Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

☆ nineteen.

VOTA - COMENTA

nota importante: muchas gracias por sus comentarios en el capítulo anterior, de verdad que fueron muy bien valorados!! espero que en este capítulo también comenten mucho, porque me gustó bastante y estoy muy emocionada por el final que le di 🫣

( mínimo 85 votos + 70 comentarios
para actualizar )

♡◞ chapter nineteen 𓂃 new year with you 😵‍💫💘

arda golazos güler

- No entiendo cómo entraste a mi casa -le comentaba Chelsea a Fede, mientras Federico, el gato, reposaba sobre su regazo-. ¿Me podés explicar, al menos? No es muy normal levantarte de una siesta, ir a la cocina para buscar un poco de agua, y encontrarte con tu mejor amigo sentado en el sofá y acariciando a tu gato.

- Y bueno, se llama como yo -Fede se encogió de hombros-. Tengo tanto derecho a verlo como vos o el turco. Yo soy su tío, ¿entendés? Venía a verlo a él, no a vos.

Chelsea rodó los ojos mientras negaba, ligeramente divertida. La verdad era que estaba feliz de ver a Fede, no la estaba pasando bien y pasar tiempo con su mejor amigo siempre la ayudaba a olvidarse de lo que sea que la estuviera atormentando.

- Claro que podés ver a Federico, vos me lo regalaste -ella le recordó con obviedad.

- ¿Qué? Yo no- -al caer en cuenta de lo que estaba por decir, rápidamente frenó en seco y se aclaró la garganta. Chelsea frunció el ceño, confundida-. Quiero decir, sí, yo te lo regalé. Obvio que me acuerdo, ja, ja... Y bueno, la verdad es que le saqué copia a tus llaves y así es como entré.

Chelsea lo miró con los ojos bien abiertos mientras elevaba ambas cejas, pero no estaba sorprendida en lo absoluto. Sabía muy bien cómo era Fede, era demasiado ocurrente y no le sorprendería si algún día se aparecía en su cuarto a la mitad de la noche porque estaba aburrido.

Tampoco le molestaría. Fede era como su hermano de otra madre, y siempre estaba agradecida de verlo. Le debía muchas cosas, jamás le alcanzaría la vida para devolverle todo lo que ha hecho por ella.

- Bueno, acabo de confirmar que definitivamente necesitás un psiquiatra -bromeó Chelsea, sonriéndole de medio lado-. Pero ya nada me sorprende viniendo de vos. Posta que admiro demasiado a Mina, aguantarte no es cosa fácil, eh... -añadió, dándole un sorbo a su vaso de agua mientras lo miraba con diversión.

Fede se llevó una mano al pecho y abrió la boca con sorpresa, fingiendo estar ofendido. Chelsea no pudo evitar carcajearse. Luego, dejó el vaso de agua sobre la barra de la cocina y caminó hacia el sofá para tomar asiento al lado de su amigo... y su gato.

- Sí, sí. Como sea, ¿cómo estás vos? -él la miró fijamente, un poco incómodo-. Ya sabés, con respecto a Arda y todo eso.

Chelsea se tomó unos segundos antes de responder. Si le dijera que no había pensado en Arda hasta ahora que lo mencionaba, estaría mintiendo. Rápidamente sintió un nudo en el estómago al recordar la situación con Arda.

A pesar de que había intentado mantenerse ocupada y distraída, no podía evitar que su mente regresara una y otra vez a esos momentos de confusión y dolor. Aunque intentaba aparentar calma y control, en realidad se sentía vulnerable y herida. Por eso, la pregunta de Fede la tomó por sorpresa y la hizo dudar sobre qué responder. Sin embargo, sabía que no podía seguir evitando el tema y decidió ser honesta.

- Ayer me escribió -soltó de repente. Fede la miró fijamente, como exigiéndole que continuara-. Hablamos un poco, pero yo no quería hablar con él. Hasta que de repente... me llamó.

Él abrió sus ojos de par en par mientras una sonrisa comenzaba a dibujarse en su rostro.

- ¿Y? ¿Qué te dijo? ¿Ya se reconciliaron? ¿Ya son novios? ¿Ya se confesaron amor eterno?

- Eh, pará un poco -le pidió ella, haciéndole una señal con la mano para que se tomara las cosas con calma-. Yo le había dicho, cuando me escribió, que lo del beso había sido solo un impul-

- ¡¿Qué?! -Fede la interrumpió bruscamente-. ¿Cómo le
vas a decir eso, boluda? ¿Se te perdieron las neuronas o qué?

Ella se sintió levemente ofendida por la reacción de Fede, pero entendía su preocupación. Tomó aire y continuó:

- Lo sé, lo sé, fui una boluda al decirle eso -admitió un poco avergonzada-. Pero en el momento creí que era lo correcto, que no había sido nada más que un impulso. Pero cuando me llamó, me confesó que había estado pensando mucho en mí, que no podía sacarme de su mente... Y yo, la verdad, no supe qué decirle en ese momento.

- ¿Cómo que no supiste que decirle? -se sorprendió Fede, Chelsea negó con la cabeza-. ¿Cómo no vas a saber? No sé, ¿tal vez un «te amo, Arda, sos lo mejor que me ha pasado después de Fede. Quiero casarme con vos y tener dos hijos»? Qué sé yo.

Chelsea soltó una risa nerviosa ante su sugerencia. Era algo que perfectamente podía pasar por su mente, pero también era algo que jamás le diría.

- ¡No seas ridículo! -exclamó, riendo levemente-. No puedo decirle esas cosas, lo voy a espantar. Además, es muy pronto para hablar de esas cosas.

Fede le dio una mirada de incredulidad.

- ¿Cómo podés ser tan ciega, Chels? -suspiró él-. Está claro que el turquito está muy interesado en vos. No te habría confesado todo eso si no fuera así.

Chelsea bajó la mirada, sintiéndose un poco abrumada por la situación. Le gustaría verlo de esa manera, pero lamentablemente para ella Arda no la veía como algo más que una amiga y le había dicho todo eso porque temía herirla al decirle la verdad. Era un chico muy sensible y respetuoso, seguramente le daría mucha pena romperle el corazón.

- No, Fede, no creo que sea así. Seguro solo está siendo amable y no quiere lastimarme -respondió con sinceridad.

El susodicho frunció el ceño y la miró fijamente. A veces, le gustaría darle con un martillo en la cabeza para hacerla entrar en razón.

- Chelsea, recapacitá, por favor -le pidió en un tono serio-. ¿No ves cómo te mira? ¿Cómo te sonríe? Está claro que siente algo más por vos. Solo tenés que dejar de ser ciega y darte cuenta de ello.

Chelsea se mordió el labio inferior, pensando en las palabras de su amigo. ¿Y si tenía razón? ¿Y si Arda realmente sentía algo por ella y ella estaba siendo demasiado terca para aceptarlo?

Se sentía confundida y aturdida por las palabras de Fede. Por un lado, una parte de ella quería creer que Arda realmente sentía algo por ella, que las miradas prolongadas y las sonrisas cómplices no eran solo fruto de su imaginación. Pero por otro, el miedo y la incertidumbre la invadían, haciéndola dudar de sus propios sentimientos.

- Pero, ¿y si me equivoco? ¿Y si arruino nuestra amistad? No puedo arriesgarme a perderlo -respondió ella, con miedo en su voz.

Fede suspiró y puso una mano en su hombro. No era muy bueno con las palabras, a veces decía muchas locuras y terminaba por empeorar la situación; pero, cuando se trataba de alguien que le importaba tanto, como Chelsea, hacia su mejor intento.

- A veces en la vida hay que arriesgarse, ¿entendés? -Fede trataba de ser muy cuidadoso con lo que decía-. Digo, muchas veces perdemos grandes oportunidades por el miedo, así que yo creo que es mejor intentarlo y descubrir si resultará, aún si sale mal, a quedarte con las ganas y con el pensamiento de que tal vez perdiste una buena oportunidad. Y, para mí, en este caso Arda está re loco por vos, pero le da vergüenza decírtelo directamente. Tal vez si vos das el primer paso...

Chelsea no podía sacudirse la sensación de que Arda solo la veía como una amiga más, que toda esa conexión especial que ella creía sentir no era más que una ilusión. Había tantas veces que ella había interpretado mal las señales de los chicos, tantas veces que había sido decepcionada al descubrir que, a pesar de sentir algo por ella, no estaban interesados en conocerla realmente y solo la querían para pasar el rato. No es que pensara que Arda fuera así, estaba segura de que no, pero aún así creía estar interpretando mal su comportamiento.

Chelsea se mordió el labio con nerviosismo, sintiendo un nudo en el estómago. Por un momento, se permitió soñar con la idea de que Arda pudiera sentir algo más por ella. Pero rápidamente sofocó esa fantasía, recordándose a sí misma que era mejor no ilusionarse, que era mejor no arriesgarse a perder una gran amistad por algo tan incierto como un posible romance.

- ...No sé, Fede. No sé -Chelsea se sinceró con él-. Aprecio tus palabras, tus observaciones y tu apoyo, pero me sigue dando miedo. Yo creo que mejor me enfoco en la universidad y dejo de pensar en eso. Tal vez el amor no es para mí.

Su amigo le dirigió una mirada comprensiva mientras soltaba un suspiro.

- Mirá, yo te quiero mucho aunque seas tonta -ella no pudo evitar dejar escapar una sonrisa-. Arda y vos son dos boludos, ambos, y esa es otra razón por la que son el uno para el otro. No te digo que le pidas matrimonio ni nada de eso, pero pensá en lo que te dije, ¿bueno? Además, Federico tiene que tener a sus padres juntos, eh.

Chelsea soltó una risita mientras negaba con la cabeza. ¿Qué haría sin su mejor amigo?

Por otra parte, Arda no se hallaba en una situación muy diferente. Brahim se había convertido en lo más cercano a un mejor amigo para él, era como un hermano mayor, al igual que Fede. Pero con Fede no podía hablar de esta situación en específico, así que no había dudado en recurrir a su otro amigo.

- ¿Y...? -Brahim dejó la pregunta al aire, mirándolo fijamente, como si le exigiera una respuesta.

- «Y...», ¿qué? -Arda lo miró confundido.

Brahim soltó un suspiro pesado, tomando asiento a un lado de Arda y posicionando una mano en su hombro.

- ¿Cuándo vas a dejar de hacerte el tonto? -su pregunta lo tomó desprevenido-. Te encanta Chelsea, todos lo sabemos. ¿Por qué te esmeras en negarlo? Estás perdiendo tu tiempo hablando aquí conmigo en lugar de estar confesándole a ella amor eterno.

Arda se sintió completamente avergonzado y expuesto en ese momento. No podía creer que Brahim hubiera descubierto sus sentimientos hacia Chelsea de esa manera tan directa y sin rodeos. Le costaba admitirlo incluso ante sí mismo, y mucho menos ante sus amigos.

Las mejillas de Arda se encendieron de vergüenza, y desvió la mirada hacia el suelo mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas para responder.

- No sé de qué hablas, Brahim... -murmuró, provocando que el susodicho lo mirara con una ceja alzada. Arda suspiró con resignación-. No es tan fácil como tú lo pintas. No quiero arruinar nuestra amistad si me rechaza. Y además, ¿y si no siente lo mismo por mí? ¿Y si soy solo un amigo para ella? Ni siquiera estoy seguro de lo que siento yo.

Brahim lo miró con comprensión en sus ojos y le dio un golpe amistoso en el hombro.

- Amigo, no seas terco. Hazme caso, yo sé lo que te digo -trató de convencerlo, usando un tono más suave-. Puedes confiar en mí, yo no soy como Vini o Jude, que lo más seguro es que te hagan pasar vergüenza con sus consejos.

- Bueno, quizás tengas razón -concedió Arda, con una sonrisa a medias-. Pero no sé si estoy listo para dar ese paso. Necesito pensarlo un poco más. ¿Qué tal si arruino nuestra amistad? Yo no quiero perderla...

Brahim suspiró y se pasó una mano por el cabello, pensativo.

- Mira, entiendo tus miedos y tus dudas -trató de mantener la calma-. Pero también sé que si no intentas nada, siempre te quedarás con la incertidumbre de qué hubiera pasado si lo hubieras intentado. Y eso, Arda, puede ser peor que cualquier rechazo. Piénsalo de esta manera: tienes mucho más que ganar si lo intentas que si te quedas de brazos cruzados -insistió, mirándolo directamente a los ojos.

Arda reflexionó unos instantes, mordiéndose el labio inferior. Sintió un nudo en la garganta y un peso en el pecho al pensar en la posibilidad de perder la amistad que había construido con Chelsea todos estos meses.

El miedo al rechazo y a la posible incomodidad que podría traer una confesión de sentimientos lo invadía por completo. ¿Y si todo salía mal? ¿Y si arruinaba todo lo que habían construido juntos?

Pero al mismo tiempo, una chispa de esperanza se encendió en su interior. La posibilidad de ser correspondido, de explorar una nueva faceta de su relación con ella, le parecía apasionante y emocionante. Pensó en todas las conversaciones y momentos compartidos, en la complicidad y la confianza mutua que habían desarrollado. Pero, ¿realmente valía la pena arriesgarlo todo?

¿Qué tal si en su lugar terminaba arruinándolo?

- Oye, ahora que lo recuerdo... -Arda quiso cambiar de tema por un momento, provocando que Brahim lo mirara con el ceño fruncido-. ¿A ti no te gustaba Chelsea? O algo así decía Fede. No recuerdo bien.

Brahim rápidamente supo a lo que se refería, así que comenzó a reír levemente. Arda lo miró confundido, no entendiendo qué era tan gracioso.

- Amigo, tú sabes cómo es Fede, tiene delirios de cupido -Brahim comenzó a explicarse-. Chelsea siempre me ha parecido muy linda e interesante, no te lo niego, y gracias a Fede quise acercarme más a ella y conocerla más. Se podría decir que tuve un... ¿crush? Como sea, al final terminé por darme cuenta de que funcionábamos mejor como amigos, así que decidí dejar todo hasta ahí. Además, me di cuenta de que alguien más estaba interesado en ella...

Arda se sintió avergonzado al escuchar las palabras de Brahim. De repente, recordó todas las veces que Fede le había hablado de Chelsea y ahora entendía por qué. Había estado ciego todo ese tiempo, sin darse cuenta de las verdaderas intenciones de Fede... que definitivamente habían hecho efecto.

- E-espera, ¿tú estás diciendo que tú y Chelsea solían gustarse... mutuamente? -preguntó Arda, con la cara ardiendo de vergüenza.

Brahim le dedicó una sonrisa cómplice, disfrutando un poco del desconcierto de su amigo.

- No, ni ella me gustaba ni yo le gustaba a ella, solo estábamos conociéndonos más. Pero como te dije, al final decidimos que éramos mejor como amigos. Además, me alegra ver que a ella le gustas -dijo, haciendo que Arda se sonrojara aún más-. Porque gracias a que me hice cercano a Chelsea pude conocer más acerca de sus comportamientos y reacciones, así que estoy seguro de que también le gustas.

- No, no, no, espera... No me gusta Chelsea de esa manera, ¿okay? Olvida todo lo que dije. Somos solo amigos -protestó Arda, tratando de defenderse de la idea de que le gustaba a Chelsea. Pero ya lo había dejado más que claro.

Brahim soltó una carcajada y le dio una palmada en el hombro.

- Claro, claro, como digas. Pero no puedo evitar notar cómo te pones nervioso cada vez que hablamos de ella. Creo que hay algo más ahí, ¿no crees? -dijo con una sonrisa traviesa, provocando que Arda se ruborizara aún más.

- No te burles de mí, Brahim -Arda rió ligeramente-. Solamente estoy confundido por lo del beso, nada más -reafirmó, tratando de mantener su postura.

Brahim asintió con un gesto divertido.

- Está bien, está bien. No te preocupes, no diré nada más porque ya lo sé todo. Pero, solo por curiosidad, ¿has pensado en bajar la guardia y darle una oportunidad? Nunca se sabe lo que podría surgir de una amistad, ¿verdad? -propuso, con una mirada sugestiva.

Arda se quedó pensativo por un momento, antes de sonreír y darle un ligero golpe en el brazo.

- Oye, deja de intentar jugar de cupido, ese es el trabajo de Fede -declaró Arda, haciendo que su amigo riera aún más.

- A veces es necesario cuando tienes amigos tan ciegos -Brahim le dedicó una sonrisa sincera-. Hablo en serio, ustedes dos son tan tercos y tan ciegos... ¿Cómo es posible eso? Ah, no cabe duda de que son el uno para el otro.

Arda se quedó mirando fijamente al horizonte, con los pensamientos revoloteando en su mente. ¿Qué tan cierto era lo que decía Brahim? ¿Realmente eran él y Chelsea el uno para el otro? Se sentía confundido, pero a la vez emocionado por la posibilidad de que pudiera existir algo más entre ellos.

Por un momento, se permitió imaginar un futuro junto a ella, compartiendo momentos felices, apoyándose mutuamente en las buenas y en las malas. La idea le resultaba reconfortante y le hacía sonreír de forma inconsciente. Sin embargo, rápidamente volvió el miedo a arruinar su amistad si las cosas no salían como esperaba. ¿Valdría la pena arriesgarse por algo que tal vez no fuera correspondido?

Arda sacudió la cabeza, intentando alejar esos pensamientos de su mente. No podía permitirse complicar las cosas con Chelsea, no cuando su amistad significaba tanto para él. Además, ¿qué garantía había de que ella también sintiera algo más que amistad por él?

Decidió que lo mejor era dejar las cosas como estaban, disfrutar de la compañía de Chelsea como lo venía haciendo hasta ahora y no complicar las cosas con sentimientos confusos. Después de todo, no tenía prisa por encontrar el amor, ¿verdad?

Brahim lo miró con curiosidad, notando el cambio en su expresión.

- ¿Estás bien, Arda? -preguntó, preocupado.

-Sí, estoy bien -respondió, forzando una sonrisa-. Solo pensaba en algunas cosas, pero no te preocupes. Todo está bien.

Brahim no pudo evitar mirarlo con diversión.

- Estabas pensando en Chels, ¿no?

- Brahim...

- Arda... -respondió Brahim en el mismo tono, cruzándose de brazos-. A ver, si tanto dices que no te gusta ni nada de eso, ¿por qué no lo demuestras? No sé, dime cómo te sientes con respecto a ella y todo eso. Eso también te ayudará a organizar tus pensamientos.

Arda se quedó en silencio por un momento, reflexionando sobre sus sentimientos. Finalmente, decidió abrirse.

- Chelsea es increíble, ¿sabes? Es hermosa, inteligente, divertida... y cada vez que la veo, siento que mi corazón late más rápido -comenzó a sincerarse, esbozando una sonrisa tonta-. Me pongo nervioso e inquieto, pero no puedo evitar sonreír cuando estoy cerca de ella. Y cuando pienso en ella, bueno, siento como si mariposas revolotearan en mi estómago. No sé explicarlo, pero es algo que nunca había sentido antes. Es como si fuera especial, ¿entiendes?

Luego de analizar sus palabras detenidamente, Brahim soltó una carcajada y le dio un golpecito en el hombro.

- ¡Vamos, amigo, no me puedes engañar! -comentó entre risas-. Estás totalmente enamorado de Chelsea, eh.

¿Enamorado? Esa definitivamente era una palabra muy fuerte. Estaba considerando seriamente que le gustaba, sí, ¿pero estar enamorado? Sonaba aún más aterrador, además de que era muy pronto, ¿cierto? Es decir, llevaban meses conviviendo y viéndose casi a diario, pero le seguía pareciendo apresurado.

- ¿Qué? -Arda frunció el ceño-. No estoy enamorado. Es solo que me gusta... Digo, no me gusta. Creo que... me siento atraído por ella. Sí, sí, eso -respondió rápidamente mientras reía visiblemente nervioso, tratando de convencer a Brahim y a sí mismo de que no estaba en esa etapa todavía.

Brahim levantó una ceja y le lanzó una mirada escéptica.

- Vamos, ya no puedes negarlo. Estás claramente enamorado. No hace falta que lo admitas frente a mí si no quieres, pero sé sincero contigo mismo. ¿No te hace feliz estar cerca de Chelsea? ¿No te pones nervioso cuando piensas en ella? ¿No sientes mariposas en el estómago? Eso, mi amigo, es estar enamorado -afirmó con una sonrisa de oreja a oreja.

A los ojos de Arda, Brahim estaba exagerando, pero tal vez no estaba muy lejos de la verdad.

Las cosas no estaba yendo de la mejor manera para Chelsea. Dentro de poco era Año Nuevo, pero había tenido otra pelea con sus padres dos días antes y estos no habían querido viajar desde Argentina a Madrid para hacerle compañía. Su hermano mayor la estaba pasando con su familia en Milán, mientras que su hermano mellizo se había ido de viaje a Nueva York con su novia.

Había pasado algunas horas con Fede, Mina y los niños, pero había terminado por irse, excusándose con que se sentía mal y quería estar sola en casa. Ellos habían insistido en que se quedara para no pasar el Año Nuevo en soledad, pero Chelsea no había dado su brazo a torcer y terminó por regresar a su apartamento. A los pocos minutos, Brahim le había escrito preguntándole si quería que le hiciera compañía, a lo que ella había respondido que no porque seguramente estaba con su novia, Luz, y no quería hacer de mal tercio.

También había recibido un mensaje de Vini. Se encontraba con algunos de los chicos, Rodrygo incluso había insistido en que quería que estuviera con ellos, pero también se había negado.

Chelsea se encontraba sola en su apartamento, con una copa de champán en la mano y mirando por la ventana hacia la ciudad iluminada por las luces de Navidad. Sentía una mezcla de tristeza y nostalgia, recordando las Navidades felices que solía pasar con su familia cuando era pequeña. Ahora, todo parecía distinto y se sentía más sola que nunca.

Decidió ponerse su pijama favorita y acurrucarse en el sofá, intentando encontrar algo en la televisión que la distrajera de sus pensamientos. Pero nada parecía interesarle, todo lo que veía le recordaba a personas y momentos que ya no estaban a su lado. Y... tampoco podía dejar de pensar en Arda.

De repente, comenzó a escuchar el sonido de la lluvia golpeando contra la ventana. El cielo se oscureció rápidamente y el sonido de truenos resonaba en la distancia. Chelsea se acurrucó aún más en el sofá, sintiendo cómo la lluvia parecía reflejar su estado de ánimo melancólico.

Las luces de la ciudad se veían borrosas a través de las gotas de lluvia que caían, creando un paisaje surrealista y melancólico. Se sentía atrapada en sus pensamientos, en sus recuerdos y en su soledad.

Y fue entonces cuando escuchó un suave golpe en la puerta. Chelsea se sorprendió, apenas esperaba a nadie esa noche. Se levantó con cautela y abrió la puerta, esperando encontrarse con Fede o Brahim. Incluso podía tratarse de Rodrygo.

Pero cuando abrió la puerta, no pudo contener su sorpresa al ver a Arda parado en el umbral. Su corazón dio un vuelco y sus ojos se abrieron de par en par, sin poder creer lo que veía. Arda la miraba con una expresión de preocupación y ternura en su rostro, sus ojos verdes brillaban con algo que no podía descifrar.

Chelsea se quedó sin palabras por un momento, sin poder articular ni una sola frase. Su mente estaba en blanco, solo podía sentir como el calor se apoderaba de su cuerpo al ver a Arda frente a ella, después de tanto tiempo. Arda estaba empapado por la lluvia, sus cabellos oscuros pegados a su rostro y su ropa empapada. Sin embargo, su mirada era intensa, y sus ojos reflejaban una mezcla de preocupación y determinación.

Arda le sonrió con ternura, rompiendo el silencio que se había apoderado de la situación.

- Lo siento, cometí un error al alejarme así.

Chelsea no sabía qué decir, se sentía atrapada entre el deseo de abrazarlo y la necesidad de mantenerse firme. Sus sentimientos hacia Arda aún eran confusos y no sabía si debía dejarlo entrar o despedirlo en ese mismo instante.

- ¿Qué estás haciendo aquí? -preguntó ella, sorprendida por su presencia.

Arda le sonrió tristemente y le dijo:

- No pude dejar de pensar en ti. Yo... también me siento solo esta noche. ¿Puedo entrar?

Chelsea sintió cómo su corazón se aceleraba ante la pregunta de Arda. Sabía que dejarlo entrar significaba abrir de nuevo la puerta a sus sentimientos por él, pero también sabía que no podía resistirse a la idea de tenerlo cerca una vez más.

- Claro, entra -dijo finalmente, abriendo la puerta para dejarlo pasar.

Arda entró en el lugar con paso cauteloso, como si no estuviera seguro de si era bienvenido o no. Chelsea cerró la puerta tras él y se quedaron frente a frente, sin saber qué decir.

- ¿Me... me puedo sentar? -preguntó él tímidamente.

- ¿Sí? -Chelsea frunció el ceño-. Digo, para eso están los muebles. No los tengo de adorno...

Arda no pudo evitar sentirse avergonzado ante su pregunta estúpida. Se sentó en el sofá con una sonrisa nerviosa, mirando a Chelsea con una mezcla de emoción y tristeza en los ojos.

- Lo siento por venir así de repente. No quería incomodarte.

- No te preocupes, Arda. Estoy feliz de verte -respondió ella sinceramente, acercándose un poco más a él-. ¿Qué es lo que quieres decirme?

Arda suspiró y bajó la mirada, jugueteando con sus manos. Se sentía nervioso y avergonzado por haber aparecido de manera repentina en la casa de Chelsea. A pesar de la mezcla de emociones que lo invadían, no podía evitar sentirse emocionado por estar con ella en ese momento. La tristeza también se apoderaba de él, tal vez por el miedo a la posible reacción de ella ante lo que quería decirle.

Chelsea notó la expresión de Arda y trató de tranquilizarlo, expresando su alegría por verlo. Arda apreciaba la sinceridad de sus palabras y se sintió un poco más calmado. Finalmente, con un suspiro, se armó de valor para contarle lo que había estado sintiendo y pensando.

- Solo quería verte de nuevo, estar un rato contigo... Siento que no te he dicho las cosas que quería decirte la última vez.

Chelsea sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al escuchar sus palabras. Sabía que Arda significaba mucho para ella, pero también sabía que las cosas entre ellos no podían ser tan fáciles.

- ¿Y eso es...?

Arda se armó de valor y la miró fijamente a los ojos.

- La verdad es que desde ese día que nos besamos, no he podido sacarte de mi mente -soltó sin rodeos-. Me... me gustó ese beso, más de lo que puedo admitir. No quiero perder esta oportunidad de estar contigo, de ser honesto contigo. No sé qué pasará después de esto, pero necesitaba decírtelo.

Chelsea se quedó sin palabras por un momento, procesando lo que acababa de escuchar. Se sentía abrumada por las emociones que surgían en su interior.

Sus manos empezaron a temblar y su corazón latía tan rápido que pensó que se le saldría del pecho. La confusión invadió su mente, ya que creía que el beso había sido un simple error o una simple muestra de cariño entre amigos. Se sentía nerviosa por no saber qué decir, por no tener una respuesta preparada para Arda.

El miedo también se apoderaba de ella. Tenía miedo de arriesgarse, de poner en juego su amistad con Arda por algo más. Temía que las cosas se volvieran incómodas entre ellos si las cosas no salían como esperaba. Pero a pesar de todo, una chispa de emoción y esperanza se encendió en su pecho al escuchar aquellas palabras.

Entonces, con un suspiro profundo, Chelsea finalmente levantó la mirada y encontró los ojos sinceros de Arda esperando su respuesta. Se mordió el labio inferior, tratando de encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que estaba sintiendo en ese momento.

- Yo también he pensado en ese beso, en nosotros, en lo que podría ser... -dijo con voz temblorosa, pero firme-. Cuando te besé, no lo hice por impulso. Lo hice porque quise, pero tuve miedo... Además, tu reacción me hizo creer que había arruinado las cosas entre nosotros. Tú simplemente te fuiste, Arda, sin decir nada.

Arda bajó la mirada, sintiéndose avergonzado por haberse ido sin decir nada después del beso. Se mordió el labio, buscando las palabras adecuadas para disculparse.

- Lo siento, Chels. No fue mi intención hacerte sentir mal. Me asusté, no supe cómo reaccionar en ese momento. Pero ahora estoy aquí, siendo honesto contigo y pidiéndote perdón por haber actuado de esa manera -dijo en un tono apenado.

- Prometiste que no lo harías más, Arda. Prometiste que no jugarías con mis sentimientos, que serías sincero conmigo. Y ahora, aquí estamos de nuevo, en esta situación complicada. ¿Cómo puedo confiar en ti si una y otra vez haces lo contrario de lo que dices?

Arda bajó la mirada, sintiéndose aún más culpable por su comportamiento pasado. Respiró hondo antes de responder.

- Entiendo que te sientas así. Y no espero que me perdones de inmediato. Pero te prometo que esta vez será diferente. No quiero perderte, no quiero arruinar lo que tenemos entre nosotros... Por favor, dame la oportunidad de demostrarte que puedo ser honesto contigo, que puedo mantener mis promesas.

Chelsea se quedó en silencio por un momento, reflexionando sobre las palabras de Arda. Finalmente le miró con ternura, sintiendo compasión por él. Sabía que Arda era una persona sensible, con miedo al rechazo. Tomó una de sus manos entre las suyas y le sonrió con dulzura.

- Está bien. Todos tenemos miedo en situaciones como estas, y yo también tengo un poco de culpa. Como sea, gracias por ser honesto conmigo, por decirme cómo te sientes. Ya no tienes que pedirme perdón, simplemente necesitábamos hablar sobre esto -respondió con calma. Todo el enojo que había sentido antes parecía haberse disipado. Y es que se le era imposible resistirse cuando él la miraba de esa manera.

Arda se sintió aliviado al escuchar esas palabras y se acercó un poco más a ella, sintiendo la conexión entre ellos. Se miraron a los ojos por un momento, dejando que el silencio llenara el espacio entre ellos.

- ¿Qué quieres hacer ahora? -preguntó Chelsea con curiosidad-. Digo, ya te disculpaste y creo que todo quedó solucionado, así que...

Arda sonrió, notando el cambio en la atmósfera entre ellos. Se acercó lentamente a Chelsea, acariciando suavemente su mejilla con el pulgar. Ella tragó saliva, parecía que el corazón se le iba a salir del pecho.

- ¿Sabes algo?

Chelsea se sentía nerviosa y emocionada a la vez. Cada paso que Arda daba hacia ella le hacía sentir mariposas en el estómago, y su corazón latía con fuerza en su pecho. Sus mejillas se sonrojaron y sus manos comenzaron a temblar ligeramente. La cercanía de Arda la abrumaba, pero al mismo tiempo la llenaba de una sensación cálida y reconfortante.

Cuando finalmente Arda estuvo frente a ella, Chelsea pudo sentir su cálido aliento rozando su rostro. Su mirada intensa y profunda la atrapaba, haciéndola sentir como si estuviera bajo un hechizo. Sin decir una palabra, Arda acarició suavemente su otra mejilla, transmitiéndole una sensación de cariño y ternura que ella no podía resistir.

En ese momento, Chelsea se dio cuenta de que no quería que esta conexión entre ellos se rompiera. Quería dejarse llevar por lo que sentía, por la atracción que estaba avanzando entre ellos. No podía evitar desear que Arda la besara, que la tomara entre sus brazos y la hiciera sentir especial.

Sin apartar la mirada de los ojos ajenos, Chelsea susurró con voz entrecortada:

- ¿Q-qué?

- Dicen que como recibes el Año Nuevo, es como pasas todo el año.

Ella tragó en seco.

- Ah...

- Y yo quiero pasarlo a tu lado -murmuró Arda con una sonrisa divertida, sus labios a escasos centímetros de los ajenos.

Chelsea sintió como su corazón latía con más fuerza aún, y una mezcla de emoción y anticipación recorría todo su cuerpo. Sin poder contenerse más, Arda cerró la distancia que los separaba y unió sus labios con los de ella en un muy anhelado beso que parecía sellar el comienzo de algo único entre ellos. La fuerza de la conexión que había surgido entre ambos era tan palpable que Chelsea sabía que este nuevo año les traería momentos inolvidables juntos.

Los labios de Arda se movían con suavidad sobre los de Chelsea, explorando cada centímetro con delicadeza. Una corriente eléctrica recorría sus cuerpos, haciendo que se estremecieran con cada caricia. Sus manos se entrelazaron con ternura, aferrándose con fuerza pero sin querer soltarse.

El beso era un torbellino de emociones, una explosión de pasión contenida que se desataba con cada roce de labios. Chelsea sintió como si estuviera flotando en el aire, envuelta en la calidez y el amor que emanaba de Arda. Era como si el tiempo se hubiera detenido, dejándolos atrapados en ese momento perfecto, en esa burbuja de intimidad y conexión.

Los latidos de sus corazones se sincronizaron, marcando el ritmo de su deseo desenfrenado. Cada beso, cada caricia, parecía más intenso que el anterior, como si estuvieran tratando de expresar con sus cuerpos lo que las palabras no podían decir. Era un beso que hablaba de promesas y futuros compartidos, de sueños por cumplir y muchas cosas por vivir juntos.

Los labios de Arda eran suaves y cálidos, rozando los de Chelsea con delicadeza y ternura. Su aliento se mezclaba con el de ella, creando una dulce melodía que resonaba en sus corazones. Cada caricia era un suspiro de amor, un gesto de entrega y complicidad.

Pero a medida que el beso continuaba, la inocencia y la ternura dieron paso a la pasión desenfrenada. Los labios de Arda se volvieron más exigentes, buscando más allá de la superficie, anhelando fundirse por completo con los de Chelsea. Sus manos se deslizaron por su espalda, acariciando suavemente su piel y generando escalofríos de placer.

La intensidad del momento era abrumadora, como una llamarada ardiente que amenazaba con consumirlos por completo. La atracción se hacía palpable en el aire, creando una atmósfera cargada ansias de más. El beso era un torbellino de sensaciones, una explosión de emociones que los elevaba a un plano superior. En ese instante, no existía nada más que ellos dos, compartiendo un momento único e inolvidable. Y mientras sus labios continuaban danzando en perfecta armonía, Chelsea supo que también quería compartir este nuevo año, que ya había comenzado, con Arda.

Quería compartirlo con él, y quería indagar más en lo que había entre ellos.

finalmente, nuevo cap!! había anunciado en mi instagram (lilyluvsjude) y en mi tablero que iba a actualizar hoy porque andaba de viaje, así que aquí está el capítulo :) si tiene mucho apoyo, les doy otro capítulo el viernes-sábado 🫣

vieron el último partido? Dios mío, qué buena dupla hacen arda y brahim, los dos dieron una masterclass 😮‍💨

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro