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Marcando territorio

Narrador omnisciente:

A la mañana siguiente Tzuyu no tuvo contacto directo con su padre, en realidad cuando ella se levantó no había señal de su hermana ni mucho menos de su padre así que dedujo que, tanto Matthew como Mina se habían marchado lo suficientemente temprano para que ella no tuviese tiempo siquiera para poder despedirse como correspondía, y eso la entristeció, pero no lo suficiente como para que fuese notorio a simple vista. En silencio la castaña se encaminó hacia el baño donde se dio un corta ducha tibia siendo consciente que debía priorizar sus tiempos lo más que pudiera, y sobre todo ahora que Jihyo la vendría a buscar: todo parecía volver a la normalidad, y eso la asustaba, porque sabía que su vida en esos instantes era de todo menos normal. Luego de un par de minutos la adolescente bajó en dirección de la cocina a la vez que llevaba sus dos palmas delgadas en dirección de su cabeza acomodando su gorro sobre su humedo cabello intentando ocultar ese pequeño detalle, lo que menos quería en esos momentos era ser regañada por su madre.

Con cierta curiosidad Tzuyu se adentró en el pequeño lugar notando como su madre estaba limpiando la mesa. Confundida la castaña se detuvo observando atentamente la forma en que Somin estaba mirando el mármol, parecía ida en sus pensamientos, aunque bueno, más preocupada que otra cosa. La adolescente dio un paso en el interior percatandose velozmente como ella seguía ignorándola, así que supo que sea lo que tenía su mente ocupada no era nada bueno. 

—¿Mamá?—a pesar que los primeros días realmente no había sido capaz de hablar directamente con su madre porque no se sentía cómoda estando siquiera a solas con ella, si que era cierto que la echaba de menos; realmente extrañaba el simple hecho de tenerla cerca, de que la visitara antes de dormir para asegurarse siquiera de que tuviese las ventanas cerradas por miedo a que el frescor nocturno la enfermera, pero lamentablemente para ella, aquello había quedado atrás. Somin parpadeó confundida alzando su mentón para posar sus ojos en ella—¿Estás bien?—cuestionó preocupada a la vez que veía como la mayor simplemente la ignoraba dándole la espalda.

¿Las cosas serían así? ¿Nos vamos a ignorar? se preguntó sintiendo el pequeño pinchazo instalado en su pecho. Si que era verdad que para ella era más fácil el estar en silencio con su padre que con su madre, y quizás se debía que había más confianza con ella por el tiempo que pasaban juntas cuando él trabajaba, aunque bueno, ¿Siempre sucedía, no? era común que los hijos tuviesen un preferido entre sus progenitores, y lo mismo pasaba al revés, con la única diferencia que ellos sí podían admitir el favoritismo hacia sus mayores. En silencio Tzuyu observó cómo su madre sacaba el cuenco de siempre y lo llenaba con su cereales preferidos para luego tomar el pequeño envase de leche echando lo poco que le quedaba en el interior del recipiente, a simple vista parecía que todo estaba yendo con la normalidad de siempre, pero faltaba aquel típico "¿Dormiste bien?" "¿Qué clases tienes hoy?" "¿Estudiaste?" Tzuyu por primera vez deseaba oír aquellas preguntas brotando de los labios de la adulta. La taiwanesa se sentó sintiendo sus dedos picar ante los nervios, con el corazón estrujado y las incontrolables ganas que tenía por llorar observó como Somin dejaba el cuenco frente a sus manos acompañado de la pequeña cuchara, por un segundo tuvo la esperanza de que sentaría a su lado, a veces lo hacía, cuando su padre se iba a trabajar y Mina seguía estando viviendo en su universidad, ella se sentaba mirando como desayunaba asegurándose de que se alimentara bien-odiaba que Tzuyu fuera al instituto con el estómago vacío-, pero esta vez simplemente le dio un par de palmadas a su espalda para luego seguir de largo. 

Sin poder evitarlo la castaña giró su rostro.

—Mamá...

—¿Jihyo vendrá por ti?—la mujer la interrumpió mirando por sobre su hombro como su hija apretaba sus labios asintiendo torpemente con su cabeza—bien, lava tu plato antes de salir—y sin más que decir se marchó dejando con las palabras en la boca a la menor. 

El mentón de Tzuyu tembló, pero rapidamente mordió su lengua sintiendo como el dolor físico lograba opacar el vacío que las palabras de su madre dejaron en el interior de su pecho, no, se ordenó ante la sensación de picor en sus ojos, ni se te ocurra Zhou, y si, debía confesar que a veces era bastante dura consigo misma, pero lo hablaría con Jung, era una promesa que se hizo ante el pedido de la mujer. Luego de unos diez minutos donde se obligó así misma el desayunar para luego lavar lo que utilizó, la muchacha se encontraba esperando con paciencia en los pequeños escalones de la entrada de su hogar siendo incapaz de seguir estando en el mismo metro cuadrado donde se encontraba su progenitora, en silencio la chica sintió su lengua aún adolorida por la mordida que se brindó y como la pasta de dientes que se adentró en las pequeñas heridas de esa zona lograba escocer lo suficiente para dejarla con un visible malestar, para su suerte Jihyo llegó minutos después: por primera vez desde que la conocía que no tocó el claxon, las cosas habían cambiado. 

La taiwanesa se puso de pie, con calma llevó la mochila contra uno de sus hombros mientras que caminaba en dirección de la pelimorada, otro detalle que Tzuyu no logró pasar por alto fue el rostro de Taehyung en el interior del vehiculo acompañado de Jimin y Jeongyeon. Con una evidente sorpresa rodeó el medio de transporte de la coreana notando velozmente la ausencia de Daniel, raro, pensó mientras que se sentaba en el puesto que fielmente fue usado por el muchacho.

—Daniel despertó con dolor estomacal, así que se quedó en casa—aclaró Jihyo mientras que observaba como la muchacha asentía con su cabeza tomando el cinturón de seguridad para deslizarlo por su pecho—¿Cómo estaba Sana?—cuestionó siendo consciente que a Taehyung ya no le incomodaba el tema: lo habían hablado, como grupo aclararon qué puntos podrían indagar y qué cosas debían omitir por el bien de la amistad, y para la sorpresa de todos Tae se mostró relajado respecto a la japonesa.

—Ha tenido días mejores—respondió la castaña a la vez que acomodaba el cuello largo de su camiseta escondiendo los pequeños hematomas que el arranque de ira por parte de la japonesa había dejado como firma sobre su piel canela—así que Daniel está enfermo, eh, ¿Por esa razón Jimin y Taehyung están aquí?—cuestionó cambiando rápidamente el tema siendo consciente que no quería seguir hablando respecto a la rubia en compañía de Tae.

—¡Hey!

Tzuyu giró su rostro posando sus ojos en el pelinegro notando el brillo divertido en sus bonitas orbes siendo acompañado por la suave sonrisa de lado que ejerció dándole aires atractivos que ya en sí, todos sabían que él poseía. Lindo, pensó la castaña, pero Sana se vería mejor, su piel se erizó ante el pensamiento; comenzaba a ser un completo problema el comparar a todo el mundo con la rubia.

—Sin ofender—aclaró volviendo a colocar toda su atención al frente, consiguiendo con bastante facilidad el poder distraerse ante la curiosa y peculiar forma en que Jihyo y Jeongyeon tenían para reirse.

Una parte del pensamiento de la castaña deseaba que Taehyung y Jimin le hubiese seguido el juego, pero ambos chicos simplemente desviaron el tema comenzando a enfocarse en los planes a futuro: universidades, viajes, fiestas, vacaciones, y Tzuyu realmente no pudo evitar el sentirse incómoda y excluida del tema de conversación, aunque claro ella por sí misma había decidido guardar silencio enfocandose plenamente en las calles de Seúl, porque sabía que no había pensado en este último tiempo que quería estudiar, o qué universidad tomaría a pesar que era consciente que le quedaban un par de meses para graduarse. Es demasiado para mi, pensó ya aceptando el hecho de que necesitaba ayuda porque no podía hacerlo por su cuenta, demasiadas cosas como para poder solucionarlo por sí misma. 

Para la suerte de la taiwanesa Jihyo se estacionó en los principales estacionamientos, rapidamente la chica salió intentando tomar un poco de aire fresco. En un completo silencio la castaña encorvó sus hombros apoyando sus palmas contra sus rodillas mirando con cierta fijación el borde de sus zapatos, por unos segundos se quedó en esa posición escuchando la voz animada de sus amigos y como las puertas metálicas se cerraban entre sí. De repente, para su sorpresa sintió una cálida palma envuelta en uno de sus hombros mientras que unos largos dedos le arrebataron su gorro, sin poder evitarlo se incorporó de forma desafiante observando como Taehyung alzaba una de sus cejas colocandose el gorro permitiendo que sus cabello semi largos lastimara su visión. Ella estuvo tentada en ordenarle que le devolviera lo que era suyo, pero el chico con más rapidez sacó de su bolsillo un pequeño envoltorio y lo estiró hacia su dirección.

—Estás muy seria, come esto, te endulzará la vida—a veces Taehyung era como un niño, debían tenerle paciencia y simplemente quererlo. 

Tzuyu le sonrió agradecida por su adorable acción para luego simplemente aceptar el ofrecimiento observando atentamente cómo él le devolvía el gesto con esa característica sonrisa cuadrada que siempre quedaba expuesta cuando se sentía feliz o contento. El pelinegro sintió su pecho inflarse y sus mejillas tomar un adorable tono carmesí al sentir como la taiwanesa presionaba sus labios contra su mejilla siendo un simple efímero contacto, pero para él significaba bastante. Rápidamente el rostro del coreano se iluminó de un fuerte tono carmesí al ver como Jimin y las chicas se les habían quedado viendo por la acción de la castaña, siendo el rubio el único que pensaba que ella estaba jugando con sus sentimientos, pero para Tzuyu era una forma de agradecimiento por su constante preocupación.

—Zhou—Tzuyu alzó su mentón al oír su apellido brotando de los labios de alguien ajeno a sus amigos, con evidente confusión la castaña notó la presencia de Momo caminando hacia su dirección, y no pudo evitar el avergonzarse al darse cuenta que había olvidado su existencia—hey—y si se cuestionaban el hecho de que la taiwanesa conocía a la pelinegra, pues cabe decir que no, solo la había visto con Sana, pero nunca tuvieron un contacto directo—tenemos que hablar—aclaró la chica tomando el brazo de la más alta para luego simplemente tirar de ella alejandola de sus amigas y del sorprendido Taehyung—es muy difícil encontrarte sin J.J.

La castaña frunció el ceño observando como la más baja seguía sosteniendo su brazo obligándola prácticamente a estar unida a ella.

—¿J.J?

—Si... ya sabes, Jeongyeon y Jihyo—comentó Momo mientras continuaba con su camino buscando con su mirada una persona en específico.

—¿Por qué le dices J. J?—cuestionó completamente confundida a la vez que veía como la pelinegra giraba su rostro posando sus oscuras orbes en su persona.

—¿Sus nombres comienzan con J, no?—replicó la japonesa a la misma vez que giraba sobre sus talones caminando en dirección del gimnasio—... te estarás preguntando el por qué te busqué—cambió rapidamente el tema observando atentamente cada recóndito espacio por donde estaban caminando—sé lo que está pasando con Sana—y el hecho de que saliera el nombre de su aún no novia la hizo detenerse casi de golpe. Rápidamente Momo hizo lo mismo observandola—ella no me deja visitarla—oh, eso Tzuyu no lo sabía—pero sé que tu si la visitas, y por lo que me comentó Yubin, lo haces todos los días, así que pensé que mereces saber esto.

—¿Qué estás hablando?—realmente no quería sonar a la defensiva, pero estaba molesta por lo que sea que Momo tuviese que decirle, porque creía que no sería nada bueno; jamás es algo bueno cuando se escucha ese claro "Pensé que merecías saberlo".

—Mark está celoso—aclaró Momo, él idiota, pensó la castaña a la vez que, con facilidad se lograba zafar de su mano, con un evidente malestar Tzuyu se cruzó de brazos mirando atentamente como la japonesa se balanceaba sobre sus propios pies—estuvo esparciendo un rumor desde que te vio con Sana jugando en el parque de atracción—aquello no le gustó a la taiwanesa y era evidente en sus ojos cargados en furia, si dijo una estupidez, juro que lo mataré, y ella no era una persona violenta, pero sí que era cierto que en el último tiempo estaba cargando demasiadas cosas en sus hombros como para soportar un rumor por parte de un idiota celoso.

—¿Qué dijo?

—No lo golpees por favor—y era hasta chistoso el hecho de que le estuviese pidiendo eso.

—¿Qué dijo?—repitió dando un paso en dirección de la más baja. Momo era una persona que intimidaba a cualquiera, la gente por lo general no se le acercaba: ya sea por la belleza o por la forma en que reaccionaba cuando alguien le pedía un favor, pero por primera vez la chica estaba demostrando timidez por la mera presencia de la castaña—Hirai—soltó su apellido entre dientes sintiendo su corazón agitado y la ira deslizándose por su venas.

—Dijo que como se aburrió de Sana ahora tenías sus sobras—bien, eso era suficiente para la castaña—¡Tzuyu!—le llamó cuando observó como la chica giraba sobre sus talones abriendo con fuerza las puertas que daban al gimnasio—¡Tzuyu, no!—por favor, la taiwanesa era consciente que ella quería que golpeara a Mark, si ese no fuese el caso, ¿Por qué se lo dijo? posiblemente jamás se hubiese enterado de aquel estúpido rumor.

Mark giró su rostro cuando escuchó a Momo gritar, confundido posó sus ojos en Tzuyu notando sus facciones cargadas de una ira pura, maldita traicionera se lo dijo, pensó molesto de saber que la japonesa le había avisado del rumor que él mismo por pura crueldad había creado deseando de esa forma destruir a la rubia; nadie rechaza a un Tuan, y menos por una mujer. El muchacho con una evidente calma le entregó el balón a Jackson quien simplemente se había quedado en silencio mirando como Tzuyu se acercaba, el delgado adolescente creía fielmente que facilmente podría golpear a la chica, y realmente no le importaba el hecho de que fuese mujer, si debía defenderse lo haría.

—Hey Zhou... ¿Ya te la follas...

Y aquel limpió puñetazo por parte de la mencionada lo hizo caer al suelo como un saco de papa inerte-ni siquiera tuvo tiempo de defenderse, penoso-. Tzuyu gruñó moviendo su mano con fuerza en el aire, joder, pensó sintiendo sus nudillos arder mientras que veía cómo la mejilla del inconsciente castaño se teñía de un evidente tono rojizo. Si era sincera en su mente había creído firmemente que el golpear a alguien sería bastante emocionante, ingenuamente pensaba que la primera vez que lo probara le gustaría lo suficiente para querer resolver todo de la misma forma, pero la verdad de las cosas que dolía horrores. Momo rápidamente la sostuvo de la cintura mientras que Jackson se colocaba en medio alzando sus palma en señal de que no se le abalanzara otra vez a su estúpido amigo, no lo volveré a hacer, pensó sintiendo como el golpe comenzaba afectar aquella extremidad; era hasta vergonzoso el simple hecho de saber que estaba por llorar solo porque le dolía la mano.

—Tzuyu por favor, relájate.

Por dios, ella está completamente relajada, ni siquiera tenía tiempo para pensar en volver a golpear al idiota de Mark, su mano le dolía lo suficiente como para estar concentrada en sus nudillos enrojecidos, quiero un hielo, pensó dispuesta en ir a la cafetería para pedir uno. En silencio la taiwanesa apretó su mandíbula observando como los amigos del chico se acercaban, el primero fue Bambam; debía admitir que ese no era su nombre real, pero realmente no le importaba, estaba acostumbrada a oír el apodo, así que lo dejaría de esa forma. 

—Dile a tu amigo que deje a Sana en paz, porque la próxima será peor—Tzuyu amenazó tanto a Jackson como a Bambam, pero para que estaba con cosas, realmente no lo volvería a golpear, o por lo menos no con sus propias manos desnudas.

El rumor se esparció rápido. Tzuyu estaba caminando en compañía de la Momo mientras que el dorso de su mano estaba cubierto por la bolsa de hielo que amablemente las señoritas de la cocina le habían dejado, sin antes darle un par de sermones por su actitud. La castaña nunca había sido una persona que la gente se detenía a mirar, si que era cierto que era bonita y más de alguno trataba de coquetearle, pero ella era lo suficientemente despistada como para darse cuenta, así que simplemente lo ignoraba, pero ahora era distinto, los estudiantes se le quedaban viendo sin ningún tipo de pudor para luego susurrar respecto a la razón del por qué Mark Tuan tenía una mejilla enrojecida y el párpado hinchado. Si era sincera las cosas no habían salido como ella esperaba, la habían suspendido por una semana, y peor aún, llamaron a sus padres, la decepción en los ojos de su madre jamás sería capaz de olvidar, y la forma en que Matthew simplemente la ignoró la hizo tener un pinchazo en el pecho lo suficientemente fuerte para querer llorar, para su suerte- o quizás mala suerte- ambos adultos permitieron que ella terminara su horario de clases, pero la castigaron, una semana sin ver a Sana, eso era crueldad pura, y realmente sería la primera vez que no lo cumpliría, no podía dejar a la japonesa, porque nunca se sabía si sería la última vez que la vería. 

—No puedo creer que lo hubiese golpeado—comentó Taehyung mientras que ambos esperaban a que Jihyo sacara su vehiculo del estacionamiento. El pelinegro rió con suavidad arrugando su nariz, y realmente para ella fue casi imposible el no recordar su rostro lastimado cuando intentó protegerla—sabia que eras salvaje, pero no tanto.

—Lo dice el que se metió en una pelea y recibió un botellazo—comentó Tzuyu a la vez que le daba un ligero empujón al muchacho escuchando atentamente como este reía.

—Trataba de cuidarte—aclaró Taehyung mientras que lleva el pequeño envase de plástico a sus labios bebiendo de su jugo.

—Y yo a Sana—replicó la castaña causando que el silencio rápidamente los envolviera ambos. A pesar el coreano había confesado que realmente no le molestaba el hablar de la japonesa, si que era cierto que su actitud cambiaba bastante, Tzuyu apretó sus labios, estuvo tentada en desviar el tema de conversación, pero para su suerte Jihyo se había estacionado frente a ella salvandola de esa incómoda situación.

Luego de unos minutos estaban todos sentados en sus respectivos puestos; Taehyung se encontraba mirando por la ventana mientras que escuchaba atentamente como Jeongyeon y Jimin no dejaban de discutir, Tzuyu en cambio se mantuvo de brazos cruzados observando su mano posada sobre su brazo, el tono rojizo en sus nudillos cada vez estaba siendo más evidente, y como, estos se habían hinchado lo suficiente como para no poder cerrar siquiera su palma-esperaba no tener fractura-. 

—¿Te llevo al hospital?—cuestionó Jihyo observando atentamente como Tzuyu asentía con su cabeza, aquella fue la primera vez que Taehyung dejó de escuchar a su amigo para centrarse en las palabras de la pelimorada; a pesar que a simple vista no se notó su malestar, si que era cierto que lo estaba pasando mal.

Tzuyu era consciente que su castigo se iba a prolongar por más tiempo si no acataba las órdenes de sus mayores, pero ellos no lo entendía, ¿Qué pasaba si en esos días Sana recaía? estaba débil, no podía darse el lujo de quedarse en casa cuando ella lo estaba pasando mal, o peor aún ¿Y si ya no podía luchar más y fallecía? no estaba preparada para perderla, y menos para no ser capaz de despedirse de ella, y los odiara, maldición realmente jamás perdonaría a sus padres si eso llegaba ocurrir.

Cuando Jihyo se estacionó la taiwanesa se despidió de todos los presentes. 

Rápidamente la chica descendió del vehículo para luego caminar en dirección de las entradas de aquella amplia infraestructura, como de costumbre saludó a las mujeres de recepción: ellas ya la conocían, para luego enfocarse en caminar hacia el ascensor. Tzuyu se adentró en el pequeño cubiculo metalico sintiendo como su telefono no dejaba de vibrar en el interior de su bolsillo delanteros, con suavidad metió su mano buena en esa zona tomando entre sus dedos el aparato, si era sincera no se sorprendió al ver el nombre de su padre iluminando la pantalla, contesta, se ordenó siendo consciente que no podía huir de él, así que lo hizo.

¿Dónde estás, Tzuyu? te recuerdo que estas castigada—su padre sonaba molesto, y como no, si estaba faltando su propio castigo.

—Sabes perfectamente donde estoy—respondió Tzuyu a la vez que salía del ascensor cuando llegó a su destino, con calma caminó en dirección de la pequeña habitación donde se solía cambiarse manteniendo en todo momento el teléfono adherido a su oreja—puedes castigarme con lo que sea, pero no con Sana... espera—y cayó la oportunidad de huir la molestia en el mayor cuando notó la presencia de la mujer que solía ayudarla a vestirse adentrándose en el temporal hogar de la japonesa—no lo cumpliré...¿Lo entiendes? quieras o no, seguiré visitandola porque no estoy dispuesta a vivir con la idea de que no me despedí de ella—aclaró mientras que cambiaba el rumbo de su destino.

Para su sorpresa no escuchó nada proveniente de la llamada, y eso la confundió.

¿Realmente la amas tanto?—la pregunta la descolocó lo suficiente para no saber cómo reaccionar, ya que estaba esperando otra reacción por parte de Matthew, así que atinó a ser sincera, porque era consciente que el mentir no lograría nada en esos momentos.

Tzuyu se detuvo frente a la ventana que daba a la habitación de la japonesa, la chica se quedó quieta con sus dedos firmemente envueltos en su aparato mientras que veía con el corazón apretado como la chica estaba sentada en el borde de la cama con su cabeza agachada permitiendo que su madre junto con la enfermera deslizaran la máquina por sobre su cuero cabelludo. La taiwanesa se quedó ahí, mirando atentamente con el nudo envuelto en su garganta como los mechones de cabello rubio caían por los hombros de la chica terminando por descansar sobre sus muslos; al final sí lo hizo, pensó la taiwanesa siendo consciente que tarde o temprano esa opción iba a ocurrir, aunque nunca pensó que Sana estaría dispuesta en hacerlo voluntariamente.

¿Tzuyu?—cuestionó su padre confundido mientras que la mirada de la mencionada rápidamente se encontraba con aquellas bonitas orbes avellana que le veían con una clara sorpresa y vergüenza.

—Sí... realmente la amo.

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