Todo un misterio
Narrador omnisciente:
Tzuyu despertó con la noticia de que su instituto había quedado en cuarentena a causa de la plaga que Jeongyeon y Taehyung habían provocado al liberar a las inofensivas mascotas del señor Smith-aunque nadie sabía que ellos habían sido los responsables principales de ese atentado-, así que sus materias y las pruebas que tenía programada ese mes, se debieron mover; se podría decir que tenía vacaciones, hasta nuevo aviso. La castaña completamente somnolienta se sentó frente a la cocina con su cabello revuelto y sus parpados entrecerrados, en un suave murmullo agradeció a su madre por el cuenco de cereales con leche que le había dejado frente a sus manos mientras que la mujer junto con Matthew no dejaban de hablar sobre el suceso del instituto-era la sensación del momento-, a pesar que Mina era consciente que Tzuyu había salido a un horario que sus padres realmente no hubiesen permitido por nada del mundo, y menos si había un nombre en masculino de por medio, ella junto con Nayeon no hablaron del tema-hasta se mostraron bastante sorprendida con la noticia-, y eso lo agradeció, si su padre se hubiese enterado que sus amigos habían sido los responsable de tener en esos momentos vacaciones, posiblemente los hubiese vetado de su hogar.
La taiwanesa se llevó una cucharada a la boca mientras que giraba su rostro al oír como Nayeon ingresaba siendo bastante ruidosa-nada nuevo-, la castaña continuó comiendo viendo la forma en que la coreana saludaba a sus suegros para luego tomar asiento en el sofá junto con su madre; ella ya era parte de la familia, así que la gente no se sorprendía cuando la veían deambulando como si fuese su propia casa, y a pesar que, en un principio había sido una molestia-no es que ahora no lo fuese- era cierto que no le quedó de otra más que aceptar su presencia. Habían veces en que Tzuyu pensaba firmemente que su madre prefería a Nayeon antes que a ella, aunque bueno, tienen personalidades parecidas, así que inevitablemente se llevaban bien. La castaña continuó tomando desayuno mientras que la cotorra Im no dejaba de quejarse respecto a como Mina no se cuidaba, y como ahora la había dejado en su habitación siendo consciente que, sin ella o Matthew jamás podría bajar por las escaleras. Tzuyu dejó la cuchara en su boca mientras que tomaba entre sus manos su teléfono desbloqueando la pantalla, con calma revisó sus redes sociales para luego enfocarse en los mensajes que Jeongyeon y Jihyo le habían dejado en el transcurso de la noche y esa mañana. En silencio estiró una de sus manos en dirección de su rostro tomando la cuchara para dejarla en el cuenco a la vez que mantenía sus ojos fijos en la pantalla leyendo ese claro "¿Les parece salir en la noche a la inauguración del parque de atracciones?" por parte de Jihyo, Tzuyu era consciente que en otra ocasión se hubiese quejado hasta que una de las dos la terminaba por sobornar con algo lo suficientemente jugoso como para sacar su trasero de la cama, pero esta vez no había necesidad, con facilidad tecleó una corta respuesta antes de dar enviar y bloquear la pantalla siendo consciente de que no tardarían en responder.
Como era de esperarse su teléfono nuevamente se iluminó, mensajes por parte de Jihyo y Jeongyeon no dejaban de llegar ante ese claro "iré con alguien más" por su parte, y a pesar que una parte de ella pensaba que perfectamente pudo haberse negado y mentir al leer las exigencias por parte de sus amigas al querer saber quién era esa misteriosa persona-era consciente que realmente no tenía más opción-, era casi un hecho que se encontraría con alguna de las dos si es que no con las dos en el mismo lugar, así que prefería ser sincera. Tzuyu apoyó sus codos contra el mármol de la mesa llevando el teléfono cerca de su rostro, sin muchas complicaciones respondió con ese seco "Sana" permitiendo que la mente de ambas coreanas viajaran en suposiciones irreales, ¿Era cruel? solo un poco, porque de todas formas no tendría beneficio alguno por ser molestada. La taiwanesa dejó su teléfono bloqueado sobre la encimera mientras que se levantaba de su asiento, aun media adormilada dejó el objeto en el interior del lavaplatos y lo limpió, asegurándose que no quedase rastros visibles de lo que había consumido.
—Oye, Tzuyu—Nayeon le llamó provocando que la mencionada limpiara sus húmedas palmas en el borde de su holgada camiseta para luego girar sobre sus talones, sin decir nada al respecto posó sus oscuras orbes en el rostro de la coreana—¿Irás al parque hoy?—cuestionó interesada observando como la chica asentía con su cabeza para luego caminar hacia las escaleras—buena charla, cuñis, estamos mejorando—comentó con sarcasmo.
Tzuyu rodó los ojos al oír las palabras de la coreana a la vez que continuaba con su camino queriendo refugiarse en la única zona donde nadie la iría a molestar, como de costumbre pasó por el habitación de su hermana mayor asomando su cabeza para ver como Mina rodaba sobre la cama intentando distraerse, no la molestaré, pensó regresando por donde había venido, velozmente se metió en su habitación sin antes cerrar la puerta con pestillo; no quería una entrometida Nayeon cuestionando cada cosa que realizaba, así que prefería ahorrarse problemas y malestares innecesarios. La castaña sacó su teléfono de uno de los bolsillos de su pantalón de dormir observando nuevamente la pantalla, sin poder evitarlo sacudió su cabeza en negación al leer ese "¿Usarás la técnica de la noria, no?" por parte de Jeongyeon, y no, no tenía pensado besar a Sana en una estúpido juego de atracción, porque sus intenciones son netamente amistosas, ya que no le gustaba, ¿Verdad? solo sentía interés por lo misteriosa que a veces la chica llegaba a ser. Irritada la taiwanesa lanzó el teléfono contra el colchón teniendo un mini infarto al ver como el objeto rebotó sobre la cama, pero no logró caerse, uff menos mal, pensó llevando instintivamente su palma contra su pecho. Visiblemente más relajada caminó hacia la ventana queriendo ver a Sana; sin siquiera darse cuenta estaba tomando como rutina hacer eso.
Con curiosidad Tzuyu apoyó sus palmas contra el borde del marco de madera observando como Sana caminaba por su habitación hasta detenerse frente a su ventana. Confundida la rubia alzó su palma en forma de saludo y eso desconcertó a la más alta, es tan extraño, pensó la joven al notar el drástico cambio por parte de la chica, y no es que le molestase-porque no lo hacía-, simplemente le parecía curioso, y hasta cierto punto le daba miedo que no fuese real.
La castaña al darse cuenta que la rubia se le había quedado viendo no dudó en darle una tímida sonrisa antes de entreabrir sus labios.
—¿Te parece a las ocho ir al parque de atracciones?—cuestionó la joven con curiosidad notando como el rostro de la japonesa se transformaba por completo a uno de temor, y eso la confundió, ¿Qué sucede? se preguntó en sus pensamientos al ver como la rubia miraba hacia los lados para luego mordisquear sus labios como si estuviese asustada o con ansiedad por algo o alguien en específico—¿Todo bien?—preguntó queriendo saber que sucedía, pero al parecer Sana volvió a la normalidad sacudiendo su cabeza en negación.
—Me parece bien—aclaró la muchacha y a pesar que quería tener una pequeña charla con la castaña, no pudo evitar el mirar por sobre su hombro derecho al escuchar como, desde la puerta los suaves toques llenaban la silenciosa habitación acompañados por ese conocido "Sana tu medicina" por parte de su madre. Rápidamente posó sus ojos al frente notando como Tzuyu le seguía viendo—ams... me tengo que ir, adiós Zhou—se despidió de la castaña cerrando las cortinas para caminar hacia la zona del ruido.
Ni siquiera le dio tiempo a Tzuyu de despedirse de manera correcta .
Sana abrió la puerta permitiendo que su madre viera aquella sonrisa de par en par que estaba deslumbrando su bonito rostro aquella mañana, la mujer la miró, pero no dijo nada al respecto; ella sabia que su hija estaba feliz gracias a la presencia de la adorable castaña de la casa continua, y deseaba de todo corazón que esa felicidad se mantuviese la mayor cantidad de tiempo, porque el doctor se lo dijo, mientras Sana estuviese con buenos ánimos sería más fácil el poder manejar nuevamente la enfermedad. La rubia estiró sus palmas agradeciendo las pastillas y el vaso que la mayor tenía consigo, y por primera vez desde que le detectaron otra vez su peor pesadilla no demostraba disgusto ni se quejaba por lo que tenía que administrarse cada diez horas, y eso fue una gran sorpresa por parte de la señora Minatozaki. La japonesa dejó las pastillas sobre su lengua y llevó el vaso contra sus labios bebiendo rápidamente hasta desaparecer aquella pequeña pero eficiente píldora en su organismo.
Yubin quería cuestionar a su hija lo que había escuchado minutos atrás, pero no quería incomodarla o destruir la felicidad que estaba emanando el rostro de la joven, así que vaciló los primeros segundos si era realmente importante el saberlo, aunque por la forma en que Sana le miró no pudo contenerse.
—¿Saldrás hoy?—cuestionó mientras que estiraba su mano aceptando el vaso que su hija le había entregado luego que la pastilla pasó por su tráquea refugiándose en su estómago. La adulta intentó no demostrar mucho interés ante la información, porque sabía que si la joven salía con Tzuyu significaba que tendría que ser sincera con la adolescente, y eso la aterraba bastante; no estaba preparada para ver a Sana con el corazón roto.
—Sí...—murmuró Sana envolviendo sus brazos alrededor de su abdomen mientras que sus ojos estaban fijos en sus pies descalzos. Ella estaba haciendo un gran esfuerzo por no demostrar el vivo temor que recorría su alma ante el solo pensamiento de que las cosas no salieran como tenía previsto, porque le gusta Tzuyu, le gustaba bastante, a pesar que en un principio no fue una persona amable—creí que tendría un par de días más para actuar normal, pero hoy le diré—admitió alzando su mentón permitiendo que sus ojos se llenaran de lágrimas—estoy asustada—confesó sintiendo como su madre estiraba su mano presionando su palma contra su mejilla deteniendo las lágrimas que se deslizaban por su piel—me odiará.
—No lo hará—afirmó Yubin confiada en como iba a reaccionar aquella castaña de adorable y torpe personalidad, tan diferente pero a la vez parecida a su hija—nadie puede odiarte Sana, solo le tomará tiempo el aceptarlo, pero ella agradecerá el saberlo ahora y no cuando las cosas hayan empeorado—le aclaró intentando ser lo más sincera con su hija; no quería mentirle, pero tampoco deseaba ilusionarle—todo estará bien—y aquello fue la primera vez que la mujer mintió, las cosas no estaban bien desde que Sana enfermó, constantemente fue un temor para ella que la pesadilla que fue su vida cuando la rubia tenía nueve años, volviese a suceder, y ahora se sentía perdida al igual que su esposo al comprender que el miedo que años atrás tuvieron, estuviese resurgiendo por el nuevo diagnóstico.
Tzuyu había pasado el resto de su día encerrada en su habitación con las cortinas bajas y el televisor encendido, hoy se estrenó la nueva temporada de Atypical, así que era su momento de maratón-tenía que aprovechar sus mini vacaciones inesperadas-. La taiwanesa en silencio limpió sus mejillas al ver como uno de los co-protagonistas que mejor le caía-ya que tenían una personalidad parecida- estaba rompiendo con su pareja por culpa de una infidelidad, pensé que lo amabas, y hablaba con su propia mente incapaz de decirlo a viva voz mientras que tomaba el borde de sus sábanas para continuar quitando la humedad en su piel ante el llanto causado por sus emociones expuestas. De repente, el sonido de la puerta la distrajo, como de costumbre soltó ese conocido "No estoy" pero al parece Nayeon estaba empecinada con la idea de sacarla de la habitación.
—¡Si vas a salir te aclaro que son las siete!—avisó la coreana causando que Tzuyu se levantara con rapidez de la cama cayendo de cabeza al suelo ante las sábanas enredadas en sus piernas—¿Qué fue eso? ¿Te caíste?—cuestionó comenzando a reír ante la imagen mental de lo que le pudo suceder a la joven.
Tzuyu suspiró escuchando el tan característico sonido de la coreana-ella podía afirmar que la risa de Nayeon era la más extraña que había conocido en su vida, pero al parecer Mina le gustaba-, cosas de enamoradas, pensó la castaña apoyando sus palmas contra el suelo de madera impulsandose para volver a incorporarse apoyando su trasero contra el borde de la cama. Y se quedó ahí, quieta con sus ojos fijos en sus manos mientras que sus pensamientos se mantenía completamente revueltos al querer asimilar toda la información que obtuvo en esos nueve capítulos que vio, me falta uno, pensó siendo consciente que, por más que quería terminar la última temporada, se iba a quedar con las ganas solo para tener el tiempo suficiente para poder arreglarse. Luego de unos minutos la taiwanesa se levantó, con calma tomó su teléfono revisando la hora para verificar que Nayeon no le hubiese mentido; efectivamente eran las siete, bueno, siete y media, así que tenía media hora para arreglarse, estaba demasiado atrasada.
La alta muchacha salió de su habitación y corrió hacia el baño donde se encerró, no le tomó mucho tiempo el bañarse, a pesar que, en un principio el agua había salido prácticamente congelada. Diez minutos después, regresó por sus propios pasos con la blanca toalla envuelta en su pecho y la otra cubriendo su humedo cabello, a pesar que era tarde caminó con bastante tranquilidad por el pasillo, aunque esa calma no duró demasiado al toparse con Nayeon, la coreana llevaba una taza en su mano derecha y un paquete de galletas en la otra-las favoritas de Mina-, la pelirroja se quedo quieta analizando de pies a cabeza a su cuñada, para luego simplemente seguir su camino sin antes soltar ese "Que te vaya bien en tu cita" quería matarla.
Tzuyu la ignoró encerrándose en su habitación, rapidamente se dirigió hacia el pequeño mueble que tenía en el lugar buscando que ponerse; le tomó otros diez minutos el decidirse, sobre la cama desordenada dejó una camiseta blanca y unos pantalones negros holgados de cadera, sin muchas complicaciones se vistió llevando sus dos palmas contra su cabeza para secar de alguna forma su humedo cabello, y a pesar que deseaba dejarlo bien seco porque el clima ya comenzaba a estar fresco, el tiempo no estaba a su favor, así que simplemente lo peinó y se colocó las zapatillas. De manera torpe bajó hacia el primer piso- sin antes utilizar nuevamente el baño para asearse bien-.
—¡Me voy!—avisó Tzuyu mientras que deslizaba su polerón por sus brazos escuchando atentamente cómo su padre le preguntaba si quería que la fuese a dejar—¡Saldré con Sana, no llegaré tarde!—y sin más cerró la puerta causando que, Nayeon y Mina se miraran entre sí.
La coreana se acomodó al lado de su novia deslizando su brazo por el hombro de la taiwanesa, en silencio pasó su dedo índice por la mandíbula de la silenciosa pelinegra disfrutando como la chica se colocaba nerviosa.
—Diez won a que Tzuyu está enamorada de Sana—sin pudor alguno estaban apostando respecto al corazón de la castaña, aferrándose completamente a la idea de que la chica era de su bando, pero Mina simplemente chasqueó su lengua contra su paladar para luego sacudir su cabeza en negación—bebé... su heterosexualidad es una fachada, la misma que tuviste tu cuando negabas el estar perdidamente enamorada de mí—le recordó acariciando su pómulo para luego inclinarse y besar su cuello logrando oír la adorable risa nerviosa que la pelinegra adoptó ante ese suave tacto por su parte.
Tzuyu acomodó su polerón para luego arreglar su cabello, si era sincera no tenía ni la menor idea del por qué estaba tan nerviosa, así que tomó una buena bocanada de aire obligándose a relajarse, más calmada estiró su mano presionando sus nudillos contra la madera dando tres simples toques para luego llevar sus manos hacia los bolsillos de sus holgados pantalones esperando con paciencia a que alguien le atendiera. La joven esperó tarareando una suave canción que le había quedado rondando en la cabeza al oírla en la serie que hizo maratón, y se mantuvo ocupada en ese suave sonido brotando de su garganta hasta que la puerta se abrió dejando en exhibición el cuerpo de Sana, Tzuyu tragó saliva observando detenidamente el bonito conjunto que la chica llevaba consigo, ¿Recuerdan que intentaba relajarse? pues, olviden el hecho de que estaba calmada, porque no lo estaba; su corazón no tardó en latir como loco, y sentía que en cualquier momento sería ella quien tendría una hemorragia nasal ante su presión arterial. La japonesa sonrió soltando ese suave "hola Zhou" que la castaña no dudó en corresponder.
La taiwanesa dio un paso hacía atrás mirando detenidamente aquella falda rosada y la corta camiseta amarilla que Sana llevaba, en un principio creyó que la chica saldría de esa forma y no es que le molestase como estuviese vestida, porque le daba igual mientras que ella se sintiese cómoda, solo le preocupaba que se resfriara, aunque no tuvo necesidad de preguntar, cuando la rubia tomó la chaqueta que le había prestado el día anterior envolviendo su torso con esta, viéndose jodidamente adorable ante lo grande que le quedaba. Tzuyu rió aunque toda confianza que logró dejar en exhibición velozmente murió-como también su sonrisa- al notar la intimidante presencia del señor Minatozaki detrás de la rubia.
—Zhou—y la amabilidad que en algún momento había demostrado el buen hombre, se desvaneció por completo y eso la intimidó, aunque no lo suficiente para quedar reflejado en el exterior—la quiero aquí antes de las doce—avisó haciendo un gran esfuerzo por no reír ante la forma en que Tzuyu había asentido con su cabeza como un pequeño cachorro intentando simpatizar a sus nuevos dueños—bien... diviértanse.
Tzuyu se despidió de él para luego caminar hacía la vereda en compañía de Sana, en silencio emprendieron rumbo en dirección de la feria, en esos momento la rubia se encontraba observando el perfil de la castaña mientras que esta se encontraba con su rostro agachado mirando atentamente las lineas del suelo intentando no pisarla; sí, estaba tan nerviosa la pobre que se concentró en ese tonto juego de preescolar. La japonesa cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo no dudó en estirar su mano tomando el brazo ajeno para presionar su torso contra aquella extremidad obligando prácticamente a la más alta a caminar lo suficientemente unidas para sentir el calor corporal de la otra.
—Relájate, no muerdo—avisó subiendo y bajando su palma por el brazo contrario escuchando la suave y nerviosa risa por parte de la castaña.
—No puedes culparme—respondió Tzuyu metiendo sus puños en el interior de los bolsillos de su poleron—hace dos días atrás ni siquiera me querías tener cerca—¿Resentida? para nada, solo estaba comentando la más pura verdad. Como era de esperarse se sintió culpable al posar sus ojos en Sana notando como era ella quien agachaba su mirada posando sus orbes en el suelo—...—se quedó en silencio escuchando ese suave "Lo siento, tenía mis razones" por parte de la rubia, y a pesar que tenía curiosidad por el motivo, no iba a preguntar, no por ahora—esta bien, por lo menos estamos comenzando con buen pie, ¿Eh?
Sana alzó su mirada posando sus ojos en Tzuyu notando como la chica le estaba viendo, de manera impulsiva la japonesa sonrió asintiendo con su cabeza para luego apoyar su mejilla sobre el hombro ajeno.
—Gracias—susurró la japonesa logrando oír ese curioso "¿Por qué?" deslizándose de los labios de la castaña—por no marcharte.
—Bueno... igual somos vecinas, nuestras ventanas están prácticamente a la par—comentó Tzuyu mientras que sonreía consiguiendo que su acompañante guardara silencio memorizando esa imagen; le gustaba la sonrisa de la más alta—no podía marcharme aunque quisiera—admitió sintiendo como su acompañante estrujaba la piel de sus costillas por sobre su camiseta causando que ese fuerte y sorpesivo jadeo se deslizara por su garganta—bien... de nada—murmuró.
No volvieron a hablar hasta llegar al parque. Tzuyu se detuvo en la entrada notando la gran cantidad de vehículos estacionados y cómo las personas-sobre todo adolescentes- ingresaban en el lugar. La castaña giró su rostro al oír ese fuerte "Wooah" proveniente de Sana, con curiosidad posó toda su atención en ella notando sus bonitas orbes color avellana brillando en emoción, ¿Nunca ha ido a una? se cuestionó confundida, y por lo que estaba viendo, al parecer era primera vez que la chica asistía, Minatozaki eres todo un misterio, pensó mientras que permitía que una emocionada japonesa la arrastrara hacia el interior del lugar.
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