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Pequeños descubrimientos

Narrador omnisciente:

Somin había aceptado el hecho de que su hija menor se quedara en casa luego del accidente de Mina, la mujer miraba con preocupación la forma en que la pelinegra se intentaba acomodar en su cama con ayuda de su padre y de Nayeon. Tzuyu estaba en silencio mirando desde el umbral de la puerta como la coreana con rapidez colocaba un par de almohadas sobre la pierna fracturada de su pareja intentando que esta extremidad se mantuviese en el aire, la castaña no había sido capaz de hablar con su hermana mayor, ni siquiera lo hizo cuando la vio en el hospital, simplemente se había quedado de pie observando el rostro lastimado de la pelinegra, para luego deslizar su mirada de su brazo vendado a su pierna fractura, Mina ese día le había llamado, prácticamente le suplicó a que le perdonase, pero el único problema que había es que Tzuyu realmente no estaba molesta; solo se había asustado de pensar que pudo morir por su culpa. 

A Mina le dieron de alta el miércoles, Nayeon en esos casi cuatro días se mantuvo al lado de la pelinegra negándose rotundamente a separarse de ella-hasta había discutido con un par de enfermeras cuando estas le indicaron que debía marcharse al finalizar el horario de visitas-. La coreana era la clase de persona que uno simplemente no podía decirle que no, porque ella no aceptaba eso como respuesta. 

Los padres de Tzuyu no tardaron en salir de la habitación, Matthew había pedido un par de semanas de vacaciones para asegurarse de que su hija tuviese una buena recuperación, porque no se fiaba de los médicos ni enfermeras que pudiesen cuidar de su pequeña. Nayeon estaba sentada al lado de la pelinegra, la chica cerró sus párpados en el instante que sintió el pulgar de su pareja deslizándose por su lastimada mejilla-ante el impacto el casco le había salvado la vida, dejando un simple moretón y un par de raspaduras por culpa de la presión entre el material y el suelo-. Pudieron morir, pensó la más alta apretando sus labios, la chica sin decir absolutamente nada giró sobre sus talones alejándose de la habitación de su hermana mayor, cuando Mina notó su ausencia no pudo evitar el tragar el inexistente nudo que se alojó en su garganta haciendo un gran esfuerzo por no sollozar de la sola angustia que le causaba el silencio e indiferencia por parte de Tzuyu.

Nayeon se inclinó presionando sus labios contra los ajenos, fue una simple caricia entre sus cerezos, pero fue lo suficiente para hacer sentir mejor a la pelinegra. 

—Se le pasará—susurró la coreana moviendo su cabeza para acariciar con su nariz la ajena logrando que la muchacha esbozara una cálida sonrisa; Mina creía en su novia, confiaba en su palabra. 

Ambas no tardaron en separarse en el instante que escucharon los pasos de alguien acercándose hacía la habitación. Nayeon observó por sobre su hombro como Tzuyu volvía hacer acto de aparición sosteniendo entre sus manos el pequeño peluche el cual la chica no tardó en reconocer como el primer regalo que le había hecho a su pareja. La coreana se puso de pie, en un principio creyó que Tzuyu haría algun comentario, estaba esperando que ella la insultase como siempre, pero cuando notó como la alta simplemente estiraba su mano entregando el peluche Nayeon atinó a aparalizarse sin poder creer que la chica estuviese haciendo esa acción.

Tzuyu se acercó a su hermana mayor, en silencio esquivó a la coreana para tomar asiento sobre el colchón, se quedo ahí, con sus labios apretados notando como Mina intentaba sentarse en el colchón para estar a la altura de la más alta. Tzuyu en cambio no podía dejar de pensar que, no había estado preparada para perder a Mina, el solo hecho de imaginar el no volverla a ver, a perderse sus risas agudas o la forma en que sus encías quedaban expuesta cuando sonreía con sinceridad, eran aquellas simples cosas que le obligaban el pensar que, sin Mina no había razones para seguir con vida. 

—Perdón—susurró la pelinegra mirando con arrepentimiento como Tzuyu simplemente presionaba sus palmas sobre sus propios muslos observando detenidamente como la mayor estiraba su mano intentando tocar su brazo—lamento destruir tu motocicleta... te juro que buscaré la forma de arreglarla. 

La castaña sacudió su cabeza en negación.

—Eres una imbécil—la insultó sin más notando como Mina asentía con su cabeza dándole la razón—pero eres una imbécil por pensar que estoy enojada por destruir mi moto—y el hecho de que hubiese confesado aquello, fue lo suficiente para desequilibrar las emociones de la pelinegra—cuando papá llamó y me dijo que habías tenido un accidente, ¿Sabes que pensé?—le preguntó presionando su codo esta vez sobre su muslo teniendo que doblar su espalda para poder presionar su mejilla sobre su palma, mirando con calma el rostro conmocionado de la mayor—no pensé en la estúpida motocicleta, ni siquiera pensé en lo caro que saldrá volver a tenerla como estaba, la única mierda que no podía quitarme de la cabeza era que, por mi culpa tu estabas muriendo—confesó mientras que sus ojos se llenaban de lágrimas, permitiéndose de que Mina fuese testigo junto a Nayeon la parte más frágil de su personalidad—tenía miedo de perderte.

A Mina no le importó realmente su pierna fracturada ni su brazo vendado en el momento que vio como la castaña lloraba frente a sus ojos, ella simplemente reaccionó inclinándose en dirección de la más alta sintiendo como su piernas se tensaba ante la mal posición, pero simplemente lo ignoró envolviendo su brazo bueno sobre los hombros de Tzuyu obligando a la sollozante castaña a que la abrazara de una buena vez. Que su actitud fría y su alta estatura no les engañara con que tenía una personalidad fuerte; Tzuyu en realidad era un pequeño bebé llorón, ella tenía la necesidad de desahogarse de vez en cuando, a veces lloraba por cosas que la gente no le daba tanta importancia, pero para ella era casi imposible-simplemente no podía evitarlo-. La ultima vez que Tzuyu recordaba el llorar frente a alguien más fue cuando su madre se había ido de viaje por temas de trabajo, estuvo casi un mes sin tenerla teniendo que conformarse con las simples llamadas a altas horas de la madrugada, y si es que su padre se lo permitía-a veces era bastante celoso con el poco tiempo de su esposa-, así que cuando la madre de Jeongyeon cocinó para ella, realmente no pudo evitar el llorar ante el sabor parecido a como Somin solía cocinar. 

Luego de un par de minutos Tzuyu terminó la decisión de alejarse de la pelinegra, en silencio limpió sus mejillas sosteniendo la sangre caliente envuelta en sus orejas ante la vergüenza que le atacó al saber que Nayeon había sido testigo de su momento de vulnerabilidad. Mina le sonrió apenada, con suavidad deslizó sus dedos sobre el pómulo derecho de la castaña intentando quitar todo rastro de humedad.

—Por cierto...—murmuró Tzuyu tomando una gran cantidad de oxigeno sintiendo la mirada oscura de su hermana mayor puesta en sus facciones—no volveré a prestarte mi moto—le aclaró notando como Mina simplemente le sonreía aceptando sus palabras con una simple movimiento de cabeza—bien... y~yo, yo me iré, Jihyo vendrá—comentó levantándose del colchón, con torpeza se giró intentando no ver el rostro de la coreana—sigan con sus homosexualidades—comentó antes de huir de la habitación.

Nayeon alzó una de sus cejas, sin dudarlo la chica se acercó a la cama, en esta no tardó en recostarse en la zona desocupada apoyando su mejilla sobre el hombro de su acompañante escuchando el suave latido del corazón animado de su pelinegra favorita.

—¿Lo grabaste?—preguntó Mina pasando su brazo bueno sobre los hombros de su pareja sintiendo como la chica con mayor comodidad apoyaba su mejilla sobre sus pequeños senos manteniéndose en un completo silencio—espero que lo hubieses hecho, porque no volverás a ver a Tzuyu así de sentimental—comentó con burla escuchando como Nayeon solo se reía besando el esternón ajeno como muestra de cariño.

Cuando Tzuyu volvió a su habitación no dudó en cambiarse de ropa, ese día en particular el sol estaba lo suficientemente sofocante como para que obligara a la muchacha a que tomara la decisión de no estar en su zona confort, la castaña se quitó su camiseta, mientras que sus pantalones caían por sus caderas quedando en la mitad de sus muslos, pobre Mina, pensó en el instante que sintió el sudor deslizándose por su nuca, si ya en su habitación estaba siendo un calor insoportable y eso que recién había llegado, la castaña no quería pensar como iba estar su hermana mayor luego de pasar un par de horas en su cuarto estando en compañía de Nayeon. Tzuyu agitó su manos sintiendo su piel reaccionando ante el ventilador encendido dando de lleno contra su abdomen y espalda, la muchacha suspiró dejando su camiseta sobre el colchón, maldito calor, pensó irritada terminando por desvestirse importándole realmente poco el hecho de que, su orden no había durado nada. 

Luego de un par de minutos Tzuyu salió de su habitación con un bonito traje de baño de dos piezas color rojizo, con calma descendió por los escalones viendo con sorpresa como Jihyo estaba sentada en su sofá con Jeongyeon a su lado ambas conversando ajena a su presencia- sí, ellas solían entrar como si fuese su propia casa-, la pelimorada fue la primera en reaccionar girando su rostro al escuchar la madera crujir, la coreana silbó mirando de pies a cabeza a la más alta, para luego simplemente levantar sus pulgares-lo hizo de la misma forma en que lo había hecho Nayeon en su momento-, Tzuyu se avergonzó intentando cubrirse con sus palmas, causando que Jihyo simplemente chasqueara con su lengua contra su paladar negando con su cabeza. Jeongyeon en cambio solo se había quedado en silencio mirando atentamente como Jihyo con bastante facilidad se acercaba a la castaña alejando sus manos de su abdomen para que todos fueran testigo de su bonito cuerpo.

—Hey—saludó Tzuyu luego de un incómodo silencio que vivió entre Jihyo y Jeongyeon, la peliazul asintió con su cabeza en forma de respuesta mirando como ella estaba vestida—bueno... mmmh, estaré en la piscina no tarden—comentó dando un paso hacía atrás mirando con curiosidad como ambas chicas se miraban entre sí para luego asentir con su cabeza.

Tzuyu salió hacía la parte trasera de su casa, en silencio arrastró sus pies por el césped tomando asiento sobre una de las sillas de playa, sumergida en su propio mundo tomó el pequeño envase de protector solar que su madre solía tener en la salida, justo al lado de la puerta, siendo consciente que, su padre y ella con su hermana eran lo suficientemente flojas como para ir a buscar el envase al baño. La castaña untó el protector solar en su palma derecha para esparcir esta por sus piernas y abdomen, continuó con el mismo procedimiento en sus brazos y hombros, dejando su rostro para el final.

Jihyo y Jeongyeon no tardaron en hacer acto de aparición.

—¿Necesitas ayuda?—cuestionó Jihyo observando como Tzuyu simplemente le estiraba el envase, para luego darse vuelta sobre el asiento dejando que la pelimorada tuviese una muy buena vista de su espalda y trasero—tu vecina esta siendo un furor en el instituto—comentó esparciendo el protector solar en sus palmas para luego simplemente presionar estas extremidades en la espalda de su acompañante.

—Cierto—comentó Jeongyeon caminando hacía la silla que estaba un poco más alejada de ambas chicas, con bastante facilidad la arrastró para dejarla junto a Tzuyu—se llama Sana, y viene de japón—aclaró mirando como la castaña tenía los párpados cerrados disfrutando por completo del inesperado masaje por parte de Jihyo. Tzuyu omitió por competo el hecho de que ya sabía su nombre, porque era consciente que sus amigas sacarían una conclusión errónea—se hizo amiga de Momo, supongo que el hablar el mismo idioma les facilitó la conversación—aclaró encogiéndose de hombros—hasta se le acercó Seulgi, y le animó a participar para ser porrista.

—Ella rechazó su oferta—agregó Jihyo alejando sus palmas de la espalda de la castaña para tomar asiento en la parte libre del asiento observando como Tzuyu no tardaba en girarse para ver a sus dos amigas—es bastante silenciosa a decir verdad, con las únicas personas que mantuvo una conversación fue con Momo y Mark—comentó—con Dani llegamos al acuerdo que no nos molestaría en experimentar con ella—y eso sorprendió tanto a Tzuyu como Jeongyeon quienes no pudieron evitar el toser ahogadas con su propia saliva—¿Qué?

—N~Nada... solo que aun no nos acostumbramos que tengas una relación abierta—aclaró Tzuyu encogiéndose de hombros viendo la adorable sonrisa que Jihyo esbozó ante su respuesta. La chica no dudó en estirar su mano presionando sus dedos contra su mejilla—basta—se quejó dándole un manotazo—¿Cómo supieron toda su vida? eso es un poco acosador—comentó volviendo a poner toda su atención a lo que estaban hablando desde un principio notando como las chicas simplemente se veían entre sí como si estuviesen escondiendo algo.

—Hoseok nos contó—admitió Jeongyeon, mientras que se miraba las uñas, restandole completa importancia. A decir verdad daba hasta miedo la forma que tenía Hoseok en que podía conseguir toda la información personal de una persona si así se lo proponía.

—Y Lisa lo confirmó—agregó Jihyo tomando el borde su camiseta para quitársela dejando en exhibición la blanquecina piel de su abdomen—también dijo que la chica ocultaba algo... no sé a que se refiere, pero estamos hablando de Lalisa, ella buscará la forma de saberlo. 

—¿Qué necesidad tienen de saber tanta información de alguien ajeno a ustedes?—cuestionó Tzuyu de manera agresiva a la vez que apoyaba de manera distraída su mentón sobre su rodilla mirando la forma en que Jihyo se encogió de hombros, para luego posar toda su atención en Jeongyeon quien solo le sonrió como si fuese estúpida—a veces me intimida que ellos sean tan acosadores—confesó sintiéndose pequeña ante la palma de Jeongyeon puesta sobre su cabeza, dándole ligeros toques.

—Es parte del morbo, somos adolescentes, vivimos del chisme—comentó Jeongyeon levantándose de su asiento. La chica no dudó en trotar hacía la piscina lanzándose con bastante elegancia a su interior. Cuando salió nadó hacía la orilla posando sus antebrazos sobre la piedra para poder apoyar su mentón sobre su brazo mirando atentamente como Tzuyu simplemente había rodado sus ojos—que tu no seas una adolescente normal, no es problema de los demás—le recordó.

Tzuyu se ofendió, ¿En serio lo dijo? se cuestionó abrumada por la manera tosca en que una de sus mejores amiga se había atrevido a responder.

—¿Soy diferente por el simple hecho de odiar el chisme?—cuestionó la castaña alzando una de sus cejas ofendida a la vez que, sus oscuros ojos eran incapaces de poder dejar de mirar a la peliazul—lamento que me importe más mi vida, que la ajena—a veces Tzuyu no podía controlar la forma en que hablaba, su tono de voz despectivo solía irritar a cualquiera.

Jeongyeon apretó sus labios, la coreana estaba dispuesta en salir de la piscina para acercarse a la mas alta, solo para decirle todo lo que pensaba en su rostro.

—No comencemos—pidió Jihyo apoyando su palma sobre la pierna de la castaña logrando tener nuevamente su atención, impidiendo que una discusión emanara entre ellas dos—¿Cómo quedó tu motocicleta?—cuestionó interesada notando por fin el rastro afligido de la muchacha.

—Destruida... ni siquiera parece una motocicleta—admitió permitiéndose por fin tener pena por la perdida de su objeto más preciado—pero, trabajaré y volveré a arreglarla, o me compraré otra, no lo sé—confesó, hablando completamente en serio provocando que, la peliazul simplemente bufara demostrándose irritada por sus palabras.

—Yo te dije que tener una motocicleta era como tener un pase vip para la muerte—la voz de Jeongyeon sonando desde la piscina logró llamar la atención a las dos chicas, aquellas que estaba completamente cómodas sobre la silla de playa prácticamente ajenas a la presencia de la coreana—¿Qué pasa si la siguiente eres tu?—preguntó causando que la mencionada simplemente se quedase en silencio mirando sus ojos de forma fija, bien, la chica tenía su punto—no puedes jugar con tu vida—aclaró.

A pesar que Jeongyeon siempre cuestionara cada decisión que Tzuyu tomaba, y que la misma no dudará en molestarla con lo que más le irritaba, la coreana realmente amaba a la alta, le quería tanto que, su forma de demostrarla era a través de una extraña y tosca preocupación. 

—Se conducir—le aclaró Tzuyu sin poder evitar sentirse atacada por las palabras de la peliazul. Solo intenta cuidarte, pensó la castaña haciendo un gran esfuerzo para no actuar bajo sus impulsos y decir una estupidez.

—Lo sé...—respondió Jeongyeon, sin más, manteniendo sus piernas moviéndose bajo el agua para conseguir que su torso continuase en la superficie—pero recuerda que tu hermana también sabe manejar—eso fue un golpe bajo. Tzuyu se paralizó sin saber como reaccionar ante la manera en que la chica lo había dicho—y casi murió.

La castaña apretó sus labios, para luego simplemente colocarse de pie, se había vuelto todo bastante incómodo por si se lo estaban cuestionando, así que la castaña no dudó en trotar hacía su piscina para saltar hacía su interior con tal de cambiar el tema de alguna forma. Jihyo le siguió el paso, las tres eran consciente que el tema había logrado la tensión en el ambiente, y a pesar que sabían que debían hablarlo nuevamente, Jeongyeon fue la primera en desviar la conversación tomando la decisión de vengarse de Tzuyu.

—Hoy pasó algo muy extraño—comento Jeongyeon presionando su espalda contra la piedra mirando con cierto brillo divertido en dirección de Tzuyu—quizás sean ideas mías—agregó solo para darle más suspenso al asunto—pero, cuando Taehyung intentó ser amable con Sana esta rechazó toscamente su ofrecimiento, como si siéntese asco por él—confesó divertida al ver como, los ojos de la castaña se posaban por un par de segundos en la casa vecina—¿Tienes algo con la vecina?

La alta muchacha frunció el ceño, para luego sacudir su cabeza en negación.

—¿Qué te fumaste?—cuestionó Tzuyu moviendo sus brazos y piernas debajo del agua intentando mantener su cabeza en la superficie—ni siquiera nos hemos saludo—le aclaró una obviedad que Jeongyeon al parecer no había pensado—y la única razón por la que sé de su existencia y ella de la mía, es porque básicamente nuestras ventanas dan a la par—quizás había omitido ciertas cosas, pero no había necesidad de confesar que se habían visto el día que lavó su motocicleta ni el día de su mudanza. 

—¿Entonces te gusta Taehyung?—y ahí estaba la verdadera pregunta de Jeongyeon. Tzuyu mordió el interior de su mejilla para luego simplemente encogerse de hombros—eso no es una respuesta—comentó elevando su mano para apuntarla con su dedo índice—usa las palabras, niña.

—Quizás... no lo sé—admitió Tzuyu permitiendo que la vergüenza la atacara de forma violenta—íbamos a tener una cita—confesó sintiéndose rapidamente sofocada al sentir como Jihyo le había abrazado subiéndose a su torso mientras que sus brazos rodeaban sus hombros, y ese fuerte y agudo "¿Por qué no nos constaste?" brotaba de sus labios—porque Mina tuvo el accidente, y la cita jamás se llevó a cabo.

—¿Ves?—cuestionó Jeongyeon teniendo un nuevo motivo para molestar a la castaña. Rápidamente Jihyo giró su rostro manteniéndose aun sobre el cuerpo de la más alta, mirando con confusión las facciones de la coreana—Diosito no quiere que seas heterosexual, esa fue su señal.

Tzuyu no dijo nada al respecto, ella simplemente miró como Jihyo se quejaba y Jeongyeon se reía por la forma en que ella había reaccionado. La castaña apretó sus labios despegando su mirada del rostro de la peliazul para posar sus ojos en la casa vecina notando como Sana estaba conversando con Mark en la parte trasera de su hogar, ambos sentados en el amplio sofá de columpio (¿Silla mecedora de jardín? no sé carnal, como ustedes le digan). Tzuyu suspiró volviendo a colocar toda su atención en sus amigas, sintiéndose repentinamente incómoda de notar las interacciones entre su vecina y el idiota.

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