☆ four.
VOTA - COMENTA
( mínimo 40 votos y 60 comentarios para actualizar )
♡◞ chapter four 𓂃 what's wrong with rodrygo? 😵💫💘
las cagadas de arda
Arda.
- Para nada -me dijo Rodrygo en un inglés defectuoso, mirándome fijamente mientras sonreía. Pero a mis ojos, aquella sonrisa lucía bastante forzada.
No le alegraba mi presencia y eso era evidente. Al principio se había comportado amable y me había dado una cálida bienvenida al igual que los otros, pero con el pasar de los días, lo único que recibía de él eran malas miradas y palabras cortantes.
Para mí, él era un excelente jugador, definitivamente de mis ejemplos a seguir. Incluso había llegado a pensar en lo genial que sería poder entablar una amistad con él, pero a juzgar por su comportamiento, comenzaba a ver lejana la posibilidad.
Nunca le había hecho nada malo, que yo sepa. Aunque tampoco creo que eso sea posible, considerando el hecho de que apenas nos conocemos. Quizá malinterpretó mi manera de ser, o tal vez también está molesto por cómo me comporté con Chelsea al principio.
Aunque, ¿son ideas mías o su cambio de actitud se dio desde que comencé a interactuar con Chelsea? Nah, seguramente estoy viendo cosas que no son.
Pero no podía evitar sentir cierta incomodidad cada vez que estaba cerca de él. Sus comentarios sarcásticos y su indiferencia me afectaban más de lo que quisiera admitir. Intentaba ignorarlo y seguir concentrado en el entrenamiento y en adaptarme a mi nueva vida en Madrid, pero su presencia negativa seguía persiguiéndome.
Y, justo ahora, no dejaba de mirarme fijamente. Me hacía sentir que podía ver a través de mi alma.
- No entiendo -escuché hablar a Chelsea, lo que me trajo de vuelta a la realidad. Decidí desviar mi mirada hacia allá, pudiendo notar que tenía el ceño fruncido-. ¿Por qué a Rodrygo le molestaría? -se interesó, sus penetrantes ojos oscuros clavándose en mí y reparándome con curiosidad.
- No lo sé -me encogí de hombros, restándole importancia-. Cosas mías, supongo.
No le iba a decir a Chelsea lo que había estado notando en Rodrygo porque no lo consideraba prudente. Mucho menos en este momento y en esta situación. Además, yo me caracterizaba por ser alguien bastante tranquilo y que evitaba los problemas a toda costa, así que lo que menos buscaba era empeorar la situación.
Supongo que me limitaría a ignorarlo y tratar de vivir con ello.
- Okay -sonrió ella, dejándome notar los hoyuelos que hasta ahora no había podido ver en sus mejillas-. ¿Y qué te trae por acá? ¿Andas de paseo?
- Eh...
Me tomé una pausa para formular mi respuesta. Obviamente respondería que había sido una completa coincidencia que hayamos coincidido. Para nada iba a mencionar que había sido Fede quien me contó que estarían acá y prácticamente me rogó para que viniera y actuara como si fuese una coincidencia.
No, definitivamente Fede no tenía nada que ver y yo había decidido venir por cuenta propia.
- Oh, bueno... sí, estoy de paseo -dije, tratando de sonar lo más convincente posible. Intenté que mi respuesta sonara casual y espontánea, a pesar de que en realidad había sido Fede quien me había animado a venir porque al principio no tenía nada de ganas.
Ella asintió con una sonrisa y echó un vistazo alrededor, como si estuviera buscando algo o alguien. Me pregunté si también estaba aquí por casualidad o si tenía alguna otra razón específica para estar en este lugar, como que le encantara venir aquí y por eso lo frecuentaba.
Aunque, ahora que hacía memoria, Fede mencionó que Vini también estaría con ellos. Pero no podía verlo en ningún lado.
- Es curioso encontrarnos aquí, ¿verdad? -comentó Chelsea, mientras jugaba con un mechón de su cabello-. Pensé que nunca más nos veríamos hasta que acompañara a Fede a algún entrenamiento o algo así.
Tragué saliva, tratando de mantener la calma. Recordé claramente aquel encuentro en el supermercado que también había sido planeando por Fede, fue la primera vez que hablamos y sentí que tuvimos algún tipo de conexión especial. Pero luego de que ella rechazara mi invitación y mintiera con respecto a estar ocupada, no creí que nos volviésemos a encontrar hasta dentro de un tiempo.
Y por eso estoy aquí, porque no quería que fuera así.
- Sí, es curioso -respondí con una ligera sonrisa-. Parece que el destino ha decidido reunirnos una vez más.
Ella rió suavemente, como si estuviera de acuerdo con mi comentario. Me alegró verla tan radiante y amigable, recordándome por qué me había sentido intrigado por ella en primer lugar.
Mientras conversábamos y compartíamos pequeñas risas, me di cuenta de que tal vez el destino no tenía tanto que ver en nuestro reencuentro como creía. Tal vez Fede tenía razón al animarme a venir aquí y darme la oportunidad de volver a verla. Sea como sea, agradecí en silencio haber tomado la decisión de venir por cuenta propia.
- ¡Arda, amigo! -una voz que no tardé en reconocer se hizo presente entre nosotros de imprevisto, obligándonos a girar nuestra cabezas hacia donde había provenido-. Qué bueno encontrarte por aquí. ¿Cómo estás?
- Vini, hola -le sonreí ligeramente a modo de saludo-. Estoy muy bien, ¿y tú? Justamente me preguntaba dónde estabas. Fede había mencionado que también estarías aquí y me extrañé demasiado al no verte.
- ¿Cómo?
En ese momento, me quedé estático y mi corazón comenzó a latir desenfrenado contra mi pecho. Había hablado de más y no caí en cuenta de ello hasta que terminé de pronunciar dichas palabras.
Mierda, ¿ahora qué hago?
- Ah, es que-
- No, es que no te entendí lo que dijiste -me aclaró a los pocos segundos, soltando una de sus características carcajadas tan contagiosas-. Mi inglés no es muy bueno que digamos...
- Ni el mío -se unió Rodrygo, cruzándose de brazos mientras reía por la nariz.
Yo abrí mi boca para contestar, aliviado de que ellos no me hubiesen entendido, porque entonces eso me daba la oportunidad de decir algo más simple y diferente para que pudiesen entender. Pero entonces, lo último que esperé fue que Chelsea decidiera intervenir y se me adelantara.
- Dijo que se extrañó al no verte con nosotros, ya que usualmente estamos los tres y se le es raro ver que falte alguno -respondió ella, pero no pude entender ni una sola palabra al tener un español tan pobre.
- Gracias, Chelsea -le agradecí, tratando de disimular mi confusión y alivio al mismo tiempo.
A pesar de que ellos no habían entendido mis palabras, obviamente Chelsea sí había podido hacerlo, y seguramente me cuestionaría al respecto más tarde.
Dios, qué vergüenza...
Miré a Vini y Rodrygo, quienes estaban riendo de nuevo, aunque esta vez por mi extraña situación. Me sentí un poco avergonzado, pero decidí unirme a su risa para no sentirme fuera de lugar.
- Bueno, nosotros nos vamos -anunció Vini de repente, pasando un brazo por encima de los hombros de Rodrygo-. Nos vemos luego, chicos.
- ¿Qué?
Rodrygo no había terminado de quejarse, cuando de repente Vini hizo que se levantara y prácticamente se lo llevó arrastrado bajo sus constantes quejas que podíamos escuchar perfectamente.
- Ei, deixe-me em paz! Ainda não quero ir! (¡Oye, déjame en paz! ¡No me quiero ir aún!) -protestó Rodrygo mientras trataba de soltarse del agarre de Vini. A él le entendí menos que a Chelsea porque si mi español era malo, mi portugués era lo siguiente a eso.
- Vamos, Rodrygo, já é hora de ir. Temos coisas para fazer (Vamos, Rodrygo, ya es hora de irse. Tenemos cosas que hacer) -insistió Vini, sin soltarlo.
Chelsea y yo nos quedamos observando la escena, algo confundidos. Parecía que Rodrygo no estaba muy contento con la idea de irse, pero Vini parecía decidido a llevárselo a pesar de sus protestas.
Finalmente, Rodrygo cedió y comenzaron a alejarse, aún con Vini sujetándolo por el brazo. Los dos se perdieron de vista rápidamente, dejándonos a Chelsea y a mí solos en el lugar.
- Bueno, supongo que ahora estamos solos... -dije, soltando una risita nerviosa.
Ella me miró enarcando una ceja mientras se cruzaba de brazos, luciendo demandante. No había dicho nada, pero parecía exigirme con la mirada que le explicara lo que había dicho anteriormente.
- Fede te pidió que vinieras, ¿no? No es ninguna coincidencia que estés aquí.
Yo tragué saliva antes de responder, tratando de lucir tranquilo.
- Bueno, sí lo mencionó... -admití mientras me rascaba la nuca con una mueca-. Pero yo vine aquí por mi propia cuenta. Te lo juro, Chelsea. No quiero que pienses que estoy siguiéndote o algo así.
Ella me miró fijamente por unos segundos antes de suspirar y relajarse un poco.
- Muy bien, no voy a pensar mal de ti -ante sus palabras, me permití relajar mi expresión-. Por ahora. Pero necesito saber por qué decidiste venir aquí por tu propia cuenta.
Tragué saliva nuevamente, sintiéndome un poco nervioso por revelar mi verdadera conexión con Fede.
- Verás, yo... -empecé a decir, pero me interrumpió.
- Espera, ¿acaso eres un espía? -quiso saber, frunciendo el ceño. Estaba claro que estaba bromeando.
Me reí nerviosamente, sin saber cómo responder a eso.
- No, no soy un espía. Simplemente... -hice una pausa, notando cómo ella esperaba impacientemente una respuesta- quería verte. No puedo explicar exactamente por qué, pero algo en ti me atrae y quería aprovechar la oportunidad de pasar más tiempo contigo.
Chelsea arqueó una ceja, aún escéptica. Pude ver una mezcla de incredulidad y curiosidad en su rostro. Para este punto, yo me esperaba lo peor.
- ¿En serio? -preguntó finalmente, con una sonrisa ligeramente divertida-. Eso es bastante directo.
Asentí, sintiéndome un poco incómodo por mi franqueza pero al mismo tiempo aliviado por hablar con honestidad... y sin perjudicar a Fede por su papel en todo esto.
- Lo siento si te incomoda, no quiero presionarte ni nada por el estilo. Solo pensé que sería bueno conocerte mejor.
Chelsea se quedó en silencio por un momento, mirándome fijamente. Parecía estar evaluando mis palabras y mi sinceridad. Finalmente, soltó un suspiro y su expresión se suavizó. Eso fue una buena señal para mí.
- Está bien, creo que mereces una oportunidad para conocerte mejor también. Pero déjame aclarar algo: no quiero juegos ni engaños, ¿entendido? Si vamos a pasar más tiempo juntos, quiero que sea honestamente y sin segundas intenciones.
Asentí con solemnidad, agradecido por su voluntad de darme una oportunidad a pesar de mis sospechosas circunstancias. Sin embargo, hubo algo en sus palabras que me dejó un mal sabor de boca, pero no podía descubrir exactamente qué.
- No te preocupes -solté una leve carcajada, sintiendo cómo mis mejillas ardían un poco gracias a su insinuación-, yo ahora mismo estoy muy centrado en el fútbol y para nada tengo otras intenciones contigo -le aseguré, esbozando una sonrisa de boca cerrada-. Puedes confiar en eso.
Chelsea me miró con determinación, sin apartar la mirada de mis ojos. Pude ver una ligera duda en su expresión, pero finalmente suspiró y pareció aceptar mis palabras.
-Espero que así sea -respondió, con un tono de voz más suave.
Asentí nuevamente, sintiendo la presión de su advertencia. Realmente no tenía intenciones ocultas ni estaba buscando jugar con los sentimientos de nadie. Solo quería conocerla mejor y ver a dónde podía llevarnos nuestra relación.
- Te lo prometo, Chelsea. Seré honesto contigo y trataré de ganarme tu confianza -aseguré, con sinceridad-. No quiero arruinar nada, solo quiero conocerte.
Ella asintió, pareciendo más tranquila. Aún había cierta tensión entre nosotros, pero sentía que estábamos avanzando en la dirección correcta.
- Por cierto -llamé su atención, a lo que ella me miró atentamente-, ¿me darías tu número de teléfono?
Llevaba pensando en hacerle esa pregunta desde hace días, por lo que tuve que prepararme mentalmente antes de pedirle su número. A simple viste podía lucir bastante tranquilo, pero por dentro, sentía que estaba a apunto de desmayarme.
Chelsea me pone nervioso al hablar, así que por eso antes prefería no decir nada en lo absoluto. Incluso me pone nervioso al moverme. Pero ya no podía posponerlo más. Sentía que era el momento adecuado y debía enfrentar mis miedos.
Respiré profundamente tratando de calmar mis nervios y esperé a que Chelsea respondiera. Ella me miró sorprendida por mi pregunta, pero inmediatamente esbozó una sonrisa amable y asintió. Luego sacó su teléfono de su bolsillo y me lo entregó.
- Agenda tu contacto -me ordenó mientras me mostraba su pantalla de inicio.
Tomé el teléfono y sentí un alivio inmenso. Había superado mi miedo y había logrado lo que esperaba. No podía evitar sonreír ante mi pequeña victoria personal. Le devolví el celular y le agradecí.
- Gracias. Seguro te llamaré pronto -le dije tratando de ocultar mi emoción.
Ella rió suavemente y me dio un golpecito amistoso en el hombro.
- ¡Espero tu llamada! No te hagas mucho de rogar, ¿eh?
Asentí con una sonrisa tímida. Aunque aún sentía mariposas en el estómago, seguramente por los nervios, estaba orgulloso de haber dado ese pequeño paso hacia adelante.
Realmente quería conocerla.
Durante nuestros primeros días de conversación por mensaje, me di cuenta de que Chelsea era mucho más divertida e interesante de lo que inicialmente pensé. Al principio, asumí que simplemente tendríamos una conversación casual y banal, pero rápidamente descubrí que había mucho más debajo de la superficie.
Desde el primer momento, Chelsea mostró un gran sentido del humor. Sus respuestas eran ingeniosas y llenas de chistes o juegos de palabras. Me sorprendía cómo podía convertir incluso las conversaciones más normales en algo entretenido y divertido. Cada vez que recibía un mensaje suyo, sabía que estaría involucrado en una conversación llena de risas y sonrisas.
Pero, además de su sentido del humor, también demostró tener una mente interesante y curiosa. Siempre tenía algo nuevo que compartir, ya sea una anécdota fascinante, un hecho interesante o incluso una perspectiva única sobre un tema en particular. Me encantaba cómo podíamos pasar horas hablando de todo, desde la ciencia hasta la historia, y siempre descubría algo nuevo y emocionante. No había un solo momento en el que me aburriera con ella.
Varias veces estuve a punto de invitarla a salir nuevamente, pero me detenía el pensamiento de que posiblemente volviese a rechazar mi invitación. Hasta que en una de esas, recibí un mensaje de ella pidiéndome que nos viéramos en una cafetería que le gustaba bastante, así que no lo pensé dos veces y acepté.
Y así es como ahora nos encontramos aquí. Los dos. Solos.
Estábamos sentados en una mesa al lado de la ventana, disfrutando de una agradable conversación. La atmósfera era cálida y el aroma del café recién hecho llenaba el lugar. Además, el lugar estaba bastante solitario y tranquilo, lo que me aliviaba porque entonces no corríamos tanto riesgo de que algún periodista o algún fan apareciera.
Sin embargo, algo en el ambiente comenzó a cambiar de repente.
Fue entonces cuando lo vi. Rodrygo apareció como por arte de magia en la cafetería. No pude evitar fruncir el ceño con extrañeza, preguntándome qué era lo que estaba haciendo aquí.
En su mirada, pude notar algo diferente, pero no podía descifrar exactamente qué. Su disgusto era evidente al ver que Chelsea y yo estábamos juntos, pasando un rato agradable.
Iba a comentarle a Chelsea al respecto, pero entonces él decidió sentarse en una mesa no muy lejana a la nuestra, manteniendo una distancia prudente, pero lo bastante cerca para poder observarnos. Su mirada clavada en nosotros me hizo sentir incómodo, como si estuviera invadiendo nuestra intimidad.
Sin embargo, no podía evitar notar su presencia en todo momento por más que tratara de ignorarlo. Sentía como si su mirada ardiera sobre nosotros. Fue en ese momento que decidí mencionárselo a Chelsea, tratando de actuar con naturalidad, aunque por dentro algo me decía que aquello no era ninguna casualidad.
- Chelsea, creo que Rodrygo está aquí -le comenté en un susurro, tratando de no llamar demasiado la atención.
Ella giró la cabeza y, al ver a Rodrygo, le envió un saludo desde la distancia con una amigable sonrisa. Sus actitudes calmadas y afectuosas parecían no darse cuenta del aparente odio que él sentía hacia mí.
En ese instante, Rodrygo decidió levantarse de su mesa y caminar hacia nosotros. Mis pensamientos se mezclaron en un mar de confusión. ¿Por qué querría unirse a nuestra charla repentinamente? ¿Acaso quería confrontarme?
Mi mente comenzó a divagar, intentando encontrar respuestas a tantas preguntas sin resolver. ¿Acaso yo había hecho algo mal? Mis preocupaciones se apoderaron de mí, mientras esperaba la llegada de Rodrygo.
Él finalmente se acercó a nuestra mesa, acompañado de una leve tensión en el aire. Pero cuando abrió la boca, todo lo que salió fue una sonrisa amigable y unas palabras educadas.
- ¡Hola, chicos! ¿Puedo unirme a ustedes? -quiso saber, tratando de fingir una naturalidad que no lograba ocultar sus verdaderos sentimientos.
Aunque su actitud me hizo cuestionar sus intenciones, no pude evitar sentirme aliviado. Quizás solo estaba exagerando y Rodrygo solo quería ser parte de nuestro momento. Sin embargo, una pequeña parte de mí seguía extrañada por todas las señales que apuntaban a que me detestaba.
En ese momento miré a Chelsea, como buscando su aprobación para responderle a Rodrygo. Ella simplemente dio un asentimiento de cabeza mientras se cruzaba de brazos. No parecía estar muy contenta con su presencia.
- ¿Sabes, Rodrygo? -decidí hablar, captando su atención-. Estaba disfrutando de un momento a solas con Chelsea aquí. Creo que preferiría que no te unieras a nosotros en este momento.
Rodrygo frunció el ceño, claramente molesto por mi respuesta. Sin embargo, yo no se lo había dicho a malas. Rodrygo me agradaba y siempre era bueno convivir con los del equipo, pero ahora mismo prefería que el momento siguiera siendo entre Chelsea y yo.
- Oh, ¿así que ahora crees que puedes decidir quién puede estar aquí y quién no? -replicó él, su tono volviéndose agresivo-. No sé cuál es tu problema conmigo, pero no voy a permitir que me excluyas de esta manera.
Su respuesta me tomó por sorpresa. No esperaba que se pusiera a la defensiva de esa manera. Intenté mantener la calma mientras respondía:
- No es que quiera excluirte... Simplemente creo que en este momento preferiría estar a solas con Chelsea, eso es todo. No tiene nada que ver contigo personalmente -traté de explicar, buscando su comprensión.
Al ver su cara de confusión, Chelsea optó por intervenir y hacerle una traducción de mis palabras. En ese momento, Rodrygo se giró hacia mí visiblemente enfadado y con una mirada desafiante en sus ojos. Sus palabras salieron en un tono más alto y duro.
- ¡No puedo creer la arrogancia y el egoísmo que tienes, Arda! Parece que te has creído el dueño de todo y de todos, ¡pero esta vez te has equivocado! -me dijo con su inglés algo defectuoso, pero de alguna manera conseguí entenderle-. No me importa si prefieres estar a solas con Chelsea, pero no tienes derecho a decirme quién puede o no puede estar aquí.
Sus palabras me tomaron por sorpresa. No entendía de dónde venía tanto resentimiento y agresividad hacia mí. La tensión en la mesa era palpable, y Chelsea se mantuvo en silencio, con una expresión de confusión.
Intenté mantener la calma y limitarme a quedarme en silencio, a pesar de estar comenzando a molestarme por su actitud.
- ¿Ahora no vas a decir nada? -escuché que me reclamaba a los pocos segundos. Yo me crucé de brazos y lo miré alzando las cejas, lanzándole una mirada de obviedad.
- No sé qué quieres que te diga.
Lo vi abrir la boca para decir algo más, sin embargo, no tuvo la oportunidad ya que Chelsea fue más rápida en hablar.
- ¿Qué poronga te pasa a vos, pelotudo? ¿Te golpeaste la cabeza o qué? No sé que es lo que tengas, pero bájale dos rayitas ya mismo y déjanos en paz, ¿te parece?
No sé qué habrá dicho, pero tiene toda la razón.
amo el drama 😝
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro