Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

01

La rutina de WonWoo era muy monótona, o al menos él lo sentía así.

Despertaba cada mañana cerca de las nueve. Lo primero que cruzaba por su cabeza era alimentar a sus gatas: dos bolas de pelo que de algún modo entraron a su hogar por el balcón y decidieron que era un espacio cómodo y acogedor para vivir; nunca se quejó de las visitas, tampoco cuando descubrió que eran callejeras y se paseaban de edificio en edificio en busca de un lugar digno de pasar el invierno. Una vez levantado, preparaba café y caminaba por las habitaciones haciendo los quehaceres pendientes del día anterior, dedicando después su tiempo a estudiar y adelantar proyectos de la facultad.

Ring-ring... "WonWoo, ¿estás ahí?".

Cerca del mediodía SoonYoung llamaba, preguntando si podía almorzar en su casa ya que sus clases acaban a esa hora y su facultad le quedaba a la vuelta de la esquina. El joven de corto cabello blanquecino fue su amigo durante la secundaria, y al parecer tan fuerte es el lazo que lo continúan siendo aún en la universidad.

El albino, estudiante de nutrición, gustaba de preparar simples comidas saludables que tras días enteros de consumir porquería procesada sentía que necesitaba un detox, y WonWoo, un verdadero desapasionado de la cocina que vive a base de té y verdura salteada, no era nadie ni nada para quejarse o reclamar así que lo permitía gustoso de probar sabores nuevos. “¿Qué opinas de esta receta…? ¿Qué? ¿No hay huevos? Maldición, tendré que reemplazarlo con chía… ¿Tampoco tienes chía? ¿Y qué diablos hiciste con la bolsa que traje hace tres meses? ¡Bueno! Bueno, creo que puedo reemplazarlo con linaza, aunque no me gusta tanto como la chía”.

Pasado el mediodía, entre la una y dos de la tarde, va a sus clases en la facultad de comunicaciones. Cursa el último año de la carrera de periodismo, siendo irónicamente uno de los más dinámicos y no tan pesados. “¿Planeas especializarte en alguna rama?” pregunta su compañero del Taller de Televisión, JiHoon. “Probablemente me de un año, y después haga el posgrado policial” responde él, aún sin saber con claridad sus planes después de recibirse, pues su cabeza se encuentra centrada en los finales y presunta tesis que le carcome la cabeza incluso antes de comenzarla.

Las tardes de WonWoo, en definitiva, no son nada del otro mundo. Leer, tomar anotaciones, realizar los trabajos que se le sean encargados en el día. Le encantaría decir que sus clases son emocionantes, pero lo único que le emociona de las largas y ajetreadas jornadas son los cortos recesos y horas libres entre clases, horas, que si no dedica a estudiar o enseñarle a estudiantes de primer año, se sienta a terminar lecturas interrumpidas y pausadas.

“¿Has terminado el libro? ¿Qué opinas? Me encantaría escucharte”. MinGyu, uno de sus alumnos –y ahora amigo– es uno de sus fieles colegas de lectura. El morocho, de rasgos perrunos y tan escurridizo como uno mismo, espera con anhelo los días designados a intercambiar libros y compartir los puntos de vista, observaciones y opiniones sobre el libro del mes anterior; es un hábito, un hábito que disfruta ya que sumergirse en el extenso mundo de la literatura y buscar autores que complazcan los exigentes criterios del azabache es toda una aventura. WonWoo por suerte comparte el sentimiento, y si bien su amigo de sonrisa canina no es igual de exigente, es divertido indagar en libros y relatos, acordándose de él cada tres páginas.

El tercer viernes del mes. Ese es el día especialmente designado para tal reunión en el parque, biblioteca o café. “¿En el lugar de siempre, a la hora de siempre, verdad? Bien. Te espero ahí”.

Los días que no se ven, dependiendo de su humor y el del clima, puede estar en dos lados: en el patio de la universidad, bajo el mismo lapacho que florece a finales de invierno, aquél tan viejo como el edificio en sí, ó en aquella acogedora cafetería-bar repleta de ancianos y un par de cuantos estudiantes que se encuentra a dos cuadras y media de distancia. Allí es donde frecuenta junto JiHoon y JunHui, de vez en cuando SoonYoung. “No te lo puedo creer… ¡Joshua te ha pedido que seas su cita para la boda de su tío! ¿Sabes lo que significa eso, Jun? ¡Va en serio contigo! Su familia es demasiado conservadora, y si te lleva como una CITA es porque de verdad te quiere… ¡Ay!” A veces cree que SoonYoung exagera un poco las cosas, y que a veces no debería ser invitado a las rápidas salidas que JiHoon y él usan para aliviar las aguas, pero si es tan cercano a JunHui no debería opinar al respecto. “¿Verdad? ¡Ahh! Me emociono de pensarlo. ¿Me acompañas a comprar ropa para la fiesta, Wonu? Quiero tu compañía”.

JunHui y SoonYoung son dos pequeñas florecillas amarillas, alegres y brillantes, que desprenden esperanza y amor por medio de sus esporas. Por otro lado, JiHoon y él eran malezas llenas de espinas que obstruyen el jardín con su indeseada presencia, que en palabras menos simbólicas: son los amargados del grupo. “Compartamos postre, hoy no tengo ganas de comer” murmura el más bajito de los tres y que por mera costumbre se sienta a su lado, acercándole con discreción el plato de una rebanada de crostata de ciruela, ignorando el animado ambiente de la mesa.

Cuando terminan las mini-salidas al café, JunHui y SoonYoung se van por el norte y WonWoo junto JiHoon hacia el oeste, volviendo a la facultad a seguir con sus clases. No compartían horarios, y las veces que salían a la misma hora se acompañan hasta la parada, donde despide al menor y continúa su camino devuelta a su departamento.

Por lo general, WonWoo termina sus clases a las diez de la noche. Esa es la desventaja de tomar clases en el turno tarde, pero era de alguna manera más tranquilo caminar en la noche, bajo las parpadeantes luces anaranjadas, que siendo vigilado por el sol. Aunque de todas maneras, está siendo vigilado quiera o no

—Hey, perdona —una suave voz llama su atención y un brazo detiene su andar. Gira su cabeza para encarar a un joven de largo cabello castaño y rostro con facciones similares a las de un conejo—. ¿Sabes dónde queda el aula donde dictan 'Opinión Pública' de tercer año de periodismo?

WonWoo alza una ceja, interesado por la pregunta. No era de esa facultad, y no tuvo que pensarlo dos veces antes de darse cuenta.

—Se encuentra en el cuarto piso, el quinto salón del ala izquierda —explica—. ¿Buscas a alguien?

Una abatida sonrisa se pinta en el rostro contrario, soltando un suspiro entremezclado con una risa.

—Sí, un amigo necesita que le alcance unos documentos… tuve que salir de mi facultad para venir hasta aquí, y todo porque no se dignaba a esperarme fuera.

—¿Qué estudias? —pregunta otra vez, ladeando la cabeza, interesado por su persona.

—Ciencias de la educación, aquí en humanidades —responde, WonWoo vio que hizo el amague de volver a hablar pero el tono de su celular interrumpió su accionar—. Oh, diablos. Es él.

—Creo que deberías ir, si tan importante es no deberías hacerlo esperar.

La contagiosa risa del joven le hizo sonreír, y un cálido sentimiento se instaló en su pecho.

—Sí, debería. No es el tipo de persona que le resulta fácil esperar —comenta, escribiendo con rapidéz en su celular—. ¡Gracias por tu ayuda!

—¡Cuidado de no recibir un regaño de su parte!

Pronto, la espalda cubierta por las largas hebras castañas se perdió entre las personas que iban y venían. Su rutina no se vio interrumpida; regresó a su hogar, les sirvió la cena a sus mascotas y preparó un té de jazmín antes de acostarse a dormir.

Lo que creyó que sería un día normal en su vida, se convertiría en el último que lo considere de esa forma.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro