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Minatozaki Days (Día de sinceridad)

Es posible que desde mañana las actualizaciones vayan más lenta porque comienzas mis clases online :( f en el chat. (créanme estoy igual o más enganchada a esta historia que ustedes)

Narrador omnisciente:

Cuando Tzuyu ingresó en su hogar sus padres estaban sentados en el sofá, ambos adultos alzaron su mirada y entreabrieron sus labios dispuestos en llamar a la muchacha, pero ella los ignoró con tanta facilidad que prefirieron darle su tiempo- no querían hostigar a la joven-. La castaña subió los escalones con su cabeza agachada sintiendo como el gorro que anteriormente había sido ocupado por Sana estaba firmemente puesto en su cabeza, con calma la muchacha arrastró sus pies en dirección del baño, sin dudarlo se adentró en este sin antes haber cerrado la puerta con pestillo asegurándose que ningún individuo invadiera su espacio personal. Tzuyu se quitó el gorro dejándolo sobre la tapa del inodoro, cansada la chica apoyó sus dos palmas contra el lavamanos de marmol encorvando sus hombros para luego simplemente alzar su mentón permitiendo que sus oscuras orbes estuviesen fijas en el reflejo del espejo, ella se miró; detenidamente observó la mancha rojiza que adornaba la piel canela de su cuello, ella lo notó, pensó siendo consciente que era casi imposible que Sana no se hubiese percatado de aquel circulo rojizo alojada por sobre sus clavículas y bajo del mentón, ¿Por qué no preguntó? y quizás el hecho de que la japonesa no hubiese comentado siquiera la marca la hizo sentirse ansiosa, y hasta temerosa.

Tzuyu apretó sus labios a la vez que abría el pequeño grifo humedeciendo sus palmas, frustrada llevó sus manos contra su rostro comenzando a deslizar las yemas de sus dedos por sus facciones, para luego concentrarse plenamente en su cuello limpiando aquella zona esperanzada que esa mancha rojiza desapareciera, porque se sentía como un maldito recordatorio; un recordatorio de que él la había marcado, y lo odiaba. Luego de unos minutos donde se terminó por asear, la chica abandonó aquellas pequeñas cuatro paredes caminando directo a la habitación de su hermana mayor siendo consciente que no era capaz de entrar a su propio dormitorio. Tzuyu se detuvo frente a la puerta de madera, en otros instantes hubiese entrado como si nada invadiendo el espacio personal de su hermana, pero las cosas cambiaron, así que ella tímidamente llevó sus nudillos contra la puerta tocando con suavidad, para luego simplemente llevar sus manos a los bolsillos delanteros de sus pantalones. La muchacha esperó con paciencia, hasta que Nayeon abrió la puerta; era cierto que la coreana no se había sorprendido ante su presencia, en silencio la chica se hizo a un lado permitiendo que Tzuyu ingresara. 

La castaña caminó hacia la habitación escuchando ese suave "Hola, Tzuyu" brotando de los labios de su hermana, cansada la chica se quitó sus zapatos para luego simplemente meterse bajos las sábanas envolviendo sus palmas sobre la cintura de Mina queriendo de esa forma resguardarse bajo su cálido cuerpo. Nayeon apretó sus labios siendo consciente que no podía seguir durmiendo con su novia si Tzuyu iba a comenzar a vivir temporalmente en la habitación de la pelinegra, así que simplemente se acercó plantando sus labios sobre los de su pareja para luego despedirse prometiendo con tan solo la mirada que mañana volvería. Las hermanas Zhou se quedaron a solas en la habitación de la mayor acompañadas del cómodo silencio que las envolvía, Mina suspiró acomodando su brazo bueno bajo la cabeza de la castaña comenzando acariciar nuevamente su cabello sintiendo como los dedos de la menor se enganchaban contra su cadera.

—¿Quieres hablarlo?.

Mina no se consideraba una persona que le gustase hablar, ni siquiera era buena entablando un tema de conversación; la chica debía admitir que la mayoría del tiempo Nayeon era la encargada de hablar cuando un tercero se les acercaba, a ella le gustaba el silencio más que cualquier otra cosa del mundo, y sabía a la perfección que a Tzuyu también le gustaba, pero por algún motivo el silencio de esta vez la incómoda lo suficiente para querer escuchar aunque fuese la voz de la castaña.

—No—respondió Tzuyu apoyando su mejilla esta vez sobre el abdomen ajeno quedándose en esa zona bastante calmada y cómoda—si lo hablo estaré asumiendo que si paso—confesó en un suave murmullo permitiendo que la mayor siguiese acariciando su cuero cabelludo aceptando sus palabras; Mina no la iba a obligar a hablar, le daría su tiempo sabiendo a la perfección que Tzuyu debía pasar por un proceso complicado con su propia mente antes de ser capaz de hablar sobre el tema—hoy Sana vio la marca—si era sincera no tenía ni la menor idea del por qué lo había comentado, pero realmente no pudo contenerse.

—¿Qué te dijo?

—Nada—admitió mientras que miraba un punto muerto en la pared manteniéndose casi por completo distraída en lo bien que lo había pasado en su salida en compañía de la japonesa—ni siquiera lo comentó—confesó dejando en evidencia lo abrumada que estaba por no entender la razón de Sana por no hablar sobre lo que había visto—ella actuó como si no lo hubiese visto, ¿Por qué no dijo nada?

Y quizás, en esos momento el no saber por qué Sana no reaccionó la tenía lo suficientemente confundida como para mantener su mente ocupada en eso, olvidando casi por completo lo sucedido la noche anterior.

—Quizás no quería incomodarte—comentó Mina una idea mientras que veía atentamente como la cabeza de la castaña se movía aceptando la respuesta—¿A donde fueron?—cuestionó con interés observando con cierta sorpresa como la menor levantaba su cabeza de su abdomen para buscar con mayor comodidad su teléfono escondido en los bolsillos de sus pantalones.

Tzuyu volvió a presionar su mejilla sobre el estómago de la mayor presionando el borde del teléfono por sobre los pantalones de la pelinegra mirando con bastante comodidad su galería. 

—Hemos ido a patinar—confesó sin poder evitar el sonreír ante el recuerdo de Sana bambi—es un patosa de primera, pero debo confesar que ella se demoró menos en aprender que Nayeon—aclaró escuchando como Mina se reía al recordar lo mucho que le costó que su novia se mantuviese sobre el hielo sin caer de trasero cada dos minutos—mira... le he sacado fotos—y estaba orgullosa por su trabajo. Sin muchas preocupaciones le entregó el teléfono sintiendo como Mina apoyaba su mano sobre su cabeza utilizandola como si fuese su mueble—luego me compró un helado.

Mina se quedó en silencio deslizando su pulgar por la pantalla notando como el rostro de Sana era lo que más resaltaba en cada una de las imágenes; la chica era atractiva, bastante atractiva ahora que le prestaba más atención, tenía bonitos rasgos que no eran propios de corea, así que supuse que era extranjera. La castaña mordisqueó su labio inferior posando su atención esta vez en el cuero cabelludo de su hermana, mierda, tendré que pagarle a Nayeon, pensó al darse cuenta que había perdido su apuesta con la pelirroja, aunque una parte de ella realmente no le importaba el pagar, con el simple hecho de saber que su hermana por fin estaba conociendo el sentimiento del amor, le tenía más que satisfecha. 

—Se ve feliz—comentó la mayor mientras que bloqueaba la pantalla para luego simplemente dejar el teléfono sobre el colchón volviendo a concentrarse por completo en como su hermana menor había apoyada su palma sobre sus costillas usando su torso como almohada.

—¿Seguirá abierto el lugar donde íbamos de pequeña a jugar?—preguntó Tzuyu recordando vagamente la zona de videojuegos que la friki de su hermana la había arrastrado desde que tenía memoria deseando que ella por fin le encontrará el gusto por sus aficiones para tener una compañera digna de combate.

—Claro, con Nayeon fuimos el mes pasado... debo admitir que le gané en cada uno de los juegos—comentó sonriendo con orgullo ante las frescas imágenes de su novia enojada.

Tzuyu tenía un nuevo plan de salida para Minatozaki Days.

A La mañana siguiente la menor de la familia Zhou se mantuvo bastante animada, y esta vez no era fingida su emoción; el hecho de saber que llevaría a Sana a uno de sus lugares preferidos- y el único que era solo de ella y de su hermana- la mantenía alerta, y un poco ansiosa al no saber cómo reaccionaría. La castaña se adentró por primera vez desde lo sucedido a su habitación notando como su cama estaba perfectamente arreglada, y todo lo que alguna vez fue ropa regada en el suelo ya no estaba; a pesar que ella no hubiese hecho comentario a lo que había visto, sí que era cierto que ya no sentía esa habitación como suya. Tzuyu suspiró caminando hacia el mueble buscando rápidamente un par de prendas con las que cubrir su húmeda anatomía, ese día en particular estaba haciendo un calor agradable-daban hasta ganas de salir-, así que se puso unos pantalones negros holgados y una camiseta del mismo color. Con la misma velocidad en la que ingresó, huyó, siendo consciente que no podría mantenerse por mucho más tiempo en ese lugar sin que los recuerdos la atormentaran lo suficiente para querer volver a los brazos de su hermana mayor. La castaña caminó hacia el baño queriendo arreglar aun el visible chupetón que adornaba su cuello-ante el calor no podría ocultar el hematoma con una abrigo, así que debía experimentar-. Tzuyu cerró la puerta con pestillo para luego buscar en la caja de cosmético su base; debía confesar que no era muy fan del maquillaje, pero en esos momentos no tenía más opción.

Para su suerte el maquillaje había hecho de las suyas escondiendo todo rastro de enrojecimiento en el cuello. Ella había sido consciente que era notoria el cambio de color de su piel con el producto, así que debió esparcirla por todo su cuello y de paso su rostro dejándolo en un tono parejo. Confiada Tzuyu salió del lugar revisando las notificaciones en su teléfono, luego de lo sucedido con Mingyu no había vuelto a tener una conversación con sus amigas, y era notorio el hecho de que ellas estaban preocupadas, sin muchas complicaciones escribió "Estuve ocupada viendo netflix" siendo una pequeña mentira para mantener a las chicas tranquilas; no quería seguir agregando problemas a su lista que ya, en sí, estaba siendo bastante larga. Como era de esperarse tanto Jihyo como Jeongyeon respondieron dejando en evidencia lo ofendidas que habían quedado ante la forma en que ella las había ignorado. 

Tzuyu suspiró bloqueando la pantalla para luego simplemente guardar el aparato en uno de sus bolsillos delanteros. En silencio la chica caminó en dirección de las escaleras queriendo ir en búsqueda de Sana-se le hacía tarde-, con facilidad descendió cada escalón notando como su padre no tardaba en girar su rostro levantándose de su sofá, la castaña lo saludó de forma tosca para luego simplemente seguir de largo queriendo salir lo más pronto de su vivienda.

—Espera—pidó Matthew causando que su hija se detuviese, sin mucha emoción la muchacha giró su rostro como también su torso observando con los brazos cruzados como su padre había dado un par de pasos en su dirección—mandé a arreglar tu motocicleta—avisó siendo una sorpresa tanto para la castaña como para Mina que estaba desayunando en compañía de su madre; la mayor fue la única que no mostró sorpresa ante las palabras de su esposo—estará lista en un par de semanas.

¿Se suponía que Tzuyu debía alegrarse por la noticia? porque estaba furiosa, su sangre burbujeaba en su torrente sanguíneo ante la simple idea de que él lo hubiese hecho para arreglar las cosas y no porque le hubiese salido del alma arreglar el único objeto inerte que Tzuyu amaba, ¿Acaso me está comprando? y el simple hecho de pensar que su padre intentaba de alguna forma reparar lo que Mingyu había roto le daban ganas de patear las cosas y jalarse el cabello ante la frustración, pero mantuvo la compostura mientras que sentía como Mina le veía preocupada por su reacción. Tzuyu sonrió con falsedad, para luego simplemente dar un paso hacia atrás.

—En las vacaciones de verano, volveré a buscar trabajo—aclaró intentando con esas simples palabras que su padre entendiera que ella no quería nada de él—te lo pagaré... aunque sea en cuotas—avisó observando la forma en que el mayor había borrado la sonrisa.

—No, Tzuyu no me debes nada—aclaró dando otro paso en dirección de la muchacha—quiero que seas feliz.

Tzuyu apretó sus labios asintiendo con su cabeza haciendo un gran esfuerzo para no reírse en su cara.

—Tengo una duda—aclaró llevando una de sus manos a su mentón deteniendo el movimiento involuntario de su mandíbula al querer llorar—¿Siempre quisiste que fuese feliz o lo estas haciendo porque Mingyu casi me viola?—y lo soltó así, sin más, sin pelos en la lengua, usando por primera vez desde que sucedió las palabras "Violar" y "Mingyu" en la misma oración demostrando de esa forma que no había olvidado las cosas—no quiero tu caridad—aclaró elevando su mano en señal de que él guardase silencio; aún no había terminado—no quiero que me pagues lo único que he comprado a base de esfuerzos—agregó sintiendo como su corazón revoloteaba con fuerza en el interior de su caja torácica.

—No, Tzuyu, cariño solo es un regal...

—¡¿Un regalo?!—bramó la castaña interrumpiendo las palabras del mayor mientras que intentaba que las lágrimas no tocaran sus mejillas por temor a que la base se corriera—¿Por que me das un regalo? no es mi cumpleaños, ni siquiera es un día especial—aclaró dando otro paso hacia atrás al ver como su madre se acercaba y Mina a duras penas se levantaba de su asiento—¡NO! ¡Quietos! ¡Quédense quietos por lo que más quieran!—y suplicaba que se quedaran, que no la tocaran—¡Él trató de violarme y tú ni siquiera me dijiste que lo denunciara! ¡Ninguno de los tres lo hizo! Simplemente se quedaron ahí, mirándome como la pobre e idiota Tzuyu que con la desesperación de su alma intentó que no le arrebataran lo único con lo que nació en este asqueroso mundo—y ya le daba igual el hecho de que su rostro estuviese humedecido por el llanto—no quiero la lastima de nadie—admitió—...—y estaba agitada observando como sus padres lloraban—tengo que salir, llegaré temprano.

Y sin más que decir se marchó, a duras penas intentó arreglar su maquillaje mientras que caminaba en dirección del hogar de Sana, pero era consciente que la rubia lo notaría. Cuando Tzuyu llegó, se quedó de pie frente a la puerta, antes de tocar la chica sacó su teléfono observado por la cámara frontal su rostro, con cuidado deslizó las yemas de su dedo índice por debajo de sus ojos y parte de sus pómulos intentando nivelar el maquillaje con el tono real de su piel. La adolescente no iba a mentir que se asustó bastante en el momento que la puerta se abrió de golpe-ella no había llamado-, con su dedo puesto por debajo de la bolsa de ojeras y con su otra mano elevando su teléfono Sana la observó.

—Estuviste llorando—afirmó la japonesa mientras que Tzuyu tragaba saliva. La castaña se paralizó al sentir como la rubia la abrazaba envolviendo sus cálidos brazos por sobre su cuello—no saldremos hoy—aclaró sintiendo como su acompañante presionaba su mano que tenía aún su aparato tecnológico contra su abdomen intentando empujarla—quiero saber qué está pasando, y no saldrás de mi habitación hasta que me hayas dicho toda la verdad—y sonaba bastante seria así que a la más alta realmente no le quedó de otra más que acatar sus órdenes.

Tzuyu fue arrastrada por una japonesa en el interior de su vivienda, avergonzada la taiwanesa intentó saludar a los señores Minatozaki quienes estaban comiendo en el comedor, y a pesar que ella trató de hacer una reverencia demostrando su educación, la rubia estaba bastante empecinada en llevarla a su dormitorio así que no le dio el tiempo suficiente para saludar como correspondía a los mayores. Sana cerró la puerta con pestillo luego de que ambas ingresaran en el lugar, la castaña relamió sus labios mientras que caminaba hacia la cama tomando asiento en el borde de este.

—¿Y bien?—cuestionó la rubia manteniéndose en todo momento de brazo cruzados observando como la castaña apoyaba sus palmas contra el colchón apoyando todo su cuerpo en ambas extremidades—¿No dirás nada?—y sonaba ofendida ante el silencio por parte de la más alta.

—¿Qué quieres que te diga?

—El por qué estuviese llorando—aclaró Sana sintiendo su corazón agitado al notar como Tzuyu alejaba su manos de la cama para permitir que su espalda tocara las mantas que conformaban el colchón—Zhou no me ignores—ordenó dando un par de pasos en dirección de la mencionada notando como la chica simplemente escondía su rostro con ayuda de su antebrazo dejando en evidencia solamente su labios—¿Por qué ya no estás durmiendo en tu habitación?—necesitaba respuesta de la razón por la que la más alta ya no estaba descansando en su dormitorio;echaba de menos el no verla por las mañanas—¿Por qué estas usando base? si es por el chupetón, no tienes por qué esconderlo—comentó a la vez que se sentaba al lado de la joven observando como la chica mordisqueaba su labio inferior—no me importa si tienes algo con otra persona, solo quiero la verdad—confesó jugueteando con el borde de la camiseta ajena sintiendo como sus orbes se inundaban ante las lágrimas causadas por el simple hecho de pensar que Tzuyu tenía alguien más.

—No tengo a alguien más—respondió Tzuyu logrando que Sana suspirara completamente aliviada; sin siquiera darse cuenta se había quitado un peso de los hombros—te lo contaré... pero solo se me prometes que no te culparás—y era cierto que le aterraba el pensar que la rubia podría culparse por lo que le había sucedido, creyendo que, si ella no se hubiese sentido fatigada pudo tener por mayor tiempo retenida a la castaña—prometelo Sana—aclaró alejando el antebrazo de su rostro para ver los bonitas avellanas brillando ante las amenazantes lágrimas.

—Lo prometo.

Tzuyu fue sincera con Sana, a pesar del evidente nerviosismo ella relató lo sucedido comenzando desde como se había deslizado de su habitación hasta llegar a la forma en que Mingyu había tocado su cuerpo, a cada tantos minutos tenía que dar una pausa para tragar el nudo en su garganta mientras que veía atentamente como la rubia no retenía las lágrimas agachando su cabeza permitiendo que sus hombros comenzaran a sacudirse con suavidad acompañando con ese simple movimiento el sonido de su llanto. La taiwanesa de manera impulsiva se inclinó estirando una de sus manos para tomar la nuca de su acompañante para luego tirar con suavidad a la chica contra su pecho sintiendo como Sana reaccionaba empuñando el cuello de su camiseta. Si Tzuyu era sincera era un poco irónico que fuese ella que estuviera consolando a la japonesa y no al revés. A pesar que la castaña quería llorar, se tragó cada lágrimas intentando mantenerse fuerte.

—Lo siento—y no pudo evitar el disculparse con la japonesa cuando esta se inclinó hacia atrás dejando en evidencia su bonito rostro enrojecido producto del llanto. En silencio la chica se levantó dejándola completamente confundida y hasta asustada de pensar que tal vez la japonesa ya no quería saber más de ella—Sana~—la llamó sintiendo como sus pulmones se estrujaban al darse cuenta como ella había huido de su habitación dejándola sola en compañía del tonto osito de felpa.

El mentón de Tzuyu tembló mientras que sus cejas se juntaban, sin poder evitarlo comenzó a llorar en silencio sintiendo la presión en su tráquea ante la nueva aparición del nudo que la exigía el sollozar. Como pudo la taiwanesa se puso de pie queriendo huir del hogar Minatozaki para meterse bajo las sábanas de la cama de su hermana, agotada por el llanto la chica pasó sus palmas por sus mejillas observando como la base se mezclaba en la piel de su manos como también la de su rostro, pero ya le daba igual. Era cierto que no pudo ocultar su sorpresa cuando se encontró con Sana de frente en la entrada de la habitación de la rubia, aturdida dio un paso hacia atrás al sentir como la chica presionaba su palma contra su esternón.

—No he dicho que te vayas—aclaró la japonesa mientras que continuaba empujando a la chica hasta dejarla sentada nuevamente sobre la cama. Con calma la muchacha dejó su estuche de maquillaje al lado de la taiwanesa permitiendo el poder sentarse sobre los muslos de la más alta—estoy enojada—confesó a la vez que se inclinaba tomando el estuche para dejarlo entre ella y la castaña, sin agregar palabras buscó el envase y un par de algodones, para luego humedecer el segundo material—me molesta que nadie lo hubiese matado—agregó retomando la conversación pasando el humedo algodón por las facciones de la silencia taiwanesa—me molesta que tengas que cubrir tu bonito rostro por algo que él hizo—y siguió hablando manteniéndose concentrada en limpiar—odio que te hayan marcado como si fueses ganado.

—Lo lamento.

—No te disculpes—gruñó la rubia a la vez que tomaba otro algodón y lo humedecía, para luego simplemente pasarlo por el cuello ajeno—no vuelvas a disculparte—ordenó dejando los materiales que había utilizado en el suelo—¿Te duele?—preguntó presionando con suavidad las yemas de sus dedos por el hematoma en su piel sintiendo como los huesos de su tráquea se movían al tragar—lo castraré, Zhou, te juro que saliendo del hospital mi primera parada será su casa.

—No tienes que hacer na...

—Tengo que hacerlo—y nuevamente la rubia la interrumpió presionando esta vez sus dos palmas sobre los pómulos ajenos obligando a Tzuyu que la mirase a los ojos—...—se quedó en silencio con sus labios entreabiertos sintiendo como los nervios no la dejaba tranquila y a pesar que tenía miedo de estar entregando sus más puros sentimientos, podría arriesgarse si se trataba de la castaña y lo hizo—te quiero.

Y a pesar que fue una palabra que más de alguno había soltado sin mucho interés y que en otras circunstancia no le hubiese dado mayor importancia, el hecho de que esta vez lo haya soltado Sana se sentía con demasiado peso emocional como para impedir que su corazón dejase de latir con tanta vehemencia como lo estaba haciendo en esos momentos. Si alguien se lo preguntaba, sí, Tzuyu estaba asustada, porque en su cabeza no dejaba de rondar ese claro "Yo tambien te quiero".

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