Salvación
Espero que te guste carnalito RoseSabeDondeVives
Narrador omnisciente:
Era de noche, Tzuyu había tomado la decisión de salir de su habitación escuchando a sus padres riendo desde el comedor, con cautela bajó las escaleras hasta lograr con bastante facilidad el poder salir a la parte trasera de su casa. La castaña se inclinó tomando el borde sus pantalones holgados para subirlos hasta sus rodillas, la muchacha apretó sus labios tomando asiento en la orilla de la piscina sintiendo el frío del agua acariciando sus piernas desnudas que estaban hundidas en su interior. Tzuyu agachó su cabeza observando atentamente el reflejo de sus facciones impregnadas en el agua, en silencio comenzó a mover sus pies perdiendo la vista que tenía en un principio centrándose plenamente en sus dedos sumergidos, la chica tarareó una suave canción perdida en sus propios pensamientos, estaba relajada, calmada, aunque una parte de ella no podía dejar de cuestionarse qué había pasado con Sana para que llorase de esa manera, sin poder evitarlo la piel de su nuca se erizó ante el vivido recuerdo de la rubia con su rostro completamente enrojecido por el llanto, siendo más notorio en la punta de su delgada nariz aquel fuerte color. Tzuyu apretó los labios, ella no quería verla otra vez llorar, algo dentro de su pecho se había estrujado al oírla y realmente no tenía intenciones de querer escucharla de nuevo, aunque no estaba segura si era por lo que le había provocado o por otra cosa.
El sonido de la puerta trasera chocando contra el borde de madera llamó por completo su atención, confundida Tzuyu alzó su mentón mirando por sobre su hombro derecho si el sonido provenía de su hogar, pero no, sin entender muy bien giró su rostro hacía la casa vecina observando con sorpresa como Sana estaba con un brazo posado en su abdomen y otro presionando su rostro en señal de que estuviera llorando, pero al parecer no lo hacía, ¿Qué hace? se cuestionó sintiendo cierta intriga al ver como la rubia caminaba aparentemente apurada en dirección de su piscina, en un principio creyó que la chica se sentaría, pero solo se inclinó mirando el agua para luego retroceder como si tuviera pavor al simple hecho de imaginarse en su interior, es extraña, pensó apoyando su palmas sobre sus muslos a la vez que, sus ojos seguían en todo momento fijos en lo que estaba haciendo su vecina queriendo comprender sus acciones o por lo menos adivinar cuáles eran sus intenciones.
Tzuyu frunció su entrecejo en el momento que notó como Sana nuevamente agachaba su rostro con sus dedos envueltos sobre el puente de su nariz, con cierta curiosidad miró la repentina forma en que la chica había alzado su mentón en dirección del cielo-como si le estuviese rezando algún Dios divino-, el corazón de la más alta se detuvo en el instante que vio como la sangre que provenía de sus fosas nasales se deslizaba entre sus dedos manchando sus mejillas con ese color, ¿Pero qué? se cuestionó a la vez que se levantaba sacando sus pies del agua queriendo acercarse a la japonesa para preguntarle si estaba bien, pero antes de poder siquiera preguntar, Sana había perdido el conocimiento cayendo de lleno en el interior de la piscina, hundiéndose con una rapidez que solo logró que se paralizará. Tzuyu sintió sus húmedos pies anclados al césped, con los párpados completamente abiertos fue testigo de la forma en que la rubia se terminaba por hundir, morirá, pensó siendo consciente que lo haría, pero no podía moverse por más que lo estaba intentando, por impulso entreabrió sus labios queriendo gritar, sacar algo de sonido de su garganta con tal de ayudarla, pero estaba cerrada, morirá y será tu culpa, y el hecho de pensar en aquella posibilidad la terminó por despertar; la sacó violentamente de su trance, logrando que las palabras se deslizaran por sus labios con una desesperación palpable.
—¡Sana!—y alzó la voz corriendo asustada en dirección de la chica recordando lo que había sucedido con el chico en su escuela, y lo inútil que fue al permitir que muriera. La castaña apretó sus dientes adolorida ante el golpe que recibió su muslo cuando saltó la cerca (valla como le digan) que dividía su hogar con el de la chica, pero no le importó, simplemente siguió corriendo queriendo llegar lo antes posibles—Sana—y la sangre bombeaba con fuerza alrededor de sus extremidades en el instante que observó como la mencionada estaba hundida en el interior de la piscina manteniéndose completamente inerte, sin importarle realmente que estuviese vestida se lanzó al agua empapando su cuerpo por completo a la vez que el agua se adentraba en sus fosas nasales logrando el inminente dolor de cabeza, pero lo ignoró. Agitada sacó su cabeza al exterior tomando una buena bocanada de aire para luego simplemente sumergirse otra vez nadando hacia la rubia hasta lograr tomar entre sus dedos su camiseta, impulsivamente contrajo su brazo apretando la delgada muchacha para tomarla de la cintura y apegarla contra su pecho permitiendo que su rostro quedara sobre su hombro, al tenerla no dudó en nadar hacia la superficie sintiendo sus pulmones arder y el constante pensamiento de anhelo por volver a respirar recorriendo su mente—¡Papá!—y llamó a su padre al sacar su cabeza sintiendo el calor envolviendo sus mejillas ante la angustia que recorría su alma ante los recuerdos de Holland, ella no podría soportar ser testigo de otra muerte.
Tzuyu nadó con ayuda de su brazo derecho en dirección de la orilla, mientras que, la izquierda seguía estando firmemente puesta alrededor de la pequeña cintura de su vecina, con los ojos envueltos en lágrimas la castaña presionó su espalda contra la orilla de roca tomando grandes bocanadas de aire para poder tranquilizarse, su corazón latía de manera dolorosa y sus pulmones por cada respiración emanaban un ardor sofocante. Tzuyu jadeó al girar el cuerpo de Sana, aterrada observó aquel rostro apacible notando el rastro de sangre envuelto en sus fosas nasales, estarás bien, se mentalizó deslizando su pulgar por su mentón siendo una impulsiva caricia. Con ayuda de sus piernas se mantuvo en suspensión ante la profunda piscina a la vez que intentaba con todas sus fuerzas el poder sacar a la rubia del agua, pero las prendas pesaban y dificultaban sus intentos por salvarla, rapidamente sus húmedas palmas se presionaron sobre el abdomen de la muchacha para luego elevar su cuerpo con ayuda de sus muslos apretando sus dientes ante la fuerza que estaba ejerciendo. Tzuyu tragó agua en el momento que tocó el suelo con sus pies descalzos, pero realmente no le importó sentir como aquel asqueroso líquido se escabullía por sus vías respiratorias tomando propiedad de sus pulmones-aquella que le pertenece netamente al oxígeno-, decidida apretó su quijada utilizando toda su fuerza para poder impulsar la anatomía de su vecina logrando que esta quedara fuera de la piscina-alejada de toda posibilidad de morir ahogada-. Con el agua en el interior de sus pulmones la castaña comenzó a toser apoyando sus palmas esta vez alrededor de la orilla intentando recuperar el aire mientras que veía a la rubia recostada sin movimiento aparente sobre el borde de roca y el corto césped.
Al salir lo primero que hizo fue arrodillarse frente al cuerpo de Sana, con sus temblorosas manos quitó los húmedos cabellos de la chica que cubrían sus facciones para luego presionar su pulgar por debajo de sus fosas nasales intentando asegurarse de que la sangre no estuviera deslizándose otra vez, velozmente se percató del hecho de que ella no estaba respirando causando que la ansiedad la atacara, pero no lo suficiente para dejarla inmóvil e inútil. Tzuyu no tenía ni la menor idea de conocimientos médicos, pero era consciente que Sana estaba en problemas al notar como su pecho había dejado de moverse en señal de que no estaba respirando por su cuenta-señal que le confirmaba lo obvio-, de manera torpe presionó sus dedos sobre la nariz de la chica recordando vagamente sus clases de primeros auxilios que su padre le brindó, con ayuda de su dedo pulgar bajó el mentón de la japonesa entreabriendo sus labios, no te acobardes, no te acobardes, se ordenó a la vez que, con el corazón prácticamente paralizado se inclinó presionando sus cerezos sobre los ajenos brindándole todo el oxígeno que tenía. Luego de unos segundos haciendo el mismo movimiento; juntando y alejano su boca de la ajena, no dudó en enderezarse notando como el pecho de Sana estaba inflado, pero no se movía, estaba completamente quieto.
—N~No—susurró presionando el talón de su palma abierta sobre el esternón de la japonesa mientras que, con su otra mano simplemente entrelazó sus dedos en forma de llave, con cuidado mantuvo sus brazos rectos dejando su peso caer en el pecho de la japonesa—uno... dos... tres—y comenzó ha hacer los comprimidos recordando como su padre lo había hecho una vez que atendió un hombre que había caído en el supermercado.
El sudor se mezclaba con el agua de la piscina alrededor de su frente, rapidamente su boca volvió a unirla contra los labios de la rubia brindando todo el oxígeno que había retenido en sus pulmones, pero estaba cansada y eso comenzaba a ser una distracción. Para su suerte su padre apareció acompañado de su madre, mientras que una metiche Nayeon veía desde la ventana de la habitación de su novia. El hombre no dudó en arrodillarse al otro lado de su hija presionando sus palmas alrededor de los hombros de la castaña al ver como Sana había tomado una bocanada de oxígeno acompañada del agua deslizándose por sus comisuras.
—Detente—le ordenó empujando con suavidad a su pequeña, logrando que ella dejara las compresiones para ver con un completo aturdimiento como el agua se deslizaba por los labios de la japonesa—está respirando—aclaró girando el cuerpo de la rubia para que el agua no volviera ahogar a la muchacha brindándole pequeñas palmadas a su espalda siendo una gran ayuda para dejar sus pulmones libres de líquido.
Tzuyu parpadeó sin importarle que sus padres viesen como las lágrimas se envolvían en su húmedo rostro: se permitió el llorar en silencio a la vez que perdía el equilibrio adhiriendo su trasero contra el corto césped sintiéndose plenamente aliviada de lograr que ella estuviese con vida mientras que sus brazos por instintos abrazaba su piernas buscando algo de calor ante aquella fría noche, la castaña tragó saliva observando atentamente como Sana por primera vez en minutos movía su brazo presionando su palma sobre el césped comenzando a toser mientras que Matthew continuaba con las suaves palmadas sobre el medio de su espalda queriendo que volviera a respirar con normalidad, Tzuyu escuchó como su madre le estaba preguntando si había visto los padres de la rubia, pero la castaña no podía dejar de cuestionarse que hubiese sucedido si ella jamás hubiese salido de su habitación, estaría muerta, pensó sintiendo su piel erizarse ante la idea de que la chica estaría ahora mismo muerta en el interior de la piscina, y que la única razón por la que le habló había sido porque le escuchó llorar, y sintió lástima.
La rubia jadeó apoyando su otra palma contra el césped a la vez que alzaba su mirada observando con miedo el rostro de Matthew sintiéndose completamente confundida por no reconocerlo. De forma impulsiva retrocedió sintiendo como su trasero se adhería contra el suelo, aquel repentino movimiento preocupó a la castaña quien, sin dudarlo se levantó dando un par de pasos hacia su dirección logrando con bastante facilidad el colocarse de cuclillas para estirar su mano y presionarla sobre su hombro derecho logrando que la más delgada girara su rostro para posar sus bonitas orbes avellanas en sus facciones.
—Te desmayaste—confesó Tzuyu mirando con preocupación como ella solo había fruncido su ceño sin poder creer que aquello hubiese ocurrido en realidad—¿Dónde están tus padres?—preguntó con curiosidad mirando atentamente como la chica elevaba su dedo apuntando en dirección de la puerta trasera que daba a su hogar sintiéndose aún lo suficientemente aturdida como para poder pensar con claridad en sus palabras. Rápidamente la castaña alzó su mirada observando como su padre se levantaba y corría hacia el interior pensando que algo malo le hubiese sucedido a los señores Minatozaki como para no percatarse que su hija había salido—Sana...—le llamó deslizando su palma para tocar su mejilla logrando que la chica le viese en silencio—ven, tenemos que llevarte a un hospital para asegurarnos que estas bien—le avisó estirando su mano libre para que la chica la tomase, pero cuando la japonesa escuchó la palabra hospital, velozmente se negó manteniéndose en su sitio causando que la castaña simplemente mirara a su madre buscando alguna ayuda por su parte—Ams...—Tzuyu tragó saliva llevando sus dedos a la nuca intentando pensar con claridad—sino quieres ir... entonces, bueno, ven a mi hogar hasta que tus padres lleguen.
Sí, es cierto que perfectamente pudo haber acompañado a la rubia hasta la entrada de su hogar y que se quedase ahí-ella había demostrado en silencio que estaba bien-, pero por alguna razón no se sentía calmada dejándola sola en esa infraestructura; además era tarde y cabía la posibilidad de que se volviera a desmayar, tenía bastantes motivos para querer tener a la rubia a su lado-si es que seguía negándose a la posibilidad de ir a un hospital- hasta asegurarse de que ella estaría bien, así que creyó que la chica estaría mejor con un par de ojos extras resguardando su seguridad, antes que continuar conviviendo con la soledad. En silencio Tzuyu se puso de pie sintiendo su húmeda ropa adherida a su anatomía, con calma ayudó a Sana sintiendo como las frías palmas de la chica se adherían alrededor de sus antebrazos. Confiada dio un paso en dirección de su vivienda, pero para su sorpresa su acompañante no se movió de su sitio, confundida la más alta giró su rostro posando sus ojos en la delgada muchacha para luego ver por sobre su cabeza notando como su padre salía por el mismo lugar en que entró sacudiendo su cabeza en negación, señal de que no había nadie en el hogar.
—Mis padres fueron a comprar comida... no tardarán—avisó Sana al ser consciente de lo que había ocurrido. Sin poder evitarlo se sintió aterrada de que la castaña fuese capaz de saber de su más íntimo secreto así que no dudó en deslizar su tacto de la húmeda piel de su acompañante sintiéndose completamente cohibida por la forma en que Tzuyu le veía—lamento haber causado su preocupación señores Zhou—comentó haciendo una suave reverencia frente a los padres de la más alta mientras que la castaña solo estaba en silencio—volveré a mi habitación—avisó dando un paso hacia atrás queriendo huir lo más rápido posible, porque creía firmemente que volvería a desmayarse.
Quizás se debía a la perseverancia de Matthew, o la calidez que Somin desprendió a lo largo de su crianza, pero algo definitivamente influyó en Tzuyu en el momento que estiró su mano volviendo a tomar el brazo de la más baja siendo cuidadosa, pero firme, intentando que la chica comprendiera que realmente no la iba a dejar sola y menos en esos instantes.
—¿Puedo acompañarte?—preguntó notando como la rubia rápidamente sacudió su cabeza en negación, para luego entreabrir sus labios queriendo colocar una excusa—es solo para asegurarme que si te desmayas por lo menos alguien estará para socorrerte—confesó logrando que ella por fin se diera por vencida siendo consciente que, al parecer la más alta no iba a cambiar de parecer. En silencio Sana dio un paso hacia atrás indicando con solo la mirada que le siguiese el paso—genial...—susurró mirando por sobre su hombro como su madre se había quedado en silencio estirando su mano para tomar el brazo de su esposo, con ese conocido brillo en su mirada; ella le estaba preguntando si iba a estar bien, pero Tzuyu no estaba segura en su respuesta.
Tzuyu seguía pensando que la chica debía ir a un hospital o por lo menos tener alguien de conocimiento médico que la revisara y afirmara que estaba libre de peligro, porque no se sentía segura con que ella estaba completamente bien, ¿Quién lo estaría? se cuestionó observando la espalda de la rubia quien ingresó con calma en su vivienda, actuando como si no hubiese estado apunto de morir en el interior de su piscina, literal se ahogó frente a mis ojos, se recordó ese ligero trauma que iba a tener por el resto de sus días. La castaña relamió sus labios sintiendo como sus mejillas se encendía de un bonito y llamativo tono carmesí ante la sensación de hormigueo alrededor de sus cerezos ante ese simple movimiento, ingenuamente creyó que la sangre caliente en sus pómulos rápidamente se desvanecería como sus frescos recuerdos, pero cuando Sana giró su rostro y la miró por sobre su hombro sintió un fuerte latigazo en el interior de su caja torácica que la hizo detenerse casi de manera inmediata, permitiendo que los recuerdos de su boca tocando la ajena se repitiera una y otra vez en su cabeza como una canción interminable, la besaste, afirmó a pesar que lo había hecho con el fin de salvarla, de todas formas, ahora no podría quitárselo de la cabeza.
La muchacha no dijo nada al respecto, simplemente siguió el camino de la rubia mirando los cuadros que colgaban en las paredes intentando distraerse lo suficiente para no volver a tener en mente lo que había sucedido en la piscina; es adorable, pensó observando las fotografías de la chica de bebé, notando su bonito cabello castaño cayendo por sus hombros con una sonrisa plasmada en sus facciones mientras que su madre-o eso afirmó ella, ante lo joven que se veía- la cargaba sobre sus muslos. Tzuyu sintió curiosidad al ver, como, después de los ocho o nueve años, las pocas fotografías de esa edad la chica llevaba una gorra idéntica a la que tenía su padre viéndose apagada, ¿Qué sucedido? se cuestionó queriendo preguntar, pero no lo haría. De repente algo más llamó su atención, sin dudarlo desvió su mirada hacia la pizarra que estaba en la entrada justo al lado de la escalera, sus orbes por un segundo estuvieron fijo en lo que estaba escrito antes de que Sana se diera cuenta y girara aquel objeto impidiendo seguir leyendo, pero si que entendió la primera línea, "ocho en punto, Sana tiene que tomar su medicina" la chica frunció su ceño, ¿Medicina de que?.
La castaña tragó saliva incómoda ante la forma en que la chica le observó antes de subir las escaleras, en todo momento Tzuyu mantuvo sus ojos en la madera de cada escalón obligándose a no alzar la mirada ante el repentino temor que le creó la rubia por el simple hecho de que sus orbes estuviesen posadas nuevamente sobre sus facciones. Ante el transcurso de los minutos ambas se mantuvieron en un completo silencio hasta que llegaron a la habitación de la chica. Sana se detuvo frente a su puerta con sus ojos fijos en la madera, mientras que la castaña simplemente había llevado sus manos a sus bolsillos delanteros sintiendo aún la humedad de sus prendas, me resfriare, afirmó siendo consciente que aquello pasaría.
—Quédate aquí—ordenó la rubia a la vez que estiraba su mano y tomaba la manilla abriendo la puerta para ingresar en su habitación. Tzuyu creyó que la chica por lo menos dejaría la puerta abierta en señal de educación, pero rápidamente en que entró la cerró dejándola sola en el pasillo.
Genial, pensó la castaña mordisqueando su labio inferior mientras que caminaba hacia la pared de enfrente apoyando su espalda en esa zona para tener una mayor comodidad, aunque rapidamente se alejó al recordar que estaba con sus húmedas prendas y que posiblemente iba dejar una mancha en su pintura. Tzuyu suspiró pensando seriamente que Sana era muy extraña y que debía alejarse de ella, no somos compatibles, aclaró sintiéndose incómoda por estar en lugar que realmente no conocía, ¿Qué hago aquí? y se estaba cuestionando que había pasado por su mente al querer seguir a la rubia cuando ella claramente dijo que no lo necesitaba, pero sabía muy bien el por qué, se sentía culpable, aunque no tenía muy claro que estaba causando ese sentimiento en ella. Una parte de ella estaba tentada en volver a su casa, necesitaba una ducha tibia y dormir bajo sus cálidas sábanas para darle fin a su movido día, pero a pesar de eso no podía simplemente marcharse; debía quedarse y lo iba hacer.
Luego de unos minutos la puerta nuevamente se abrió provocando que la castaña en silencio posara sus ojos en aquella dirección. Curiosa Tzuyu frunció su ceño observando como Sana tenía sus brazos estirados dejando en exhibición un par de prendas y una toalla de color rosa pastel, la castaña no dijo nada al respecto y la rubia al parecer tampoco tenía intenciones de hablar, ella simplemente dio un paso en el interior del pasillo obligando prácticamente a la más alta a que aceptara su entrega.
—El baño está ahí... ve y cambiate—ordenó en el momento que Tzuyu tomó su ofrecimiento para luego alejar con bastante rapidez su tacto al sentir como sus dedos por accidente se rozaron con los de la más alta—no tardes—y volvió a cerrar la puerta dejando a Tzuyu completamente confundida en medio del pasillo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro