Primera salida
No quiero crear pánico, pero queda muy poco para la gran final D:
Narrador omnisciente:
Tzuyu se sentía como una pequeña niña esperando la llegada de santa Claus con sus dos palmas escondidas entre sus muslos, el interior de su abdomen burbujeaba ante el recuerdo de su pequeña confesión acompañado por ese claro "Sí" por parte de Sana, estaba feliz, contenta a más no poder a pesar que la pequeña vocecita alojada en su cabeza seguía estando presente recordando constantemente que aún no tenía derecho de ser plenamente feliz. La taiwanesa suspiró; se encontraba en el pasillo frente a la habitación de los exámenes de muestra, el señor Minatozaki fue el primero en ingresar para hacerse el examen así que con paciencia esperaba acompañada de la señora Minatozaki. La muchacha relamió sus labios encorvando sus hombros mientras que observaba como la puerta seguía estando cerrada, si alguien le preguntaba cómo se sentía, estaba cagada de miedo, a más no poder, sentía que en cualquier momento el sudor terminaría por bañarla por completo, mientras que su corazón con violencia danzaba en el interior de su caja torácica avisandole que en el cualquier momento se iba a detener si no mantenía la calma, estaba a un par de horas de saber si era o no compatible con Sana, así que era normal para ella el no poder controlar los nervios.
—Y bueno...—Yubin rompió el agradable silencio que las envolvía causando que la castaña confundida girara su rostro posando sus ojos en ella—¿Cómo has estado llevando todo esto?—preguntó teniendo verdadero interés por cómo estaba la adolescente respecto a la nueva información que la muchacha conocía. Ella había conversado tanto con Somin como con su esposo, así que estaba al tanto de la forma en que la muchacha había reaccionado con la noticia.
Tzuyu apretó sus labios tentada en mentir, pero rápidamente recordó la conversación que tuvo con Wheein; basta de ocultar como te sientes, sus palabras habían quedado fija en su mente, como un pequeño recordatorio de que también era humana y que por ende tenía el mismo derecho que los adultos de estar pasándola mal.
—Es difícil, pero trato de manejarlo—confesó echando su espalda contra el respaldo del asiento a la vez que llevaba por instinto sus manos a su rostro pasando sus dedos por sus facciones intentando vanamente despejar todo rastro de malestar y sueño—¿Cómo lo hace señora Minatozaki?—cuestionó interesada por saber su método para mantenerse fuerte. Curiosa giró su rostro posando sus ojos en la mujer notando como esta simplemente sonreía con amargura—¿Cómo no se derrumba?
—Lo hice—admitió mientras que apoyaba su espalda contra el respaldo de su asiento ejerciendo el mismo movimiento que la adolescente había hecho segundos atrás—la primera vez que le diagnosticaron leucemia, me derrumbé...—confesó posando sus ojos esta vez en la blanquecina pared del pasillo sintiendo como los recuerdos la atacaban con violencia—por temas de trabajo Jicheol sólo podía estar un par de horas con Sana así que en ese corto periodo de tiempo aprovechaba para llorar en la pequeña sala de rezos que estaba en el primer piso—comentó sintiendo como las traviesas lágrimas se deslizaban por sus pómulos—nunca permití que Sana me viera llorar... actué de la misma forma en que lo haces tu—aclaró sonriendo con suavidad logrando que la castaña mordiera el interior de su mejilla a la vez que agachaba su mirada—pensé que no la volvería a ver...a mitad de sus sesiones finales su cuerpo tuvo un colapso y casi la perdimos para siempre, pero mi hija es fuerte y se aferró a la vida—comentó con orgullo.
—Saldrá de esta.
Y Tzuyu realmente no pudo evitar el pensar en voz alta, así que se sintió tímida. La mayor giró su rostro posando sus ojos en la muchacha, si Yubin era sincera sentía admiración por la forma en que la adolescente se estaba comportando, como se obligaba a no flaquear, manteniendo en todo momento un pensamiento positivo, no es que ella no lo tuviese, claro que quería a su hija completamente curada y a salvo, pero también era realista-jamás negaría que había tenido esa conversación con su esposo-, siendo completamente diferente a la castaña; Tzuyu no se daba la oportunidad de pensar en una vida sin su hija y eso se lo agradecía-a veces la muchacha tenía la suficiente esperanza para reponer la que le faltaba a los dos adultos siendo suficiente para mantener a Sana feliz-. La adulta de manera instintiva estiró su mano presionando su palma sobre la nuca de la menor, con suavidad acarició su cabello, encontró una buena mujer, pensó sintiéndose plenamente feliz de que su hija hubiese tenido la suerte de conocer a alguien como Zhou Tzuyu.
La conversación quedó hasta ahí gracias al sonido de la puerta que las alertó, en silencio el señor Minatozaki apareció, Tzuyu observó sin pronunciar palabras como el hombre tenía su chaleco de lana mal puesto dejando su brazo desnudo para las vistas de las presentes, el hombre caminó hacia su dirección mientras que mantenía ejerciendo presión con sus dedos sobre el pequeño algodón que estaba puesto sobre la reciente herida.
—Tu turno—comentó el mayor dándole ligeras palmas a la espalda de la adolescente par que se levantara.
Bien, Tzuyu estaba realmente asustada ya que no era muy fan de las agujas que digamos, pero de todas formas se levantó demostrando valentía mientras que sus palmas sudaban. De manera tímida se inclinó presionando sus dedos sobre la madera de la puerta para ver como una mujer de traje azul claro caminaba de un lado hacia el otro, rápidamente la chica notó su presencia y le hizo una seña para que tomara asiento.
—Desnuda uno de tus brazos por favor—pidió la mujer con amabilidad mientras que continuaba arreglando un par de cosas. Como era de esperarse Tzuyu tomó asiento donde le había indicado observando con nerviosismo como la enfermera tomaba un par de guantes acompañado de una jeringa bien sellada y un frasco pequeño—si quieres puedes subirte la chaqueta o quitarla, como se te acomode mejor—y ella trataba de ser lo más amable posible con su nueva paciente ya que notó rápidamente lo nerviosa que estaba la adolescente. Con calma la castaña se quitó su chaqueta observando como la contraria envolvía su palmas con los guantes—estira uno de tus brazos.
—¿No importa cual?—cuestionó Tzuyu a la vez que veía como ella sacudía su cabeza en negación; bien, fuiste bueno, pensó estirando su brazo izquierdo sintiendo rápidamente como la contraria tomaba su antebrazo y lo jalaba con suavidad para dejarlo sobre una almohada—¿Cuánto tardará la respuesta?—preguntó de forma ansiosa siendo consciente que Yubin ya le había explicado que podría tardar un par de horas.
La enfermera relamió sus labios tomando un algodón para luego humedecerlo, con cuidado lo pasó sobre el hueco que se creaba en su codo intentando limpiar lo mejor posible aquella zona.
—Puede variar desde un par de hora hasta un día... todo depende de la máquina—confesó a la vez que tomaba un pedazo de goma y lo envolvía sobre el brazo de la adolescente hasta lograr crear un torniquete—abre y cierra la palma—pidió observando como la castaña acataba su orden abriendo y cerrando la palma. Calmada se inclinó presionando dos de sus dedos sobre la piel ajena buscando la vena—deja tu palma abierta—y eso hizo Tzuyu observando con el corazón agitado como la mujer estiraba su mano acompañado de la aguja previamente sacada de su empaque—respira profundo—Tzuyu contuvo el aire sintiendo como su piel era perforada, si era sincera la sensación de la aguja bajo su piel era incómoda, pero no dijo nada al respecto. Si alguien se lo preguntaba la adolescente se sorprendió al ver como la mujer con bastante simplicidad tomaba el pequeño frasco y lo conectaba detrás de la aguja permitiendo que la sangre ingresara con rapidez. Luego de unos segundos cerró el frasco a la vez que quitaba la aguja de la piel de la adolescente—¿Todo bien?—cuestionó mientras que quitaba el torniquete observando la manera en que la chica en vez de responder solo asentía con su cabeza—listo terminamos.
Tzuyu se levantó del asiento con un bonito parche cubriendo la zona recién perforada, avergonzada por la forma en que la trabajadora le estaba viendo tomó lo más rápido posible su chaqueta y huyó soltando un torpe "De nada". Si era sincera no tenía ni la menor idea del por qué se había puesto tan nerviosa, ni mucho menos la razón del por qué soltó un de nada, en vez de un gracias, hiciste el ridículo, se aclaró sintiendo sus mejillas pinceladas en un fuerte tono carmesí.
—...No lo cubre el seguro.
La adolescente se quedó quieta escuchando la conversación de los mayores mientras que oía como la enfermera estaba distraída realizando sus cosas; la castaña se quedó de pie frente a la puerta con sus dedos en el pómulo de metal mientras que su chaqueta colgaba en uno de sus antebrazos, ¿No estarán hablando de Sana, verdad? se cuestionó queriendo escuchar más de aquella plática, porque sentía que le correspondía, y técnicamente tenía el mismo derecho que ellos de saber que estaba sucediendo para poder ayudar.
—Si es necesario hipotecamos la casa... pero de alguna forma lo vamos arreglar—y esa era la voz del señor Minatozaki alentando a su esposa de que buscarían la manera de que todo saliera bien—lo material no importa, nuestra prioridad es nuestra hija.
A la castaña se le hizo un nudo en la garganta cuando escuchó su lastimosa voz; estaban tan cansados y la situación no mejoraba.
—¿Tienes alguna duda?—Tzuyu encogió sus hombros cuando escuchó la voz de la enfermera, ahora más que avergonzada sacudió nuevamente su cabeza en negación terminando de huir de la habitación.
Como era de esperarse ambos adultos guardaron silencio en el momento que escucharon la puerta abriéndose, atontada la adolescente se acercó al asiento vacío que se encontraba al lado del señor Minatozaki observando como Yubin se levantaba para luego caminar hacia la habitación. Los primeros minutos ninguno de los dos pronunció palabras, ambos se encontraban lo suficientemente sumergidos en sus pensamientos como para querer entablar un tema de conversación con el otro. Jicheol se mantuvo ocupado cuestionandose el como lo haría para conseguir aquella suma de dinero que deberá pagar por la operación de su hija, y como no, también tendrá que pagar la del donante, así que era el doble de ingreso, si se lo preguntaban estaba asustado, ni siquiera trabajando turnos extras e hipotecando su casa podría lograr pagar todo lo que debía, y era una mierda que su seguro médico justo no cubriera aquella operación, estaba enojado, furioso con la vida, porque no lo dejaba tranquilo, cansado a más no poder, pero no quería ser egoísta pensando solo en él, la chica también sufre, pensó girando su rostro para ver como Tzuyu se mantenía distraída acariciando el pequeño parche en su brazo, solo es una niña, y lo era, la taiwanesa solo tenía diecisiete años, pero aun así mantenía la energía de un adulto promedio, y era consciente de las consecuencias, pero no las aceptaba.
—¿Cree que Sana pueda salir hoy?—y la pregunta descolocó por completo al adulto. Jicheol frunció su ceño observando como la castaña dejaba de acariciar el parche para alzar su mentón topándose con sus ojos esperando por un par de segundo en un completo silencio una respuesta de su parte—como aún está ligeramente estable, pensé que podríamos salir—murmuró.
—¿Por qué quieres que salga?—le confundía bastante que Tzuyu fuese tan espontánea; a veces se le ocurría ideas de la nada, y él personalmente no tenía ni la menor idea de cómo debía manejarlo, así que solo escuchaba y aceptaba, por eso mi hija te ama, sí, es cierto que cuando comprendió a la adolescente se avergonzó bastante al querer alejarla de Sana, menos mal no lo hizo.
—Porque sé que después no podrá—confesó logrando nuevamente el silencio por parte del más alto—tiene una lista—aclaró intentando no avergonzarse cuando notó como él sonreía—quiero que la cumpla, para luego cuando mejore tener otras más—si se lo preguntaban a Jicheol, él pensaba firmemente que Tzuyu era adorable—...¿Entonces?—arrastró las palabras deseando oír una respuesta afirmativa por su parte.
—¿Tienes todo listo, verdad?—cuestionó mirando atentamente como Tzuyu asentía con su cabeza como un pequeño cachorro—bueno... en otros instantes hubiese aceptado—la castaña intentó no perder los ánimos al saber que estaría próxima de oír un pero—pero debes hablarlo con Lee, es su doctor, él sabrá que es mejor para ella—admitió a la vez que sus ojos se desviaban hacia el final del pasillo notando el cuerpo del doctor de su hija. Rápidamente movió su cabeza indicando de esa forma que mirara hacia atrás—es tu día de suerte—comentó al notar como Tzuyu giraba su rostro posando sus ojos en el adulto—ve.
La castaña se levantó con rapidez comenzando a trotar en dirección del doctor.
—Doctor Lee—le llamó llevando sus dos manos contra sus rodillas mientras que encorvaba sus hombros tomando cortas bocanadas de aire—...—debía comenzar a volver a hacer ejercicios porque estaba perdiendo resistencia. Cuando se sintió recuperada alzó su mentón notando como el hombre le sonreía con suavidad—¿Le puedo hacer una pregunta? a parte de esta, claro—Lee asintió con su cabeza divertido por la manera de actuar que la adolescente tenía—¿Sana puede salir hoy?... me explico—intentó aclararse al ver que él estaba a punto de negarse—yo sé que empeorara, eso es inevitable, entonces creí... bueno, yo pensé que si sale hoy posiblemente esté mejor de ánimos y pueda sobrellevar sin muchas complicaciones los siguientes procedimientos—admitió mientras que se balanceaba en sus propios pies.
El adulto entrecerró sus párpados mirando en silencio los evidentes nerviosismo que estaban atacando en esos momentos a la castaña. Lee se tomó su tiempo meditando si era o no buena idea el dar luz verde a que Sana abandonara por un día las instalaciones de su hospital, puede empeorar, pensó siendo consciente que en esos momentos la chica estaba bastante delicada en temas de salud, pero le haría bien, y eso era un hecho, lo notó a lo largo de las semanas, se percató como la presencia de la adolescente de una u otra forma lograba que su paciente se siente más cómoda, y alegre. El doctor suspiró a la vez que se cruzaba de brazos, manteniendo en todo momento sus ojos fijos en la taiwanesa.
—Bien, puede salir—y dio el visto bueno notando como Tzuyu entreabría sus labios haciendo un gran esfuerzo por no chillar ante la emoción—pero...—era obvio que tendría sus restricciones, así que la castaña se relajó y esperó el oírlas—si Sana se siente mal, o no estas segura que ella se encuentre bien, de inmediato la traes, ¿Ha quedado claro?—cuestionó observando atentamente como la muchacha asentía repetidas veces con su cabeza—ve avisarle mientras voy a buscar a una enfermera.
Tzuyu ni siquiera se despidió de él, velozmente la muchacha corrió por el pasillo siguiendo de largo-por poco casi choca con la madre de la japonesa- pero la logró esquivar soltando aquel claro "Lo lamento" como si fuese suficiente para tener una disculpa. Debían entenderla, estaba emocionada, feliz porque era el mejor día de su vida... bueno el segundo, el primero sería lejos cuando Sana estuviese completamente recuperada. Con las mejillas pinceladas por ese fuerte tono carmesí y el corazón agitado a más no poder, la adolescente se adentró con cuidado a la habitación de la japonesa observando como Sana estaba fingiendo el ver la televisión, como era de esperarse sus ojos estuvieron fijos en los suyos cuando notó su presencia, y rápidamente el animo decaído con el que había amanecido se desvaneció permitiendo que la alegría y felicidad de ver el rostro de Tzuyu le causaba.
—Hola—Sana la saludó mientras veía atentamente como la castaña se acercaba agarrando su rostro para plantar sus labios contra los suyos siendo una de las primeras veces que la más alta era quien decidía tomar el mando de la situación. Sería mentira si la japonesa no admitía que se había sorprendido bastante, es más, los nervios la atacaron de la misma forma que ese beso así que se quedó quieta sintiendo sus cálidos belfos sobre sus cerezos—oh...—quedó plasmada luego de que Tzuyu hubiese roto el contacto acariciando con sus pulgares sus frías mejillas—¿A que vino eso?
Y la pregunta desconcertó tanto a la castaña que, aquella burbujeaba de alegría en la que se había estado manteniendo rápidamente se reventó causando que la chica alejara sus palmas dando un paso hacia atrás.
—Yo~... Mh, pensé que podía hacerlo—admitió avergonzada—¿Estuvo mal?—cuestionó preocupada mientras que veía como la japonesa sacudía con su cabeza en negación, sintiéndose velozmente culpable de crear inseguridad en su pareja.
—No, no, solo me sorprendió—aclaró la chica a la vez que se removía sobre el colchón dándole pequeñas palmadas a la zona desocupada—ven siéntate—pidió notando como la adolescente acataba su orden. En silencio estiró su mano presionando sus dedos sobre el mentón de la más alta para luego deslizar sus yemas hacia sus rebeldes mechones que caían a su rostro, tomando un par para dejarlo detrás de la oreja de Tzuyu—¿Estas bien?
—Lo estoy—admitió la muchacha. La chica tomó una buena bocanada de aire armándose de valor, ¿Que pasa si se niega? y ahora recién comenzaba a tener sus dudas, debí preguntarle antes, se estaba reprochando por no haberlo hablado con anterioridad—quería darte una sorpresa, pero no lo pensé bien—admitió logrando que Sana le sonriera con suavidad, ver a Tzuyu tímida le parecía bastante adorable, así que se mantuvo en silencio esperando que terminara de hablar—¿Quieres salir?
—¿Qué?
—Eso... hable con el doctor Lee, y él aceptó tu salida—confesó mientras que llevaba una de su manos hacia los bolsillos delanteros de sus pantalones buscando con bastante dificultad la pequeña nota en la que Sana había escrito su lista de deseos—quería completar uno de tus deseos—aclaró a la vez que, con bastante cuidado desdoblaba el papel ya bastante manoseado; debía confesar que lo estuvo leyendo cuando no podía dormir, la hacia recordar a la japonesa—ams, aquí... aquí dice que querías un día de pícnic con piscina incluida y con nuestros amigos—releyó el papel sintiendo como la japonesa agarraba su prenda desde su hombro obligando a que girara su rostro—¿Qué sucede?
Sana se inclinó a la vez que tiraba de la prenda de la muchacha logrando presionar sus labios sobre los ajenos, con suavidad entreabrió su boca sintiendo como Tzuyu llevaba sus dedos contra su abdomen siendo primera vez que tomaba la osadía de tocar su torso, y le gustó.
Media hora después; donde la enfermera vino y desconectó las pequeñas maquinas que estaban manteniendo estable el frágil cuerpo de la ex rubia, ahora ambas adolescentes se encontraban en el estacionamientos-se habían topado con los señores Minatozaki, como era de esperarse la taiwanesa se disculpó nuevamente con Yubin, mientras que esta le indicaba que se marcharan de una buena vez-. Tzuyu había llamado a Jihyo aclarándole que el plan que habían hecho estaba a punto de comenzar así que la chica le avisó que cuando ella llegara todo estaría listo, un peso menos de que preocuparse, pensó mientras que observaba como Sana veía maravillada su motocicleta, mataré dos pájaros de un tiro, y era cierto que lograría cumplir tanto el sueño de la japonesa por subirse a la moto como tachar uno de sus deseos de la lista.
En silencio Tzuyu se quitó su chaqueta envolviendo el torso de la japonesa, en silencio y con su ceño completamente fruncido la taiwanesa comenzó a abrigar a su acompañante mientras que la chica no dejaba de verle. La castaña subió el cierre hasta cubrir el cuello de la más baja queriendo que la zona respiratoria de la joven estuviese abrigada; era verdad que el día estaba siendo bastante agradable, así que no había necesidad de estar con chaqueta y gorro bajo el cálido sol, pero se trataba de Sana y Tzuyu era lo suficientemente protectora para querer asegurarse de que estuviese con el cuerpo a buena temperatura. Cuando sintió que Sana estaba lo suficientemente abrigada tomó el único casco que traía consigo y con cuidado se lo puso sobre su cabeza-cabe aclarar que Sana estaba con un gorro de lana cubriendo su expuesto cuero cabelludo-. ¿Dónde deje mi celular? se cuestionó palpando los bolsillos de su pantalón queriendo tomarle una fotografía a la japonesa para agregarlo a su libro, bueno, después se la tomo. Se rindió con bastante facilidad así que decidió alzar su rostro notando como la más baja seguía con sus fijos en sus facciones.
—¿Sucede algo? ¿Te sientes bien? podemos quedarnos si quieres—Tzuyu habló con rapidez mientras que sus manos viajaban del rostro de su acompañante a sus hombros, y viceversa, intentando asegurarse mediante el tacto que la chica estuviese bien.
—Estoy bien—aclaró Sana a la vez que alzaba su mentón intentando ver los ojos de la más alta; el casco le quedaba grande así que se le caía, impidiendo tener una buena vista del cercano rostro de Tzuyu—solo te estaba mirando—confesó mientras que se colocaba en puntilla presionando sus dedos sobre los delgados hombros de su acompañante sintiendo como la castaña de manera impulsiva envolvía sus brazos sobre su cintura, a simple vista parecían una pareja normal y corriente, sin enfermedad de por medio—te amo~.
Tzuyu sonrió.
—También te amo.
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