lo que parece...
Leah lo miró con calma, sin dejarse impresionar por su intento de explicar. Su mirada se posó sobre sus pulseras y sus zapatos.
- ¿En serio? -dijo ella con calma-. ¿Vas a tratar de mentirme y decirme que no estuviste todo el rato escondido aquí dentro?
Arda se aclaró la garganta con nerviosismo y se frotó la nuca, tratando de encontrar una manera de salir de esto.
- Eh, bien, quizás estuve, pero no es lo que crees...
Leah cruzó los brazos sobre su pecho mientras se apoyaba contra la pared. Su expresión se mantuvo calmada y desapasionada.
- ¿Quizás? ¿No acabo de abrir la puerta y acabas de salir del baño? Yo te llamé, ¿sabes? Tenía que confirmar mis sospechas.
Arda se tensó, maldiciéndose a sí mismo por estar en esta posición. Él sabía que estaba atrapado y no había nada que pudiera hacer para escapar de esto.
Se acercó a ella y la miró, tratando de parecer lo más arrepentido posible.
- Escucha, sé que esto parece malo, pero puedo explicarte...
- Podemos explicarte -se unió Chelsea, acercándose a ambos-. Pero no le digas nada a Fede.
- Okay -Leah les regaló una sonrisa un tanto fingida-. Atrévanse a negarme que no están locos el uno por el otro y que no están pasando cosas entre ustedes dos.
extrañaba a leah okay 😔 pero bueno, hablando de fics de jude, vayan a leer paparazzi!! es fake dating + enemies to lovers y hay mucho drama jjj
quiero aclarar que yo AMO a rodry, de hecho es mi favorito (de los jóvenes) JAJAJAJAJA pero creí que le quedaría bien el papel de antagonista ;)
las amo!!! tuve que sacar fuerzas de no sé dónde porque ME VINO EL PERIODO (gracias por nada mila)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro