No llores más
Narrador omnisciente:
Nuevamente el lunes estaba atacando a la castaña, Tzuyu gruñó removiéndose bajo las sábanas mientras que, por instinto llevaba sus dos palmas contra su rostro intentando que sus ojos no tuviesen ningún tipo de contacto con la luz del exterior. La muchacha suspiró girando nuevamente sobre el colchón apegando su mejilla sobre la almohada a la vez que, podía oír desde lejos como su madre le llamaba indicándole que ya era hora de levantarse. La semana del accidente de Mina-para la mala suerte de la menor- había transcurrido con bastante facilidad, los días siguientes a la llegada de la mayor Taehyung hizo acto de presencia teniendo la mala suerte de ser el señor Zhou quien abriese la puerta correteando al joven adolescente lo suficientemente rápido para impedir que este, siquiera tuviese tiempo de poder saludar a Tzuyu.
La castaña se quejó apoyando sus palmas sobre el colchón en el momento que escuchó como alguien abría la puerta, a regañadientes Tzuyu se arrodilló sobre su cama, y aunque estaba haciendo un gran esfuerzo para mantenerse despierta, el sueño le terminó ganando apoyando su mejilla nuevamente sobre la almohada dándole un aspecto cómico para los ojos ajenos que le veían desde la ventana. Sana rió sosteniendo entre sus dientes la ultima pastilla que tomaba en la mañana, de buen humor agitó su cabeza ante la forma en que su vecina estaba durmiendo.
—Sana, cariño, date prisa que llegaremos tarde—y la voz de su padre hizo ecos en su habitación causando que ella en silencio girara su rostro mirando por sobre su hombro el rostro cansado del mayor—¿Otra vez espiando a la vecina? ¿Por qué simplemente no vas y la saludas?—cuestionó confundido notando como su hija simplemente agitaba su cabeza en respuesta, llevando el vaso que había manteniendo entre sus manos hacía sus labios bebiendo el contenido de una, llevándose consigo la amarga pastilla—te haría bien tener más amigos, el doctor dice....
—¿Para qué?—cuestionó la rubia cortando rápidamente el sermón ya conocido del mayor, tomando la decisión de cruzarse de brazos mientras que se alejaba de la ventana—es una perdida de tiempo... siempre lo es cuando se trata de mi—su voz se fue apagando dejando en exhibición lo triste que estaba la mayoría del tiempo, en un principio creyó que su padre le diría algo, pero este simplemente se le acercó presionando sus labios contra su frente—no quiero ir, papá—murmuró a pesar que era consciente que él no la dejaría quedarse.
El canoso hombre se alejó apoyando sus dos palmas contra las mejillas de la rubia, mirando con tristeza y cierto temor los ojos apagados de su única hija.
—Más quisiera yo que no tuvieras que ir, pero sabes que no puedes faltar—comentó el mayor deslizando sus pulgares sobre las suaves mejillas de su pequeña notando como esta mordía su labio inferior para luego suspirar; Sana sabía que sus padres querían lo mejor para ella—llegará el día que no tendrás que volver a ir, te lo prometo—y era una promesa un tanto vaga, porque todos ahí, eran consciente que era difícil que ella se mejorase—te esperaré en el auto, no tardes.
Y sin más se despidió alejándose de la habitación. Sana llevó sus palmas contra sus brazos desnudos mirando en dirección de la ventana como la castaña se estaba levantando restregando sus puños contra sus párpados mientras que, una mujer mayor que ella, le hablaba desde el marco de la puerta.
Luego de un par de minutos Tzuyu se encontraba en la entrada de su hogar; su mejilla estaba adherida a unos de los pilares de cemento mientras que, sus ojos estaban prácticamente cerrados, sí, Tzuyu se había quedado dormida de pie, Jihyo al llegar, no dudó en presionar su palma sobre el volante causando que. el sonido de su bocina asustara a la castaña lo suficiente para que el pánico firmemente plasmada en sus facciones causaran las carcajadas en la contraria. La más alta elevó sus dedos corazones al percatarse de quien había sido la causante de ese mini infarto que había sufrido mientras que el mal humor en ella emanaba por cada uno de sus poros. La chica en silencio se acercó al bonito deportivo de la mayor mirando con desdén como la pelimorada se estaba riendo, a diferencia del chico de cabello rojizo que se encontraba en la parte trasera apoyando sus dos codos en los hombros de los asientos principales mirando con una sonrisa apenada en dirección de la más alta. Tzuyu guardó silencio adentrándose en la zona del copiloto escuchando de fondo la risa de Jihyo que aun seguía lo suficientemente alta, queriendo empeorar su mal humor.
—Si continuas riendo, te verás más vieja de lo que estás—Tzuyu ante el grado de sinceridad que poseía era una experta en callar a más de alguno, y con Jihyo no era diferente ese resultado. La pelimorada al oírla no pudo evitar el trapicarse con su propia saliva, siendo su novio el único que le ayudaba dándole pequeñas palmadas a su espalda—Anciana.
—C~Cállate—soltó Jihyo acariciando con sus dedos su cuello intentando sentirse mejor—solo quería despertarte—agregó cambiando el tema, intentando defenderse por su actitud, a pesar que, su risa le había delatado por completo sus verdaderas intenciones—bien, bien, quizás solo quería molestarte un poco—cambió su excusa notando como Tzuyu simplemente elevaba una de sus cejas, para luego posar sus ojos hacía el parabrisas notando como Sana estaba caminando hacía el vehículo de sus padres perdiéndose en la forma en que la chica movía sus caderas ajena ante los ojos de la más alta—tierra llamando a Zhou—comentó la chica moviendo su palma frente a las facciones de la mencionada en el momento que se percató de que esta no le estaba prestando atención.
—Creo que ya la perdimos—comentó Daniel con cierto grado de curiosidad al notar como, cuando Sana se adentró en el vehículo Tzuyu tomaba la decisión de agitar su cabeza en negación volviendo a posar sus ojos en Jihyo—o tal vez no—cambió de opinión sonriendo con timidez ante la manera en que la castaña había posado sus ojos en él—jaja.
—Maneja mejor—ordenó Tzuyu cruzándose de brazos ignorando por completo los dos individuados que le veían con una suave sonrisa de complicidad.
Cuando llegaron al instituto la castaña fue la primera en huir del bonito auto descapotable ajeno, con rapidez la chica caminó hacía las grandes puertas del amplio edificio, escuchando de fondo como Jihyo se quejaba por su actitud, y Daniel simplemente le respondía con que ella misma se había buscado que la menor reaccionara de esa forma. Tzuyu jadeó sorprendida en el instante que su hombro chocó con el ajeno, con confusión observó el ondulado cabello del pelinegro, Taehyung alzó su mentón sonriendo con esa suavidad que lograba conquistar a más de alguna-aunque en ella no tenía efecto alguno-. El coreano metió sus puños en el interior de sus bolsillos manteniéndose en todo momento cerca de la delgada muchacha.
—Pensé que mi padre te había dado la orden de que estuvieses lejos de mí—comentó Tzuyu mirando con sorpresa cómo el muchacho tomaba sin siquiera preguntar su mochila alejando el peso de sus hombros para que él lo cargara en el suyo—n~no es necesario—admitió observando como el chico solo le sonreía, como si no fuese la gran cosa para él.
—Tu padre me intimidó, pero no lo suficiente para mantenerme alejado—confesó el coreano acomodando las tiras del bolso de la muchacha como también el de su mochila—¿Tu hermana como se encuentra?—la amabilidad de Taehyung solía confundir lo suficiente a la castaña para que esta no supiese que contestar.
Tzuyu solo sonrió ante las primeras palabras del muchacho.
—Esta bien, su novia la cuida bien—confesó relamiendo sus labios sintiéndose ligeramente incomoda ante la intensa mirada que el contrario le brindó cuando se percató de aquella atractiva e impulsiva acción.
—¿Tus padres se lo tomaron bien eso?—preguntó el coreano con curiosidad volviendo arreglar el bolso de ambos sobre su hombro derecho mirando con confusión como Tzuyu había fruncido su ceño; ella había malinterpretado tus palabras—lo preguntó porque cuando Jin se declaró abiertamente gay, mis padres no le hablaron durante meses...—admitió mirando atentamente como la castaña entreabría sus labios sorprendida por su confesión—ahora tiene un novio en la universidad, se llama Namjoon, pero mis padres le tienen prohibido que sus parejas toquen su casa.
—Eso es triste—comentó Tzuyu casi en un suave murmullo, manteniéndose pensativa, ¿Qué hubiese pasado con Mina? se cuestionó ante la opción de que sus padres hubiesen sido como los de Taehyung, posiblemente ella se hubiese marchado, se respondió a su propia duda, siendo consciente que Mina tomaría una decisión tan drástica como irse de su hogar solo por amor; otro punto más para no enamorarse.
El pelinegro sonrió asintiendo con suavidad con su cabeza, dándole toda la razón.
—Ellos no deberían juzgarlo—Taehyung lo soltó con suavidad apoyando instintivamente su palma sobre la espalda de la castaña mirando con cierto grado de seguridad y esperanzado como Tzuyu no repelía su tacto—uno no decide a quien amar... por eso los gustos son diferentes—comentó— todos tenemos el derecho de elegir cómo vivir nuestras vidas—finalizó volviendo a posar sus ojos en la delgada muchacha percatándose como ella estaba viendo un punto fijo en el suelo—¿Estás bien?
La mencionada parpadeó confundida para luego girar su rostro moviendo su cabeza de forma torpe en respuesta.
—Estaba pensando—comentó deteniendo sus pasos en el instante que quedó frente a su aula—bueno... tengo que entrar—le aclaró dando un paso en el interior mirando como Jeongyeon ya estaba sentada al lado de la ventana mirando sus interacciones con Tae—este...¿Me devuelves mis cosas?—cuestionó al notar como el chico solo se le había quedado viendo.
Taehyung abrió sus párpados para luego asentir con su cabeza.
—C~Claro... que torpe soy—murmuró el coreano alejando el bolso de la castaña de su hombro para estirarlo en dirección de la chica—¿Nos vemos después?—cuestionó observando como Tzuyu le sonreía en respuesta. De manera impulsiva Taehyung actuó inclinándose en dirección de la más alta para presionar sus labios sobre la mejilla ajena logrando que el sonrojo en ella no tardara en hacer acto de presencia—nos vemos Tzu.
Cuando Taehyung se alejó de ella, esta no dudó en girar sobre sus talones. Lo primero que vio fue a Jeongyeon fingiendo estar haciendo arcadas causando que, el sonrojo que en algún momento estuvo presente en las mejillas de la morena rápidamente se disiparan perdiendo todo rastro de lo que alguna vez fue vergüenza y timidez puestas en sus facciones. La más alta se le acercó, en todo momento guardó un completo silencio, ni siquiera se tomó la molestia de volver a posar sus ojos en la peliazul. Con calma Tzuyu dejó su bolso sobre el escritorio sintiendo como la mayor no dudaba en presionar su dedo indice sobre su mejilla, una y otra vez, intentando llamar su atención.
—Limpia el rastro de heterosexualidad que sigue en tu mejilla—comentó la muchacha pasando esta vez la manga de su chaqueta sobre la piel de la morena causando que está, simplemente gruñera golpeando con su palma el brazo de la contraria—hey, sólo estoy tratando de que no te contagies.
—Jihyo también es heterosexual—le aclaró Tzuyu cruzándose de brazo mirado como Jeongyeon apretaba sus labios inclinando su cabeza en señal de que esa respuesta no era del todo cierta—bueno, quizás le guste un poco las chicas, pero esta con Daniel, y no veo que estés constantemente diciéndole iugh, heterosexual—se quejó observando como la peliazul alzaba una de sus cejas cuestionando sus palabras—además tu también eres heterosexual... ¿Cual es tu afán de emparejarme con chicas?
—Mi radar Gay nunca falla—le aclaró Jeongyeon encogiéndose de hombros—Irene a las tres en punto—cambió rapidamente de tema causando que Tzuyu girara su rostro en dirección de las manecillas del reloj observando con cierta admiración el atractivo rostro de la presidenta del consejo estudiantil adentrándose en el aula, manteniendo una actitud seria con los chicos, aunque con las mujeres en general era bastante amable y simpática—ciil is ti ifin di impirijirmi cin chicis... closetera—se burló para luego insultarla siendo rapidamente golpeada por la mencionada—eso dolió—murmuró sobándose el brazo.
Irene cuando se percató de la presencia de la castaña no dudó en acercarse.
—Hola Tzuyu... Hola Jeongyeon—y ella la saludó con suavidad presionando su palma contra el hombro de la mencionada mirando con cariño la forma en que la castaña había entreabierto sus labios quedándose en un completo silencio; siempre quedaba así cuando Irene se le acercaba.
Menos mal estaba Jeongyeon ahí para salvar su pellejo.
—Esta en modo reseteo... pero dice hola—aclaró la peliazul apoyando su codo contra el hombro de la más alta causando que Irene simplemente se riera entre dientes—¿Hablaste con la nueva?—cambió rapidamente el tema logrando que Tzuyu tragara saliva para luego girar su rostro hacía su dirección cuestionando su pregunta.
—¿Minatozaki Sana?—preguntó Irene confundida observando cómo Jeongyeon simplemente a sentía con su cabeza—le hablé el viernes... es adorable a pesar de ser bastante tímida y silenciosa—comentó para luego alejar su palma del hombro de la castaña—me enteré que tu hermana tuvo un accidente, ¿Está bien?—cuestionó con una genuina preocupación observando como Tzuyu torpemente asentía con su cabeza en respuesta, siendo Jeongyeon quien le volvió a salvar con la excusa de estar "Reseteada"—menos mal que no fuiste tu—comentó inclinándose para besar la mejilla de la más alta.
Y sin más se alejó brindándole una bonita sonrisa que derritió más de un corazón.
—Si existiera el premio por la mayor heterosexualidad... amiga mía, nunca postules—Jeongyeon comenzó a burlarse causando que la castaña volviera a golpear su brazo—¿Por qué me pegas? si tu eras la que estaba babeando por señorita perfección—le aclaró con obviedad cruzándose de brazos para demostrar cuán ofendida se había sentido—además te salve el trasero dos veces, merezco más respeto.
—Irene es de otro planeta, no puedes culparme—respondió Tzuyu llevando sus dedos hacía su mejilla—todos, hombres y mujeres han visto a Irene de la misma forma en que yo le he visto, así que sigo siendo heterosexual—afirmó con una respuesta lo suficientemente mediocre para el pensamiento de la peliazul.
—Como digas señorita heterosexual—respondió Jeongyeon apoyando su cabeza sobre el banco, tomando rápidamente la mejor decisión; el dormir.
La clase dio inicio causando que Tzuyu no tuviese tiempo para poder responder. Las primeras horas de clases, Jeongyeon se las pasó durmiendo mientras que la castaña anotaba y prestaba atención, a la mitad de esa misma materia la más alta termina por hacerle compañía hasta que una de las dos terminaba dándole un cabezazo a la otra provocando que se despertaran justo a tiempo para marcharse a su siguiente clase.
Estaban sentadas en el comedor, alejadas del gran bullicio de los estudiantes; en las primeras mesas se encontraban los capitanes de diferentes clubes deportivos-la mitad solían ser idiotas, y la otra mitad no tenían las suficientes neuronas para ser caracterizados con el adjetivo de idiota-. Un poco más alejadas de ellos estaban las porristas, a pesar que las películas y los libros en general clasificaran a las porristas como zorras huecas, estas en general eran bastante amables con todos, aunque, no podía negarse el hecho de que más de una zorra hueca existían entre ellas, pero eso era inevitable. En la zona mano derecha de Tzuyu se encontraban los chicos del club estudiantil comandados por Irene, nadie solía meterse con ellos, básicamente porque el meterse con ella era como meterse directamente con el director, y nadie quería una suspensión en sus hojas académicas.
Tzuyu arrugó el puente de su nariz al ver como Jeongyeon estaba comiendo manchando su mentón con los fideos, Jihyo en cambio estaba bastante entretenida mirando la forma en que Daniel estaba comiendo; era un poco cómico el notar que, el chico era bastante educado para comer, a diferencia de su mejor amiga. La castaña suspiró, girando su rostro para centrarse en la forma en que Mark estaba coqueteando con Rosé, ¿Y Sana? se cuestionó siendo primera vez en el día que pensaba en la chica.
—Hey... Tzuyu—y la voz de Taehyung resonó detrás de la mencionada causando que esta girara su rostro para ver por sobre su hombro como el pelinegro caminaba a su dirección en compañía de Jimin.
—Genial, Don heterosexual, y Don llorón vienen a las cinco—comentó Jeongyeon limpiando su mentón; ella tenía un extraño afán por indicar a las personas dependiendo de las manecillas del reloj.
Jihyo rió entre dientes mientras que Daniel simplemente le sonreía a los chicos. Rápidamente Taehyung y Jimin tomaron asiento uno a cada lado de Tzuyu, como de costumbres ellos fueron bastante amable en saludar a todos los presentes, aunque era notorio que el rubio estaba incómodo por la presencia de Jeongyeon, y bueno, Jeongyeon estaba entretenida en su comida.
—¿Supiste que nos cancelaron las clases de la tarde?—cuestionó el pelinegro viendo como Tzuyu ampliaba sus párpados, y aunque la chica no preguntó el por qué, Jihyo realmente lo hizo—porque los profesores tendrán una reunión con el director por el tema del Bullying y la homofobia.
Tzuyu se mantuvo en silencio; hace un par de meses atrás, TaeSeob, aunque la gente lo solía llamar Holland era un chico abiertamente gay en el instituto, en lo personal, la castaña jamás tuvo contacto directo con él, pero sí que vio más de una ocasión el acoso y el maltrato que vivió en diferentes horarios del día por el simple hecho de amar distinto. Un martes por la mañana, se suponía que Tzuyu debería estar en la clase de educación física, pero se escabulló manteniéndose debajo de uno de los árboles que el amplio campus tenía a sus disposición, sus ojos fueron testigos de la forma en que Holland saltó del tejado, vio a cámara lenta como su cuerpo se movía por los aires hasta detenerse de manera seca contra el pavimento, el sonido, ese terrorífico sonido, idéntico a una sandía reventándose contra el suelo aún hacía ecos en su cabeza cuando no podía dormir. La castaña se petrificó, podía escuchar los gritos de los testigos, y como la voz autoritaria del directo intentaba calmar la situación. Ese día, su padre apareció acompañado de sus amigos policías, él le preguntó si estaba bien, ¿Pero como lo estaría cuando había visto como alguien se quitaba la vida? la conmoción fue tal, que Tzuyu no había llorado ni mostrado emoción hasta que la noche cayó y su madre le abrazó.
La castaña tragó saliva parpadeando con rapidez ante el recuerdo, rapidamente tomó entre sus dedos su teléfono fingiendo el mirar un mensaje.
—Me tengo que ir, papá dice que Mina tiene hora al doctor—mintió descaradamente, tomando aquella oportunidad para poder levantarse de su asiento, maldiciendo en sus adentros al ver como Taehyung y Jihyo no dudaban en ponerse de pie dispuestos en ayudarla.
—¿Quieres que te lleve?—y ambos lo habían preguntado, aunque Jihyo rápidamente desistió de su pregunta volviendo tomar asiento al notar que el pelinegro se había ofrecido.
Tzuyu era consciente que, con Tae era bastante fácil el poder deshacerse de él, solo debes hablarle de papá, pensó asintiendo con su cabeza en señal de estar aceptando su pedido, escuchando de fondo como Jeongyeon comía y se quejaba respecto a "Don y Doña Heterosexualidad". Cuando llegaron al vehículo de Taehyung, el chico no había intentado mantener una conversación y eso la castaña lo había agradecido bastante, se notaba claramente el hecho de que el pelinegro quería conversar, o cuestionar algo en específico, pero se veía con bastante facilidad que él no tenía los huevos suficientes para hacerlo.
Cuando el chico se estacionó frente al hogar de la castaña, realmente no dudó en presionar su antebrazo sobre los hombros del asiento del copiloto manteniendo su torso peligrosamente cerca del de Tzuyu.
—Gracias por traerme—admitió la chica presionando su palma contra el pecho del pelinegro ante el movimiento del chico por querer juntar sus labios—a~adiós—y huyó como la cobarde que era cerrando la puerta detrás de ella.
Para la suerte de Tzuyu sus padres no estaban, así que, con rapidez subió los escalones escuchando la voz de Nayeon y Mina haciendo ecos desde la habitación de la mayor. La castaña intentó no llamar la atención, con mayor calma se adentró en su pequeña zona confort, relamió sus labios presionando su espalda contra la puerta cerrada, sus ojos inspeccionaron el interior de su cuarto a la vez que, se quitaba sus zapatos pateando estos en diferentes puntos del lugar. Sus orbes terminaron puestos sobre el colchón, con una sonrisa de satisfacción caminó hacía su cama queriendo tomar una merecida siesta, pero antes de poder acostarse, el suave llanto desprendiendo de las afueras de su habitación la hicieron girar su rostro en dirección de la ventana mirando con cierta curiosidad como del cuarto ajeno aquel triste sonido desprendía. Tzuyu se encaminó, con interés salió hacía el tejado tomando asiento en este para ver con mayor calma y cercanía como la rubia limpiaba sus mejillas-ella era consciente que estaba mal el espiar, pero no podía evitarlo, no cuando el recuerdo de Holland estaba tan fresco en su memoria-. La más alta llevó sus rodillas contra su pecho entreabriendo sus labios sin siquiera ser consciente que estaba apunto de hablar.
—¡Oye rubia!—y la llamó sintiendo su rostro arder ante la forma en que Sana había girado su rostro hacia su dirección dejando en exhibición sus pómulos enrojecidos y el poco maquillaje que llevaba encima completamente esparcido sobre su piel—¡Deja de llorar, pareces mapache!—realmente no quería insultarla, solo quería que dejase de llorar, pero la chica se lo tomó mal, elevando su dedo corazón para luego simplemente darle la espalda—...—mordió su labio inferior, para luego suspirar—¡Lo siento, no soy buena para hacer que la gente deje de llorar!—admitió aunque Sana no se movió, si dejó de llorar, pero no giró su rostro, solo se quedó atenta escuchando a la castaña—¡Por cierto... Me llamo Tzuyu, Zhou Tzuyu!
Sana suspiró llevando las yemas de sus dedos para deslizarlas por debajo de sus ojos enrojecidos, con calma se levantó de la cama arrastrando sus pies descalzos en dirección de la ventana. Al llegar lo primero que notó fueron aquellos bonitos ojos castaños que la chica sobre el tejado poseía, se quedaron mirando hasta que Tzuyu debió girar su rostro rompiendo el contacto avergonzada por aquellas atractivas orbes de color avellanada. Sana elevó a medias sus comisuras luchando consigo misma para no exponer ningún tipo de emoción a la vez que, con fuerza empuñó el borde de sus cortinas.
—Minatozaki Sana—respondió la japonesa de manera neutra aunque sus labios le jugaron una mala pasada al formarse una suave sonrisa. Molesta consigo misma la muchacha cerró las cortinas para que Tzuyu no tuviese la oportunidad de continuar observando el interior de su cuarto, y por ende tampoco la forma en que ella había comenzando a llorar.
—¡Oye Sana!—la castaña le llamó luego de un par de segundos, y aunque la mencionada no movió las cortinas, si que se mantuvo detrás de la ventana escuchando a la perfección lo que sea que la más alta tuviese que decirle—¡Bonita sonrisa, úsala más!—y el rostro de Sana enrojeció tan fuerte y tan agresivo que la muchacha tuvo que abanicarse ante el calor abrasador que prácticamente la sofocó—¡O~Oye... no era un coqueteo, era un comentario no gay, lo juro!—y los nervios en Tzuyu la atacaron velozmente al darse cuenta de lo que había dicho causando que la rubia solo sacudiera su cabeza con una sonrisa divertida impregnada en sus facciones—¡Me voy, no llores más Minatozaki!
Sana llevó su dedo pulgar contra sus labios mordisqueando su piel, en silencio caminó en dirección de su cama tomando rapidamente asiento sobre el borde del colchón, extrañamente se sentía feliz por aquella corta interacción con la castaña. La rubia deslizó su mirada hacia la mesita de noches, quizás no debería detenerlo, pensó seriamente inclinándose para tomar entre sus dedos los frascos de pastillas. Mientras tanto, en el hogar continuo se encontraba Tzuyu recostada sobre su cama con sus palmas envueltas alrededor de sus mejilla sintiéndose completamente avergonzada por su manera de actuar.
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