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Primer respiro

Narrador omnisciente:

Tzuyu se quedó quieta mientras que su padre nuevamente la abrazaba, era la octava vez que él la envolvía en sus brazos logrando que la pequeña caja de chocolate que traía consigo quedara completamente estropeada entre su abdomen y el ajeno. La taiwanesa presionó su mentón sobre el hombro del adulto mirando con una clara muestra de confusión a los señores Minatozaki quienes simplemente se estaban viendo entre sí, la preocupación en ellos era notoria, y hasta más genuina que la de su progenitor y esa la entristeció de una manera casi inexplicable, porque sabía, a pesar que no lo había dicho a viva voz, sabía a la perfección que por muy cariñoso y angustiado que se viera, un par de abrazos, no iban a solucionar las cosas; necesitaba un padre, y Matthew aún no cumplía el criterio de uno. Después del cuarto abrazo Tzuyu había dejado de oír las palabras del más alto, ese claro Mingyu murió, hacia ecos en su cabeza, y no lo podía creer, simplemente en su mente no era aceptada la opción de que el chico que tanto daño le hizo, por fin estaba bajo tierra, porque eso significaba que estaría fuera de peligro, y no estaba acostumbrada al verdadero alivio.

En un principio ella no había entendido lo que su padre estaba confesando a través del llanto mezclado con los hipos producto de la mala circulación de su oxigeno en el interior de sus pulmones, o quizás sí lo entendió, pero no quería pensar en eso, porque estaba cansada de sufrir y carcomerse la cabeza por situaciones que realmente ella no podía, ni debía solucionar. Cuando Matthew aclaró que su temor y vivido pavor había sido causado por la fotografía que Mingyu le envió, la castaña sintió como sus piernas habían dejado de funcionar flaqueando en el proceso-para su suerte, su padre la sostuvo antes de caer-, su mente se quedo en blanco y desde su pecho, el aire había dejado de circular, porque estaba siendo consciente de que él la había seguido durante todo el transcurso de la escuela hasta el hospital de Sana, y que por cosas del destino, no había logrado atraparla, a pesar que había tenido el tiempo más que suficiente para raptarla; su piel se erizó como si fuera de gallina, y el tan conocido sudor comenzó a deslizarse por su columna vertebral, pude morir, y sí, efectivamente pudo haber muerto sin siquiera haberlo previsto.

Tzuyu presionó una de sus palmas contra el abdomen de su progenitor intentando dar un paso hacia atrás. Le tomó alrededor de unos cinco minutos a que el mayor tomara la decisión de despegarse de ella, pero cuando lo hizo, la chica pudo notar como limpiaba con el dorso de su mano izquierda las lágrimas que seguían esparcidas por su piel notando lo frágil que era, a pesar de que la actitud que mantuvo ese ultimo tiempo dejara en evidencia lo mucho que carecía de sentimientos,-al parecer tenía corazón-, pero él nunca notó lo frágil que ella había quedado por culpa de su capricho, no puedo, y no, a pesar que sonaba muy egoísta en su cabeza, simplemente no podía perdonarlo tan fácil; necesitaba pensar, hablarlo con su novia. 

—¿Puedo ver a Sana?—cuestionó ignorando parcialmente las facciones de su progenitor notando por el rabillo de sus ojos como el adulto daba un paso hacia el lado, mientras que los padres de su novia se volvían a mirar para luego asentir con su cabeza.

La castaña arregló el bolso sobre uno de sus hombros para luego comenzar a caminar hacia la puerta, antes de tener la posibilidad de poder ingresar a la habitación, Yubin estiró su mano tomando entre sus dedos el delgado antebrazo de la adolescente deteniéndola con bastante facilidad.

—¿Estás bien?

A diferencia de Matthew, los padres de su novia siempre preguntaban el como se sentía, aunque bueno, ante tal noticia realmente estaban preocupados por la salud mental de la muchacha-sería una catástrofe para ellos el saber que la chica había perdido todo rumbo en su vida-, pero por primera vez en meses, Tzuyu realmente se sentía bien, a pesar de todo, a pesar que realmente las cosas seguian estando igual que siempre, se sentía gradualmente más tranquila, ya que no debía preocuparse porque Mingyu la lastimara, ni a ella, ni a Sana. La taiwanesa sonrió con suavidad para luego asentir con su cabeza logrando que la adulto le devolviera el gesto suavizando el agarre que le había impedido en un momento el ingresar en la habitación. 

Tzuyu tomó una buena bocanada de aire cuando su espalda tocó la madera de la puerta indicando que, por fin estaba a solas con su novia. En silencio caminó hacia el sofá donde dejó su bolso, junto con la pequeña caja estropeada. Como siempre, se dirigió al baño lavándose muy bien las manos y de paso limpiar su rostro intentando despejar todo pensamiento autodestructivos que circulaban por su cabeza como si estuviese en una constante carrera por el premio gordo-aun seguía en juego-, pero Wheein le estaba ayudando a ganar, y esperaba lograrlo porque estaba colocando todo de ella para que las cosas dieran por fin buenos frutos en su vida.

La adolescente arrastró la silla de siempre acercándose lo que más pudo a la cama de su pareja notando lo delgada que estaba Sana en esos momentos; cabe aclarar que, como estaba conectada al ventilador mecánico no podía alimentarse por su cuenta, así que Taeyong el medico cabecera tomó la decisión en compañía de las enfermeras que habían estado desde el principio del tratamiento de la japonesa a que a la ex rubia se le colocara una sonda nasogástrica, en un principio Tzuyu no tenía ni la menor idea de lo que significaba esa palabra, ni cual era la diferencia entre nasogástrica y gástrica, pero el adulto fue muy amable en explicarle que, la primera se trataba de una pequeña manguera de goma que era introducida por las fosas nasales deslizándose por el esófago y terminando en el estómago, siendo un proceso para nada invasivo y de fácil manipulación, a diferencia de la segunda, en la cual se debía ingresar desde pabellón para llevarse a cabo el procedimiento creando una pequeña incisión en el abdomen de Sana hasta llegar a su estómago-por temas de salud y el estado en que la japonesa se encontraba, se eligió la primera opción-. Tzuyu aun recordaba como su piel se había erizado ante la forma en que el doctor deslizó aquel tubo de goma por la nariz de su novia, a simple vista fue bastante abrumador el no saber como se sentía Sana, pero confiaba en el doctor Lee y sabía que él no haría nada para lastimar a la chica.

La taiwanesa estiró su mano apoyando sus codos sobre el nuevo colchón de la chica-ante su cuerpo inmóvil, el doctor Lee hizo todo el papeleo para que a Sana le cambiaran el colchón por uno antiescaras antes de que su cuerpo pasara por aquel terrible sufrimiento; Tzuyu estaba agradecida por eso-. En silencio la chica comenzó a acariciar con sus dedos el antebrazo desnudo de su pareja sintiendo el hueso directo de la chica. Los primeros días, cuando se dio cuenta de que Sana había perdido gradualmente su peso, no pudo evitar el sentirse furiosa creyendo-como cualquier otra persona hubiese creído-, que estaban alimentando mal a la chica, pero Taeyong le explicó que como Sana no estaba realizando ningún tipo de movimiento, su masa muscular lentamente fue disminuyendo, y al estar alimentándola a base de comidas liquidas-esa era la única forma de poder pasarlo por la sonda-, no había muchas opciones de que la chica tuviera las calorías y carbohidratos que tendría una comida normal y corriente sin estropear su estómago que ya en si, estaba bastante sensible y delicado por culpa de las agresivas quimioterapias que recibió. 

Tzuyu jamás le gustó el sonido que las máquinas producían al indicar que seguían funcionando, la colocaba de los nervios el escuchar esa clara forma de compresión que el respirador mecánico realizaba por cada respiración que le brindaba a los pulmones de su novia, quizás se debía al hecho de que le daba pavor el no volver a escucharlo, que un día llegara y ese sonido se hubiese detenido indicado que su pareja ya no estaba más en su mundo, era un miedo constante que debería-por lo que le había comentando Wheein- comenzar a costumbrarse, porque el peor error era seguir viviendo con temor; obviamente no podía dejar de temer de un día para otro, pero si comenzar a trabajar en eso, todo para su bien, claro está. La taiwanesa relamió sus labios enfocando sus orbes en el rostro apacible de su pareja notando su blanquecina piel, le faltaba tanto color para su parecer, echaba de menos ver sus mejillas pinceladas por ese adorable tono carmesí. 

Se había vuelto una completa rutina el conversar con Sana como si esta la escuchara; había sucedido con la compra de chocolate, como las visitas diarias, y lo más seguro es que no se detendría hasta ver un resultado positivo por parte de la ex rubia. 

—Te compré chocolates—estaba dando comienzo a su charla, dejando una pequeña pausa en espera de una respuesta por parte de la japonesa, pero nada, como siempre, solo sonidos de las distintas máquinas que seguían conectadas en la chica. La taiwanesa apoyó una de sus piernas sobre su muslo inclinándose con mayor comodidad en dirección de la silenciosa joven—Matthew los estropeó... pero espero que solo hubiese sido la envoltura—comentó sintiéndose bastante avergonzada por lo que había hecho su padre—ayer también compré... bueno, siempre compro, porque sé que son tus favoritos—aclaró sonriendo sin mostrar los dientes, dejando en evidencia que simplemente era un movimiento cansado—tus padres a veces se los comen, otra veces lo hago yo, porque tampoco queremos que se echen a perder—no pudo evitar el reír con amargura deseando oír alguna queja por parte de Sana, algún sonido, lo que fuera, no importaba realmente el qué: ella estaría agradecida si brotaba de la garganta de su pareja—me gustaría que los volvieras a probar.

Silencio. Tzuyu odiaba el silencio. 

La castaña volvió a relamer sus labios llevando su mano libre contra su rostro, solo relájate, se animó siendo consciente que realmente no sacaba absolutamente nada el enfadarse por no poder hacer más por su novia, así que tomó una buena bocanada de aire deslizando sus dedos de sus facciones hacia el dorso de su pareja acariciando alrededor de la pequeña intravenosa que seguía estando encajada por sobre su piel, con pequeñas cintas adhesivas siendo los únicos que retenían el material en su mano.

—Mingyu murió—y lo soltó como si nada, siendo más que consciente que si su novia estuviese  en esos instantes escuchándola probablemente se hubiese atragantado con su propia saliva—Matthew me comentó que me estaba siguiendo—el simple hecho de pensar que pudo haber estado en ese vehículo le causaba escalofríos—si te soy sincera no sé el por qué se volcó... solo sé que esta muerto, y es lo que me importa—confesó a la vez que sus dedos se deslizaban hacia el abdomen de la ex rubia presionando sus yemas por sobre la tela de las sábanas sintiendo el hueso de su cadera chocado contra sus pequeñas extremidades—bebé ¿Sabes lo que eso significa?—susurró—significa que puedo volver a mi habitación, así que es momento que despiertes—mientras que hablaba sus ojos seguian estando enfocadas en sus facciones—ya no nos pueden lastimar...

Tzuyu giró su rostro al oír como la puerta se abría. Avergonzada de pensar que alguien más que Sana hubiese oído sus palabras, la chica echó su espalda contra el respaldo de su asiento perdiendo por completo el contacto del cuerpo de su pareja mientras que veía atentamente como el doctor Lee ingresaba en un completo silencio en compañía de los padres de Sana y de una que otra enfermera causando que la taiwanesa tuviese un mal presentimiento por su presencia; por lo general las cosas malas venían en compañía de ambos trabajadores de salud.

 —Tzuyu—el doctor Lee la saludó a la vez que se acercaba donde Sana apoyando sus palmas sobre el barandal de metal que mantenía a la chica en medio de la cama. La taiwanesa hizo una suave reverencia en compañía de ese pequeño "Buenas tardes", tan educada como siempre—sé que los señores Minatozaki aun no te han dado la noticia—comenzó hablar mientras que se dedicaba a mirar las maquinas que seguian estando en el cuerpo de Sana asegurándose de que todo estuviese yendo a la perfección, a la vez que Tzuyu por instinto posaba sus ojos en los padres de la chica sintiéndose verdaderamente asustada de que algo malo estuviese por ocurrir, no estoy preparada, y no, hace mucho tiempo que no estaba preparada para seguir recibiendo malas noticias.

—¿Q~Qué? ¿De qué? 

Y como no, la voz temblorosa en la taiwanesa se deslizó de sus labios provocando que el doctor simplemente le sonriera con suavidad dejando en evidencia el hecho de que se estaba divirtiendo por culpa de su reacción.

—Vamos a desconectar su respirador artificial—avisó provocando que la castaña se levantara de un solo movimiento, para luego inclinarse con la suficiente rapidez para cubrir con sus manos y torso el cuerpo de su novia, indicando de esa forma que no permitiría que nadie la separara de Sana. La adolescente estaba tan confundida que ni siquiera era capaz de permitir que las palabras salieran de su boca, así que dejó que sus acciones tomaran posesión de sus actos—Tzuyu...—ella negó con su cabeza; se iba aferrar a su novia, a pesar que en un principio había estado a favor a dejarla ir—Tzuyu, no estoy haciendo esto para que ella muera. 

Y sus palabras fueron como si le hubiesen lanzado un cubo de agua congelada sobre su cabeza, ¿No iba a morir? se cuestionó a la vez que, con lentitud comenzaba a volver a erguirse dejando en evidencia que estaba dispuesta en que él examinara a Sana, pero sus manos velozmente buscaron el brazo de su novia envolviendo sus dedos sobre la palma de la ex rubia dejando en claro con aquella simple acción que no se alejaría de ella, sin importar que pasara, no se movería hasta saber y entender que era lo que realmente estaba sucediendo en esos instantes. 

—¿C~Cómo?—cuestionó aturdida mientras que sus ojos que en un momento habían estado en el doctor de su novia, ahora estaban enfocados netamente en el rostro de los padres de la chica notando como estos no se veían realmente triste por sus palabras, en realidad, la emoción brotaba por sus poros como si de sudor se tratase, y eso la confundió, ¿Qué esta pasando? se preguntó deseando que, de una buena vez los adultos hablaran—¿Me explican?

Taeyong sonrió haciéndole una señal a una de las enfermeras para que se acercara, en silencio la mujer caminó hacia Tzuyu, pero la adolescente en vez de hacerse para atrás para dejarle de esa forma más espacio, la chica simplemente dio un paso hacia el lado sosteniendo aun con sus dedos la palma ajena. 

—Esta mañana, le hicimos un par de exámenes—aclaró el adulto mientras que su estetoscopio seguía colgando de sus hombros. Con cuidado se inclinó observando el tubo que seguía conectado en la boca de la ex rubia, a la vez que, cada pocos segundos enfocaba su vista en la unión de los dedos de la chica con la de su paciente, adorable, pensó manteniendo una cálida sonrisa adornada en sus labios—y nos dimos cuenta que estaba respirando por su cuenta.

Tzuyu no lo podía creer, su corazón se disparó comenzando a bombear con rapidez mientras que la sangre inundó sus tímpanos impidiendo el poder oír con claridad lo que sea que estuviese comentando el doctor Lee, pero no le importaba, con el simple hecho de escuchar una mejoría en Sana ya era motivo para celebrar, y para que todo sus malestares pasaran a segundo plano. Obviamente, como padres de Sana estaban completamente contentos con la noticia que le habían dado en la mañana, pero la felicidad que ellos sentían no eran comparable con la emoción que Tzuyu desprendía; por primera vez en meses, los señores Minatozaki estaban viendo alegría en esos ojos tristes, y no pudieron evitar el realmente emocionarse hasta las sutiles lágrimas por ella. 

Jicheol y Yubin eran más que consciente que, la persona que peor la ha pasado en todo este proceso ha sido Tzuyu-como también ha sido la más fuerte-, y por esa simple razón sentían una genuina alegría cuando ella estaba feliz, porque no pasaba a menudo. La taiwanesa relamió sus labios intentando mantener la compostura, mientras que veía con un claro nerviosismo como el doctor Lee junto con las enfermeras comenzaban a desconectar el ventilador mecánico; la adolescente no iba mentir, su piel se erizó cuando vio como el tubo que había estado en el interior de la boca de Sana lentamente lo estaban sacando permitiendo que la chica por primera vez en semanas comenzara a respirar por cuenta propia. A pesar que se mostró fuerte no pudo seguir viendo, por impulso giró su rostro en dirección de la puerta intentando quitar de su cabeza la imagen de ese humedo tubo de goma que anteriormente había sido el responsable de mantener a su novia con vida. 

Un par de minutos después, la castaña volvió a posar sus ojos en Sana observando atentamente como el doctor Lee tomaba su estetoscopio colocando las piezas de goma en sus oídos para luego presionar la campana (es la parte circular de metal que se utiliza en el cuerpo para oír su respiración) sobre el pecho nuevamente desnudo de la japonesa. Tzuyu se sintió completamente ansiosa viendo como Taeyong se mantenía con los labios apretados y el ceño fruncido indicando de esa forma que estaba completamente concentrado, su nerviosismo era tal, que había ejercido presión en la mano que estaba sosteniendo de la ex rubia esperanzada que esa acción fuese suficiente para que Sana volviera a respirar por su cuenta, vamos tu puedes, la animó en su mente a la vez que veía atentamente como el medico sonreía. 

 —Respira por su cuenta—avisó logrando una evidente alivio en las facciones de todos los presentes. 

Tzuyu se olvidó por completo de la existencia de los adultos, la chica por impulso se inclinó estirando la mano que estaba sosteniendo para besar los dedos de su pareja, siendo consciente que no podía besar el dorso sin tocar la intravenosa.

—Lo hiciste bien, estoy orgullosa de ti.

Quizás, en otros momentos se hubiese avergonzado por la manera en que los padres de Sana como el personal de salud se le he habían quedado viendo por lo adorable y enternecedor que había sido el ver esa escena, de oír esas genuinas palabras, porque sabían que ella había sido sincera, y eso los abrumaban. La taiwanesa mordisqueó su labio inferior llevando los nudillos de la ex rubia contra su frente y se quedó ahí, en una mala posición, pero con el frío tacto de su pareja sobre su rostro. Tzuyu estaba feliz, su cuerpo por completo burbujeaba de alegría, y nada, ni nadie le podría quitar ese agradable sentimiento que se había alojado en su pecho; por primera vez en mucho tiempo su corazón se sentía cálido.

Una hora después, la taiwanesa estaba sentada en el sofá con sus ojos perdidos en el cuerpo de Sana mientras que Jicheol estaba a su lado, y Yubin al lado de su hija. La castaña suspiró sintiendo como las lágrimas con suavidad se deslizaban por sus mejillas, siendo la primera vez que lloraba después de la noticia en un completo silencio. Los señores Minatozaki rápidamente se dieron cuenta de la forma en que ella estaba liberando el estrés acumulado, y sin decir nada al respecto, Jicheol estiró su brazo envolviéndolo sobre el hombro de la adolescente, para luego, con calma abrazarla sintiendo como la castaña se aferraba a su torso comenzando a llorar en compañía por sus claros sollozos e hipos descontrolados.

—Shh... esta bien, todo estará bien—susurró Jicheol acariciando el cabello de la taiwanesa mientras que Yubin veía la escena.

Y Tzuyu comenzaba a creer en sus palabras, porque eran buenos con ella, y la cuidaban, pero su llanto no era netamente causado por la felicidad de saber que Sana estaba mejorando; una parte de ella aun estaba sufriendo, porque quería compartir su emoción con sus padres, y ellos no estaban ahí para ella.

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